capitulo 1.
Un día cualquiera.
-Estoy cansada, aburrida y con frío.- Me quejé.
-Eres una exagerada leyka, tu turno empezó apenas hace media hora.- Comentó con burla su compañera de trabajo.
-¿Encerio?- Mi voz sonaba con incrédulidad.
Su compañera tan solo asintió con una sonrisa para regresar a su trabajo.
-La vida adulta apesta- Murmuré.
Miro a la mujer que había ingresado a la tienda su compañera había ido al almacén lo que indicaba que tenía que ir ella a atender.
Se acercó.
-Buenas tardes mi nombre es leyka, ¿Algo en qué la pueda ayudar? ¿Busca algo en especial?- Preguntó lo más amable posible.
-Si linda, te lo agradecería mucho.- Respondió para empezar a explicar lo que buscaba , talla, color y el modelo.
-Claro, enseguida se lo traigo.- Sonreí para ir en busca de la prenda.
Después de la mujer varios clientes empezaron a llegar.
Iba y venía en busca de lo pedido y así pasó su jornada de trabajo.
Dieron las siete de la tarde indicando que por fin era libre.
Saco su abrigo y su mochila para poder salir del local.
Se despidió de sus compañeras emprendiendo el camino a su hogar.
El invierno había llegado su época favorita.
Intento esconder bien sus manos en su abrigo ya que estaban heladas.
Se detuvo al ver el alto, miro alrededor las calles estaban vacías ya a esa hora tal vez por la época la gente evitaba salir tanto.
Clavo su vista en los autos que pasaban provocando que su vente empezará a divagar.
-¿Que pasaría si me aventara? ¿Se sentirá mucho dolor? O ¿Mi muerte sería instantánea?- Con esas preguntas rondando su mente y un carro que se aproximaba a toda velocidad di un paso al frente.
Saco sus manos de sus abrigo volviéndolos puños, mordió su labio cuando vi que el auto estaba más cerca.
-A la cuenta de tres.- Susurró. -Uno, dos....
Quiso dar un paso largo cerrando los ojos.
Pero solo sintió una presión en su brazo y como era jalada hacia atrás.
-Ten más cuidado el semáforo aún no está en verde.- Reclamo una voz masculina.
El carro paso a toda velocidad el frío aire que soltó al pasar hizo que su cabello se revolviera tapando su cara por unos segundos.
-¿Me escuchaste? ¿Estás bien?- Volvió a escuchar la voz.
Sintió como fue tomada de los hombros.
-¿Eh?- Fue lo único que salió de sus labios. Miro al chico que la había "salvado" -Yo... Gracias estaba distraída no me di cuenta de que venía el carro.- Mintió
-No tienes que agradecer solo ten más cuidado intenta no distraerte, ¿Te imaginas que hubiera pasado si no te jalaba a tiempo?- El chico la soltó pensaba que estaba en shock por lo sucedido.
-Hubiera sido un accidente muy feo- Respondió con tranquilidad.
-Asi es, tienes suerte de que salga a esta hora de trabajar- intento bromear. -mira, el semáforo ya está en verde es hora de irme.- Se despidió.
-Gracias de nuevo.- Agradeció una segunda vez.
El chico se detuvo.
-¿No cruzaras?- La volteó a ver.
Ella asintió.
Se sentía mal había fallado otra vez.
Pasó su mano por su despeidado cabello retomando su camino.
Veinte minutos después había llegado a su hogar, introdujo la llave en la cerradura un 'click' se escuchó.
Al abrir la puerta las risas de sus padres le dieron la bienvenida.
Cerro la puerta llendo hasta la sala, miro a sus padres sentados abrazados en el sofá mirando la televisión.
-Hola familia- Saludo con una sonrisa brillante adornando su rostro.
-Hola hija ¿Cómo estuvo tu día hoy?- Su padre pregunto.
-Hija ¿Quieres que te caliente la comida?- Está vez fue su madre la que hablo.
-Estuvo bien papá, Gracias mamá pero estoy cansada solo quiero una ducha y dormir.- Respondio acercándose a ellos y dándole un beso en la mejilla a cada uno.
-Esta bien hija.-
Tenía unos padres tan amorosos.
Empezó a subir a su habitación.
Después de bañarse, vestirse y secar su cabello se recostó en su cama.
Tomo su celular viendo los mensajes de sus amigos de la escuela y uno que otro de alguna compañera de trabajo.
Tenía una vida sociable alta apesar de que ella odiaba socializar.
¿No era algo irónico?
Respondió algunos mensajes y no era por qué quisiera hacerlo más bien lo hacía por obligacion a ¿Que? Ni ella lo sabía pero así se sentía.
-¿Que está pasando conmigo?- Se preguntaba tapando sus ojos con el antebrazo.
Y así pasaron los días hasta que llegó el viernes.
-Este vestido le queda hermoso además de que le hace lucir un cuerpo de infarto.- Dijo mirando a la chica que llevaba media hora en la tienda indecisa.
-¿Encerio lo crees?- Contesto insegura.
-Si.- Fue lo único que salió de sus labios.
Sonrió para darle ánimos a la chica.
-Entonces me lo llevo.- Respondio con una gran sonrisa. —Tu aura tan amable podría hacer que compre sin pensarlo, ojalá las personas fueran así como tu tan apasionados con su trabajo.—
Mostró una sonrisa.
-Excelente elección.- Dijo. —Y gracias por el halago aún que siento que no me lo merezco, no es para tanto.—
—Tonterias, claro que mereces esos halagos e conocidos a chicas que actúan groseramente con los clientes, ten por seguro que volveré a adquirir aquí.—
—Me dará alegría volver a verla.—
—Gracias, iré a pagar esto. Nos vemos—
Miro como la chica va a la caja a pagar.
-¿Sabes que día es hoy?- Pregunto entusiasmada su compañera cuando se acercó a ella.
-¿Viernes?- Pregunto con duda.
-Exacto, así que tenemos sábado y domingo para descansar después de la fiesta que vamos a tener hoy.-
-No lo sé, estoy algo cansada.-
-Desde que te conozco nunca has querido salir con nosotras se que no somos como tus amigos del colegio pero también somos divertidas.- Intento convencer.
-Layka ¿sabes que la chica que se fue hace un momento te dejo una muy buena propina? No se cómo le haces pero con tan solo hablar un momento contigo haces que te amen.- Una tercera voz se les unió.
-Eso es algo exagerado.- Dijo un poco incómoda.
-Jazmin, Jazmín tal vez tú la puedas convencer a ir con nosotras esta noche.- Dijo.
-¿No vendrás está noche? Aún que no sería raro nunca nos aceptas las salidas.- Dejo caer su cabeza en el hombro de su otra compañera.
-Quiten esas caras tristes.- se acomodo mejor el uniforme. -Esta bien iré.- Acepto derrotada.
No le gustaba decepcionar a las personas. La hacía sentir más miserable de lo que ya era.
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