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Capítulo {4}:

Alexia Belén:

El sexy Paul...

Domingo, 8:21 am

—Cuéntame, ¿Cómo te fue?— Éricka se sienta frente a mí con los brazos apoyados en la mesita de la sala incada en sus rodillas mientras yo acomo algunos papeles.

—Puess... bien.

—¿Bien? ¿Eso es lo único que tienes para decir? Vamos, quiero más.

—¿Qué quieres que te diga? La directora me pareció buena persona además de que se portó bien conmigo y me explicó de qué iba todo.

—Ajá, sigue que te escucho.

—Mira que eres chismosa—  me voy a la cocina por un vaso de agua.

—Chismosa no, esa palabra es muy fea, más bien... curiosa.

—Bueno entonces eres una chismosa... curiosa—  digo aún desde la cocina tomando un trago del agua.

—No me cambies el tema Belén.

—También conocí al profe de Mates—  me recuesto del marco de la puerta de la cocina.

—¿Y qué te pareció?—   se acerca también a la cocina y se sienta sobre la mesa tomando una manzana del plato en la misma  —¿Viste lo guapo que es?—  le da un mordisco a la manzana.

—Sí, definitivamente dios lo dotó demás—  comienzo a jugar con el vaso en mis manos, mi espalda recostada del marco —es... es súper lindo, sexy y a la vez tan... sensual, demasiado para la edad que aparenta—  hablo mirando a la nada y con una tonta sonrisa en mis labios.

—Te gusta—  Éricka canturrea bajándose de la mesa y bailando a mi alrededor  —a Alexia le gusta Paul.

—No, no me gusta—  niego lo obvio.

Si me gusta, es como atracción a primera vista.

—¡Ja!, a mí no me engañas— muerde nuevamente la manzana.

—Okay, sí me gusta, ¿a quién no?— acepto.

—A mí no—  responde desinteresada.

—Sí, ya pude ver para quién tienes ojos, dime ¿Cómo se llama?—  me giro a ella.

—¿Qué? ¿De que hablas?—  se acerca al bote de basura para botar el hueso de la manzana.

—A mi no me engañas, Erickíbiri—  repito sus palabras.

—¿Erickíbiri? ¿Es en serio?—  ríe acercándose a la nevera con un vaso.

—¿Qué? Me gusta, pero no me cambies el tema, escúpelo, ¿Quién es?.

—¿Para qué quieres saber? Si de todos modos lo vas a conocer.

—Digamos que necesito información adelantada—  boto el resto del agua en el fregadero y coloco el vaso en la repisa, ella se queda callada  —É.ri.cka—  divido su nombre en sílabas  —I'm waiting for you—   canturreo sentándome en un asiento en la mesa.

—Ok, Ok— se sienta frente a mí con refresco en el vaso  —Se llama Leonel Wesley, es el profe de Física—  le da un sorbo al refresco.

—Leonel ¿ah? suena a león, rwg—  rujo levantando mi mano en forma de garras, ella sonríe.

—Él es perfecto— deja el vaso sobre la mesa y cruza sus manos sobre la misma, un brillo se da a conocer en sus ojos, ese brillo tan conocido.

—Para una persona enamorada la otra siempre es perfecta—  apoyo mis codos sobre la mesa para colocar mi rostro entre mis manos —necesito conocerlo.

—Pero él no me ve más allá, tan solo somos amigos—  suspira.

—¿Quién dice?.

—Él.

—Oh—  hago una mueca de desilusión por ella.

—Me lo dejó bien claro cuando intenté besarlo.

—Oh my god, ¿intentaste besarlo?—  el evidente asombro en mi rostro.

—Sí, ¿Qué esperabas? Estoy loca por él desde mis prácticas, me dijo que no estaba para relaciones sentimentales y menos con una niña como yo.

—¿Niña?—  ahora la confusión.

—Él tiene 37 años y yo apenas tengo 23.

—¿Y eso que tiene? ¿Sabes que la edad no importa? Sí sabes ¿no?.

—Al parecer a él sí le importa.

—¿Te digo lo que pienso?.

—Si tu respuesta me va a decepcionar más—  se levanta de la mesa dejando el vaso en ella —mejor no—  se aleja de la cocina, yo voy tras ella.

—Depende de cómo lo tomes— recorre en dirección a su cuarto.

—Ya estoy bastante mal con los comentarios de Bianca— entra a su habitación.

—¿Quién es Bianca?—  pregunto sentándome en su cama.

—La profe de Inglés, te lo dije ayer—  se acerca a su armario.

—Ah sí, ya esa mujer me cae mal por darte consejos negativos.

—Consejos consejos, no son, más bien es la verdad.

—Ni quiero saber qué te dijo, la odio.

—Y la vas a odiar más cuando la conozca, es... odiosa, egoísta, insoportable, etc, etc, etc.

—¿Entonces por qué le haces caso?—  ella abre la boca para responder pero no la dejo  —no importa, lo que pienso es que él tiene miedo a arriesgarse, a intentarlo y enamorarse en el camino.

—¿Qué más mi querida psicóloga?—  el sarcasmo en su voz mientras saca del clóset un vestido morado.

—O quizás antes sufrió con el tema este del amor y no quiere que vuelva a pasar.

—Ajá, prosigue.

—También deberías dejar de perseguirlo y hacerle ver lo que tiene frente a él.

—¿Cómo?—  se acerca al espejo cerca de la cómoda, me levanto y me coloco atrás de ella en el espejo, llevo mis manos a sus hombros.

—La mejor forma de atraer a un hombre es ignorándolo y demostrándole que el mundo no gira a su alrededor, date a querer, no vez lo hermosa que eres, además, no vale la pena.

—¿Y si no funciona?—  inseguridad en su voz.

—De seguro funcionará, y si no, pues te quitas la picazón con otro—  me alejo tirándome a la cama —mira que el universo está lleno de ellos.

—No es una simple picazón Belén—  vuelve a su armario para coger unos tacones morados igual.

—Has lo que te digo, no te vas a arrepentir.

—Si tú lo dices...

—Por eso mismo, porque yo lo digo—  me levanto quedando sentada en la cama  —oye ¿a dónde vas?.

—De paseo, y tú vas conmigo.

—¿Qué?.

—Día de chicas, vamos de compra, después pasamos por la peluquería a arreglarte ese pelo y a otros lugares interesantes.

—No, no puedo.

—¿Por qué?— se sienta a mi lado.

—Es que no tengo dinero— lo digo con simpleza.

—No seas tonta, yo pago.

—No, menos voy a aceptar.

—Alexia Belén— se pone de pie y coloca los brazos en jarra  —o vas, o vas, así que mueve el culo y no se diga más.

—Buena rima—   sonrío.

~~~

—Wow quilla has quedado espléndida.

—¿Y ese acento español que te has inventado?.

—Nada, es que me encanta imitar el acento de la hermosa España y mis bellos españoles—  pronuncia las eses de manera exagerada.

Río entre dientes y niego con la cabeza —Tú también has quedado magnífica, estoy segura de que ese Leonel quedará deslumbrado.

—Ojalá, anda vamos a comer algo que mi estómago está hecho un desastre pidiendo auxilio hasta más no poder.

Suelto una carcajada  —Pues vamos.

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Paul McCartney en multimedia"

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