Las cosas salen de control
Al siguiente día, despues de una grandísima fiestas con canciones y esas cosas, Camus abrió los ojos un poco por la luz del sol, pero... Había una cosa.
Que no estaba en su casa, ni en su cama.
Al darse cuenta de ello, se levantó en una cama enorme pero cómoda, sintió un pinchazo en su cabeza por pensar que pasó anoche, pero esos pensamientos se fueron cuando la puerta se abrió mostrando al peligris, tenía una ropa de dormir pero en su camisa tenía dos botones abiertos dejando ver su pecho.
-Buenos días fiestero– dijo burlon dándole un vaso con agua– ¿Dormiste bien?.
-Emmm si, si claro– miro la habitación– ¿Estoy en tu casa?.
-Así es– asintió sentándose en la orilla de la cama– como no sabía donde vivías, te traje y te quedaste dormido dándome las gracias por la fiesta.
-Cierto, disculpa si me quedé aquí.
-No es nada, no hace falta que te disculpes– dijo levantándose para abrir las cortinas mientras tarareaba una canción.
Camus al escucharlo, le hablo un poco alarmado.
-¿Donde oíste eso?– pregunto alarmado.
-Es tuya, la cantaste mientras dormías– dijo terminando de abrir la cortina mostrando la gran ciudad y sentandose otra vez– y déjame decirte que es hermosa.
-Yo– se sonrojo un poco y agradeció– gracias, no está terminada todavía, quería que fuera para algo importante.
-Entiendo– dijo tomando un sorbo del agua– cuando la termines, ¿Te gustaría que la cantaras conmigo?.
-Emmm yo, bueno– dijo dejando el vaso y pensando– no lo sé, pero espero que algún día lo haga, solo necesito pensar.
-Esta bien, cuando esto termine ¿Iras conmigo a explorar el mundo?– pregunto tomando su mano.
-Ya me tengo que ir– dijo levantándose ignorando la pregunta– gracias por traerme.
-Solo piénsalo– dijo levantándose poniéndose frente al peliacua.
-De acuerdo– asintió con una sonrisa.
-Yo te llevo– dijo para pronto irse al baño a cambiarse– solo es un pequeño agradecimiento por venir.
El peliacua agradeció mientras lo esperaba, ya terminado lo llevo a su auto y se despidió de el dejándolo en su casa, se dio un baño y se cambió de ropa y comió para después salir a ver a Milo.
Sonia amaneció un poco cansada por la fiesta que se dio cuenta de que estaba en otra casa, pero no sabía en cual hasta que la puerta se abrió mostrando al rubio con una bandeja de comida.
-Buenos días Sonia– saludo el rubio dejándole la comida en sus piernas– ¿Dormiste bien?.
-Buenos días– dijo sonrojada– ¿Es tu casa?.
-Es la mansión que compró el señor Zaphiri– dijo sentandose a su lado– como estabas cansada, quise traerte para que no caminaras tanto, disculpa si te traje.
-Descuida– dijo con una sonrisa mirando el desayuno– muchas gracias.
El rubio sonrió amable, hubo un silencio incomodo pero los dos sin darse cuenta se acercaron, hasta que sus narices rozaron y se besaron, los dos se separaron y Tokisada salió un momento con una sonrisa para venir otra vez con el desayuno para comer con ella.
Tenían su día de descanso sin interrupciones.
Milo se levantó por los rayos de sol, se sentía bien en descansar para trabajar con sus canciones, como tenía el día libre para ver a Zaphiri decidió quedarse en la mansión mientras componía, Aioria y Angelo no estaban, pues no los encontró en sus habitaciones.
Se sentó en la sala con su guitarra en mano, mientras tocaba pensaba en cómo sería, quería que fuera especial para alguien, estuvo por empezar a cantar pero alguien toco la puerta, el pelimorado se levantó dejando su instrumento y abrió.
Era Shaina quien tenia una sonrisa coqueta, cosa que le pareció extraño a Milo.
-Shaina, ¿Cómo supiste que estaba aquí?– pregunto mirándola.
Shaina no respondió solo se acerco a él y empezó a besarlo, Milo estaba con los ojos bien abiertos y trato de separarla hasta que que escucho una voz, al separarse miro al frente con una expresión de sorpresa, la peliverde miró al peliacua con una sonrisa.
-Sabor a menta querido Milo– dijo para después irse– adiós.
Al irse la peliverde, Camus estaba mirándolo con... ¿Tristeza? Según Milo, quien hablo mientras se limpiaba el labial que había dejado la mujer.
-Camus, no pensé que...– fue interrumpido porque el peliacua hablo.
-Disculpa si te interrumpi Milo– dijo dándose la vuelta para irse– ya me tengo que ir.
Milo al escuchar eso, sintió una punzada en su corazón, pudo notar que la voz del peliacua se quebraba, iba a seguirlo pero no quería molestarlo por lo que entro y se sentó en el sofá sosteniendo su cabeza con sus manos.
Estaba frustrado y no sabía que hacer para que Camus siguiera con el, sin darse cuenta unas lágrimas cayeron en sus mejillas y las quito mientras pensaba.
En la escuela de Grecia estaba Degel con Albafica, quien tenia una sonrisa en su rostro, hasta se notaba que le dolía.
-Ni puedo creer lo que Asmita nos había dicho– dijo con una sonrisa– mi niño está creciendo.
-Sin duda Asmita está dando sus primeros pasos– dijo riendo al ver la expresión de Albafica.
Enserio que parecía como si se estuviera aguantando la sonrisa que tiene.
-¡Es fantástico Degel!– dijo tomando de los hombros al peliverde– imagínate que en el futuro se casen y tengan hijos.
-"Adoptados"– corrigió haciendo comillas con sus dedos– porque somos hombres y no se puede crear vida.
-Exacto amigo mío– asintió entrando al salón junto con Degel.
La clase aún faltaba por lo que se sentaron a esperar a Asmita, pues dijo tenía que hacer unas "cosas" con Defteros y siguieron conversando.
Hasta que llegó el grupo de cantantes, cosa que los demás se levantaron para estar con ellos, cosa que a Degel le pareció fastidioso.
-¿De dónde viene su popularidad?– pregunto mirando su libro.
-Como te dije Degel, ellos son músicos, el peliazul es un cantante rockero– dijo quitándole el libro para que viera al nombrado.
Miro al peliazul que estaba con su otro compañero, Defteros aún no llegaba porque estaba ayudando a Asmita, ya que desde la cita de estos dos, aún no se hicieron su presencia.
-Entiendo– dijo volviendo a su libro otra vez– pero no estoy relacionado a sus canciones, es más, nisiquiera las he escuchado.
-Hay Degel, pareces un viejo atrapado en un cuerpo joven– dijo negando con la cabeza– debes dejar de lado lo que estás haciendo y ser libre.
-Los estudios son muy importantes Alba– dijo cerrando el libro– me gusta.
Estuvo por hablar, pero entro el profesor seguido de Asmita y Defteros, quienes llevaban libros de biología para la clase.
-Jóvenes– llamo un hombre mayor mientras miraba a los estudiantes sentarse– hoy habrá un taller y quedó que se formen en parejas y tomen un libro por favor.
Los demás se levantaron para que tomaran uno y se sentaban con su compañero, Degel iba a hablar pero un peliazul le hablo al peliceleste.
-Disculpa Alba– el nombrado lo miró–¿Te gustaría estar conmigo en el taller?.
-Emmm yo...– miro con duda a Degel para hablarle– me gustaría Manigoldo, pero yo....
-Si estaría genial– dijo con una sonrisa mirando al peliceleste– no te preocupes Albafica.
El nombrado asintió y se sentó en otra silla junto con Manigoldo, él ya tenía su libro y lo haría solo.
Pero una voz lo saco de su libro y levanto la vista mirando esos ojos azules.
Continuará...
*****
Shanelin: ¡No me maten no quise hacerlo sufrir!– se pone detrás de Hilton mientras están los demás con chanclas.
Amber: ¿¡Cómo pudiste hacerle eso a Camus!?- amenazándola con la chancla.
Shanelin: estoy escribiendo cosas bonitas, pero la mente me traiciona, no quise hacerlo pero no tenía inspiración.
Hilton: creo que esto ya las está matando- escondiendo a Shane tras de el.
Shanelin: es mi mente Hilton, pero no sé preocupen queridos seguidores, esto no se acabará, porque habrá más sorpresas.
Todos: ¡Escupelo ya!- dispuestos a lanzar la exclamación de la chancla.
Shanelin: ok, ok jeje- con una gotita tipo anime- no quiero spoilear a alguien, pero será que esperen los siguientes, espero que les haya gustado mucho esto y ya me voy.
Se va corriendo mientras los otros la persiguen.
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