۵Único۵
Jeon Jungkook tenía cáncer.
Yo tenía cáncer.
Se repetía el castaño una y otra vez al ver aquellos análisis. ¿Cuándo pasó aquello? ¿Cuando su vida se volvió una enfermedad terminal? ¿Porqué él? Tenía que haber hecho algo malo en su vida pasada para que ahora le estuviera ocurriendo algo así.
—Hijo, mi amor —su madre se acercó a él con intención de abrazarlo, ella también estaba destruida, pero él la apartó.
—No me toques, mamá —bramó con su mirada perdida.
—Hijo, no te puedes dejar caer por esto, seguirás el tratamiento y tú veras que podrás vivir tu vida con norma...
—¡¿No entiendes que esto no tiene cura?! —le gritó con enojo —Me voy a morir mamá, ¡Me voy a morir! —sus ojos se llenaron de lágrimas, su madre igual empezó a llorar —Lo siento —se deshizo y se dejó abrazar por su único familiar con él, su madre.
—Tranquilo, mamá está aquí —le dio palmaditas en su espalda tratando de reconfortarlo mientras ella lloraba y se destruía por dentro.
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El castaño miraba por la ventana en aquel frío invierno que cubría por completo a Seúl. Estaba en su habitación. Un tanto tranquilo más de lo normal. Él siempre fue un chico de estar jugando videojuego con sus amigos, salir de fiestas, y reír, principalmente aquella última. Pero ya no estaba de humor para reír como antes, o siquiera hablar con sus amigos porque no quería darles lástima, y mucho menos quería que lloraran si perdía la vida.
—Jungkook, los nuevos vecinos vinieron a hacernos una visita —se giró. ¿Nuevos vecinos? ¿Cuándo habían llegado? Se preguntó a si mismo.
—Cuantas veces he dicho que no quiero salir mamá —le dijo, aquella era la vez número quince que le decía lo mismo en tres días. Pero su madre seguía queriendo que las expectativas de su hijo, crecieran. Al menos que saliera de su casa por mísimo cinco minutos.
—Cariño, no me hagas eso, tienen un hijo de tu edad y quiere conocerte, haslo por mi y no me dejes sola allá bajo —insistió. Jungkook suspiró hondamente. Por primera vez su madre iba a conseguir sacarlo de su encierro.
—Okey, pero no estaré mucho tiempo —su madre sonrió ya que había conseguido su cometida.
Se colocó algo más formal que sus chorts y camiseta de andar en casa por unos pantalones y un suéter púrpura para después salir de su habitación y dirigirse a la sala. Allí estaban tres personas. Distinguió a una señora, un hombre y un chico, de su edad. Los tres al sentir su presencia se dieron la vuelta para mirarlos. Se sintió un poco nervioso al notar la presencia del rubio en él. Pudo darse cuenta de que era un chico extremadamente bonito.
—Hijo, ellos son los Park, la señora y señor Park, y su hijo Park Jimin —presentó su madre —Él es mi hijo Jeon Jungkook —el rubio alzó sus comisuras al hacer una sonrisa y mirarlo. Él hizo una reverencia con su buen comportamiento.
¿Porqué lo miraba así? Lo hacia sentir extraño.
—Tu hijo es muy guapo —alagó la señora Park.
—Igual el de ustedes —le dijo su madre —Cariño ¿Porqué no llevas a Jimin al jardín y se conocen? —quiso fulminar a su madre con su mirada pero el dicho del nombrado lo hizo callar.
—¡Me encantaría! —anchó más sus gruesos labios.
Jeon no tuvo más opción que llevarlo al jardín. En el camino hacia este no hubo palabra de por medio por ninguno. Jungkook no tenía muchas ganas de hablar y Jimin no sabía que decirle a pesar de ser un chico muy sociable. Desde el momento en que el pelinegro vio en sus análisis que tenía cáncer, su vida se había apagado por completo. Mientras otras personas preferían cumplir sus sueños a pesar de tener dicha enfermedad, el prefería encerrarse en su habitación y no hablar con nadie. Había dejado de ir a la escuela, no respondía a ninguna llamada o mensaje de sus amigos, no dejaba en la luz del sol le diera ni en uno de sus cabellos. Y ahora tendría que lidiar con un chico que no conocía para nada.
—Que jardín tan bonito —dijo Jimin mientras miraba una orquídea tratando de sacar conversación. Pero Jungkook no respondió sentado en el columpio que había rodeado de enredaderas de flores. Jimin comprendió que el chico no era de mucho hablar, pero tenía pensado aunque sea cruzar una sola palabra con él —¿Estudias en el colegio de aquí? —preguntó, Jungkook lo miró y se dio cuenta de las ganas que tenía el rubio de hablar con él. Suspiró y decidió hablar por primera vez desde que lo había visto.
—Sí —contestó. Jimin frunció el ceño.
—¿En serio? Estoy ahí desde hace tres días y nunca te había visto, y por lo que parece eres de mi misma edad —la voz de Jimin era como la de un ángel, era gruesa, y a la vez tan fina.
—Tú también te mudaste hace unos días y no te había visto, así que no le hayo lo extraño —le respondió de mala manera.
Jimin no supo que responderle, pero quería seguir hablando con él.
—¿No te gusta ir? La verdad es que a mi tampoco, solo que mis padres me obligan a ir —siguió hablando —¿Te gusta salir de fiesta? ¿Tal vez la música? ¿O quieres ir a otra esc...?
—¡Que no puedo ir a ninguno de esos lugares porque mi puta vida es tan desgraciada que me pagó con un puto cáncer! —le gritó, al menos Jimin lo sintió así —así que no quiero hablar, ni contigo, ni con nadie —el rubio esta vez no sabía realmente que decirle.
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Jungkook había sido claro con Jimin y que no quería que él, ni que nadie estuviera a su alrededor, desde que sabía que tenía cáncer, se había vuelto un chico antisocial, que al parecer tenía miedo de contagiar a esas personas a su lado, pero lo que realmente no quería, era que le cogieran lástima, o que cuando muriera las personas sintieran dolor por su muerte, o lloraran por él, así como había escuchado a su madre muchas veces en su habitación hacerlo, su progenitora estaba sufriendo tal vez más, al solo pensar que su único hijo, podría morirse en cualquier momento.
Y así lo sentía Jungkook cada vez que pasaba un día y sentía ese constante dolor insoportable en su abdomen, incluso no tenía apetito alguno y estaba perdiendo peso con demasiada facilidad, lo que le frustraba, porque se estaba muriendo poco a poco.
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El cuerpo de Jungkook estaba convulsionando brevemente, apenas podía respirar y sudaba debido a la fiebre que le había dado hacía minutos atrás, nadie se había dado cuenta porque él era de esos que cosas como esas en una enfermedad terminal, eran normales, pero ya después no pudo llamar a su madre al caer al suelo convulsionando y perdiendo el oxígeno.
—Cariño, Jimin ha venido...¡Por dios! —la señora Jeon se aterrorizó al darse cuenta del cuerpo de su hijo convulsionar de aquella manera —¡Jimin! ¡Jimin! ¡Ven a ayudarme! —llamó la mujer gritando con horror y a la vez acercándose a su hijo para intentar ponerlo de pie. ¿Qué hacer ante aquella situación? Era la primera vez que Jungkook convulsionaba desde su enfermedad.
Jimin subió las escaleras hacia la habitación de Jungkook con prisa, no dudó ni un segundo en ayudar a la señora Jeon a levantar al castaña a pesar de estar aterrorizado con aquella situación. Nunca había visto algo parecido y no creía que lo vería, pero ahí estaba, presenciando los espasmos en el cuerpo del chico con el que pretendía socializar y él, ayudándolo.
Cuando lo lograron colocar en la cama, la madre del castaño salió corriendo para llamar al médico y Jimin se quedó allí sin saber que hacer y sin siquiera mover un músculo. Unos segundos después la señor Jeon llegó hasta él un poco agitada con un frasco en sus manos.
—Ayudame Jimin, intenta sujetarlo para yo darle esto —le fue indicando y Jimin obedeció, sujetó entre sus brazos el cuerpo delgado de Jungkook para que su madre le diera de beber con mucho trabajo de aquel frasco. Era medicina.
A pesar de haber chorreado parte de aquel líquido por el rostro de Jungkook debido a su constante movimiento, segundos después este se calmó y Jimin pudo soltarlo dejándolo esta vez entre desmayado o dormido en la cama. Su mente aún intentaba procesar lo que había acabado de presenciar, y entendió a lo que se refería Jungkook cuando le dijo que no quería hablar con él, ni con nadie.
Unos minutos luego, el doctor llegó. Dejó la habitación de Jungkook para entrar a la cocina donde se encontraba la señora Jeon, llorando, envuelta en nervios y tomándose un calmante, debía de ser muy duro para ella ver a su hijo en aquel estado. Al sentir la presencia el rubio, ella sonrió cálidamente.
—Lo siento por lo que acabas de presenciar de Jungkook, él no hubiera querido que lo vieras en ese estado —se disculpó.
—No pasa nada, supongo que eso le pasa a...
—No, es la primera vez que le pasa, lo que hasta ahora había tenido solo eran fiebres altas, vómitos y pérdida del apetito, pero no había convulsionado así —aclaró, Jimin asintió.
—¿La enfermedad...tiene cura? —dudó en preguntar, porque tenía miedo de que sonara dura, pero la mujer sonrió con dolor.
—Las quimioterapias no hacen mucho, incluso su cabello ya se está callendo, así que lo único que hacen, es intentar aplazarle el tiempo de su muerte —aquello sí que sonó duro —Jungkook lleva mucho tiempo sin salir, no habla con nadie, y se sujeta de la muerte, en vez de la vida, por eso me puse tan feliz de que vinieras ayer Jimin, yo...necesito que hables con él, que lo convenzas de salir, al menos a la esquina —el rubio solo la miraba, ¿Y como decirle que no a alguien que estaba sufriendo cuando su debilidad era esa? Jimin era muy sano y de un corazón muy noble, y ayudaría a todo el que se lo pidiera.
—Claro, siempre y cuando él me reciba, me va a encantar ser amigo de Jungkook —dibujó una sonrisa en su hermoso y tierno rostro y la señora lo imitó.
Tal vez solo Jimin podía lograr que Jungkook, soltara a la muerte, y se agarrara de la vida.
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—¡Qué no quiero mamá! ¿Qué parte no entiendes? —su madre seguía insistiendo en que se colocara una chamarra para que saliera con Jimin, estaba empeñada en que Jungkook debía, sí o sí, salir de su habitación.
—Jimin solo te llevará a tomar un helado cariño, me pareció maleducado de mi parte decirle que no, y tú también lo harás si haces lo mismo —le dijo, dejándole a un lado de la cama aquel abrigo, Jungkook por la pérdida de peso, solía tener mas frío que las personas "normales" —Toma, es tu favorito —le señaló la prenda, Jungkook bufó. No quería salir, pero su madre era tan terca que lo mas seguro es que no pararía hasta que él saliera de su habitación —Por favor, haslo por mí —le puso cara de cachorro, Jungkook suspiró agarrando la chamarra y colocándosela.
—Está bien, pero no creas que estaré mucho tiempo con ese chico, no me cae bien, y no me caerá bien nunca —sentenció, su madre sonrió porque por primera vez lo había convencido de salir.
Los dos salieron de la habitación del castaño para así encontrarse con un tercer individuo sentado en el sofá de la sala, andaba con un abrigo enorme que lo hacia ver más tierno de lo que ya era. Jimin sonrió de la manera más linda que pudo al ver a Jungkook.
Su madre casi los echó de la casa y ambos no supieron que decir cuando estuvieron fuera, el silencio incómodo los envolvió y ni el más social, que era Jimin, supo que pregunta o cualquier afirmación hacer para que se fuera el silencio incómodo.
—¡Uhh! Que frío hace ¿No? —dijo Jimin frotándose y mirándolo. En realidad no hacía nada de frío, solo quería algo para hablarle, el castaño ni se molestó en contestarle —Claro, se me olvidaba que eras un chico de pocas palabras —asintió repetidas veces —No importa, yo tengo muchísimas palabras para los dos —enseñó su blanca dentadura. Jungkook no hacia nada, no movía siquiera un músculo.
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—¿Tienes hermanos Jungkook? —le preguntó el rubio mientras ambos traían un helado en sus manos.
—No —contestó reseco.
—Umm, a veces es mejor ser hijo único, te dan toda la atención a tí y a nadie más —habló —¿Te gusta ser hijo único? —lo miró, el castaño se encogió de hombros.
Jimin aunque intentaba mantener su autoestima en lo alto, esta vez se estaba cansando, nunca había estado en compañía de alguien que fuera tan reseco y que no tuviera ni las mínimas ganas de hablar con él, incluso llegaba a pensar que él de verdad no le caía bien al chico.
—Al menos podrías hacer el intento de preguntarme algo ¿No? —se colocó serio Jimin, Jungkook lo miró —No entiendo como alguien que recibe tanto amor de una madre puede hacerla sufrir de esa manera. ¿Sabe lo que eres? Un orgulloso, eso es lo que eres, porque piensas en tú dolor, pero siquiera te pones a pensar en que si ese dolor le hace daño a las demás personas. No estoy aquí porque quisiera, o tal vez sí porque quería ser tu amigo, pero estoy aquí más por tu mamá, porque se está por volver loca cada vez que te ve con tan pocas ganas de vivir. ¿Acaso te preocupas por ella Jungkook? No te conozco y no soy nadie para juzgarte, pero tu mamá se nota muy nerviosa al verte mal, y tiene tantas ganas de verte con vida que me propuso intentar sacarte de casa, pero tuvo que hacerlo casi a la fuerza, y tú ni siquiera pones de tu parte, y creeme, puedo ser tan callado como tú —terminó de decir. Jungkook sintió las palabras de Jimin retumbar en sus oídos, y más en su pecho.
—Tú mismo lo dijiste, no me conoces, así que no entiendo porque sigues insistiendo, ni siquiera te conozco yo tampoco, y si soy yo él que no quiere vivir, dejame en paz, que yo moriré solo —Jungkook se puso de pie y se fue del lado de Jimin.
Jimin pensó que lo que le había dicho lo iba a hacer cambiar de opinión, pero se dio cuenta de que lo había empeorado, y ahora si que menos Jungkook lo iba a querer ver.
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Meses después.
Las convulsiones habían aumentados, las fiebres eran más altas que de costumbres, Jungkook no tenía cabello debido a sus quimioterapias a pesar de estar rechazando estas, muchas veces en su cuarto de baño había soltado sangre de su boca al toser. En sí, a Jungkook le quedaba muy poco tiempo de vida. Jimin había estado ahí siempre sabiendo que el castaño no quería verlo, solo que él siempre se iba cuando iba a despertar después de una fuerte fiebre o unas constantes convulsiones, Jungkook nunca lo había logrado ver. Jimin quería que Jungkook se levantara de la cama, pero se le era imposible socializar con alguien que se resistía siquiera a hablar.
Era duro ver todo aquello con sus propios ojos, tenía muchas ganas de ayudar, pero simplemente, no podía, no era decisión de él. Estaba en el jardín de la señora Jeon, pasaba mas tiempo allí que en su propia casa porque...le dolía ver aquella mujer sola, al menos a alguien si le gustaba su compañía. Se balanceaba con lentitud en el columpio de flores y enredaderas que allí había. Estaba tan sumergido en sus pensamientos que fue hasta que una silueta alta le tapó el sol. La miró, tardó un poco en enterarse de quien era y abrió sus ojos de más al ver al dicho chico que no había querido verlo ni en pintura.
—Si que eres insistente —habló Jeon, su voz sonaba apagada y ronca.
—¿Qué? —preguntó Jimin. Aún no se creía que el castaño le estuviera hablando de verdad.
—Que sigues insistiendo después de lo que te dije —los ojos de Jungkook toparon con los de él.
—A lo mejor porque no soy tan orgulloso como tu y si que me importan las personas —soltó, más que nada para picarle, Jungkook se sentó a su lado en el columpio porque se cansaba con rapidez.
—Que no quiere que te me acerques tú, no quiere decir que otras personas no me importen —aclaró. Auch, eso había dolido para Jimin, pero no pensaba decirlo en voz alta.
—Tu madre está mal, Jungkook —Jimin por fin lo miró. Jungkook miraba el sol entrecerrando los ojos porque era un poco molesto.
—Lo se, y...no puedo hacer nada —se encogió de hombros.
—Sí que puedes, como hacer el tratamiento y aceptarlo, a lo mejor así se sienta mejor —aconsejó el rubio. Jungkook por fin lo miró.
—De todos modos me voy a morir, es mi final, sea hoy o sea dentro de un mes, voy a acabar igual —el pecho de Jimin se estaba encogiendo por solo escucharlo decir eso.
—Sabemos que el tratamiento no te va a impedir morirte, pero si va a ayudar a aplazarlo, Jungkook, sea días, meses, incluso años, pero va a hacer algo —sin siquiera darse cuenta, Jimin había colocado su mano encima de la de Jungkook que estaba en su muslo, la de Jimin en comparación con la de Jungkook era...pequeña, el pelinegro lo notó, y nervioso, apartó su mano rápidamente.
—¿Porqué haces todo esto? —preguntó desviando el tema.
—Porque no soporto ver a las personas sufrir.
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Tal vez fueron las palabras de Jimin, tal vez fue la vez que vio sin querer a su madre llorando una noche y se le ablandó el corazón, Jungkook empezó a aceptar las quimioterapias, seguía estando débil, seguía teniendo problemas en sus pulmones y ataques, pero eran menos constantes, Jimin se alegró y se sintió orgulloso de que sus palabra fueran por fin escuchadas. Sin embargo, en una cita con el médico dos meses después de todas esas buenas mejoras, los dejó a Jimin y a su madre más por suelo.
Jungkook esperaba en la sala de espera, mientras que su madre y Jimin escuchaban el diagnostico del médico luego de una quimioterapia.
—Jungkook a tenido una mejora clara, a resistido dos meses cuando antes no estaba ni cerca de aguantar esa cantidad de tiempo, pero por fin su cuerpo y él empezaron a aceptar las quimioterapias con éxito —Jimin y la señora Jeon se miraron sonriendo con alegrías —Pero... —los peros en una situación así nunca eran buenos, y ellos dos lo supieron quitando su sonrisa de inmediato y prestándole atención al veterano —Sus pulmones no creo que aguanten más de lo que han aguantado, se han desgastado más de lo que pensamos, y desgraciadamente aún no hay donante para el señor Jeon, sabemos que esa es la única cura, por lo tanto, no se sorprendan cuando empiece a tener problemas respiratorios más feroces —ambos tragaron saliva sintiendo un nudo enorme en su garganta —Si me disculpan... —los dos hicieron una reverencia hacia el hombre de bata blanco dejándolo retirarse.
Jimin agarró entre sus brazos a la señora Jeon que había comenzado a llorar, como bien dijo Jungkook, su final seguiría siendo el mismo fuera lo que fuera.
Cuando la mujer estuve mejor pudieron los tres encontrarse para irse a su casa. Jimin tenía una cosa revoloteando por su cabeza una y otra vez, en todo el camino se mantuvo callado y sumido en sus pensamientos, dirían que estaba loco, pero...¿acaso a alguien le importaría si eso pasara? A lo mejor sí, a lo mejor no.
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Cuando alguien veía la familia Park todos pensaban que eran la familia perfecta, que vivían en armonía todos los días y que amaban a su hijo todo él tiempo como buenos padres, sin embargo, lo que no sabían es que esos señores nunca estaban de acuerdo con nada que hacía su hijo, le pegaban, le peleaban por todo y una vez incluso le dijeron que era mejor que nunca hubiera nacido a que le diera tantos dolores de cabeza. Jimin mientras que estaba en aquella cita con el médico que atendía a Jungkook se acordó de todos esos momentos desagradables que había pasado junto a sus padres. Lo había pensando muchísimo, y quería hacer a alguien feliz, o mejor dicho, a dos personas felices incluso si él no llegaba a ver esa felicidad y ser partícipe.
—¿Park Jimin? —preguntó el hombre.
—El mismo —ambos se hicieron una reverencia en forma de educación.
—Según lo que me he enterado, usted quiere ser donante para el señor Jeon, ¿no es así? —hizo otra pregunta, Jimin asintió —Usted sabe que dará su vida para que eso ocurra ¿No? Nosotros siempre antes de un trasplante de cualquier órgano nos supervisamos para que esa persona que dona voluntariamente esté totalmente de acuerdo en dejar su vida, por eso casi siempre esperamos a personas muertas y que sus órganos nos sirvan, sin embargo, usted quiere donar sus pulmones estando vivo y sano.
—Así es, doctor, yo quiero donar mis pulmones a Jeon Jungkook —aseguró firme.
—Pues tiene mis respetos entonces, a partir de aquí, usted será sometido a varios exámenes que nos ayudará a estar seguro de que usted puede ser un buen donante —Jimin volvió a asentir.
—Pero ¿puedo pedirle algo?
—Claro, digame.
—Me gustaría que ninguno de los Jeon se enterara de quién es el donante, que sea totalmente anónimo.
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Jimin durante semanas estuvo sometiéndose a análisis de sangres, electrocardiogramas, ecocardiograma y demás exámenes que él la verdad no entendía del todo, y como él esperaba, todos los exámenes habían salido satisfactorio, Park Jimin era un donante perfecto para Jungkook. Cuando la señora Jeon le llegó la noticia de que por fin tenían un donante, casi se desmaya de la felicidad, Jungkook también estaba un poco feliz de que por fin tuviera un donante porque unos pulmones nuevos querían decir que tenía al menos unos años de vida. Lo que ambos no sabían era quien iba a ser el donante. Y cuando Jimin visitó a Jungkook dos días antes de la cirugía, le dio hasta deseos de llorar por ver a un Jungkook tan feliz.
—¿Quién lo diría no? Serás un hombre sano en dos días exactamente —dijo Jimin acercándose a él, estaban en el hospital, Jimin sentía que iba a llorar.
—Sano sano, del todo no, pero al menos tendré mas vida que ahora —dijo un Jungkook sonriente en lo que Jimin se sentaba a su lado en la cama de hospital —Iremos a tomar un helado cuando esto pase, y te voy a invitar yo —lo miró el moreno.
—Eso quiere decir que ya no te caigo mal —el rubio se llevo una mano al pecho dramáticamente.
—Sí, puede ser —se encogió de hombros.
—Entonces acepto la invitación —Jimin hizo un esfuerzo por no echarse a llorar cuando vio la sonrisa del pelinegro, sabiendo que esa invitación, no se iba a poder llevar a cabo, Jungkook iba a tener vida, y Jimin iba a estar contento de que al menos una parte de él estuviera con ese chico que aunque acaba de conocer, se había vuelto tan importante para él hasta el punto de dar su vida —Bueno, yo me tengo que ir, tienes que descansar para la cirugía —dijo poniéndose de pies agarrando una bocanada de aire y tratando de tragarse el nudo que tenía en la garganta.
—¿Jimin? —antes de que el rubio pasar la puerta de la habitación, se giró para mirar a Jungkook —Gracias, por todo —Jimin negó haciéndole saber que no era nada y salió de la habitación.
Cuando estuvo solo, no pudo agitar echarse a llorar, nunca había tanto deseo de ver a alguien con vida como quería que Jungkook la tuviera, al menos él tenía una madre que lo quería con locura, sin embargo, ¿él que tenía? Tendría más estando muerto que vivo, por eso no dudó más de dos veces hacer aquella donación.
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Jimin estaba muerto, Jungkook tenía sus pulmones, y este ya estaba de alta. Sin embargo, se sorprendió que Jimin no fuera a verlo ninguno de esos días porque el chico siempre estaba pegado a él y a su madre. Antes de que se fuera para su casa de alta, el doctor le dejó una carta en nombre de Park para que la leyera.
Para Jungkook y la señora Jeon:
Cuando era pequeño siempre quise estudiar danza contemporánea, era mi sueño de pequeño e incluso de grande, sin embargo, mis padres no me dejaban porque según ellos, era una danza para niñas, a decir verdad, para ellos todo era malo, me pegaban y todo lo que hacia les parecía mal, nunca pude hacer lo que realmente me gustaba, y tampoco nunca me dieron un amor como el que le da la señora Jeon a Jungkook y me llegué a preguntar ¿Si yo tuviera cáncer o estaría enfermo ellos me querrían así? ¿O peor, si estaría muerto ellos llorarían por mi por estarlo? Tenía que quitarme la duda, por eso ahora le encargo un gran compromiso a Jungkook. Espero que cuides de mis pulmones tal y como lo hice yo, a ti te hacían mas falta. Siento no poder ir a tomar ese helado que tanto querías, pero ahora estoy un poco lejos y no creo que haya manera de vernos. Jungkook, eres precioso, me di cuenta tarde de que me gustaba un chico, porque me gustabas tú. No quiero que lloren, no quiero que fuerces mis pulmones por llorar ¿vale? Quiero que estés sano, que hagas las cosas que no pudiste hacer y que...hagas feliz a esa madre que tienes porque realmente te ama. Yo estaré bien, estaré dentro de ti, y aún así muerto, pensaré en ustedes y en los momentos que pasamos. Agarranse a la vida hasta el ultimo segundo.
Con amor:
Park Jimin.
Jungkook apenas podía articular palabra y soltar lágrimas, estaba en shock, porque él pensaba decirle a Jimin que también le gustaba con aquel helado, sin embargo, ya no iba a poder, la señora Jeon contenía las ganas de llorar, aquello fue un golpe que no se esperaban. Aquello era...amor de verdad, nadie daba la vida por otro porque sí. Park Jimin le había dado su vida a Jeon Jungkook y no lo pensó ni un segundo.
—T-Tú también me gustas, Jimin-ah —susurró Jungkook sintiendo una fuerte punzada en el pecho.
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Hola! Se estarán preguntando ¿y que es esto? Pues es un One Shot que estuve preparando porque sí, vi una película que me dejó llorando por dos días enteros, y...quise hacer algo también homosexuales, aunque aquí no haya tenido nada homosexual, pero es Kookmin y cuenta.
No me maten, de seguro deben de estar llorando, yo también cuando escribí esto sentí cada palabra en mi pecho y corazón.
El cáncer de pulmón no es un juego, y admiro a todas esas personas que intentan seguir con su vida teniendo cáncer.
Y no es por decir nada adelantado, pero tengo unos One Shots que voy a subir cuando los termine que no son igual que este pero que de seguro les va a gustar.
Yo me despido, que ya e dado bastante la charla.
Lxs sarangheo❤
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