Capítulo 3
Día Viernes...
Con el corazón atorado en la garganta, vi la hora en el gran reloj de la recepción y me llené de suspiros. Los siguientes días recibí Whatsapp y llamadas de parte de ambos tiernos sujetos, lo que me hacía vibrar por completo y quererlos a los dos con la misma intensidad y anhelos. Había sido una semana extremadamente inesperada, y a la vez bonita, ya que los había conocido a ambos en diferentes y afortunadas ocasiones, y confundida, no sabía qué hacer.
Una pareja llegó para comprarme un libro, y yo con la mente y corazón en los dos, me pregunté si a caso Joey y Layne se conocían el uno con el otro, por evidentes carreras de famosos, y tragué hondo.
Les cobré el dinero a aquella pareja, cuando de pronto comenzó a sonar, en Youtube, una balada de Alice in Chains y se me aceleró el corazón. Aquella balada la había escuchado tantas veces en mi vida y la amaba, de verdad que amaba la voz de Layne, estaba enamorada de él.
La pareja se despidió con una cordial sonrisa y yo también me despedí de la misma forma, luego solté un suspiro soñando con él y me llegó un Whatsapp. Era Joey.
"— Hola niña mía.
Espero que este día esté lleno de alegría y gratos momentos para ti.
Me muero por verte y volver a besar tus labios, pero este fin de semana estaré atado a una entrevista, que prometí que daría para una revista, de modo que viajaré a la otra ciudad.
Si te soy sincero, te echaré de menos. Sé que es poco el tiempo que nos conocimos y que nos hemos visto, pero para mí ya es más que suficiente para extrañarte.
Antes de que empiece la conferencia, te haré una video llamada para que nos veamos un rato ¿Te parece?
Sonreí con ternura. Joey era muy bueno, dulce y tierno conmigo.
No sé lo que hiciste en mí pero no dejo de pensar en ti y más ahora que te di ese beso, beso que tampoco puedo arrancarme de la cabeza y de mis labios.
Espero no incomodarte con todo lo que te estoy escribiendo, niña mía, pero es la verdad. Creo que ya es tiempo que dejé aflorar mis sentimientos y me dejé llevar por ellos..."
El corazón me latió rápido y fuerte y me sentí un poco triste porque no estaría ese fin de semana en la ciudad. Sin evitarlo, comencé también a extrañarlo y por un impulso busqué su número para llamarlo y justo entró una llamada de Layne, lo que me sacó de toda sensatez.
Las manos me temblaron, y pensando en ambos, le contesté.
—Halo — escuché su tierna risa y el corazón me vibró.
—Hola, angelito, buen día ¿Cómo estás? — sentí que la respiración se me entrecortó y me llené de suspiros.
—... Bien, aquí vendiendo ya algunos libros — Layne volvió a reír.
— ¡Súper! Eso quiere decir que para ser viernes, todos andan de buen humor y con ganas de leer un gran libro.
—Así es. Había pensado lo mismo que tú.
—Jejeje. Me imagino cómo estás vestida.
— ¿En serio? — sus ojos brillaron de amor y dulzura.
—Sí. De seguro llevas puesto ese tierno vestido rosa con el que te conocí — me estremecí de dicha por dentro y a Layne se le aceleró el corazón en su pecho y yo reí.
— ¿Cómo lo supiste? Precisamente hoy me puse este vestido porque es viernes.
—Viernes. Por fin llegó nuestro tan ansiado viernes.
—...
—Me muero por verte. Saber más de ti y ver tu tierna sonrisa — el corazón se me agilizó de anhelos y me llené de ilusiones con que pronto nos veríamos.
Solo quería volver a verlo y otra vez la respiración se me entrecortó.
—Que dulce eres — esbozó su tierna sonrisa y soñó con la que sería nuestra primera salida.
—Quedan tan solo unas pocas horas para que nos veamos. Debo confesarte que igual estoy un poco nervioso — eso lo encontré tan tierno de su parte, e hizo que me volviera loca por dentro.
—Yo también te confieso que estoy nerviosa, es decir, aún me parece que todo esto es un sueño, el que hayas venido a mi lugar de trabajo, que me compraras un libro, haberte conocido y que me quieras invitar a salir. Tú, Layne — él sonrió con dulzura y me amó con locura.
<< Que niña tan dulce. >>
<< Me tienes loco. >>
—Pero angelito, si solo soy alguien ordinario. Una persona de carne y hueso que piensa y siente como tú — sonreí.
—Sí, es verdad, pero tú eres alguien conocido, quienes muchos te admiran y siguen por lo que haces. Me incluyo — el corazón se le estremeció de dulzura y de amor.
—No sabía que te gustara nuestra banda — me sentí apenar.
—Es cierto, pero, ahora, mejor no hablemos de eso.
—Jejeje. De acuerdo. Luego tendremos mucho tiempo para conversar — reí con ilusiones.
—Todo el tiempo del mundo — sus ojos volvieron a brillar.
—Te estaré esperando en el parque a las cinco con treinta ¿Te acomoda bien?
—Perfecto. Hoy salgo a las cinco, así que me queda ideal para llegar al parque.
—Genial. Entonces, nos vemos, angelito. Que tengas una feliz jornada laboral.
—Gracias y adiós, Layne. Nos vemos en la tarde.
—Adiós...
Al cabo de colgar, su sonrisa se le incrementó de oreja a oreja y corrió a ver unas cosas...
Yo colgué y me senté en la recepción con un nudo en la garganta. Por una parte me sentía increíble y demasiado feliz, porque por fin vería a Layne, pero por otra, me sentía más y más confundida.
Estaba realmente atrapada entre dos hombres. Dos hombres realmente maravillosos y buenos, los que me tenían toda fascinada y enamorada.
No dejaba de pensar en los dos y realmente no sabía qué hacer...
<< ¿Ahora qué es lo que haré? >>
<< Me gustan muchísimo los dos. >>
Nervioso e impaciente, estaba sentado en el respaldo de uno de los asientos y movía, inconsciente, la pierna, sin dejar de ver con insistencia a la entrada del parque. Tenía junto a él un bello ramo de rosas, el que tampoco dejaba de mirar.
—Espero que le gusten...
Solo imaginándome llegar al parque con mi dulce vestido rosa, se le agitó el corazón y encendió un cigarrillo.
La ansiedad y nervios, que sentía, se lo estaban comiendo.
<< Solo deseo que llegues, angelito. >>
<< Solo quiero verte. Volver a verte mi dulce angelito. >>
Dio unas cuantas fumadas a su cigarrillo y hojeó el libro, del que feliz comentaríamos. Nuestra excusa y motivo perfecto de aquella salida, nuestra primera salida.
Con el corazón y alma fuera de control, este primero se me volvió a subir a la garganta, y exasperada, las piernas y manos me temblaban sin control. Me imaginé a Layne ya esperando por mí y más nerviosa me puse.
Me levanté un poco el vestido para poder caminar por el arenoso suelo y con mi bolso en el hombro comencé a buscarlo con la mirada.
Un suave y refrescante viento jugó con su crespo cabello y con el cigarrillo en la boca, de pronto me vio y sus ojos brillaron de amor. El viento también jugó con mi largo cabello y lo vi esperando por mí en aquel asiento y se me aceleró el corazón de dicha.
<< ¡Ahí estás, Layne! >>
Él se sacó el cigarro de la boca y se puso rápido de pie, el alma le volvió al cuerpo y nervioso, y a la vez feliz, me sonrió locamente enamorado.
<< Estás aquí angelito. >>
<< Por fin has llegado a mí. >>
Ambos nos miramos perdidamente enamorados y yo me le acerqué como imán y Layne tomó el ramo de rosas y también se me acercó.
Los dos al fin frente a frente, nos sonreímos y nos saludamos al unisonó.
—Hola.
—Hola.
Sus ojos me atraparon con dulzura y Layne me sonrió embelesado.
— ¡Que felicidad verte de nuevo!
—Me ocurre igual. Solo quería volver a verte, Layne. Sé que esto es muy apresurado pero...
—No digas más, porque yo siento lo mismo que tú — me susurró, yo lo vi con destellos y él me sonrió con ternura — De verdad que eres un ángel, un hermoso ángel que se interpuso en mi camino y del que no dejaré ir tan fácilmente.
—Layne.
—Ten, las compré para ti — me regalo aquel bonito y delicado ramo de rosas y yo me estremecí por dentro.
Nunca un hombre me había regalado rosas, lo que convertía a Layne en el primero. Se las recibí con aprecio y las contemplé con cariño. Me parecieron demasiado preciosas. Tan hermosas que las atesoré al instante.
Layne me observó, amándome con fervor.
—Oh. Son hermosas. Muchas gracias.
— ¿Te gustan? No sabía qué tipo de rosas te gustarían y escogí esas — le sonreí, y sin poder resistirme más, le acaricié su angelical rostro y su barba de chivato.
Layne vibró al percibir mi suave caricia y me vio locamente enamorado.
—Eres tan tierno. Me encantan.
Los dos nos miramos con complicidad, algo más, y ya no pudimos más y nos besamos apasionadamente. El corazón me estalló de dicha y anhelos.
Layne me abrazó con todo su cariño y protección y siguió besándome como tanto lo había anhelado; yo también lo abrasé fuerte y acaricié con afán toda su gran espalda. Me sentí tan mágica y plena; amé sentir los suaves pinchazos de su barba chivato en mis labios y cara, lo que me hizo perder más el juicio por él y Layne hipnotizado por mis labios y boca, bajó con suavidad sus manos a mi cintura e introdujo su lengua en mi boca, lo que me estremeció por dentro.
Era el segundo beso más apasionado y romántico que me habían dado.
Al cabo de besarnos, nos vimos con aquel mágico chispazo y Layne me acarició la mejilla. Sus profundos ojos celestes me sedujeron con amor.
—Eres preciosa.
—...
—Solo quiero volver a tenerte en mis brazos y besarte hasta que mis labios ya no puedan más — el corazón me latió lleno de ilusiones y amor, pero no sabía que responderle. No tenía una respuesta clara para darle.
—...
Frente a mi silencio, él se puso nervioso y yo lo advertí.
—Sé que es muy apresurado todo eso, que quizás creas o pienses que es solo un capricho o que me quiero reír de ti.
—No, claro que no, O sea, al principio pensé que tal vez esta salida era tan solo una falsa y que no llegarías, pero jamás pensaría que te quieres burlar de mí — Layne me observó con ternura y volvió a acariciar mi mejilla. Mis piernas se paralizaron al percibir de nuevo su suave caricia y no pude hablar.
—... — él esbozó su dulce sonrisa.
—Estoy enamorado de ti, Anaïs. Ya no puedo evadir esto que siento por ti — la emoción y amor se apoderaron de mí, pero pensé también en Joey y la confusión otra vez se hizo presente.
<< Oh, Joey. >>
<< También te amo a ti. >>
<< ¡Layne! >>
<< ¡Joey! >>
Miré a Layne a los ojos y me armé de valor. Realmente Layne y Joey eran dos buenos y tiernos hombres, con los que no podía jugar.
— Layne, no puedo responderte ahora.
— ¿Por qué no, angelito? Sé que también me quieres. Lo veo en tus dulces ojos.
—Es que ahora es complicado. Por favor te pido que me des un tiempo.
— ¿Es que a caso hay otra persona más? — volví a pensar en Joey y el corazón se me apretó.
—...
—Lo sabía... — mencionó serio, con desilusión y bajó la mirada. Presentí que se iría y que no volvería a verlo y se me oprimió el corazón.
<< Entenderé si quieres irte. >>
<< No puedo detenerte... >>
Se me llenaron los ojos de lágrimas y Layne contempló mis ojos tristes.
—Tal vez esa persona por ahora sea importante en tu vida, pero yo puedo cambiar eso y lo voy a lograr.
—...Layne — algunas lagrimas se desprendieron de mis ojos.
— Déjame ser parte de tu vida. Sé que tengo muchos vicios, pero de verdad me gustaría ser tu amigo y que me veas más allá del cantante famoso que soy.
—Créeme, Layne, ya vi a través de ti y eres alguien muy especial y dulce, que no me atrevería nunca a lastimar — me miró perdidamente enamorado.
—Entonces dame la oportunidad y déjame entrar en tu vida – le sonreí con emoción y le dije un sí con la cabeza.
Él me sonrió con ternura, destellos y muy, muy feliz y volvió a acariciar mi mejilla, lo que me atrapaba más y más.
—No te arrepentirás, angelito. Te lo prometo...
Sin dejar de sonreírnos enternecidos, nos sentamos en el asiento de madera; Layne sacó su libro, yo saqué el mío y comenzamos a comentarlo. Así sin poder evadirlo, comencé a adentrarme en una mágica, inexplicable, y a la vez apasionada relación con dos hombres, a los que amaba con todo mi corazón, pero que corría el peligro que todo pudiera arruinarse y perderlos a ambos.
El suave viento jugó con nuestros cabellos y rozó en nuestras mejillas. Vi su tierna sonrisa y amé su suave y dulce voz. Era todo lo contrario cuando cantaba, ya que cuando lo hacía, su voz era oscura y desgarradora. Algo más suyo que me enamoró. Lo contemplé con cariño, admiración y él me miró, sonrió con vergüenza y tomó mi libro y se lo puso de sombrero en la cabeza, lo que me hizo estallar de risa.
Era muy tierno, además de juguetón.
— ¡Quítate ese libro de la cabeza! ¡Me estás matando de risa!
—De eso se trata, hacerte reír.
— ¡Jajaja!
— ¡Jajaja!
Se sacó el libro de la cabeza y tocó mi nariz con cariño, lo que me hizo mirarlo perdidamente.
—Lo que me ha gustado mucho del libro es el tierno detalle que tuvo Will con Louisa para su cumpleaños — le sonreí.
— ¿Te refieres al regalo que le dio?
—Sí. A ti también se te verían adorables unas medias de abejitas.
—Jejeje. La verdad no acostumbro a usar medias y menos cuando son con diseño — sus ojos brillaron.
—Pues yo ya te imaginé usándolas y te ves muy dulce — mi corazón palpitó otra vez fuerte y sin evitarlo, le sonreí embelesada.
—...Eh ¿En qué capítulo quedaste? — me sonrió todo coqueto.
—Llegué al cumpleaños de Louisa, en plena cena, cuando Will le regala las medias de abejitas frente al perdedor de su novio.
—Me gusta tanto ese capítulo. Jamás alguien ha tenido un gesto tan dulce y bonito, como Will, conmigo — aquello lo dije sin pensar y Layne me vio con ojos tiernos y cautivadores.
—Nadie ¿Te refieres a un hombre, una pareja?
—... Si.
—Pues ahora eso va a cambiar — le sonreí con ilusiones, cariño y por impulso le acaricié su barba de chivato y Layne rio dulce.
Nos pusimos de pie, él tomó mi mano y yo otra vez por impulso le robé un largo beso, del que él feliz me correspondió.
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