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Capítulo {16}:

Alexia Belén:

Estúpido Paul...

Dejo caer mi bolso en el suelo y llevo mis manos a sus fornidos brazos mientras él me sujeta de las caderas. Es un beso lleno de urgencia, necesidad, pasión, su lengua juega de lo más feliz con la mía, mis manos viajan por debajo de su camisa, él suelta un gruñido al sentirlas en su piel desnuda, me toma del cabello de una forma un poco brusca pero que excita, para girarse y sentarme sobre la mesa, se cuela entre mis piernas, mi falda se ha subido hasta mitad de mis muslos, su boca pasa a mi cuello, besando, lamiendo y succionando, dejo salir un suspiro, comienza a acariciar mis senos por encima de la ropa, otro suspiro, cuando subo más las manos por debajo de la camisa se separa.

No, no puede ser que te hayas arrepentido.

—Mierda— se pasa las manos por el cabello —esto no debió haber pasado.

Bufo —Ya sabía yo— bajo de la mesa y tomo mi bolso del suelo.

—Alexia espera— sujeta el bolso.

—Suéltame, tengo cosas mejores que hacer.

Suelta el bolso y salgo de ahí echando humo.

Estúpido Paul, ¿Me besa y luego intenta deshecharme?, pero yo me voy a encargar de que para la próxima no se quiera ni alejar.

Sí, porque estoy segura de que habrá próxima.

~~~

—Hola, hola.

—Pensé que te había pasado algo.

—¿A mí? Imposible honey.

Imito la voz chillona de Bianca y nos echamos a reír.

—¿Puedes creer que hoy la extrañé?.

—Hasta yo.

Bianca hoy no fue a la preparatoria con la excusa de que tenía un grave malestar, de seguro fue para evitar que la vieran con las marcas de mis bofetones.

—Pero solamente para restregarle en su cara que su pelo no es rubio.

Volvimos a reír.

—Bueno, voy a dormir— le digo

—¿No piensas comer?.

—Nah, no tengo apetito.

—De acuerdo, nos vemos mañana.

~~~

Martes, 10: 15 am

Estoy en el tercer turno de clases con mi grupo, este es el segundo en el día porque me tocó doble turno.

—Ok chicos, ¿alguien me puede decir las características del realismo crítico presentes en esta obra?.

Yusdailis levanta la mano, le hago señas para que hable.

En realidad no me siento del todo bien, aún sigo pensando en el beso de ayer con Paul, mi mente está en cualquier lugar menos en el aula. Ese idiota me dejó más que con un deseo por él después de ese beso.

Dios mío, y la forma en la que me agarró del pelo fue... abrupta, salvaje, en verdad necesito repet...

—Profe— llama Kim.

—¿Sí?.

—Ya he terminado de hablar— aclara Yudi.

—Ah— suelto un profundo suspiro —lo siento chicos, hoy no me siento muy bien.

—¿Está enferma?— pregunta Diago.

—No, solo... cosas de la vida.

—Como cuáles— curiosea Michel.

—Explíquese, estamos aquí para escucharla y viceversa ¿no?— dice Kim —ya lleva casi un mes con nosotros.

—Es que a veces uno hace locuras por querer salvar el mundo, literal, y al final no logra nada— comienzo a hablar del por qué estuve presa —también me he dado cuenta de que siempre me enamoro de la persona equivocada— esta vez me refiero a la persona que ocasionó que fuera a la cárcel y... a Paul —pero no los voy a aburrir con mis sentimentalismos.

Gracias a dios Lara no vino hoy, ¿por qué?, no sé, tal vez mañana lo sepa.

—Sabe que puede confiar en nosotros ¿no?— advierte Yudi.

Muestro una débil sonrisa de boca cerrada —Lo sé, y precisamente por eso es que los estimo, porque son personas abiertas, dicen lo que piensan sin filtro alguno, aunque varios como Diago me detesten— llevo mi vista a él —¿no es así?.

Él enseña una sonrisa ladina —¿Quién dijo que yo la odio?.

—¿Ah no?— sepan que me sentí más que aliviada, porque yo soy de esos profesores a los que le importa mucho lo que piensen sus alumnos.

Coloca sus codos sobre la mesa con las manos cruzadas apoyando su mentón en la misma —No, al contrario, creo que hasta me enamoré de usted— todos ríen, en eso me fijé que Paul estaba en la puerta, ¿desde cuándo está ahí? —en serio, usted es mi amor platónico, así que sea quien fuere la persona que no siente nada por usted pues no sabe lo que se pierde.

—¿Declarándote Diago?— pregunto burlona.

—Puede ser.

—Cuidado, que alguien se puede poner celosa— le pincha Michel.

—Pues Lara no está.

No Diaguito, Michel no se refiere a Lara.

—Ay Diago, estás ciego— habla Yusdailis.

—Como todos los hombres que me rodean— y en ese "todo" hablo de Paul al cual le doy un rápida mirada y me doy cuenta de que me observaba de una forma... intensa.

—¿No me diga que también hay una persona ciega que le gusta profe?— cuestiona Kim, Diago le da una mirada de extrañeza, al parecer se está dando cuenta de todo.

Michel sigue la mirada de Diago —Te estás delatando castaña— le dice riendo y el rostro de Kim se torna de un rosa muy notorio.

Sonrío —Chicos ya debería irme— miro mi reloj-pulsera, me he cogido diez minutos demás —no se olviden del debate de la próxima clase.

Recojo mis libros junto al bolso de la mesa y emprendo mi camino a la puerta, al pasar por al lado de Diago me detengo y coloco mi mano derecha en su hombro para decirle:

—Vas a tener que tratar de ver mejor lo que te rodea, quizás así te des cuenta de las cosas— y sigo mi camino hasta la puerta, donde me vuelvo a detener esperando que Paul se haga a un lado para pasar, y lo hace después de unos segundos —Gracias profesor— agradezco con toda la cordialidad posible, hasta la que no tengo y salgo

Le he aconsejado a Kim sobre darse a su lugar y yo soy la primera que no lo hace por eso desde ahora voy a intentar hacerlo.

Este hombre me ha vuelto un caso perdido, aunque antes ya lo era (...)

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