Tercera parte: El significado de dolor
Cuando la madre de Triple T se desvaneció, Triple T comenzó a llorar, desconsoladamente. Salty acarició el hombro del hombre, quien no se apartaba de su madre; era como ver un niño llorar por la muerte de su mascota, pero más doloroso y en un hombre. El llanto era más grave y el dolor simplemente era indescriptible.
Salty salió de la cabaña para ver la ciudadela desde arriba. A la par que veía lo pequeño que era el pueblo desde donde ella estaba, se hacía la misma pregunta; ¿Por qué?
¿Por qué ella había sido abandonada por sus hijos? ¿Por qué una madre, que tanto había amado a sus pequeños, estaba mal varada allí, en las cabañas flotantes?
Todo ello fue interrumpido ante la curiosidad de Salty, la cual se manifestó cuando vio a una de las cabañas aledañas a la casa de la madre de Triple T abierta. Era un misterio para ella y quería verlo con sus propios ojos, que era lo que había allí y como podía ser lo que fuera que viera.
Caminando lentamente, con miedo a caer en el abismo, logró llegar a la cabaña abierta. Esta cabaña, a diferencia de la cabaña de la madre de Triple T, le producía a Salty un sentimiento diferente; la oscuridad era abrumadora, el hedor que producía era desagradable; el ambiente era húmedo y el aire muy pesado; parecía que nadie había estado allí en años, o tal vez siglos.
En el momento que ella pisó el interior de la cabaña, se asustó con un repentino golpe detrás suyo, notando también como toda la habitación permanecía en tinieblas. Se dio la vuelta apresuradamente y ahí la cosa se había puesto muy escabrosa; la puerta se había cerrado.
Se asustó mucho al notar esto, Salty no podía creer que se hubiera cerrado, y como estaba en oscuridad total, sin ninguna lampara, el terror comenzó a adueñarse de ella, pero intentó contener la calma; cosa que no duró mucho puesto a que una voz llamó su atención.
-No tienes porqué esconderte, Salty – Dijo la voz misteriosa, siendo femenina, aunque un poco más gruesa y demoniaca.
Salty intentó identifica de donde venía aquella voz, sin tener éxito, aunque con algunos pequeños rayos de luz que vinieron del exterior, pudo notar que era lo que la veía con tanto misterio.
Lo último que pudo ver Salty antes de desmayarse fue a una criatura, horrible en todos los aspectos, igual que la que la había atrapado en el callejón y que Triple T logró quitársela de encima; tenía manos extensas, enormes como las recordaba, con uñas sucias y horribles dedos que se movían de lado a lado como si fueran una enorme araña.
Esas manos eran increíblemente frías, sintiendo su falta de calidez en su piel, Salty se perturbó con lo horrible de su aspecto; su rostro era idéntico al de un perro, pero este no tenía ojos y tenía tres mandíbulas, la lengua emergente de su boca era un manojo de tentáculos y el cabello oscuro cubría toda su parte trasera de la cabeza.
Salty quería gritar, pero antes de hacer algo, la criatura perforó su pecho con sus uñas, haciendo que la pequeña escupiera sangre y no pudiera moverse por el dolor; mientras más tiempo pasaba, Salty intentó tomar el reloj de su maleta, antes de darse cuenta que la había dejado en la cabaña de Triple T.
-Espero puedas dar un lindo viaje conmigo, Salty. O debería llamarte... Frangee.
La criatura enterró más sus dedos en el pecho de la pequeña, a tal punto que perforó a la niña, teniendo sus dedos traspasando su espalda. La poca sangre que sobraba, Salty la escupió; con algo de calma, la criatura incluso logró quitarle ambos ojos a la pequeña, siendo solo un trapo para aquella cosa.
***
En un lugar diferente, Salty se encontró consigo misma, viéndose en un charco de agua. Miró detenidamente su reflejo y sintió escalofríos al verse sin ojos, con la boca sangrante y con la piel pálida. Gritó fuertemente, pero de nada sirvió y nadie parecía escucharla.
El sitio era idéntico al que había visto cuando tuvo ese extraño sueño, sin embargo, no hubo manifestación de algún accidente, ni ruido alguno.
Comenzó a caminar en la oscuridad, sintiendo el charco en sus botas, notó algo. Había demasiados reflejos de ella sin ojos, con sangre en la boca y con la piel pálida. Estos se movían como si fueran muñecas de trapo debajo de ella; el verdadero horror comenzó cuando varias de ellas lograron atravesar el agua y empezaron a flotar cerca de ella.
Todo era un caos con los cadáveres flotantes de Salty, todas ellas implorando por su vida y llorando, mientras intentaban golpear a Salty desde las alturas. Ninguna podía encontrar a Salty, no fue sino hasta que Salty pisó mal y cayó en el charco extenso de agua que todos los cadáveres fueron en picada hacia ella. Intentando incorporarse, otro cadáver la sostenía desde el interior del charco, a la par que le resto se juntaban para que no pudiera moverse; sintiendo la sangre en su cuerpo, Salty no pudo escapar de ellas, sumergiéndose entre los cadáveres en una profunda oscuridad.
***
Salty despertó abruptamente, no obstante, ya no estaba en Emathem, o en alguna región dentro del túnel del árbol. Viendo su habitación con los libros y cuadernos, vio el amanecer en su ventana; había vuelto al instituto. Pero algo raro había en ello, a pesar de todo lo real que pudiera verse, no se sentía la presencia de nadie.
Salió de su habitación, y apenas allí notó que todavía tenía la gabardina verde, con su bufanda y su brazo repleto de vendajes con sangre escurriendo. De la nada, sintió que algo estaba presente en la gran sala, en el centro de toda la academia. Corrió en dirección a ese lugar.
En las escaleras, antes de bajar totalmente, no vio a nadie y mucho menos algo había cambiado. Al instante se despreocupó y pudo bajar con tranquilidad las escaleras.
Repentinamente, cuando tocó el suelo del centro del salón, el ambiente en el lugar cambió, a un sitio lúgubre y triste; de ser un día soleado con brillantes multicolores en los ventanales, se convirtió en un lugar de tonos grisáceos con ventanales de tonos pálidos, sin vida.
Salty volvió experimentar lo mismo que sintió cuando fue atacada por sus cadáveres. Sudor frio recorría sus mejillas y temblaba sin poder controlarse. Sin previo aviso, los dos ventanales de la gran sala fueron destrozados por una pata de araña, luego fueron dos, tres, cinco, nueve, hasta convertirse en veinte patas. Al momento que no había fuerzas por parte de la pared, la criatura emergió de la pared y se postró violentamente frente a Salty.
Era una araña, con una cabeza de un caballo, dientes deformes de dinosaurio, abdomen de caracol y tentáculos en lugar de lengua. Salty quería gritar, pero lo insólito de aquella cosa ahogo por completo el grito de Salty y sus ganas de hacerlo.
La criatura tomó carrera y quiso comerse a Salty de un bocado, pero ella fue más rápida y corrió de su ataque, escapando por el resto de los pasillos de la escuela. La enrome araña caballo, implacable como ella misma, siguió a Salty en todas direcciones, sin importar el tamaño, ni la distancia. Y Salty, entre más corría, más se cansaba. Desesperada, se escondió en la biblioteca, sabiendo que allí había pase libre hacia el mirador invertido; o al menos, en esa manifestación de su instituto podía haber tal mirador invertido.
No obstante, la criatura supo que iba a hacer eso y fue rápidamente hacia la biblioteca y comenzó a atacar la puerta de la esta. Desesperada, Salty buscó algún libro o arma que pudiera usar en contra de la criatura. Sin mucho éxito, pudo hacerse con un trozo de madera que había arrancado del suelo.
La puerta no opuso resistencia alguna, la criatura logró romperla con facilidad y Salty, preparada, tomó el fragmento de madera entre sus manos y como si fuera una espada, la puso entre sus dos manos, mirando con odio aquella cosa, que lentamente se acercaba a ella. La criatura comenzó a lanzar libros por todas partes, mover los muebles y romper todo a su alrededor, inclusive los ventanales, que solamente producían una luz clara y pálida que hacía ver azul a la triste y solitaria biblioteca.
Salty sintió escalofríos al notar que la criatura se acercaba cada vez más a ella; no pudo notar cuando la criatura, de un bocado, la metió en su boca y comenzó a masticar lentamente su cuerpo. La criatura había devorado a Salty.
Con tranquilidad, la criatura reposó en el centro de la biblioteca, la cual había destrozado en su paso. Todo parecía tranquilo hasta que algo comenzó a lastimarlo por dentro, su cabeza tenía una protuberancia que emergía lentamente, sangrando en su frente. La criatura lagrimeó y de forma apresurada, su cabeza fue abierta como si fuera una sandía. De la cabeza, cubierta de sangre, Salty emergió de aquella cosa.
Sintiendo asco, Salty vomitó en la cabeza del cadáver de la criatura araña caballo, y tan pronto que hizo ello, comenzó a llorar; no pudo contener el llanto, a la par que sabía que no podía quedarse allí.
Siguiendo con el sollozo, Salty caminó hacia la puerta del mirador invertido. Apreciando la puerta, percibió que no tenía los tres sensores con los que había estado aquella puerta desde que fue creada, por lo que pudo abrirla sin problemas, escuchando un sonoro chirrido.
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