Deltha y Yec fueron hacia el bosque Getz, en busca de trozos de piel de Getz con sangre, como los que antes encontraron.

-¿Tú crees que algo malo pueda ocurrirnos? – Preguntó Deltha mientras ellos caminaban con una antorcha en una cueva húmeda.

-No lo sé – Dijo Yec, quien tenía un semblante inmutable, no obstante, se sentía nervioso, tenía el pecho frio, sus ojos empezaban a lagrimear por no haber dormido por la incertidumbre.

El ruido del aire no hacía sino poner aún más nervioso a Yec y a Deltha. Nunca lo que era llamado calma había causado más terror y dolor de nerviosismo a una persona como a ellos dos, quienes sabían que algo malo podría estar pasando.

Caminaron por la caverna de bosque Getz, hasta que, por accidente, a Deltha se le cayó en el húmedo suelo de la cueva. La tierra desprendía un hedor metálico. Era demasiado penetrante tanto para Deltha como para Yec, quien se quedó paralizado al ver, frente a él, lo que ahora yacía sin vida. Era Paragogx, y sus dos hermanos, muertos, en un estado avanzado de putrefacción.

Los ojos de los tres hermanos no existían más, su piel era grisácea, con gusanos de la estrella, resplandeciendo del tono de la sangre de los Getz, brillando pálidamente, mezclándose con la piel de los gusanos. Las partes con piel caída, mostrando sus huesos oxidados, tenían trozos caidos de piel colgando.

Nauseabundo, Deltha vomitó en la tierra, mientras Yec notó que en uno de los huesos del Getz había un trozo de tela; al verla, Yec ideó un plan para tomarla.

Yec salió de la cueva para ir por una rama larga o un palo de madera para tomar la tela, dejando a Deltha solo. Él, con la sangre de Getz empapando su piel y ropa, vio la tela; se estremeció al notarla.

Cuando volvió Yec y tomó el pedazo de tela, Deltha intentó tranquilizarse para no sentirse alterado y poner nervioso a Yec. El trozo de tela fue tomado por Yec, quien se empezó a preguntar por sí mismo varias cosas.

-¿Qué pasa, Yec? – Preguntó Deltha.

-Reconozco este tipo de ropa – Dijo Yec – Era de los viejos uniformes. Antes, aunque no lo creas, ahora usan tela verde porque la azul no era muy agradable a la vista. Esa fue la razón por la que ya no se usa el azul.

-Pero nosotros...

-Si, Deltha – Interrumpió Yec – Ustedes ya no usan uniforme de forma obligatoria. Digo que en el pasado era necesario usar gabardinas azules y bufandas moradas. Y este no es un trozo de tela actual y podemos compararlo con mi viejo uniforme inclusive.

-¿Tu viejo uniforme? – Preguntó Deltha.

-Si – Dijo Yec, sentándose en una roca, de la caverna – Para mí desgracia, me robaron el uniforme. De todas formas no lo usaba pero fue un lindo recuerdo.

-Oye Yec – Dijo Deltha cubriendo su nariz - ¿No sería mejor que saliéramos de aquí? Los gusanos hacen que aquí huela muy mal.

-Deja aviso a Chio y a Salty.

Yec, mientras tomaba la rama larga de madera, rompiendo un trozo de rama de 20 centímetros, movió sus manos y materializó frente a él un espejo, el cual materializó un reflejo de Chio y Salty.

-Chio – Dijo Yec – Encontramos algo que puede interesarte.

Chio notó que Yec le hablaba, al igual que Salty. El reflejo de ambas se acercó hacia Yec, quien movió el espejo hacia el cadáver de Paragogx

-No puede ser – Dijo Chio desde el espejo, con las manos en la boca y Salty, quien veía solo un poco, se asustó y se fue corriendo.

-Si – Dijo Yec – Deltha y yo encontramos este Getz carcomido por gusanos, y el suelo de la cueva cubierto de su sangre.

-No puede ser – Decía Chio asustada y con horror en sus ojos – No me lo puedo creer.

-Es cierto Chio – Dijo Yec levantando el trozo de tela en su mano – Pero eso no fue lo único interesante que hemos encontrado.

-¿Qué quieres decir con eso?

Yec, a través del espejo les mostró el trozo de tela. Chio vio la tela, estremeciéndose.

Salty, sin decir nada, le preguntó inocentemente a Yec.

- ¿Qué es eso?

-Un trozo de tela que encontramos en uno de los huesos del Getz destrozado – Yec tragó saliva tras decir eso – Pensamos que puede pertenecer a algún uniforme antiguo; su tela es del mismo costurero de aquellos uniformes. Corremos el riesgo de que alguien haya viajado a través del tiempo y asesinara a Paragogx. Bueno, esa es mi primera teoría...

-Debemos trabajar con eso – Dijo Chio – Ya conseguimos el ojo. Necesitamos reunirnos en el mirador. Pueden venir a través del mirador invertido.

-Gracias Chio – Dijo Yec – Seguiremos buscando pistas, quizá encontremos algo más.

El espejo se desvaneció y Yec se volteó para ver a Deltha, quien en tranquilo horror, seguía viendo el cadáver, siendo destrozado por los gusanos. En increíble tranquilidad; pudo reconocer incluso el sonido de los gusanos destrozando la carne, desgarrando los tejidos del Getz, como si fuera un festín de larvas en el estómago.

-Deltha – Decía Yec – Deltha ¡Deltha!

Cuando Deltha le hizo caso a Yec, lagrimas salieron de los ojos de Deltha, no lágrimas de tristeza, si no lágrimas de horror, de miedo profundo.

Yec lo abrazó, mientras lo cubría para que ya no viera al Getz carcomido con gusanos de la luz. Era horroroso siquiera imaginar su final.

-Tranquilo Deltha – Dijo Yec – Salgamos de aquí.