──¡Yo quiero! ──Minjeong abrió sus ojos y un brillo irradió en estos, como estaba sujeta al brazo de su novia con la mano la pellizcó levemente llamando su atención, cuando tuvo los ojos marrones posados sobre ella apuntó directamente al hombre que yacía a unos metros de ellas.

El mayor se encontraba atendiendo un humilde carrito de algodón de azúcar y a su alrededor se concentraba una considerable multitud de gente, tanto niños como adultos.

──¿Pero no acabas de comerte un helado? Es mucha azúcar, Minjeong. ──le recordó un poco reprochante la menor.

Minjeong hizo un puchero y alzó la vista.

Ryujin ya se conocía ese mirada, empezando por esos abultados labios, sus cejas semi-arqueadas y los ojitos de cachorro que adoptaba, definitivamente usaba la famosa táctica conociendo a la perfección que era su debilidad. Pero no podía culparla o enojarse por eso, Minjeong de por sí era una maquina de ternura andante.

Y eso que le molestaba.

──Por favor, Ryujin~

La mencionada suspiró y asintió, al instante su cuerpo fue tambaleándose para atrás debido a que la mayor se había abalanzado contra ella en un fuerte abrazo. ──¡Gracias, te quiero mucho! ¡Mwah! ──los labios rosados de la pelirrosa impactaron contra sus pequeñas mejillas.

Y Ryujin sonrió un poco sonrojada. ──de acuerdo, vamos por ese algodón de azúcar.

Compraron el dulce y buscaron la banqueta para sentarse a disfrutar de este.

Minjeong le había ofrecido arrancando un pedacito y jugueteando con este como si se tratara de un avión cerca de los labios de la menor, claro que Ryujin no podía negarse. Primero porque sabía que Kim se sentiría un poco mal, con lo cariñosa que era rechazarle un gesto significaba algo negativo para ella, y segundo, porque ya le hacía falta endulzar su sistema aunque sea un poquitín. Se sentía tan amarga consigo misma desde hace bastante.

No se quería mostrar en tal humor frente a su novia, pues hacerla sentir culpable era el menor de sus objetivos.

Pero, maldición, era desesperante.

──Amo el algodón de azúcar, es interesante como se deshace en tu boca al poco tiempo de meterlo en esta. ──comentó Minjeong mirando al frente y el viento la golpeaba ligeramente, moviendo sus finos mechones, Ryujin observando cada detalle del perfil de la mayor.

Vaya que Minjeong era sumamente hermosa, y verla comerse esa nube de azúcar obstruía los sentidos de Ryujin.

“El algodón de azúcar se deshace con todo tocar la humedad de tu lengua” Este dato resonaba en su cabeza, dejándole con la duda en qué tal sería para Minjeong la experiencia de probar algo diferente al azúcar.

──Amor…

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Esta historia es una adaptación, muchas gracias a kiuthlyz por permitirme adaptarla 🩷