Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

👄2.Lee mis labios

[...]

Para Kihyun, era la primera vez que sentía esa necesidad de ayudar a alguien, de asegurarse de su bienestar. Quizás que los dos fueran seres marginales influyera en eso. Sí, se trató de convencer a sí mismo. Lo hacía de forma desinteresada y sincera.

No sabiendo cómo afrontar esa situación, salió de ese departamento a prisa, dejando a Hyunwoo todavía asimilando lo que había dicho. Sentía el corazón acelerado y las manos sudorosas, pero no dejó de caminar.

Kihyun se sentía extraño. Supuso que en la cárcel había muchos casos de hombres desesperados de contacto humano, a veces sólo por deseo carnal, o por la necesidad de afecto. Hyunwoo, por lo que sabía, no tenía a nadie y quizás eso... quizás sólo era la confusión... malinterpretó sus acciones... no es que realmente estuviera interesado en él, que le gustara físicamente... maldición... estaba pensando de más, lo que solía hacer cuando entraba en pánico.

Rechazó su beso, pero eso no impidió que esa noche soñara más de lo debido. Soñó con sus fuertes manos agarrándolo de la cintura, acercándolo a él y besándolo con vehemencia, chocando sus caderas, moliéndose y retorciéndose ante el contacto. Sentía su cuerpo arder y anhelaba más cercanía, más calor humano del que se había privado en todos esos años...

A la mañana siguiente no cabía de la vergüenza al notar sus calzoncillos húmedos. Era la primera vez que soñaba tan intenso y recordaba todo. Se apresuró a entrar al baño y lavarse, y echar su ropa a la lavadora. Se miró al espejo y se percató que seguía sonrosado. Su cuerpo parecía no estar de acuerdo con su mente, o quizás era que su cuerpo mostraba lo que realmente estaba en lo más profundo de su mente.

Estaba hecho un lío.

No se consideraba una persona sexualmente activa, su experiencia con mujeres era muy limitada y no sentirse atractivo también influía en la escasa interacción con el sexo opuesto. No le atraían sus compañeras de trabajo y era la primera vez que un hombre aparecía en sus sueños y lo ponía en esa encrucijada; se cuestionaba si se podría considerar atracción.

Lo cierto es que sabía cuándo reconocer a una persona guapa, y Hyunwoo era definitivamente muy guapo, pero eso lo pensaba también la mayor parte de las empleadas de la empresa. Alto, bien formado, piel aceitunada, rasgos afilados y una sonrisa amable. Además, era muy inteligente y carismático, pero también muy serio en su papel como asistente, atento y tranquilo.

Su propio comportamiento puso en duda su motivo de haberle ayudado. ¿De verdad lo había hecho por simple empatía y no por un motivo ulterior? Sintió escalofríos y estuvo todo el trayecto hacia la empresa tratando de no pensar en ello.

No sabía cómo encarar a Hyunwoo después de lo que había pasado, o más bien soñado, por ello lo evitó durante el almuerzo y en los pasillos. Estuvo así dos días. Pero al parecer Hyunwoo no descansaría hasta hablar con él. Lo esperó afuera del edificio y por más que Kihyun quiso escapar, no pudo. Debía enfrentar ese encuentro.

—Kihyun, necesito hablar contigo. No me esquives, por favor —el aludido se quedó quieto, esperando a que hablara—. Quiero pedirte una enorme disculpa por mi comportamiento el día de ayer. Sé que fue estúpido asumir que estabas atraído por mí y creer que por eso me ayudaste, y creer que esperabas alguna clase de retribución a cambio... —por vez primera lo veía tan nervioso, él tan seguro de sí mismo y confiado—, es sólo que... he vivido en ambientes en los que no te ayudan a menos que quieran algo a cambio. Tú no eres como ellos. Sé que no es excusa, pero aprenderé a controlar mis impulsos.

Kihyun pareció dejar de estar nervioso al escucharlo hablar. Observó su semblante y supo que era sincero. Quiso confiar en su instinto.

—No puedo entender eso ya que no he vivido lo mismo que tú, pero acepto tu disculpa.

Hyunwoo pareció más animado, pero seguía hablando con cautela.

—¿Podemos... convivir de nuevo?

A pesar de todo, Kihyun tampoco deseaba perder ese vínculo, y quizás así podría corroborar que que era eso, sólo una amistad, y no lo que un extraño sueño mostraba.

—Sí. Creo que... no me gustaría dejar de platicar contigo.

Hyunwoo le sonrió y se despidió de él. Al día siguiente, volvieron a almorzar juntos, y a conversar con regularidad.

—¿Extrañaste mi comida? —preguntó después de ver cómo Hyunwoo se había acabado el contenido del recipiente.

—Te extrañé a ti.

Kihyun carraspeó, poniéndose rojo. Hyunwoo pareció darse cuenta de ese detalle.

—No me malinterpretes... oh dios, esta boca mía. Es decir... me he dado cuenta que me gusta pasar el tiempo contigo... platicar y eso... y pensé en tus palabras... en lo de ser amigos... y creo que ya lo somos, ¿no? Y no me gustaría perder al único amigo que he hecho en las últimas semanas.

Kihyun tampoco quería perderlo a él.

—Claro. Somos amigos.

—¿Te gustaría ir al cine? Como amigos. Claro está.

Kihyun sonrió. No era dado a salir mucho, pero valía la pena el intento.

—Vamos.

Le agradó eso de escoger la película entre los dos, comprar algunas palomitas y buscar la sala para sentarse en las butacas. Era una costumbre que no había hecho desde que falleció su madre. Sin embargó, se quitó su aparato a mitad de la película y Hyunwoo se percató de que algo no estaba bien. Le hizo señas para preguntarle y aunque le dijo que estaba bien, no estuvo muy convencido.

Al salir de la función, mostró su preocupación.

—Disculpa, quizás no fue buena idea venir al cine. Los sonidos son muy estridentes.

—No, no te preocupes, al contrario, te agradezco haberme invitado. Sólo a veces debo quitarme el aparato, pero la película estuvo muy divertida.

—Entonces... ¿se puede volver a repetir?

—Sí. Creo que sí —esbozó una suave sonrisa y fue el inicio de una serie de salidas sucesivas.

Los dos planeaban a dónde ir los fines de semana, e incluso algunos días entre semana. Era agradable, realmente agradable poder tener a alguien con quién pasar esas horas. No es que fuera malo pasar los fines de semana solo, pero Hyunwoo hacía que esperara con emoción a que llegara el sábado.

Además, había veces en que se quitaba su aparato de las orejas y eso no era impedimento para que se pudieran comunicar. Kihyun ya sabía leer muy bien los labios de Hyunwoo y era natural para él hablarle directamente para no perder el hilo de la conversación. Las salidas eran muy entretenidas.

Ese día, por ejemplo, habían ido a ver una exposición artística en una galería céntrica. Hyunwoo resultó ser un buen crítico de arte, y le explicó algunas cosas sobre los cuadros. No es que Kihyun estuviera particularmente atraído por el arte, pero no podía despegar la vista de Hyunwoo al hablar con entusiasmo sobre las pinturas.

Estaban ya en el último pasillo de la galería, pero Hyunwoo se detuvo a medio camino y miró fijamente al frente. Allí estaba parado, a escasos metros, un hombre que se le quedó viendo con gesto de sorpresa y empezó a caminar hacia ellos a pasos apresurados.

—Mira a quién tenemos aquí. Hyunwoo. Así que ya saliste de la cárcel —soltó cruzándose de brazos.

Hyunwoo había quedado estático. No decía palabra y su confianza y carisma parecían haber desaparecido nuevamente. Se había quedado pálido al ver a ese sujeto. Éste miró también a Kihyun de arriba abajo.

—No tuvimos el aviso de la cárcel, y veo que tú tampoco tuviste esa intención. ¿Al menos has tenido la decencia de ir a ver a tu padre? Él ahora vive en un asilo. Sé que no te importa...

—Te equivocas... —lo interrumpió Hyunwoo, despabilando y mirándolo con el ceño fruncido.

—¿En serio? —exclamó su interlocutor en tono irónico.

—Me importa, pero me importa más no causarles problemas. Creo que está mejor así, hacer de cuenta que no existo para ustedes.

—¿Y crees que es tan fácil? —su voz sonaba molesta—. Él ha preguntado por ti, Hyunwoo. Visitarlo es lo mínimo que puedes hacer. Pero no es como si te pudiera obligar, ¿verdad? —suavizó su voz—. Sólo piénsalo un poco. Aunque no lo creas, será algo significativo para él si los vas a ver.

Sin más que decir, se alejó de ellos y se instauró entre ellos un silencio incómodo.

—Lo siento, Kihyun, pero... quiero estar a solas. Me voy a ir ahora.

—No tienes por qué disculparte. Lo entiendo, pero si necesitas alguien con quién hablar, aquí estoy yo.

—Yo... yo te contactaré más tarde.
Kihyun vio cómo se alejó y aunque deseaba poder ayudarle, sabía que debía darle su espacio. No sabía muchas cosas sobre su vida y pasado, pero no deseaba parecer invasivo.

No supo de él hasta entrada la noche. Vio la pantalla de  su celular iluminarse y su corazón dio un vuelco al ver que era una llamada telefónica de Hyunwoo. Ya estaba en su cama, así que se acomodó sobre su colchón y se puso su auricular. Hyunwoo se escuchaba ronco y cansado.

—¿Kihyun? Deseo contarte lo que pasó, pero es  muy tarde para ir a verte...

—Me alegro que me hayas llamado. ¿Quieres hablar por aquí?
Se escuchó un corto silencio y de nuevo su voz a través del auricular.

—Sí. Te lo diré. El hombre que vimos en la galería es mi primo. Jooheon. Al parecer era la exposición artística de un amigo suyo, por eso lo vimos allí...
Kihyun no presionó. Dejó que continuara cuando estuvo listo.

—Soy hijo único. Mi padre se hizo cargo de mí desde que mi madre falleció cuando tenía yo quince años. Fue un duro golpe para los dos, y yo no estaba conforme con la vida que tenía. Era muy ambicioso, deseoso de dinero y de poder, pero eso fue mi ruina. Cuando se enteró que yo estaba en la cárcel, fue a visitarme en los primeros años de mi encarcelamiento, pero no quise verlo, y tampoco tuve el valor de ir a visitarlo al salir. No sabía que estaba en un asilo. Había decidido hacer de cuenta que no existía para mis familiares, mis tíos y primos, que estoy solo de ahora en adelante. Es una vergüenza decir que tienes un familiar en la cárcel y no pensaba hacer pasarlos por ello. Iba a afrontar las consecuencias de mis actos solo, ya que yo los cometí y ellos no tuvieron la culpa de las malas decisiones que tomé, de mi soberbia, de lo intocable que me creía. Dime, ¿cómo enfrentar a mi padre después de diez años alejados?

—Has dicho que deberás a vivir con ello, pero eso está en el pasado y creo que debes darte otra oportunidad —comentó en suave tono—. Tu primo ha dicho que tu padre quiere verte. A pesar de esos diez años, de verdad quiere verte. Conciliarse con el pasado puede ser duro, pero puedes intentarlo.
Hubo otro silencio no muy prolongado que Hyunwoo rompió.

—Lo veré. Creo que es hora de ir a visitarlo. Mañana mismo. ¿Podré pedir permiso en la empresa?

Kihyun se percató que había estado conteniendo el aliento. Suspiró y sonrió, sabiendo que Hyunwoo estaba decidido a ir.

—Claro, yo pediré un permiso por ti.

—Gracias, Kihyun.

La llamada telefónica terminó y Kihyun estuvo en ascuas las siguientes horas. Era ahora extraño no ver a Hyunwoo en la empresa y no almorzar con él y escucharlo platicar. Al siguiente día, Hyunwoo se presentó a las oficinas, pero no pudieron hablar libremente hasta que estuvieron fuera del edificio.

A pesar de todo, Hyunwoo parecía muy tranquilo. Le contó cómo había ido la visita  y al final de su relato parecía cansado, pero sin ese gesto tenso que Kihyun había visto inundar su cara el día en la galería. Parecía... absuelto. Absuelto de culpas y remordimientos.

—Pensé en llevarlo a vivir conmigo, pero él no quiere dejar el asilo, así que iré a visitarlo cada semana. Se lo he prometido. Puedo... —titubeó, pero miró a los ojos a Kihyun y continuó hablando—... ¿Puedo recibir tu abrazo? —miró a uno y otro lado de la calle—. Sé que puede parecer extraño pedirte algo así, pero siento que lo necesito.

Kihyun no lo pensó dos veces. Se acercó y lo abrazó, pasando sus brazos por su cintura y tocando su espalda, y ese simple gesto fue algo que no sabía él también necesitaba. Una demostración de sinceridad y empatía. Se sintió acogedor, familiar, cálido. Al separase, el sentimiento aún estaba latente y su corazón se sentía como un tambor en su pecho.

—Gracias, creo que eso me ha ayudado.

—Puedes contar conmigo. Hablar conmigo cuando lo necesites.

—Lo sé. Contar contigo es de las mejores cosas que me han pasado después de salir de la cárcel.

Kihyun sintió cosquilleos ante tal declaración y una ráfaga de intimidad los envolvió, pero tomó el comentario sin pensar mucho en ello. Se separaron para ir a descansar. Sin embargo, era un hecho que ése había sido un punto de inflexión en cómo su amistad fue haciéndose más fuerte, tanto que a partir de allí, Kihyun se cuestionaba más seguido si eso ya podría considerarse algo más que una amistad. Y esta vez tomó seriamente su debate interior.

Por otra parte, Hyunwoo se fue acoplando al ritmo de la empresa y hacía sus deberes con eficiencia y rapidez, aunque había veces en que debía pedirle ayuda a Kihyun, como esa mañana en que se efectuaría la reunión del mes.

—Kihyun, ¿podrías ayudarme? —se asomó a su cubículo—. Es que creo que se atascó una hoja en la máquina fotocopiadora y no sé cómo arreglarlo.
Kihyun lo siguió hasta el centro de fotocopiado, una sala bastante angosta donde sólo estaba la máquina y un pequeño sofá.

—Mira, cuando suceda esto, debes sacar el papel atascado y pulsar este botón... —mientras le explicaba, fue muy consciente de su proximidad.

Sintió su respiración en la oreja y tuvo mucha fuerza de voluntad para no perder el hilo de lo que estaba diciéndole. Y más al notar cómo Hyunwoo parecía muy concentrado en su explicación, y no tenía idea de la revolución hormonal que estaba sintiendo por dentro.

Eso no pintaba bien. Su cuerpo estaba reaccionando ante este contacto, sintiendo su pulso acelerado y su piel cosquillear y llegaron a su mente fragmentos del sueño ése que tuvo, y se reprendió por estar pensando en eso en pleno trabajo, tan cerca de la persona que había aparecido en el sueño. No ayudaba el oler la fragancia de Hyunwoo, esa fragancia que hacía percibido también cuando se abrazaron y entró en contacto con el cuerpo amplio y cálido de aquél. Pero este era un caso distinto al abrazo.

El ambiente era distinto. Tal vez fuera por el espacio reducido y que estuvieran solos allí, pero sintió su cara arder. Dios. Empezaba a sentirse mareado y ya no sabía ni lo que decía. Sentía que estaba a punto de sucumbir a su locura, a esas ganas de pegar más su cuerpo. Miró a Hyunwoo y éste le devolvió la mirada, pareciendo caer en la cuenta...

El hechizo se rompió bruscamente cuando entró una persona por la puerta, sin molestarse en tocar. Era el Sr. Choi, de la sección de Contaduría, y con un cargo mayor que ellos.

—Sr. Son, lo requieren con la copias en la sala de medios —los miró con sospecha.

—Las tendré enseguida —escuchó la voz pastosa de Hyunwoo.

Kihyun no quiso voltear a verlo. Salió del lugar. Sólo entonces se percató que estaba sudando y sus manos temblaban, pero no tuvo tiempo de pensar más en ello. El Sr. Choi lo había seguido.

—Espera, Yoo.

—Dígame, Sr. Choi —no estaba de humor para eso, pero era un subordinado  y debía escucharlo.

—Dime, Yoo, ¿te estaba hostigando, verdad? —su voz era más amigable de la normal.

—No sé a qué se refiere, señor.

—No tienes por qué disimularlo —sonrió desagradablemente—. Me refiero a Son Hyunwoo. Sabes que puedes contar conmigo si es que te ha estado molestado o incluso... acosado sexualmente. En la cárcel se sabe de muchos casos de homosexualidad —dijo esto con gesto de asco—, y no me sorprendería que este hombre fuera además un violador...

—¿Por qué lo pregunta? No es que realmente se preocupe por mí, ¿o sí? —no supo de dónde halló la valentía para responderle así.

No, en realidad sí lo sabía. Hyunwoo. Que el Sr. Choi estuviera hablando sobre él de esa forma le había dado el valor.

—¡Claro que lo hago! —parecía ofendido de que creyera lo contrario—. Somos colegas y estarás de acuerdo en que ese hombre no debería trabajar aquí. Representa un peligro para la empresa. Ese programa tonto de reintegración no tiene sentido. Muchos compañeros me apoyan. Necesitamos todas las pruebas posibles y juntar las evidencias para sacarlo de la empresa...

Lo que le faltaba... no pensaba traicionar a Hyuwoo. Qué se creía este hombre. Aguantó el impulso de hacerle mala cara, y le contestó cortésmente.

—Yo... no pienso estar involucrado en su planes. El Sr. Son no me ha dado motivos para sospechar de él. Considero que es un trabajador honesto y lo ha demostrado con creces.

Aquél tensó la mandíbula y ese gesto altanero volvió a aparecer en su faz. Allí estaba el verdadero Sr. Choi.

—Como quieras, en realidad tampoco tenía mucha fe en que ayudaras —dijo desdeñosamente.

Se alejó de él y a Kihyun no se le pasaba el enojo. Tenía hasta las palmas de sus manos rojas de tanto haberlas apretado. Regresó a su cubículo, pero a medio camino fue interceptado por Hyunwoo. Kihyun volvió a recordar lo del centro del fotocopiado y sintió sus mejillas arder.

—Kihyun, ¿puedo hablar contigo? No tomará mucho tiempo. Es sobre... el Sr. Choi.

La situación en la sala de fotocopiado parecía ser evitada adrede por los dos, y en esos momentos a Kihyun le pareció sospechoso que preguntara por el Sr. Choi. La curiosidad pudo más que él y le contestó que sí.

[...]

Pensé que sólo serían dos partes, pero lo amplié y tarán, salió otro capítulo. Esperen la tercera parte. 😁

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro