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Capítulo 2

Dos días después...

Sin dejar de pensar en los dos, me puse otro de mis tantos vestidos extraños y no me percaté del horrendo frío que hacía y salí de mi departamento.

Fruncí el ceño al ver que estaba lloviznando y me enfadé. Detestaba el frío y más cuando estábamos en pleno verano; No podía devolverme al departamento, o si no, llegaría otra vez tarde a la librería y ese no era un lujo que podía darme, además tenía que pasar a la cafetería por mi ansiado desayuno, eso era aún más importante.

Me bajé del bus entumecida y entré a la cafetería. Advertí que no estuviera aquel desagradable sujeto, que me botó ayer, y corrí a pedir lo que quería.

Tenía una hora antes de llegar a mi trabajo, lo que me puso otra vez de buen humor, y con ansias, saqué el libro que le había vendido a Layne. Sin entender el porqué, deseaba volver a leerlo, y con afán, lo abrí y comencé a releerlo.

Las líneas de sus amarillas hojas me hicieron recordar a Layne con ilusiones y ternura. Sus celestes ojos profundos y expresivos me insistían en que los recordara una y otra vez y me pregunté si se concretaría nuestra salida del viernes.

<< Espero que llegue y no haya sido una falsa lo de la salida... >>

Me ocurría que había tenido un par de desilusiones amorosas en el pasado y ahora desconfiaba. No quería volver a sufrir...

De pronto, unos botines negros se acercaron a mí mesa, y yo concentrada en la lectura, él sonrió con destellos.

—Hola Anaïs — su voz me sacó de las líneas y lo miré abrupta. El corazón me latió desesperado y a la vez con felicidad.

Era Joey, era otra vez Joey y estaba de nuevo ahí junto a mí, en mi querida cafetería. Él esbozó su dulce y sexy sonrisa y yo lo miré sorprendida. Llevaba puesta una bufanda azul y un abrigador suéter, también azul, y encontré que se veía demasiado guapo. Casi perdí la voz.

—... Hola, Joey.

—Sabía que volvería a encontrarte aquí — me puse nerviosa.

— ¿Qué quieres decir?

—Tú misma me lo dijiste ayer. Te encanta este lugar — sonreí — Por eso sé que hoy te encontraría aquí.

Lo miré con destellos y Joey contempló con ternura mi mirada.

— ¿Puedo sentarme?

—Sí, claro.

Contento y con su corazón veloz, se sentó frente a mí y los dos nos sonreímos al unisonó. Ambos estábamos muy contentos de vernos. Mis mejillas se enrojecieron de nervios y de dicha y él las vio con dulzura.

Miró risueño el libro que yo aún sostenía en las manos.

— ¿Qué estás leyendo?

—Es un libro de amor. Se llama "Yo antes de ti" — me observó con destellos.

— ¿Así que te gustan los libros de amor?

—Sí, son mis preferidos — siguió viéndome de aquella manera y yo me morí de nervios por dentro.

— Que bueno saberlo.

Le sonreí con pudor, y anhelos, y repentinamente me llegó un WhatsApp. Tomé el celular y el aliento y corazón se me paralizaron al ver que se trataba de Layne. La felicidad me rodeó por todo el cuerpo.

"— Hola, buenos días. Como te dije ese día, comencé a leer el libro y ya voy por el cuarto capítulo. Me ha enganchado mucho la trama, en especial por él tetrapléjico.

Tenías razón 

Así que cuento los días, que nos quedan, para que nos veamos al fin este viernes y podamos comentar el libro.

Que tengas un bonito día. "

Me sentí flotar y con la sonrisa elevada hasta el cielo, Joey extrañado, me miró e interrumpió mi pensamiento.

— ¿Ocurre algo? — lo vi escabrosa y me puse nerviosa.

—No, nada.

— ¿Segura? Como te pusiste así al ver el celular.

—Nada importante, solo un amigo que me envió un WhatsApp — Joey me observó atento, y yo sin dejar de pensar en Layne, que sí acudiría a nuestra cita en el parque, el viernes, tampoco dejaba de pensar en Joey.

Qué lío. Algo que jamás me había sucedido, que me gustaran dos hombres a la misma vez y que esos dos hombres resultaran ser dos cantantes famosos.

Con el pecho apretado, me sentía incómoda. Es decir, todo era tan rápido y a la vez maravilloso, pero no podía ser; vi la hora en el celular. Ya tenía que irme a la librería y Joey me siguió. Eso no me lo esperaba.

— ¡Anaïs, espera!

—...— lo vi acercárseme y el corazón me latió con dicha, pero prefería irme. Pensé que así era mejor, pero Joey me lo impidió.

— ¿Pretendes irte así como lo hiciste ese día?

—Lo siento, es que de verdad tengo que llegar a mi trabajo.

—Yo puedo llevarte, pero no te vayas todavía.

—... — me atraía mucho Joey, no cabía duda, pero los nervios no me dejaban actuar, y tiesa frente a él, me sentí congelar por el frío y me abrasé a mi misma y me crujieron los dientes.

— ¿Tienes frío?

—Sí. No me gusta el frio. Lo detesto.

Me sonrió y procedió a sacarse la bufanda, que llevaba puesta, y con ternura me la colocó en el cuello. Yo lo vi perdidamente y atesoré aquella prenda, suya, de inmediato. Tenía un suave y rico aroma a perfume de hombre, el que también atesoré al instante. Guardé para siempre aquel inolvidable aroma suyo.

Él me vio con una tierna sonrisa de amor en sus mejillas.

—Te queda perfecta — lo contemplé con destellos.

—Gracias. Nunca nadie me había regalado algo así. Es muy dulce de tu parte.

Joey apasionado, no se resistió más y acarició mi helada mejilla, la que reaccionó a su suave caricia.

—... Joey... — sus profundos ojos celestes me atraparon.

—Deseo con ansias hacer esto, niña mía...

Me susurró y me besó. Mi corazón y alma tocaron el cielo, y sin oponerme, me estremecí por dentro. Las piernas y manos se soltaron de mí y Joey besándome todo intenso y a la vez romántico, yo lo abrasé, acaricié su cabello y los dos nos besamos bajo aquella mística y suave llovizna que nos envolvió.

Ambos felices, Joey se estacionó frente a la librería y me vio con su tierna sonrisa.

— ¿Así que trabajas en esa librería?

—Sí y me encanta — me miró todo enamorado.

—Se te nota, lo que te hace aún más dulce de lo que eres.

Lo contemplé con mis ojos brillando de anhelos y luego me bajé de su auto.

Con la mirada ida en unos libros que estaban en lo alto, recordaba una y otra vez el romántico y apasionado beso que Joey me había dado y el corazón me latía fuera de control. Estaba tan feliz y plena, me sentía maravillosa y realizada. Evoqué sus profundos ojos celestes, las facciones de su rostro y suspiré con idilio. Joey era un hombre increíble, sacado de todas mis novelas de amor.

Distraída, me sentía tocar el cielo; volví a mi puesto, y sin querer, boté el libro, que estaba leyendo, y desperté de donde me encontraba. Lo vi tirado en el suelo y recordé abruptamente a Layne y lo tomé.

Vi el título y pensé en aquellos tiernos y profundos ojos, también celestes, y sentí que los amaba, que no podía dejar de no verlos.

Me vi encerrada en una encrucijada que jamás imaginé que me ocurriría y con la respiración agitada, me sentí atormentada, sin saber qué hacer.

Confundida, me acerqué a la ventana y miré el celeste y perfecto cielo rodeado de nubes, nubes que anhelaba tomar.

No dejaba de recordar y sentir su rico y apasionado beso en mis labios y me tomé la bufanda, que me había dado.

Enredada, tomé el celular y busqué el WhatsApp de Layne y vi su foto de perfil. Sonreí al instante al ver su dulce sonrisa en ella y pasé los dedos por su angelical rostro. Vi embelesada cada detalle y curva de su rostro y pasé los dedos por su barba de chivato y soñé con que me besará y abrí rápido los ojos.

<< ¡¿En qué estás pensando Anaïs?! >>

<< Quizás Layne no piensa, ni sienta, lo mismo por ti y tú te estás haciendo falsas ilusiones con él. >>

<< Pero aunque así fuera, igual me gustaría volver a verlo. Quiero verlo y que él me sonría como lo hizo ese día. >>

<< ¡¿Qué me está pasando?! >>

<< ¿Por qué simplemente no dejo de pensar en ellos dos? >>

<< ¿Y si me decido por uno de ellos? >>

<< Pero no puedo. Creo que me estoy enamorado de los dos a la misma vez...>>

Volví a ver el libro y me lo abrasé al pecho pensando en Layne...

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