Capítulo {10}:
Kimberly Reyes:
Estúpido muñequito...
—¿Alguien sabe qué corresponde ahora?— vocifera Malena al grupo.
—Literatura, friki fracasada— le responde Lara estando en las piernas de Diago.
—Podrías haberle respondido y ya, sin necesidad de ofenderla— reclamo.
Esa Lara nunca me ha caído bien, se cree la puta ama del universo y no sólo por eso la odio.
—Y tú podrías callarte y ya, que no he hablado contigo.
—Me da igual porque siempre te la das de mejor que nadie.
—¿Y tú si eres mejor que nadie?.
—Ay olvídalo loca, no vale la pena discutir contigo.
—Escúchame bien...
—Ey ya, tranquila— interrumpe Diago dándole un beso.
Hago una mueca de asco ante la escena a pesar de la aflicción que me causa.
—Hola chicos— la profe acaba de entrar al aula —¿están bien por acá?— pregunta.
—Estuviésemos mejor si no hubieses aparecido— responde Lara mientras se va a su lugar.
—Exacto— concuerda Diago.
—Yo también te quiero Diaguito— le dice ella sarcástica dándole la ignorada del siglo al comentario de Lara.
—¿Acaso le gusto profe?— pregunta él con aires de suficiencia —porque le advierto que no me gustan las de su clase.
Se acerca a su mesa —¿Y cómo son las de mi clase Diago?.
—¿Quizás 'las excarceladas por no se qué delito'?— responde/pregunta Lara.
—Oh, entonces sí le gustan 'las yo sí soy mejor que todos'— ataco —no me jodas.
—Kim tu vocabulario hermosa— me reprende la profe volviendo al centro del aula.
—¿Y tú quién te crees?— contraataca.
—Esa es la cuestión, no me creo nadie porque aquí todos somos iguales lagarta— vuelvo a decir.
Veo por el rabillo del ojo como la profe evita reírse cruzada de brazos.
—¿Lagarta?— Lara se levanta del asiento —Por lo menos logro la atención de mi madre cosa que ni tú tienes.
Golpe extremadamente bajo, odio que usen las indiferencias entre mi madre y yo en mi contra.
Paso de la rabia a la tristeza -Pero yo al menos tengo dignidad-
—Dignidad— repite —para mi eso es lo de menos.
—Claro que es lo de menos, si lo tuyo es hacer quedar mal a todos con tu...
—¡Basta!— grita Belén.
Silencio.
Me levanto de mi asiento para salir de ahí, siemto que las lágrimas muy pronto saldrán y no quiero que nadie me vea llorar.
—¡Kim espera!— me pide la profe pero no hago caso hasta salir del aula deteniéndome en una esquina de la puerta.
—Que sea la primera y última vez que se ponen a discutir de ese modo sea cual fuere la razón, ¿entendido?— escucho como dicd al aula —Yudi ¿podrías repartir los diagnósticos por mí?— pidió.
—Si profe— ella le responde.
Luego siento pasos de tacones acercándose por lo que salgo de ahí.
—Kimberly espérame— la escucho pedirme, sin embargo sigo mi camino hasta encerrarme en el primer baño que veo sentándome en la tapa del retrete de uno de los cuartos de baño. Vuelvo a escuchar cómo ella entra también.
—Quiero estar sola, váyase— las lágrimas saliendo a borbotones, rodando por mis mejillas.
—Haz de cuenta que no estoy aquí— me dice.
Otra vez silencio, lloro desconsoladamente.
—Odio existir— vuelvo a hablar aún dentro del cuarto de baño, ella se mantiene en silencio dándome fuerzas para continuar —odio mi vida, odio a mi madre, odio a Lara, odio mi estúpido enamoramiento con Diago, lo odio a él, la odio a usted por detenerme cuando iba a decirle todo lo que pensaba de esa lagarta, odio...— mi voz se rompe —odio tanto.
Vuelve a haber silencio.
—No es bueno odiar ¿sabes?— habla al fin.
—Eso es lo que se me ocurre hacer.
—Nadie se merece nuestro odio.
—Yo creo que sí.
Siento como ella se agacha frente a la puerta —No, no se lo merecen, la vida es la que hace su papel poniéndonos obstáculos en el camino para ver cómo reaccionamos, y depende de la reacción es cómo nos paga, das Física ¿no?.
—¿Y eso que tiene que ver?.
—Que a una acción, una reacción.
—Ya no quiero reaccionar.
—Es que creo que nunca has reaccionado como es debido.
Otro silencio.
—De vez en cuando hay que darse importancia— vuelve a decir —luchar por lo que se quiere pero queriéndose a sí misma, si odias a tu madre busca la razón, el motivo, y soluciónalo como mejor lo creas, si odias a Lara, trata de ignorarla en todos los sentidos, personas dolidas como ellas detestan ser ignoradas, si odias tu enamoramiento con Diago que NO es nada estúpido no te rindas y lucha por él.
—¿Quién le dijo que estoy enamorada de Diago?— sorbo por la nariz.
—Lo dijiste al principio y además se te nota en el rostro tu adoración por él— suspira —malditos los hombres que se hacen los ciegos.
—¿Que se hacen?.
—Sí, hay veces que saben lo que hay y se hacen los de la vista larga con tal de no enfrentarse a los verdaderos problemas.
—Ya no sé que hacer.
—Sí sabes, solo que no quieres reconocerlo.
Decido salir del cuarto de baño, la profesora se levanta.
—Al fin saliste, ya me estaban doliendo las piernas.
Río, me acerco al lavabo y abro la grifo para mojar mi rostro ya pegajoso por las lágrimas, luego tomo un poco de papel sanitario y me seco.
—Gracias— agradezco sinceramente a la profe al voltearme a ella.
—¿Por qué?.
—Por aconsejarme.
—¿Lo hice?— pregunta sonriendo —ah me estoy volviendo vieja, yo nunca he sido buena aconsejando.
Me carcajeo —Debería volver.
—Eso, además, estamos en el baño de hombres.
—¿En serio?— cuestiono en la puerta.
—Míralo por ti misma— me señala la parte superior de la puerta y efectivamente, tenía el aviso de 'hombres' con la imagen de un hombre.
—Oh dios.
Comenzamos a caminar en dirección al aula.
—Ah, otra cosita.
—¿Qué?.
—No me odies por detener tu discusión con Lara, de todos modos a ella nunca le va importar lo que piensen.
—No se preocupes.
Entramos al aula y todos hacen silencio.
De vez en cuando hay que darse importancia.
Recuerdo las palabras de Belén.
Me detengo en mi asiento sin sentarme —¿Estás bien?— me pregunta Diago.
¿Cuándo a él le ha importado mi bienestar?
No respondo, ya no quiero estar tan cerca de él, no pienso bien cuando lo estoy, si supiera.
—Profe— llamo.
—¿Sí?— ella se gira a mí.
—¿Podría cambiarme de lugar?.
Sonríe —Claro, si quieres te sientas con Malena.
—Ok.
Empiezo a recoger mis cosas y puedo divisar desde mi posición la confusión en el rostro de Diago para luego verle el enojo, él es demasiado orgulloso y sé que dejará de hablarme después de esto.
Será lo mejor.
Tengo que convencerme de que será lo mejor, no puedo ilusionarme con algo que nunca sucederá.
Todo de él me fascina incluyendo su forma de ser, tan comprensivo. En serio no sé cómo pudo llegar a tener algo con Lara que es todo lo contrario, supongo que es para hacer honor al tan reconocido cliché.
Me voy a mi nuevo puesto no sin darle una última mirada al lugar de Diago y Michel, el primero se hace el entretenido con la libreta y el segundo me observa con una sonrisa triste, hasta él sabe de mis sentimientos por este estúpido.
Male me sonríe cuando me siento a su lado y Lara me da una mirada despectiva.
—Bien, comencemos— pide Belén y da inicio a la clase.
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Lara Kavinsky en multimedia"
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