Minjeong había vaciado todas las galletas en un plato y caminó hasta su novia, quien observaba cada uno de sus movimientos reposada sobre el islote de la cocina. La pelirrosa sonreía nerviosa ante la atenta mirada de la pelinegra y le resultó imposible verla directamente como esta lo hacía.

──Aquí están, dime qué tal. ──habló con el menor titubeo posible dejando el plato frente a la menor y esta bajó sus ojos a las galletas, tomó una, se la llevó de una manera que Minjeong catalogó cómo característica.

Un extraño sonido fue provocado por Ryujin que alertó a la pelirrosa.

──¿Y bien? ──insistió Kim pendiente a la reacción de su pareja.

──Sabrosa. ──el doble sentido y el tono en las palabras de Ryujin era notorio, Minjeong lo sabía.

──Come más, las hice con mucho amor. ──confesó la mayor con una amplia sonrisa.

Ryujin obedeció y tomó otra, el bocado fue más grande que el anterior y esto provocó que las migas quedarán pegadas en sus comisuras y unas cuantas chispas derretidas le mancharan.

Minjeong hizo un piquito en sus labios viendo el pequeño desastre en la cara de su novia y rió bajito.

──¿Qué pasa? ¿Tengo algo encima? ──preguntó la menor con una expresión “preocupada”, Minjeong negó rápidamente de la misma manera.

──N-no… O sea, tienes un poco de galleta en tu… ──hizo un gesto con su dedo cerca de la misma zona donde yacían los restos de la galleta en el rostro de la pelinegra.

──Oh…

──Déjame te lo quito. ──se ofreció Minjeong posando sus pequeños dedos sobre el mentón de Ryujin corriendo así las migajas.

Ryujin sonrió de lado, tomándola por la muñeca, apartando su mano, Minjeong la miró confundida. ──las migajas se fueron, pero el chocolate no podrás quitarlo con simplemente tus dedos.

Minjeong relajó la mirada y parpadeó un par de veces.

──¿Y qué quieres que haga?

──Quítalo ──la pelirrosa asintió. ──pero con la lengua.