Capítulo {7}:
Alexia Belén:
Odiosa rubia...
Luego de lograr asustar a Diago y a otros de los alumnos con mi araña nombrada mascota del aula, (es que me gusta buscarle el lado divertido a las cosas) me presento y por fin conozco a Yusdailis, la sabionda del aula y nerd como le dijo Diago pero la verdad es que me cae bien esa chica.
—En el día de hoy no daremos clases.
—Faltara más— susurra Diago.
Le doy una seria mirada —Por lo que vamos a hacer una cosa.
—¿Y qué sería eso?— pregunta Kimberly en un tono aburrido.
—Que más que conocernos.
—Pues nosotros la conocemos ya— intercepta Michel, un chico normal que siempre trata de llamar la atención como el resto pero con buenas intenciones.
Sí, soy muy observadora.
—Pero yo a ustedes no, solamente sé lo que dice sus expedientes y no quieran que me crea esa basura ¿O sí?.
Silencio, tomo eso como un "adelante, pregunta lo que quieras"
—Entonces comenzaremos contigo mi querida Yudi— me refiero a Yusdailis —háblanos... háblame de ti.
~~~
Luego de 45 minutos en el salón de clases tratando con esos insoportables, -bueno la mayoría excluyendo a algunos, porque no solo eran Diago y Kimberly- me voy al departamento de profesores encontrándome con casi todos porque ya es la hora de receso.
—Hola chicos— saludo con confianza, me importa poco lo que piensen de mí ¿Ya se los dije?
Hay una rubia que nunca he visto y por la cara que pone al verme no le caigo para nada bien.
Doble trabajo para ella.
—¿Y a ti quién te dio tanta confianza?— creo que no tengo que decirles quién fue el que habló.
Sí, en efecto, el sexy Paul.
—¿Y a tí quién te dio tanta confianza para hablarme?— si él trata de humillarme a toda costa, yo no me quedo atrás.
Piendo responder cuando por la puerta entra una sonriente Éricka acompañada de Leonel.
—Hola mi bella Belén— salta a abrazarme.
—¿Se conocen?— pregunta Paul con una mueca.
—No es de tu incumbencia bombón— le muestro una sonrisa.
La rubia que aún no habla me da una mirada de esas que si te dejas te matan.
—Sí nos conocemos, de hecho ella y yo...
—Ella y yo nos conocíamos de antes— interrumpo a Éricka quien me da una mirada de "qué rayos".
Es lo mejor, para evitar situaciones, porque estoy segura de que comenzarán a juzgar en cuanto sepan que Éricka y yo compartimos piso.
—Hola Belén— saluda Leonel —un placer volver a verte.
—¿También se conocen?— pregunta Éricka con un brillo extraño en los ojos.
—En realidad no— respondo —solo tropecé con él hoy en la mañana.
—Wow, quién lo diría, Éricka Soto llevándose con una reclusa— al fin habla la rubia.
Soy yo o habló casi gritando.
—El problema es que nos llevábamos mucho antes de yo ir presa, metiche— que bien se me da mentir.
No me había dado ni cuenta.
—¿A quién le dices metiche?— seep, su voz es chillona.
—A ti, ¿Acaso hay otra rubia forzada por acá?— miro a los alrededores del pequeño salón —no, creo que no.
Ella se levanta del asiento en el que está provocando un chirrido con el mismo y se acerca a mí.
—Mira lo que te voy a decir reclusa de quinta— me señala con el dedo ¿Escuché bien lo que dijo?—no te vuelvas a meter conmigo, o si no...
—¿O si no qué?— pregunto desafiante.
—Ok, ok, deberíamos calmarnos todos— interviene Éricka.
—Yo estoy calmado— Paul con un semblante relajado se ve que disfruta del momento.
—Yo igual— concuerda Leonel, pero él lleva una pícara sonrisa.
—Mejor salgo de aquí— hablo más pasiva —todo esto está lleno de falsedad— les doy la espalda —otra cosa— vuelvo a girarme estando en la puerta —como vuelvas a levantarme el dedito rubia simplona te vas a arrepentir de haber nacido.
—Uh— expresa Leonel.
—Belén espera— pide Éricka.
Dejo atrás a una rubia forzada con ganas de decirme una ola de insultos que no lograrían ni ofender mi conciencia y a un Paul boquiabierto, ese es otro, en serio está logrando caerme mal, lo estoy empezando a odiar, ¿Se puede odiar a una persona en menos de cuarentena y ocho horas? Es guapo y todo pero es toda una persona calculadora, cínica, odiosa, arrogante y extremadamente egocén...
—¡Alexia!.
—¡Qué!— me volteo.
—Ey no la cojas conmigo.
—Lo siento, es que esa gente allá adentro logró frustrarme con sus "yo soy mejor que tú" disimulado.
—¿A dónde piensas ir?
—No lo sé, ¿A donde no hayan rubias forzadas ni Paul's odiosos?.
Ella ríe —¿Qué tal si vamos a la cafetería de al frente? No te prometo nada sobre las rubias y los Paul's pero algo es algo.
—¿Y no tienes clases?.
—Mi clase es después del receso Alexíbiri.
—¿Alexíbiri?.
—Tenía que inventarte un sobrenombre y ¿Cuál mejor que ese?.
Río entre dientes.
~~~
—Deberías haber visto su cara, rápido se levantó mirando a todos lados para ver si alguien lo había visto.
Éricka me cuenta algo que pasó en el centro comercial, de un hombre que resbaló y cayó al suelo frente a todos. Yo muero de la risa, literal, no tanto por la anécdota sino por la forma en la que ella narra el momento.
Volvemos al departamento de profesores.
El timbre se escucha por todo el lugar avisando que ya se acaba el receso y los estudiantes caminan de un lado a otro, me he dado cuenta que esta preparatoria tiene pocos estudiantes.
Por algo es privada.
—Eh, Elena— Éricka saluda al entrar en el departamento —¿Qué haces por aquí?.
El lugar está vacío, supongo que ya todos han ido a sus turnos de clases.
—Vine a darle la bienvenida a Belén, espero que todos lo hayan hecho.
Si supieras.
—Si, sí, todos han sido muy amables conmigo— me adelanto en contestar.
—¿En serio?— pregunta Éricka con cara de burla pero Elena no se da cuenta.
Yo le doy una mirada mortal.
—Oh, que bien— Elena se ve entusiasmada —no sé por qué pensé que había sido todo lo contrario.
Porque fue todo lo contrario amiga mía.
—Bueno, las dejo porque ahora me corresponde clases, precisamente en tu grupo Belén— avisa Éricka.
Mi grupo.
Que bien suena.
—También me voy que todavía me quedan cosas por hacer, dirigir una escuela no es nada fácil.
Le regalo una sonrisa —Me imagino.
—Ahí te dejo el programa de clases y todo lo relacionado— luego sale dejándome sola.
Exhalo, me pongo a dar vueltas alrededor del departamento, es pequeño, lleno de mesas en las esquinas con gavetas, cada una con el nombre de cada profesor, al parecer ahí van sus cosas de clases, hay una que no tiene nombre.
Debe ser la mía.
En un rincón hay un pequeño estante con diversidad de libros, en el centro una gran mesa redonda con sillas y en cada puesto una tarjeta tipo reservado con el nombre de todos excepto una que también debe ser la mía.
Bianca Burton: dice al lado del asiento de Paul.
Esta debe ser la rubia esa mal hecha y chillona con la que medio discutí hace rato.
Me paso las manos por el rostro, no he comenzado bien bien mi trabajo y ya estoy cansada.
Decido darle arreglo a mis cosas, como la mesa con las gavetas y mi puesto, hago dos bonitas tarjetas con mi nombre para colocarlas en los lugares antes mencionados. Incluso me emociono y comienzo a organizar el puesto de Éricka el cual está al lado mío hecho un desastre, yo me siento exactamente al frente de Paul.
Paul, Paul, sexy nombre, sexy físico y mala personalidad, aunque no esperaba nada de él, pero no imaginaba que era una persona tan... no lo sé, igual que Leonel, todavía sigo creyendo haberlo visto antes, no sé, creo que una fiesta, o solo es un conocido de años atrás, bah, pero no estoy para pensar ahora.
Presiento que mi estadía en este lugar será bastante tediosa (...)
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Conozcan a Bianca Burton en multimedia"
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