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Capítulo {23}:

Alexia Belén:

Amiga...

Después de mi turno de clases, me voy hacia la oficina de Elena, necesito salir más temprano para continuar con la búsqueda de mi bebé, pero no hubo necesidad de llegar a su oficina porque me la encontré en el pasillo.

—Oh Belén, ahora mismo iba a verte.

—¿Sí?.

—Necesito que dirijas el día de la UJC.

UJC: Unión de Jóvenes Comunistas.

—¿Dirigir?.

—Sí, osea, el día de la UJC es dentro de un mes pero desde ya se hacen actividades relacionadas con los estudiantes como encuentros de conocimiento, juegos deportivos y todo eso.

—Ah, claro, yo puedo dirigirlo.

—Trabajarás en conjunto con Éricka, quien también encabezará las actividades ya que es la profesora de apoyo de tu grupo.

—De acuerdo.

—Ahora, ¿Qué ibas a decirme?.

—¿Ah?.

—Venías a hablar conmigo ¿no?.

—Ah sí, necesito salir más temprano hoy, ya terminé mi turno de clases, si quieres me puedes descontar el día y...

—Tranquila Belén, puedes irte.

—Gracias— le sonrío y luego me voy a la salida todo lo rápido que puedo —a la agencia de detectives— le pido al taxista luego de subirme.

La International Agency of Detectives Sherlock Holmes  (IADSH) es una agencia dedicada solo y únicamente al trabajo detectivesco, es una empresa que queda en la ciudad y es muy reconocida por su trabajo.

Luego de pagarle al taxista me planto frente al inmenso edificio frente a mí.

Saludo con una sonrisa a los guardaespaldas que se hallan en la entrada y sigo hasta detenerme en la recepción donde una chica me recibe.

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?— habla en una voz casi robótica.

—Buenos días Mindrey— saluda una pelinegra que pasa frente a nosotras.

Pelinegra que creo haber visto en algún lugar.

—Buen día señorita Zahir— volvió a mirarme —¿Qué decía?.

—Aún no he hablado.

—Oh perdón.

—Vine a hablar con el detective Rojas.

—¿Tiene cita?.

—Sí.

—Nombre.

—Alexia Belén— comienza a teclear en el ordenador frente a ella.

—La esperan en el sexto piso, segunda puerta a la derecha.

—Gracias.

—Tome— me entrega una tarjeta de visitante —coja el primer ascensor de la izquierda.

Asiento y sigo sus instrucciones hasta llegar al sexto piso. Hay tantas puertas de madera oscura pero me oriento gracias a una señora de aspecto agradable que hace papel de secretaria.

Al llegar a la oficina encomendada doy dos toques.

—Adelante— me adentro encontrándome con un señor robusto de expresión endurecida.

—Buenos días.

—¿Alexia Belén?— me da la mano.

—Sí.

—Siéntese— acato el pedido —según los documentos que tengo en mano viene por la búsqueda de su hija o hijo.

—Exacto.

—Bueno para poder trabajar en eso tendrá que contarme todo con lujos y detalles.

Tomo aire y comienzo a hablar, desde el motivo por el cual fui encarcelada, cuántos años me impusieron, el por qué el haber salido un año antes, hasta dónde me encontraba trabajando ahora.

Nunca había hablado con nadie de la prisión y menos de que tengo un hijo, la única a la que me dio por contárselo fue a Éricka y aún no sé por qué, quizás fue en arrebato de nostalgia.

—Muy bien señorita Belén, comenzaremos la búsqueda en cuanto antes.

—Gracias.

—Cualquier cosa que descubramos se le contactatará en cuanto antes.

Me levanto del asiento y me acerco a la puerta con él acompañándome.

Saca una tarjeta de su traje y me la da —Si acaso recuerda o sabe algo más nos puede llamar— lleva el número telefónico de la agencia.

—Muchas gracias.

—Para servir estamos.

Al salir decido pasar por el supermercado recordando que la despensa está vacía por lo que tomo otro taxi hasta el lugar.

Compro desde leche, frutas, carnes, verduras hasta helado y después vuelvo al apartamento.

Éricka no ha llegado aún, con ayuda de Octavio subo las bolsas, luego me da por cocinar, con los tutoriales al rescate, claro.

Me decido por la carne guiándome por los pasos del chef en la pantalla, condimento la misma con todo tipo de especias; ajo, cebolla, ají y luego la llevo al horno durante el tiempo indicado.

Mientras tanto le doy organización al apartamento, ordenando y sacudiendo el polvo acumulado, en eso sí soy buena.

Cuando escucho el clic del horno, voy corriendo a ver mientras rezo a todos los dioses que me haya salido bien y efectivamente, el olor es genial.

¿Quién ha dicho que los tutoriales no funcionan? Yo soy prueba de ello.

Empiezo a saltar como una niña que obtiene golosinas gratis y a bailar de manera extraña en la cocina hasta que escucho el choque de unas llaves contra la mesita de cristal en la sala.

—Eh ¿y a ti que te pasa?— Éricka se recuesta del marco de la puerta de la cocina.

—Mira mi obra maestra— le señalo la carne en la bandeja.

—¿Qué es?— cuestiona mientras lo mira como si fuera a explotar de un momento a otro.

Hasta yo lo miraría así con semejante cocinera.

Qué poca fe tienen en mí.

—Carne condimentada.

—Oh, se ve y huele bien, ¿lo hiciste tú?.

—Ajá— me hago la interesante.

—Ahora hay que ver el sabor que tendrá— se burla.

Le doy un suave empujón en el brazo —Odiosa— salgo de la cocina mientras ella se ríe.

—¿Por qué saliste tan temprano?— se deja caer en el sofá quitándose los tacones que llevaba.

—Tenía que hacer algo— no sé si debería contarle.

Porque si lo hago sería admitir en voz alta que existe la posibilidad de que mi bebé aparezca y sé que la esperanza es lo último que se pierde pero no quiero hacerme tantas ilusiones, quizás esté...

Sacudo la cabeza levemente desechando esa idea.

—Ah, te digo que Paul preguntó por ti.

—¿En serio?— sonrío.

—No— Ericka vuelve a reírse por mi expresión.

Yo comienzo a golpearla con los cojines del sofá y ella sigue riéndose.

—No juegues así con mis sentimientos.

—Deberías haber visto tu cara.

—Eres una muy mala amiga.

—Sabes que no.

—Voy a darme un baño— suelto los cojines y me voy a mi cuarto.

~~~

—De verdad que no me imagino a Paul en plan romántico regalando rosas y postalitas.

—Yo tampoco.

—Pero no hay ninguna otra persona que se atreva a hacer esto a parte de Leonel.

—Quien creo que tampoco es de estas cosas según su comportamiento.

—Exacto.

—Y además yo con respecto a Leonel estoy ciega en todos los aspectos— ella ríe.

Más tarde, después de la cena (donde la carne en verdad estaba buena) nos sentamos en la sala a planificar clases, yo decido mostrarle a Éricka el regalo mañanero que me esperaba en mi puesto en el departamento.

»También, la esperanza es lo último que se pierde y yo me voy a aferrar a eso— inicio a recoger todo mi desorden.

—Cierto.

—Quizás se dio cuenta de que Bianca no es la correcta.

—¿Y tú si lo eres?— ella sonríe con sorna.

—Claro que sí, yo puedo mostrarle las mejores cosas de la vida.

Se carcajea —Me encanta la seguridad y confianza que emanas.

Si supiera que tengo más inseguridades que un libro de Matemáticas, la cuestión es que hay que saberlas esconder.

Esta vez la que sonríe soy yo —Y a mí me encanta tenerte como amiga.

Éricka es la única amiga que tengo y en poco tiempo ha sabido ganarse mi cariño, cosa que muy pocas personas obtienen de mí, en sí, nunca he tenido amigos.

Me levanto, ella sonríe ilusionada —Ahora voy a dormir que estoy agotada— le doy un beso en el pelo —Buenas noches.

—Buenas noches, Alexia.

Al llegar a mi habitación, dejo todos los libros que tenía en mano en una esquina y me tiro a la cama, al instante me quedo dormida (...)

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Holaa, ¿cómo están?.

Notita: La agencia mencionada en el capítulo si Dios quiere formará parte de otro de mis proyectos.

No hay más información por ahora.

#Losamo 💕

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