Silena se despertó a las 3:25 am oyendo a Bucky hablar dormido. Él sonaba asustado, y ella lo despertó. Era otra pesadilla más. Ya era costumbre para Silena despertarse de ese modo, y lo único que realmente le preocupaba era que Bucky no pudiera seguir descansando.

Ella estaba sentada al lado de Bucky y él estaba acostado sobre su espalda, respirando agitado y al borde de las lágrimas.

"Tengo miedo... Se sintió tan real. Sé que sólo fue otra pesadilla, pero me tortura como si estuviera viviendo todo eso otra vez. Me hace sentir que de algún modo lo mereciera, ya sabes, el dolor. Me hace sentir malvado.. ¿Tú crees que yo sea malo?"

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Habían pasado casi dos años desde que Bucky fue descongelado y aunque las aguas se habían calmado un poco, Bucky decidió mantener un bajo perfil. Decidió quedarse en Wakanda mientras le otorgaran asilo político allí.

Silena era una chica de Wisconsin, pero ella odiaba ese lugar. Decidió desde pequeña que sería doctora. Y al cumplir los 24 se unió a los Médicos sin Barreras. Llegó a Wakanda como parte de una investigación y se enamoró de el país y la cultura, así que decidió quedarse un tiempo a hacer turismo.

Ella iba todo el tiempo al mercado que estaba frente al edificio donde vivía. Le gustaba el falafel que vendían allí. Ella vio allí a un hombre (aparentemente muy confundido) tratando de explicarle a un mesero (más confundido aún) lo que quería almorzar pero se veía bastante frustrado.

El mesero sólo hablaba francés y no entendía lo que estaba tratando de decirle. Silena hablaba francés fluido después de haberlo estudiado en la universidad, así que se ofreció a hacer de intermediaria.

El hombre necesitaba ayuda y ella amaba ayudar. Así que después de ayudarlo a ordenar, ella se presentó y él hizo lo mismo. Su nombre era James Buchanan Barnes. Era muy reservado pero ella era muy persistente y agradable.

Hablaron un rato largo mientras ambos almorzaban. Ella pensaba que sus ojos cansados eran agradables, y le ofreció volverse a ver en el mismo mercado al día siguiente. Él odiaba estar solo y aunque tampoco le encantaba tener que socializar, algo le decía que se dejara llevar con esta chica habladora.

Siguieron viéndose y eventualmente Silena le contó que pensaba quedarse a vivir en Wakanda por al menos dos años. Él sonrió y le dijo que sería divertido verse más seguido. Ella pensaba que era lindo tener vida social.

Luego de dos meses viéndose a menudo y de citas muy incómodas y mensajes dejados en visto, Bucky le presento a Steve a Silena. Silena se mudó cerca del departamento de Bucky y él siempre iba a su casa a pasar el rato. A veces la pasaba a recoger del hospital en su motocicleta. Pero al acercarse más el uno al otro, ella fue descubriendo a pesar del nerviosismo de Bucky, partes de su pasado. Ese oscuro y doloroso pasado que él tanto deseaba enterrar.

Se dio cuenta de sus pesadillas, de su daño emocional. Descubrió sus motivos para ser paranoico y desconfiado en la calle. Incluso descubrió su edad. Pero a ella no le importaba nada de eso. Ella estaba enamorada.

Desde el día en que lo conoció en su mente creció un jardín de sentimientos hermosos hacia Bucky, que de ninguna forma estaba dispuesta a ignorar.

A Bucky le costó más dejar entrar a Silena. Al principio se fastidiaba de escucharla hablar tanto y se quedaba estático cuando ella lo abrazaba, sin saber qué hacer. Él no estaba acostumbrado al contacto físico, a mostrar sus sentimientos, a hablar sólo porque sí... Él no estaba cómodo en ningún momento. Tenía miedo de dañarla si la dejaba acercarse demasiado a él. Aunque, honestamente él quería recordar lo que se sentía tener a alguien a su lado. Bucky sí deseaba sentirse amado, aunque no lo dijera, y tuviera miedo de hacerlo.

La quería mucho como para dejarla ir, pero la quería mucho como para dejarla entrar. Él siempre tuvo miedo al compromiso pero ella siempre tuvo paciencia. Ella quería esperar que Bucky estuviera listo. El amor entre los dos era demasiado grande.

Bucky le pedía sin palabras afecto a Silena, y ella le daba todo el amor que llevaba por dentro tan pronto como veía la oportunidad. Bucky sabía que el amor de ella era incondicional, y sólo por eso la dejó entrar a su vida de lleno.

Luego de un año y medio de salir, Bucky le pidió que se mudara con él. Ella prácticamente ya lo hacía. Bucky le pidió que se quedara en Wakanda. Desde que lo conoció ella había querido quedarse.

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"Bucks, para nada creo que seas malo. Tú no puedes cambiar lo que hiciste, o lo que te hicieron hacer y olvidar no es una opción. Pero está en tu poder utilizar todo eso para continuar siendo lo que eres: una gran persona, amigo, novio, protector, héroe. Todo eso ya pasó. Ya todo esta bajo control. ¿Quieres hablar de eso?"- contestó Silena acariciando el rostro de James.

"No quiero hablar ahora... Pero, tú siempre encuentras la forma de calmarme. ¿Podrías cantarme hasta que me duerma de nuevo?"

"Claro."- respondió con dulzura.

Ella amaba cantar para él porque cuando lo hacía sus músculos se destensaban, su rostro se relajaba, y se quedaba dormido poco a poco sintiéndose en paz.

Ella enderezó su espalda y Bucky acomodó la cabeza en su regazo, y entonces ella comenzó a cantar su canción favorita de Elvis Presley mientras le acariciaba el cabello con suavidad:

"Wise men say
Only fools rush in
But I can't help
Falling in love with you...
Shall I stay?
Would it be a sin
If I can't help
Falling in love with you?...
Like a river flows
Surely to the sea
Darling, so it goes
Some things are meant to be...
Take my hand
Take my whole life too
For I can't help
Falling in love with you....
Like a river flows
Surely to the sea
Darling, so it goes
Some things are meant to be...
Take my hand
Take my whole life too
For I can't help
Falling in love with you...
For I can't help
Falling in love with you..."

A medida que ella pronunciaba cada palabra, Bucky iba aflojando el gesto hasta que cerró los ojos poco a poco. El realmente amaba el tono de su voz. La sensación de calma y calidez que le transmitía era indescriptible.

Cuando terminó de cantar Silena pensó que se había quedado dormido y simplemente se quedó admirando su pacífica expresión, hasta que él dijo apenas audiblemente, sin siquiera abrir los ojos:

"Cántame otra. Eso fue hermoso"

Ella sonrió y cantó otra canción de Elvis. Ella sabía lo mucho que Bucky amaba esas canciones cuando ellos las cantaba.

"Love me tender, love me sweet
Never let me go
You have made my life complete
And I love you so...
Love me tender, love me true
All my dreams fulfilled
For my darlin', I love you
And I always will...
Love me tender, love me long
Take me to your heart
For it's there that I belong
And we'll never part...
Love me tender, love me true
All my dreams fulfilled
For my darlin', I love you
And I always will...
Love me tender, love me dear
Tell me you are mine
I'll be yours through all the years
Till the end of time...
Love me tender, love me true
All my dreams fulfilled
For my darlin', I love you
And I always will"

Finalmente Silena se dio cuenta de que Bucky se había logrado quedar dormido. Y ella, después de quedarse despierta por un largo rato vigilando el sueño de Bucky, se levantó para irse a trabajar tranquila ya que Bucky había podido dormir tranquilamente de nuevo.

Cada respiro que Bucky daba era de por sí tranquilizador.

Le dejó una nota al lado donde decía que le dejaba preparado el desayuno y que tenía libre la hora del almuerzo a las 11:30 por si quería acompañarla, y como siempre un "Te amo inmensamente" y la marca de su labial rojo. El disfrutaba ver esas pequeñas obras de arte allí sobre el papel. Era algo muy de ellos.

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Bucky se despertó alrededor de las 8 am. bastante mejor. Al ver la nota que Silena le dejó sonrió, recordando la voz de su amada cantándole para dormir. Él nunca hubiera imaginado que tras todos esos años de ser un asesino, una máquina de matar, iba a encontrar alguien que lo amara así como era.

Ella conocía sus defectos, su pasado, sus errores, sus traumas, sus miedos, sus fobias, sus gustos, sus sueños, su personalidad y sin embargo ella no se alejaba de él. Ella seguía siendo paciente. Era firme y mandona de vez en cuando, pero nunca lo dañaría a propósito.

Ellos peleaban y se gritaban de vez en cuando pero todo ese apoyo que se daban... Nunca les permitió separarse un segundo. A cada grito le seguía un abrazo, y a cada pelea un beso. A cada disgusto, una caricia. Con cada problema había más amor.

Él la necesitaba desesperadamente, la ansiaba cuando no estaba con ella. Y la protegía como a lo más valioso, porque sabía que eso es lo que ella era para él. Ella era la melodía silenciosa que lo tranquilizaba aunque no estuviera presente. Sabía que ella no lo iba a abandonar bajo ninguna circunstancia. Sabía que podría irse por un año, diez o cien y con certeza ella lo estaría esperando, porque así era el amor que se profesaban.

Aunque él aún no estuviera curado del todo, sabía que cuando hubiera la manera de llevar una vida normal con Silena lo haría. Lo haría por ella y por sí mismo.

La amaba tanto que deseaba quedarse con ella por siempre. Deseaba escuchar por siempre esa risa tan dulce propia de Silena. Ver esos grandes ojos de ella brillar de felicidad. Él deseaba ser feliz a su lado, mientras ella le cantara para dormir.