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ADVERTENCIA:

¡Holi!
Antes de comenzar me gustaría aclarar que esté fanfic es un AU (alternative universe/universo alterno) por lo cual cambiaré muchísimas cosas del canon.

Contenido +18 leer bajo su propia responsabilidad ¡Sin más disfruten!

— SkylarkFN. 🌌

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↻ ◁ II ▷ ↺

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Las luces iluminaban aquel lugar que sería testigo de escoger al hombre con quién estaría toda su vida, el palacio estaba lleno, todo tipo de miradas estaban fijas en una joven azabache que estaba bajando con un precioso vestido color carmesí, era sencillo, no le gustaban las cosas llamativas. Miró a todos lados, viendo como sus amigas estaban en presencia a lo cual se fue acercando, varios la habían invitado a bailar en el proceso, pero simplemente rechazaba.

Nadie se había ganado su corazón durante meses, o al menos todavía no se encontraba en el lugar.

— Estas hermosa amiga. — dijo una rubia dándole un mini codazo en el hombro. — Ya deberías de elegir con quién.

— Lo sé 18. — rió en bajo. — Simplemente no hay alguien que atrape mi corazón, o al menos no lo he visto por aquí.

— Espera. — una chica de cabello azulado la tomó de los hombros. — No me digas que ya...

— Si. - interrumpió. — Aunque fue algo inesperado, ademas. — se acercó más a ellas para susurrar. — Ya llegó.

Ambas amigas miraron por la puerta si había llegado alguien, para su sorpresa nadie había entrado puesto que la entrada ya había cerrado desde hace unos minutos, sus miradas regresaron a la menor quien solamente se encontraba con una sonrisa en su rostro algo que hizo que mostraran una cara de confusión. Se la pasaron platicando sobre sus vidas amorosas, siendo la androide confesando que se había casado hace poco por lo que ahora no se interesaba en bailar con alguien por más que le insistieran, la científica también mencionó que se había casado hace un año aproximadamente con el príncipe del reino de alado sorprendiendo a las demás.

— ¡Oh no! Moriré sola con 50 gatos. — dijo sarcásticamente la oji café al escuchar a sus confidentes.

— Creo que si sigues así, no será un chiste. — notó la mirada seria de su amiga por lo cual tosio disimulando. — Fanneth, adivina quien viene ahí.

La mencionada volteó disimuladamente viendo que un hombre con cabello morado que se estaba acercando, soltando una risita para acercarse también, sabía que podía usar a aquel chico a su favor para que su "admirador" secreto por fin diera el primer paso. El oji azul le hizo una reverencia junto a una invitación a que salieran a bailar, la de cabellera corta volteó con sus confidentes las cuales le dieron afirmación y ánimos para que lo hiciera.

— Bella dama ¿Me permitiría esta pieza?

— Claro que si, Trunks.

Tomó delicadamente sus manos para posicionarlas en sus hombros, mientras que él las puso en su cintura apegandola un poco más. La música lenta hacía que ambos se dejaran llevar, realizando pasos lentos pero elegantes, captando la atención de todos los invitados los cuales no se quedarían atrás, sacando a bailar a sus acompañantes dejando a la parejita en medio del escenario. Al paso de unos minutos la morena se recostó en el pecho del joven, quien al ver su acción se sonrojo un poco puesto que no esperaba aquello, sin en cambio no sabía las verdaderas razones por las cuales lo había hecho.

Fanneth abrió un ojo disimuladamente, viendo a lo lejos aquel hombre que había captado su atención desde el primer momento que lo vió, inconscientemente sonrió cumpliendo su objetivo que era que pusiera su mirada en ella. La canción había terminado, los jóvenes se habían separado despidiéndose a lo lejos puesto que cada chico del lugar tenía permitido una sola pieza.

— Señorita, lamento interrumpir su momento pero alguien le mandó esto. — dijo un mesero que le extendió la charola con la copa de vino.

— Muchas gracias. — tomó aquella bebida entre sus dedos.

La morena dió un sorbo, conociendo al instante el sabor y quién se lo había mandado, regresó con sus compañeras las cuales no paraban de preguntarle si aquel era el indicando, recibiendo una respuesta negativa, a lo cual rieron en bajo, era alguien con gustos exigentes. Al cabo de un rato empezó a sentirse mareada, por lo cual sus confidentes la auxiliaron sacandola al patio trasero a que tomara aire, pero nada servía, el mareo se hacía cada vez más intenso. La mayor había regresado al palacio para encontrar algo que hiciera desaparecer sus malestares, pero ya habían pasado varios minutos que no volvía haciendo que la rubia se preocupara aún más dejando a la menor sola prometiéndole que volvería lo antes posible.

Por otro lado, un hombre salió de su escondite, caminando sigilosamente hacia ella, arrancando una rosa del mismo patio. Habían sido meses que la había estado observando, su amor se intensificó con el paso del tiempo, siendo más gentil y cuidadoso con sus acciones a comparación de otros.

— Veo que por fin apareciste.

La voz de la mujer había hecho que se asustara, no se esperaba que su presencia fuera descubierta. Miró como se giraba para verlo aún mejor, recibiendo una sonrisa calida de su parte causando que sus mejillas tornaran de un color carmesí. Lentamente se fue acercando extendiendo su mano con la flor que había arrancado hace unos minutos, la azabache con gusto tomó la rosa oliendola en el proceso.

— No sabía que las flores de mi jardín olían tan bien. — se puso el regalo en el cabello. — ¿Cómo me veo?

— ¿Cómo es que tú...?

— ¿Sabía que estabas aquí? ¿Qué la bebida no me hizo algún efecto? — interrumpió. — No soy tan tonta como para caer en una trampa tan barata ¿eh..?

— Zamas. — respondió con timidez bajando la mirada. — Lo siento.

Fanneth se acercó al shin jin quién permanecía cabizbajo a lo cual tomó su mentón haciéndo que la mirara directamente, sus ojos grises mostraban amor y arrepentimiento haciéndola sentir especial, desde el primer momento en que lo vió le causó curiosidad siempre la habían intentado drogar e incluso envenenar, pero esta ocasión era distinto. Acarició con la yema de su dedo la mejilla del mayor al notar sus acciones, no pudo evitar querer besarla.

La quería sólo para él.

— Eres muy raro, normalmente al descubrir que me querían asesinar o drogar saldrían corriendo o sacarían un arma. — dijo acercándose. — Debo admitir que desde el primer momento en que te vi algo me dijo que eras diferente.

— Es porque te amo. — confesó tomando sus manos acercandolas a su pecho. — Mi corazón se vuelve loco cuando estoy cerca de ti, al principio era algo por interés debido a mis padres, me negaba enamorarme de ti, me negaba a que mis sentimientos por ti eran amor, mi mente me decía que no debía estar contigo, que debía cumplir las palabras de ellos pero mi corazón poco a poco fue agarrandote cariño. — puso una mano sobre la mejilla de la joven. — Ahora no me imagino un futuro sin ti.

— Zamas...

Sus palabras provocaron un estallido en su corazón, jamás había imaginado que una de las miles de personas que querían acabar con ella para quedarse con su reino se había enamorado, era incapaz de amar a alguien por temor a que jugaran con su corazón o que la quisieran por interes, sin embargo notó que decía la verdad, sus expresiones mostraban su sinceridad. Poco a poco empezó a juntar sus labios, empezando un baile lento entre ambos, el peli blanco la recostó cuidadosamente en aquellas rosas que serían testigos de su amor, empezó a acariciar la espalda de la menor que soltó un pequeño jadeo permitiendo que su lengua pudiera ingresar recorriendo cada parte.

— L-Lo siento me dejé llevar. — se disculpó con la voz agitada y separándose pero el agarre de la femina lo detuvo. — ¿Qué...?

Fue interrumpido por un beso de la contraria, al notar que le estaba dando permiso con timidez acerco su mano a su cuerpo subiendola con suavidad hacia sus pechos acariciandolos encima de su vestido, la morena soltó un pequeño gemido al sentir las acaricias teniendo la necesidad de tener más. Acercó sus manos hacia su pecho empezando a desabotonar el traje que tenía, que al conseguirlo acarició sus pectorales bien trabajados tomándola de sorpresa.

— No sabía que tenías un cuerpo bien trabajado.

— No es lo único que tengo bien trabajado. — mencionó con una voz ronca.

Agarró la mano de su amada para bajarla hasta chocar con un bulto que había crecido en sus pantalones, sintiendo como esté palpitaba y se humedecía con cada roce que le daba, sin perder el tiempo con miedo bajo el cierre de su cremallera, sacando su erecto miembro para acariciarlo de arriba abajo. Por su lado el de tez verde no se quedaba atrás, bajando su escote dejando a descubierto sus pechos que estaban erectos, tomando uno entre su mano acercando su boca para empezar a lamerlo por lo mientras que con la otra acariciaba el pecho que estaba libre.

— Z-Zamas. — gemió arañando con su mano libre la espalda del mencionado.

Escucharla gemir su nombre era un sueño para él, tantas veces que la imagino a su merced que ahora estaba haciéndose realidad provocó que su falo estuviera más duro y grande de lo que ya estaba. Un chillido de sorpresa salió de los labios de la joven quien al notar se separó poniéndose de rodillas haciéndole una señal erótica con su mano y boca de lo que quería hacer. Zamas entendió la indirecta, parándose y acercándose tomando su pene entre sus manos para golpear la mejilla de la chica con éste.

Metió aquel trozo de carne a su boca para empezar a dar embestidas lentas pero profundas, haciéndo que el oji gris soltara gemidos roncos haciéndola excitar más de lo que ya estaba. La necesidad de aumentar la velocidad se había apoderado de su cuerpo, a lo cual tomo con algo de fuerza su cabeza para empezar a embestir con más rapidez y fuerza su boca, lágrimas empezaron a salir de los ojos de la menor quien no se esperaba la rudeza de esté, pero no se quejaba. Finalmente dió una embestida final dejando salir todo su liquido en la boca de la chica quien gustosamente trago con felicidad.

— Sabes delicioso. — pasó su dedo por sus labios para limpiar lo que quedaba.

— ¿Estas segura de esto? — cuestionó recostandola nuevamente en el suelo.

— ¿Me lo preguntas después de habertela chupado? — rió al ver la cara de vergüenza que puso el mayor.

Zamas levantó su vestido hasta dejar su intimidad al descubierto, visualizó como sus bragas estaban cubiertas de su líquido a lo cuál las bajo un poco para posicionar su miembro en su intimidad. Lo rozaba sin meterla para hacerla sufrir aunque sea un poco pero no duro mucho tiempo, sabía que no tenía todo el tiempo del mundo para hacerle todo lo que había soñado, al menos no por ahora, empezó a entrar con suavidad, sintiendo como su falo se contraía debido a la presion que sentía.

— D-Dime si te duele para sacarlo.

La de menor estatura asintió aferrándose enrollando sus brazos en su cuello para atraerlo besándolo para olvidar el dolor que estaba sintiendo, entro por completo de golpe, un gemido en alto salió de sus labios rosados tapándose de inmediato la boca mirando con enojo al peli blanco quien sólo sonrió con nervios. Le dió la señal para empezar a moverse, así fue, movimientos lentos empezó a realizar para que se fuera acostumbrando más rápido a su tamaño, dándole besos en su rostro tratando de que olvidará el ardor que estaba sintiendo.

— Puedes hacerlo más rápido.

Asintió acatando a su petición, aumentando considerablemente las embestidas, acercándose a su cuello para dejar marcas visibles en ella, mientras que con una mano empezó a acariciar sus senos que estaban rebotando con cada movimiento. Tomó una pierna de la azabache para ponerla en su hombro haciéndo que las embestidas fueran más profundas.

— F-Fanneth, no puedo más. — se acercó a su oído para darle un pequeño mordisco. — Te amo.

— Yo también te amo Zamas.

Sus respiraciones fueron aumentando, el sonido de sus intimidades chocando eran música para sus oídos, la oji cafe fue la primera en correrse sintiendo como se deslizaba por sus piernas manchando el pasto. El shin jin aprovechó su reciente orgasmo para penetrarla con más fuerza sintiendo como sus paredes vaginales lo apretaban más para por fin soltar su semen dentro de ella, un gemido en unísono se escuchó en ambos que al darse cuenta se taparon rápidamente la boca para reír.

— Espero que te hagas responsable. — dijo la mujer comenzando a vestirse.

— ¿Eso quiere decir que...? — miró la expresión de su acompañante para abalanzarse contra ella abrazándola fuerte. — Claro que si, te haré muy feliz, a ti y a nuestro pequeño o pequeña.

Ambos terminaron de vestirse, revisandose para que no se les fuera algún detalle, sin embargo el cuello de la contraria los delataba bastante por lo que el mayor le prestó una bufanda que combinaba muy bien con su vestido. Finalmente entraron de nuevo al palacio recibiendo miradas curiosas ya que no se les había visto durante una hora, por lo que empezaron a crear rumores, la morena fastidiada de sus comentarios besó al de tez verde enfrente de todos. Sus amigas le echaron porras desde lejos, aventando al aire indirectas sobre los chismes que estaban circulando a gran velocidad, por otro lado, su padre solamente rió ante el acto de su hija, sabía que no tenía paciencia con las personas metiches por lo que cortésmente invito a todos a abandonar la casa.

— Gracias padre, lamento haber hecho un escándalo. — se disculpó. — No volverá a pasar.

— Tranquila, entiendo lo que paso. — volteó a ver a su pareja. - ¿Eh?

— Zamas, señor. —  contestó con una reverencia. — Un placer conocerlo.

— Espero que me den nietos pronto.

— ¡Papá! — gritó avergonzada tapándose el rostro que tornaba un color carmesí.

Todos habían abandonado el palacio, a excepción de el shin jin quien se había quedado a cenar junto a ellos para conocerlos más, omitiendo su misión principal que era matar a la princesa por petición de sus padres para apoderarse de su reino, sabía las consecuencias que iba a enfrentar cuando se enterarán que al final decidió seguir a su corazón, pero no le importaba, iba a dar su propia vida de ser necesario para protegerla y estar juntos. La azabache lo invitó a vivir con ella entendiendo la situación que estaba pasando, lo cual no hubo problemas, a partir de ahora se iba a quedar a su lado, prometiéndole cuidarla y amarla al final de sus días, y por supuesto que en un futuro formarían una linda familia juntos.

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