Sábado II
Lisa había seguido tomándole fotos por un rato, hasta el punto en el que ambas se quedaron calladas, sólo viéndose. Roseanne, al sentir una atmósfera densa en aquella situación, decidió decir cualquier cosa.
—Así que a esto te dedicas ahora —comentó Roseanne, mientras quitaba un poco de óxido de la barra de seguridad de aquél tanque con una uña.
Lisa pareció salir de un trance.
—¿Hm?
—Eres fotógrafa.
—¿Y te sorprende?
Roseanne le sonrió.
—Un poco.
—Me hace feliz —le recalcó, bajando un poco el tono de voz a casi un susurro.
Se sostuvieron la mirada durante un par de segundos, hasta que Lisa apartó la suya y se aclaró la garganta.
—Sorn me ha dicho que te ve a veces, en la universidad, me dijo que estabas estudiando... —hizo una pausa, cómo si le produjera fatiga y asco terminar lo que estaba diciendo—, derecho.
Roseanne alzó una ceja.
—¿Y eso te sorprende a ti?
Lisa sonrió y bajó su mirada.
—Es que cuando estábamos en la escuela te oias decidida por tu arte, creí... bueno, creí que aplicarías para bellas artes al graduarnos, creí que lo habías hecho.
—Oh, eso.
—Yo creí que...
—Descubrí que no era tan buena como pensaba que lo era en realidad. Dudo que con mis garabatos hubiese logrado algo en bellas artes.
Roseanne también bajó la vista, tratando de enfocar cualquier cosa en el suelo para no tener que ver directamente a Lisa.
—Chaeng... no digas eso.
—Es la verdad, lo siento así.
Roseanne había llegado a esa conclusión poco antes de graduarse del instituto, el mundo del arte era cruel y despiadado, los artistas sobrevivientes era pocos. Prefirió irse por algo más seguro.
—No digas eso, me sorprendió cuando Sorn me lo dijo, para los últimos meses de instituto tú y yo ya no nos hablábamos. —Lisa negó con la cabeza—, quizas sólo daba por sentado conversaciones que tuvimos desde niñas.
—Éramos unas niñas, sí. Y yo quería ser artista —Roseanne dejó escapar una risa débil, como si ese simple recuerdo le hiciera gracia—, eso o seguir con la banda.
Un sueño de niñas, se recordó.
—Me alegra saber que tu y las chicas siguieron con lo de la banda, me gustaba ir a verlas tocar cuando íbamos al instituto.
—Es más un proyecto de recreación —le dijo Roseanne—, no vamos en serio con eso tampoco.
—Entonces... serás abogada.
—Que te puedo decir... al final papá logró convencerme. —Le explicó Roseanne, forzando las comisuras de su boca para que formaran una sonrisa—. A Alice también le queda poco para graduarse.
—Ya veo... me alegro por las dos.
De nuevo se hizo silencio. Un silencio incómodo que se mantuvo hasta que el sol comenzó asomarse en el cielo, Lisa se apresuró a capturar aquel momento con su cámara, sonriendo, Roseanne había extrañado mucho verla sonreír.
—Quedate así —le dijo de repente, Roseanne se quedó inmóvil, obedeciendo a Lisa.
Roseanne no tenía ni la menor idea de que tipo de expresión había visto Lisa en su rostro, pero se derritió un poquito al percatarse de que probablemente la cautivó de alguna manera.
—¿Así?
—Justo así —le susuró.
Siguió tomándole fotografías, olvidándose por completo del amanecer. No sabia si volvería a ver a Chaeyoung después de eso, quería capturar el momento de alguna manera.
Lisa la habia extrañado, estaba segura de que las dos se habían extrañado, pero ninguna lo admitiría en voz alta.
—A todo esto, me gusta mucho como te vez con el pelo rosa —le comentó Lisa.
Roseanne le dedicó una media sonrisa.
—Ah, ¿sí?
—Sí.
—Ya se me ven un poco las raíces, pronto tendré que retocarlo.
—Me encanta.
Lisa bajó su cámara y la vio a los ojos, Roseanne sintió miedo de lo rápido que eso hizo latir su corazón.
—Tus padres debieron haberte castigado de por vida... ¿cómo...
—Por poco lo hicieron, igual no les pedí permiso.
Ambas sonrieron.
Oh, a Lisa todo eso le hacía mal en el alma, no quería ilusionarse, esa pequeña interacción no significaba que volverían a ser amigas, ni mucho menos amantes. No quería que Roseanne se fuera, pero sabía que al final, como siempre había sido, la dejaría sola. Lo había aceptado así desde que eran unas niñas y se enamoró de ella. Se odiaba porque le dolía y estaba dispuesta a aceptarlo.
—Planeo tenerlo así mientras pueda —agregó Roseanne—, supongo que cuando comience a trabajar tendré que dejarlo.
Lisa no le dijo nada, pero su mirada denotaba un poco de rechazo.
De repente se escuchó que el teléfono de Roseanne vibraba en alguna parte se sus pantalones y esta tuvo que apartarar la vista.
—Deberías contestar.
Roseanne sacó su teléfono de su bolsillo trasero, eran un par de mensajes de Jisoo preguntándole dónde estaba.
—Es Jisoo —le hizo saber a Lisa—, dice que Teddy nos consiguió un lugar para ensayar, pero tiene que ser ahora.
—Oh.
Eso significa que ya se va, otra vez, pensó Lisa.
—Te gustaría... ¿te gustaría venir conmigo?
Lisa suspiró.
—Me gustaria, en serio que sí, pero debo tomar una ducha e ir a fotografiar a las bandas que ya me pagaron.
—Entonces supongo que nos veremos más tarde, si irás a vernos tocar en la noche, ¿no?
—Por supuesto que sí, Vince y Somi me contrataron —Lisa la vio a los ojos—, aunque habría ido de todos modos aunque ellos no me hubiesen pagado ya la mitad.
Se sostuvieron la mirada y Roseanne sintió el impulso de besarla, y, como con cualquier impulso, fue algo que su cuerpo realizó en un movimiento involuntario.
La tomó de las mejillas y se rozaron los labios. Lisa abrió los ojos, asustada por tan repentino acto, pero al notar como Roseanne comenzaba a mover su boca sobre la suya, de esa manera que recordaba, tan vívida, tan ella, los cerró y se entregó por completo al beso.
Cosquillas.
Roseanne sentía cosquillas. Eran las mariposas en su estómago de nuevo.
La hizo retroceder despacio hasta que Lisa tuvo la espalda pegada al tanque y poco a poco se deslizaron hasta quedar sentadas, bueno, Lisa sobre la madera de la estructura y Roseannea con sus rodillas a los lados de las piernas de Lisa, aumentado la intensidad de aquel beso.
Se estaban besando, casi sin aire y con movimientos torpes y bruscos.
Roseanne separó su boca y enterró sus manos en el cabello de Lisa. No le era suficiente sólo tenerla así, no después de tanto tiempo. Las manos le temblaban y Lisa la seguía con la mirada inquieta.
—Quiero volver a verte hoy, no solo en la tocada, quiero que me esperes un rato después de que hayamos terminado —le expresó a Lisa, y volvió a besarla, reteniendo sus labios entre sus dientes.
—Chaeng...
—Quiero volver a verte, Lisa.
Lisa suspiró.
—Chaeng, yo... esto es...
—Por favor.
Roseanne dirigió sus labios al cuello de Lisa para mordisquearlo, arrancandole un suspiro prolongando.
—Por favor.
Su estómago le dio un vuelco, era demasiado para que su pequeño cuerpo lo soportara.
—Está bien.
Roseanne comenzó a dejarle besos en las mejillas, en la nariz, en la frente, y de regreso a sus labios. Se detuvo cuando sintió que su teléfono vibraba de nuevo en sus pantalones.
—Agh, debe ser Jisoo.
—Está bien, puedes irte, ya nos veremos después.
Roseanne volvió a besarla en la boca de una manera fugaz.
—Te buscaré luego de nuestra presentación, espérame, ¿sí? Nos veremos después de eso.
***
A Lisa se le rompió algo por dentro mientras veía a Roseanne alejarse. Se había prometido que no se involucraría con ella de nuevo, que eso lo habían dejado cuando eran unas adolescentes, que si la veía hablarían, pero nada más, que ilusa había sido, cómo había creído que podría controlarse con ella, ahora le hacía gracia. A partir de ese instante las sensaciones que recorrían su cuerpo cuando sus labios vagaban sobre los de Roseanne la acompañarían durante todo el día, si no es que por más tiempo, de eso estaba segura.
Se lamentó sobre lo lento que pasa el tiempo cuando se anhela a alguien, se lamentó seguir anhelando a ese alguien y se lamentó ser tan débil cuando se trataba de ella, de Roseanne.
Esa chica le hacía daño, habia sido así desde que eran unas niñas, pero no le importaba.
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