Chan se había retirado
de la casa de Changbin,
pues justo habia llegado su novio Jeongin del trabajo y,
supuestamente, debía
atender a su cansada y
ocupada pareja.

Para su suerte, había
recibido el "consejo personal" de Changbin para hacer caer a Seungmin bajo las sábanas, tal como él quería. Solo esperaba que
funcionara, porque no
estaba dispuesto a pasar
por otra verguenza con el
menor o, en el peor de los
casos, que lo rechazara
crudamente.

Solo el recordar la escena
del día anterior en el
parque, Con ese algodón de azúcar, le ponía los pelos de punta. La pena que sentía por sí mismo, al pensar de forma descarada en que ese dulce podría ser algo más en la boca de su adorable novio, lo hacía sonrojarse.

—𝘼𝙢𝙤𝙧...

—𝙎𝙚𝙪𝙣𝙜𝙢𝙞𝙣 𝙫𝙤𝙡𝙩𝙚𝙤́— 𝙝𝙖𝙘𝙞𝙖 𝙚́𝙡 𝙘𝙤𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙨𝙤𝙣𝙧𝙞𝙨𝙖,𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙡 𝙙𝙪𝙡𝙘𝙚 𝙨𝙚 𝙙𝙚𝙨𝙝𝙞𝙘𝙞𝙚𝙧𝙖 𝙡𝙚𝙣𝙩𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙚𝙣 𝙨𝙪 𝙗𝙤𝙘𝙖.
𝘾𝙝𝙖𝙣 𝙩𝙧𝙖𝙜𝙤́ 𝙚𝙣 𝙨𝙚𝙘𝙤 𝙖𝙡
𝙥𝙤𝙨𝙖𝙧 𝙨𝙪𝙨 𝙤𝙟𝙤𝙨 𝙚𝙣 𝙚𝙨𝙖 𝙕𝙤𝙣𝙖.

𝙇𝙖 𝙘𝙖𝙡𝙚𝙣𝙩𝙪𝙧𝙖 𝙧𝙚𝙖𝙡𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚
𝙡𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙗𝙖 𝙖𝙛𝙚𝙘𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤, 𝙥𝙪𝙚𝙨 𝙪𝙣𝙖 𝙘𝙤𝙧𝙧𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙡𝙚 𝙧𝙚𝙘𝙤𝙧𝙧𝙞𝙤́ 𝙡𝙖 𝙚𝙨𝙥𝙞𝙣𝙖 𝙙𝙤𝙧𝙨𝙖𝙡 𝙖𝙡 𝙙𝙖𝙧𝙨𝙚 𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙙𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙪𝙨 𝙥𝙖𝙣𝙩𝙖𝙡𝙤𝙣𝙚𝙨 𝙘𝙤𝙢𝙚𝙣𝙯𝙖𝙗𝙖𝙣 𝙖
𝙨𝙤𝙛𝙤𝙘𝙖𝙧𝙡𝙤 𝙢𝙖́𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙤 𝙣𝙤𝙧𝙢𝙖𝙡.

—𝙎𝙞́, 𝙙𝙪𝙡𝙯𝙪𝙧𝙖, 𝙙𝙞𝙢𝙚—𝙞𝙣𝙘𝙞𝙩𝙤́ 𝙚𝙡 𝙢𝙚𝙣𝙤𝙧, 𝙘𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙚𝙡 𝙙𝙪𝙡𝙘𝙚 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙥𝙖𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤́ 𝙙𝙚 𝙨𝙪 𝙗𝙤𝙘𝙖.

𝘾𝙝𝙖𝙣, 𝙘𝙤𝙣 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙤𝙘𝙤𝙨 𝙨𝙚𝙣𝙩𝙞𝙙𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙖𝙪́𝙣 𝙡𝙚
𝙦𝙪𝙚𝙙𝙖𝙗𝙖𝙣 𝙮 𝙘𝙖𝙨𝙞 𝙘𝙤𝙣𝙨𝙪𝙢𝙞𝙙𝙤 𝙥𝙤𝙧 𝙚𝙡 𝙙𝙚𝙨𝙚𝙤, 𝙨𝙤𝙡𝙩𝙤́ 𝙡𝙖 𝙥𝙚𝙩𝙞𝙘𝙞𝙤́𝙣 𝙢𝙖́𝙨 𝙙𝙚𝙨𝙘𝙖𝙧𝙖𝙙𝙖 𝙮 𝙥𝙤𝙘𝙤
𝙘𝙤𝙣𝙫𝙚𝙣𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚:

—𝙈𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖𝙧𝙞𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙚𝙨
𝙖 𝙪𝙣 𝙡𝙖𝙙𝙤 𝙚𝙨𝙚 𝙖𝙡𝙜𝙤𝙙𝙤́𝙣
𝙙𝙚 𝙖𝙯𝙪́𝙘𝙖𝙧 𝙮 𝙖𝙩𝙞𝙚𝙣𝙙𝙖𝙨 𝙡𝙖
𝙚𝙧𝙚𝙘𝙘𝙞𝙤́𝙣 𝙦𝙪𝙚 𝙘𝙖𝙧𝙜𝙤 𝙙𝙚𝙗𝙖𝙟𝙤 𝙙𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙤𝙨 𝙥𝙖𝙣𝙩𝙖𝙡𝙤𝙣𝙚𝙨.

𝙇𝙖 𝙨𝙤𝙣𝙧𝙞𝙨𝙖 𝙙𝙚𝙡 𝙧𝙤𝙨𝙩𝙧𝙤
𝙙𝙚 𝙎𝙚𝙪𝙣𝙜𝙢𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙥𝙖𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤́ 𝙮, 𝙚𝙣 𝙨𝙪 𝙡𝙪𝙜𝙖𝙧, 𝙪𝙣𝙖 𝙘𝙡𝙖𝙧𝙖
𝙚𝙭𝙥𝙧𝙚𝙨𝙞𝙤́𝙣 𝙙𝙚 𝙞𝙣𝙘𝙤𝙢𝙤𝙙𝙞𝙙𝙖𝙙
𝙨𝙚 𝙝𝙞𝙯𝙤 𝙣𝙤𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖, 𝙖𝙨𝙞́ 𝙘𝙤𝙢𝙤
𝙚𝙡 𝙘𝙖𝙧𝙖𝙘𝙩𝙚𝙧𝙞𝙨𝙩𝙞𝙘𝙤 𝙨𝙤𝙣𝙧𝙤𝙟𝙤 𝙚𝙣
𝙚́𝙨𝙩𝙖.

𝙇𝙖𝙨 𝙥𝙖𝙡𝙖𝙗𝙧𝙖𝙨 𝙨𝙞𝙣 𝙥𝙪𝙙𝙤𝙧 𝙖𝙡𝙜𝙪𝙣𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙤𝙡𝙩𝙤́ 𝙨𝙪 𝙣𝙤𝙫𝙞𝙤
𝙛𝙪𝙚𝙧𝙤𝙣 𝙩𝙖𝙣 𝙞𝙣𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙙𝙖𝙨, 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙨𝙪𝙛𝙞𝙘𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙡𝙡𝙚𝙣𝙖𝙧𝙡𝙤 𝙙𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙜𝙪̈𝙚𝙣𝙯𝙖.

𝙈𝙪𝙮 𝙥𝙧𝙤𝙣𝙩𝙤 𝘾𝙝𝙖𝙣 𝙨𝙚 𝙙𝙖𝙧𝙞́𝙖
𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙙𝙚 𝙡𝙤 𝙫𝙪𝙡𝙜𝙖𝙧 𝙦𝙪𝙚
𝙝𝙖𝙗𝙞𝙖 𝙨𝙤𝙣𝙖𝙙𝙤 𝙮 𝙘𝙤́𝙢𝙤 𝙨𝙪
𝙣𝙤𝙫𝙞𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙗𝙖 𝙝𝙞𝙧𝙫𝙞𝙚𝙣𝙙𝙤 𝙚𝙣
𝙧𝙤𝙟𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙥𝙚𝙣𝙖.

—¿En qué cabeza se me
ocurrió decirle esa mierda?—se dijo a sí mismo, metiendo la llave en la chapa para abrir la puerta y entrando así a su hogar.