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🔌El señor del cable

18+, algo extraño ¿? 

🍑 🔌 

Kihyun estaba observando parte de su cuerpo reflejado en la pantalla negra de su televisor de plasma. Volvió a apretar el botón "on", pero no funcionó. 

Otra vez estaba fallando la maldita señal del cable. No es que viera con regularidad la televisión, pero cuando llegaba del trabajo le gustaba relajarse y mirar algún programa mientras tomaba un poco de cerveza en lata. 

Ese día su plan se había arruinado. 

Un ritual algo sencillo y común que ahora se había visto interrumpido porque no se mostraba ninguna imagen en la pantalla. 

Decidió tomar su celular y marcar al número de la empresa. 

—Aló, ¿hablo a la compañía de cable? Quiero reportar un problema con la señal de su servicio. No funciona desde hace algunas horas y quiero que vengan a revisarlo —escuchó la voz del técnico al otro lado de la línea que le aseguró estar allí lo más pronto posible. 

—Le mandaré mi dirección en un mensaje —concluyó Kihyun con su llamada y colgó. 

Aprovechó para bañarse mientras llegaba el técnico. Salió del baño y, todavía en su albornoz y con el cabello húmedo, tuvo que ir a la entrada del departamento al escuchar el timbre. 

Al abrir la puerta, vio que al otro lado de ella se encontraba el técnico. 

—Buenas tardes, Sr. Yoo. Soy Son Hyunwoo—se presentó con seriedad—. Vengo de parte de "Nunutv". 

—¡Qué rápidos son! —exclamó con satisfacción y observó al técnico. 

Ese empleado era de muy buen ver. Alto, fornido, varonil, de piel tostada y espalda ancha. Maravilla hecha hombre. Lo miró de pies a cabeza y le sonrió ampliamente, bendiciendo su buena suerte de haberse topado con un trabajador así. Hasta se le olvidó su enojo por un momento. 

Kihyun lo dejó pasar y el técnico se quitó los zapatos en la entrada, además de su gorra, que dejó al descubierto su cabello azabache y sus marcadas facciones. 

Llevaba su uniforme, una camisa azul y pantalones cargo con mucho bolsillos a los lados, además de su caja de herramientas. 

—Déjeme revisar su aparato.

"Cuando quieras", pensó Kihyun. 

—Por aquí, por favor. 

Se dirigieron directamente a la sala donde se encontraba la televisión y el monitor del servicio. 

—Sí, está allí. Tárdese el tiempo que necesite. 

"No tengo prisa porque se vaya".

Se agachó sobre la mesilla y empezó a revisar el aparato, pero Kihyun se dio cuenta de que le costaba y a cada rato se le caían las pinzas al tratar de quitar los tornillos para ver el interior, en busca del problema. 

Era adorablemente torpe. 

Llegó un punto en el que se incorporó y se limpió la frente con el extremo de su camisa. 

—¿Como que ha estado haciendo mucho calor, no? —comentó el técnico Son, resoplando y sacudiéndose la camisa para refrescarse. 

Esto provocó que un botón se saliera del ojal, dejando entrever sus clavículas. Kihyun tragó en seco. 

—Bastante. Está que arde. ¿Desea un poco de agüita? —le preguntó con pretendida inocencia. 

—Si no es mucha molestia. 

—Voy por ella. Tome un descanso. 

Fue a la cocina y de regreso llevaba un vaso con agua fría. Notó cómo la manzana de Adán del técnico se movía al ingerir el líquido y cómo un hilillo de agua se escapó hacia la barbilla, por lo que el técnico tuvo que limpiarse. 

Kihyun sentía a cada minuto que era más difícil controlar su impulso de arrojarse sobre el hombre y plantarle un beso. Su imaginación corría sola imaginándose debajo, más bien encima, de ese hombre.

Tomó el vaso vacío y lo dejó sobre la mesilla de la sala. 

—Gracias. Veo que hay bastantes juguetes regados por aquí —señaló el técnico, a lo que Kihyun sonrió. 

—Mis sobrinos vinieron ayer. Dejan siempre sus juguetes dispersos por el departamento y no he podido limpiar. Estoy muy acostumbrado a ello. 

—Ha de tener unos sobrinos traviesos, Sr. Yoo —esbozó una sonrisa y Kihyun sintió perder su cordura.

—Sí, en realidad son sobrinos de mi pareja, pero yo los considero también mis sobrinos. 

—Son afortunados de tener un tío tan guapo como usted. 

En ese punto Kihyun explotó de emoción y un hormigueo recorrió su espalda. ¿Acaso era una señal?

Claro que lo era cuando el técnico lo estaba viendo intensamente, con una sonrisa sutil. La tensión era palpable entre los dos y él no iba a desaprovechar la ocasión. 

—Gracias por lo de guapo, pero ¿sabe qué es lo mejor? —se fue acercando mucho más a él—. Lo mejor es que el tío es el más travieso —susurró, poniéndose de puntillas para alcanzar su rostro—, el más travieso de todos. ¿Le gustaría jugar conmigo? Se divertirá. 

Lo jaló de la solapa de su camisa hacia sí, haciendo que Hyunwoo se inclinara para cochar sus labios precipitadamente, juntos sus cuerpos, en un beso atrevido y arrebatador, con sus lenguas jugueteando sin descanso y sus manos acariciando la parte baja de la espalda. 

Kihyun no perdió tiempo. Se desamarró el albornoz y éste pronto cayó al suelo, dejando al descubierto su desnuda anatomía. Ayudó a Hyunwoo a quitarse su camisa, develando así su bien trabajado torso, el cual Kihyun se encargó de llenar de besos y succiones, para luego volver a besarse, gimiendo por lo bajo.

En una pausa necesaria para tomar aliento, Hyunwoo aprovechó para agarrar su estuche de herramientas y sacó un bote de lubricante y condón. 

—Viene usted muy bien preparado, Sr. Son.

—La ocasión lo requiere —dejó los objetos al lado del vaso y se quitó el cinturón.

Kihyun se sentó en el sofá, abriendo sus piernas en una invitación queda a acercarse.

Verlo así hizo que Hyunwoo tragara en seco y que el tiro en el pantalón le comenzara a molestar. Quedó perplejo, bendiciendo su suerte.

—¿Dónde quiere que enchufe mi cable, Sr. Yoo? —logró articular, recordando lo que debía decir.

—En mi ranura trasera, Sr. Son —enarcó su ceja izquierda, con aire coqueto. 

Eso fue suficiente. Hyunwoo lo miró a los ojos y ya no pudo aguantar más. Trató de seguir el guion, pero la situación le pareció bochornosa. 

Se echó a reír nerviosamente por lo bajo e hizo que Kihyun hiciera un puchero infantil. 

Se incorporó del sofá y puso sus brazos en jarras, no importándole estar desnudo. 

—¡Nunu, seriedad, por favor! —hizo una pataleta—. Has roto la magia. 

—Kiki, terrón de azúcar —se acercó para acariciarle la abultada mejilla—, ¿de verdad tenemos que hacer esto? 

—Prometiste hacer lo que sea por mi cumpleaños, Nunu —frunció sus labios en un gesto infantil—, y quiero que seas por hoy mi señor del cable. Ahora ponte aquí —lo hizo sentarse en el sofá—, y déjate llevar, cariño. 

—Entendido, mi cliente exigente. 

Kihyun se sentó a horcajadas sobre su regazo y lo miró a los ojos. 

—¿En qué estábamos? Ah, sí —se aclaró la garganta—. Déjeme sentir su corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, Sr. Son. 

Palpó el miembro de Hyunwoo sobre su pantalón y sintió la dureza bajo su mano. Sus manos hormigueaban, y bajó la bragueta con algo de torpeza. Sacó del bóxer el palpitante miembro alzándose en la entrepierna y tragó en seco ante la expectativa de lo que pasaría. 

Decidió arrodillarse en el suelo y tomar la erecta polla entre sus manos para lamer su larga extensión. Sonrió con lascivia a ver cómo se hinchaba bajo su tacto y brotaba de la punta el líquido preseminal.

Con ansias, ayudó a Hyunwoo a quitarse su pantalón y bóxer y se sentó nuevamente sobre sus muslos doblando las rodillas. 

Hyunwoo introdujo sus gruesos dedos, uno, dos, tres, para prepararlo y dilatar su entrada, acostumbrado a la sensación, a la estrechez que deseaba penetrar. 

Kihyun le ayudó a ponerse el condón con agilidad. Alzó su trasero por un momento para luego empalarse poco a poco sobre el miembro erecto de Hyunwoo, primero el grueso glande, y bajando hasta llegar a la base, rozando sus nalgas con sus muslos, sintiendo a Hyunwoo completamente dentro. Apoyó las manos en sus amplios hombros con firmeza, acostumbrándose a la intromisión y preparándose para cabalgarlo. 

Sabiendo lo que se avecinaba, Hyunwoo trató de no apresurarlo, sabían tomarse su tiempo, pero soltó un gemido sorpresivo en cuanto Kihyun empezó a moverse sobre él, al principio con suaves balanceos, pero luego enérgicamente, cada vez con más brío, buscando tocar ese punto dulce que lo volvía loco de placer, moviendo sus caderas, impulsándose hacia arriba para volver a dejarse caer y gemir por lo alto, dejando escapar el nombre de Hyunwoo en cada suspiro, en cada súplica por ir más rápido y duro. 

En esos momentos su racionalidad se iba al garete y nada más importaba que dejarse guiar por la sensación de gozo. Siguió moviendo sus caderas, ayudado por Hyunwoo quien mantenía sus grandes manos sobre sus caderas, y luego las movió para masturbarlo al ritmo de las embestidas, rozando su glande con las yemas de los dedos y acariciando sus testículos. 

Hyunwoo sintió los estremecimientos de su cuerpo, sabiendo que su orgasmo estaba a punto de llegar y Kihyun soltó un improperio en cuanto lo sintió derramarse dentro. Aunque ya hubiera acabado, Hyunwoo no dejó de mover su mano sobre el eje duro de Kihyun, y pronto éste cubrió su abdomen con su semen, resollando con dificultad y con el sudor resbalando por su cuello. 

Acabaron exhaustos. 

—Feliz cumpleaños, Sr. Yoo —le dijo Hyunwoo mientras apartaba un mechón húmedo de la frente y le daba un beso allí. 

—Gracias, Sr. Son, por hacerme tan feliz —rozó su mejilla contra la suya y le plantó un beso en la punta (de la nariz).

—¿Te llevo a la cama? 

—Pero no a dormir. Quiero otra ronda.

—Sin papeles de por medio, sólo como tú y yo. 

—Pero qué dices, cariño, si siempre somos tú y yo —le plantó un beso en el cuello, abrazándose a él y aspirando su varonil olor.

Hyunwoo lo alzó en brazos y lo llevó a su cuarto, cerrando con los pies la puerta detrás de sí. 

Fue así como el acto del señor del cable dio fin y Hyunwoo pudo olvidarse de sus ropas de "técnico". 

Y sí, no lo podía negar, le parecía jodidamente raro ser partícipe en estos juegos cada vez que Kihyun se lo pedía en una fecha especial, pero no le resultaba molesto cuando los dos terminaban en alguna parte de la casa hechos un lío de fluidos, felices y sudorosos. Era excitante, cómo no serlo cuando tenía a Kihyun desnudo frente a sí, con las emociones a flor de piel. 

Es que Hyunwoo no podía decirle que no a su novio. ¿Cómo negarle algo con esos gestos amorosos que le prodigaba a cada minuto? Su mera existencia era una bendición para Hyunwoo. Sabía cómo persuadirlo y él era feliz complaciéndolo, cumpliendo sus caprichos. 

No importaba que fuera fingiendo ser un jardinero, el lechero, un profesor, un bombero o un médico, cuando en realidad era un simple hombre asalariado que trabajaba en una oficina de gobierno, lo que, a decir verdad, a Kihyun también lo prendía. 

Era un deleite visual verlo salir y llegar a su casa con su traje y corbata, y portafolios en mano, todo modosito e impecable. El simple hecho de que fuera él, Hyunwoo, quien estuviera debajo de los trajes, lo hacía sentirse en éxtasis. 

Hyunwoo cumplía sus fantasías, porque, a fin de cuentas, era feliz sabiendo que Kihyun era su fantasía hecha realidad, a quien había soñado y obtenido como pareja, su preciado tesoro, con tesorito incluido. 

Tantán. Fin XD. 

🍑 🔌 

B&N~16/05/21

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