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Capitulo 7: Paseo (?)

Finalmente, la madre de los gemelos había terminado de hacer de cenar...

Señora: ¡Niños... venid a cenar!

Mario: ¡Ya vamos!

Los pibes fueron bajando por las escaleras y se establecieron en la mesa del comedor, mientras que Candamius seguía en el cuarto de estos. Una vez sentados, su madre les empieza a servir.

Estando con Candamius, este estaba en el cuarto y quien dio un suspiro al estar entre unos niños que al parecer seguían teniendo algo de inocencia, es decir, al hablar se les notaba lo encantador y lo ocurrentes que eran.

Enseguida aquel hombre se había puesto a leer el libro que era de Martha, aquel libro donde sale de protagonista y que se había enamorado de una princesa romana. En ese momento, se había dado cuenta que le habían dedicado un libro por lo que se quedó pensando un poquito.

Candamius: Vaya... No sabía que me habían hecho un libro y encima para niños jeje.

Tiempo después, estos habían terminado de cenar y ambos gemelos se devolvieron a su cuarto. Estando allí, volvieron a Martha se puso a platicar con aquel ex-dios.

Martha: Te ves muy guapo.

Candamius: ¿Tú crees?

Martha: Sí, y muy fuerte.

Candamius: Jeje gracias.

Martha: -le agarra el cabello- Mmm.... ¿De dónde vienes?

Candamius: Vengo de merodear el mundo; vengo de un sitio muy especial, que es algo así como un paraíso.

Martha: Ya veo. ¿Y qué andas haciendo aquí?

Candamius: Mmm.... Estaba aburrido en mi otro mundo, así que vine a visitar este planeta para entretenerme un rato. De por sí, no está mal ya que se ve que hay mucho que explorar, aunque esté contaminado por el hombre.

Martha: Entiendo. La verdad creo que sí hay mucho que ver, pues está la playa, hay tiendas de dulces, los centros molan un poco y hasta este campo es guay.

Candamius: Magnífico.

Estaban platicando muy a gusto cuando de repente su madre le avisó sobre que ya era la hora de dormir, así que los gemelos hicieron caso.

Martha: Creo que ya es hora de dormir -decia acostándose-.

Candamius: Vale, entonces a mimir.

Martha: O. -c le ocurre algo- ¿Qué tal si nos cuentas un cuento?

Candamius: ¿Yo? Mmm... ¿Cómo cual?

Martha: Este -le muestra el libro de Candamius y la princesa-.

Candamius: Vale.

Candamius empezó a leer toda la historia y para cuando terminó la tipa estaba al borde de dormirse...

Martha: -bosteza- Tengo sueño ahora.

Candamius: Vale, entonces duerme bien -decia para después acariciarle la cabeza un poco-.

Los gemelos ya se habían dormido, mientras que Candamius estaba aún sentado a un lado de la niña y entonces luego soltó una sonrisa: Al parecer le agradó los gemelos...

Al día siguiente...

A la mañana siguiente, el primero en despertar fue Mario quien fue bajando directamente hacia la cocina encontrándose en la sala que allí mismo estaba Candamius sentado en el sofá de la sala.

Mario: Hola, viejo, qué sorpresa verte. Yyyy.... ¿Por causalidad no sabes dónde está mi madre?

Candamius: Dejó una nota en la mesa del comedor, allí está la respuesta.

Mario: Iré a ver.

Mario se fue a la mesa del comedor, encontrando la nota que decía lo siguiente:

"Querido Mario y Martha;
Hoy he decidido ir a por una prima mía que vino de un viaje, así que volveré hasta el mediodía. Os he dejado la comida en la mesa...

Con cariño, mamá."

Mario: Vaya... Bueno, por lo menos nos dejó listo el desayuno.

En fin, Mario se sentó en la mesa luego de leer la carta y comenzó a comerse los hotcakes que dejó su madre como desayuno. Luego de una media hora, este se había terminado de comer y totalmente feliz este había vuelto donde estaba su mejor amigo quien al parecer ya no estaba en el sofá.

Al ver que no estaba, lo buscó por toda la casa hasta llegar arriba por las escaleras y lo encontró estando en el baño abriendo la regadera mientras se había quitado el quiton griego que tenía puesto, dejándose ver sus partes con bello púbico (que era mucho). Este ser antiguo había sentido algo de curiosidad por la regadera, razón por la que se le ocurrió la idea de volver a meterse a pesar de haberse bañado anoche.

Mario: Como que otra vez te quieres bañar... Bien, no hay problema con eso (^^).

Mario se fue del baño, pasando a estar en el sofá de la sala.

Ahora bien, el hombre de origen griego o romano, a quien muchos conocían como Juppiter en Roma, duró bañándose un buen tiempo. Y pasado unos minutos seguidos, este terminó de bañarse. Saliendo de la regadera, empieza a secarse todo su cuerpo, sintiendo lo suave que era la toalla en el cual le agradó sentirlo en sus partes íntimas...

Candamius termina de secarse y en eso mira una perilla pequeña color plateado en el espejo del lavamanos, que era algo así como un botiquín. Curioso lo abre, viendo que allí había perfumes, pintalabios, maquillaje, desodorante y todo eso. Por su parte, él tomó el perfume con aroma a fresa y entonces se lo hecha en todo su cuerpo (aunque esto pudiera ser un poco exagerado): Desde la cabeza hasta los pies. Ahora tenía un buen olor.

Chisk, chisk, chisk, chisk...

Y a lo mejor no se le puede culpar mucho: Era un ser de tiempos muy antiguos, y nunca se había presentado en las demás épocas de los siglos hasta empezado el siglo pasado.

Posteriormente sale del baño desnudo, estableciéndose en el pasillo. Parado en pasillo, de un chasquido hizo aparecerse sobre sí mismo un traje como vestimenta: El traje tradicional cántabro.


Pasamos a estar en la sala: Justo este se había sentado junto con el pibe, quien yacía acostado del aburrimiento que estaba sintiendo. Al sentir que había llegado, Mario puso su cabeza sobre los muslos de Candamius y este le pone la mano derecha sobre su espalda a modo de correspondencia...

Para cuando eso sucedió, Martha había despertado quien estaba algo desmelenada del cabello castaño que tenía.

Martha: Buenos días -mira a Candamius-... Oh, sigues aquí.

Candamius: Jeje sí.

Martha: Es bueno volver a verte por segunda vez. En fin, ¿dónde está mamá?

Mario: Se fue por un pariente de ella quién vino desde no sé dónde, pero vendrá al mediodía...

Martha: Ah, vale. ¿Y el desayuno?

Mario: En la mesa.

Martha: Está bien, iré allá.

Por su parte, Martha se había sentado en el comedor mientras que los otros dos seguían sentados en el sofá, en donde Mario, sin poder evitarlo, se puso a tocarle el pezón derecho de Candamius, ya que recordaba que tocar algo como eso era bastante asombroso.

Candamius: Mmm.... ¿Qué se hará hoy este día?

Mario: ¿Osea...?

Candamius: Osea, si quieres que salgamos a pasear o un lugar que te guste.

Mario: a. No lo sé, la verdad no lo he pensado mucho. Creo que estaría bien explorar todo el campo ¿no crees?

Candamius: Creo que sí, más porque está enorme este campo. También debería de salir tu hermanita.

Una vez terminado de desayunar, Martha estuvo con ellos en la sala, sentándose del lado izquierdo de Candamius.

Mario: Oye niña ¿no quieres salir a dar un paseo con nosotros?

Martha: Claro. Pero deja me baño.

En fin, Martha después de unos segundos de estar sentadas se dirigió hacia donde estaba el baño y estando allí se encierra para después empezarse a dar un baño que duró unos 6 minutos. Por lo tanto, estos esperaron el tiempo en el que ella se bañaba hasta que se terminaba de cambiar en su cuarto.

Luego de media hora, al fin la piba había terminado de bañarse y cambiarse, vistiendo el vestido que se usaban en aquellos tiempos. Ahora sí ya podían salir a dar un paseo.

Nos salteamos a otra escena: Candamius y los gemelos salieron de casa, cerrando la puerta con llave y de esta forma se fueron a dar un paseo en el campo. El pibe venía vestido vestido de la manera "normal" en la que se vestían en esa época aunque de por sí hacía un poco de color.

Martha: ¿Qué haremos en el campo?

Mario: Podemos hacer una excursión en el campo.

Martha: Buena idea. Ah, tengo una mejor idea deberíamos ir de excursión por la ciudad, allá hay mucho más que ver.

Mario: Okey.

Martha: Y mañana, que todavía no habrá escuela, podemos explorar el campo. En Santander podemos comer helado, salir a comprar, ir a los parques y eso.

Mario: Pensándolo bien sí.

Candamius: Vale, vosotros elegís.

Mario: Vayamos allá.

En efecto, los tres estuvieron caminando por todo el campo hasta llegar a la capital cántabra: Allí mismo caminaron buscando qué ver qué hacer, mientras la piba iba abrazando a Candamius en su lado derecho. Y trajeron consigo el dinero que tenían dentro de un frasco.

Candamius: Si que vivís muy lejos de la ciudad.

Martha: Más o menos.

Candamius: Algo que he visto, es a Mario caminar del campo hasta aquí.

Martha: Sí, es algo a lo que nosotros nos hemos acostumbrado, a veces hemos llegado del campo a la ciudad para ir a la escuela...

Candamius: Pensándolo bien, creo que es algo peligroso que hagáis esto. ¿Acaso vuestra madre no viene con vosotros?

Martha: Pues no, la verdad es que la verdad ella casi nunca tiene el tiempo suficiente para atendernos. Es madre soltera y no puede hacer nada por nosotros, mientras esté trabajando.

Candamius: Ya veo. Entonces supongo que estoy yo para eso.

Martha: ¿Cómo?

Candamius: Se me vino le idea de que poder atenderos mientras su madre esté ausente. ¿Quién os da de comer mientras no está?

Martha: Nadie. La verdad nosotros ya comemos en el colegio.

Candamius: Entiendo.

Mario: ¿Harías eso por nosotros?

Candamius: Por supuesto. No es bueno estar solo todo el tiempo ¿sabéis?

Martha: Gracias entonces.

Caminaron por la calle hasta llegar hacia estaba la plaza y justo en ese lugar se encontraron con un señor anciano que vendían helados en un carrito de esos.

Anciano: ¡Venid, venid! ¡Venid a probar estos helados riquísimos...!

Martha: Anda, helados. Compremos uno. ¿Tú también quieres, Candamius?

Candamius: Pues... claro jeje.

Martha: ¿Puedes comer, verdad?

Candamius: Claro que sí, gracias a mi poder.

Los fueron a comprar helados: Mario lo pidió de chocolate, Martha lo pidio de fresa y Candamius lo pidió de limón. Por eso mismo, ellos se fueron a sentar en una banca comiéndose el helado tranquilamente...

Después de una media hora, al parecer uno de los tres se terminó de comer su helado y ese fue Mario, quien de repente empezó a sentir algo dentro de su trasero seguido de un dolocirto ligero en el abdomen. Siendo así, Mario empezó a tener la mirada baja hacia dicha zona mientras movía las piernas... Al parecer le dio algo que ni siquiera uno mismo podría aguantar.

Candamius lo nota así, casi retorcido.

Candamius: ¿Qué tienes? ¿Te pasa algo?

Mario: Tengo chorro...

Candamius: Aaah... Joder. Bueno, aguanta un poquito.

Mario: Creo que no voy a poder aguantar.

Candamius: ¿Te urge mucho?

Mario: ¿No es obvio?

Candamius: Vale. Niña, apresúrate que a tu hermano le urge ir al baño.

Pasamos a la siguiente escena: Vemos la puerta encerrada del baño, escuchándose que le había bajado a la taza. Ahora el pibe había salido del baño, sintiéndose a gusto y acerca en el sofá de la sala donde estaban sentados Candamius y su gemela.

Mario: He terminado.

Candamius: Vale.

Martha: Volvemos a pasear por la ciudad.

Candamius: Como quieras.

Martha: Mmm... Cambiando de parecer, deberíamos dar un paseo por el campo...

Mario: Va.

Candamius: Como sea.

Martha: Ahora se me ocurrió traer el triciclo :v.

Mario: ¿Tenemos triciclo?

Martha: Es un regalo que me dio papá mucho antes de que muriese.

Mario: Ok.

Y bueno, Martha se fue a traer el triciclo y ahora nos saltamos a la escena en donde los tres estaban caminando justo en el campo, mientras que Martha iba en el triciclo pedaleando.

Candamius: No te vayas tan lejos.

Martha: Vale.

Martha iba pedaleando completamente feliz y su gemelo junto con Candamius la iba siguiendo. Se puede decir que iban por un sendero de arena o tierra hasta que ella de repente quiso girar con dirección izquierda en donde estaba una zona pastosa.

En ese momento, ella se dirigió hacia allá pero como había mucho pasto tuvo la mala suerte de caer de una manera en la que el triciclo de cayó de frente: En la que Martha cayó de frente, golpeándose en el la cara, doblándose el cuello y el resto de su cuerpo se alzó para luego caer al suelo...

Obviamente sintió dolor, por lo que empezó a llorar un poco. Por su parte, Candamius fue corriendo hacia donde estaba ella para socorrerla y estando con ella la levanta con delicadeza, luego la abrazó.

Candamius: Ay, que mal.

Martha: -Lloraba poniendo la mejilla izquierda sobre el estómago de Candamius-

Mario: Otro que se lastima...

Candamius: See... Jeje -abrazandola cariñosamente-. A ver, puedes mover el cuello.

Martha: Sí -se separa de él y empieza a girar la cabeza en círculos-.

Candamius: Qué bueno -le empieza a checar la cara-. Afortunadamente no tienes nada jeje. A la próxima hay que tener cuidado...

Martha: Está bien.

A pesar de la caída, Martha siguió jugando con el triciclo y se dispuso a subir colina arriba. Por lo tanto, hizo un ligero esfuerzo por intentar subir. En eso Candamius la había ayudado subir, encima de que tenía mucha fuerza.

Al final estaba encima de la colina, en el cual, al frente se encontraba dos colinas más. Ella no lo pensó y entonces bajó colina abajo logrando pasar aquellas dos colinas: Le gustó. Tras esto, otra vez lo volvió hacer, mientras Mario estaba viendo todo desde dos metros de distancia.

Sin embargo, a la cuarta vez que lo hizo, al terminar con la última colina, al parecer tropezó contra el suelo y eso hizo que otra vez sucediera lo mismo: Se cayó, golpeándose de la misma forma pero de una manera peor. Ante aquello, entonces Candamius se había asustado demasiado y encima de notó que esta vez fue peor.

Osea, ella cae y se rodó por la colina, lastimandose el cuello, la cabeza, la espalda y un poco la parte alta y trasera de las piernas. Nombre, inexplicable, a tal punto que Martha lloró con más fuerza; e inclusive se raspó un poco en la cara y manos aunque eso no lo sintió

Candamius: ¿Otra vez? Válgame Dios.

Martha: Auch....

Candamius: -le nota las heridas- Chispas, vamos a casa.

Al estar lesionada y un poco herida, regresaron a la casa y justo allí se metieron en el baño. Estando allí, la había sentado en el lavamanos, mientras que le estaba limpiando con un algodón con alcohol las heridas de las manos y el lado izquierdo de su cara precisamente en la parte de la boca cuya herida era de la comisura de los labios hasta el hueso circular de la rostro que estaba en la parte izquierda, que para nosotros es derecha.

Martha: Auch.

Candamius: ¿Te duele?

Martha: Sí.

Después de unos minutos, Candamius le había terminado de lavar y luego le puso una venda en la mano izquierda y una curita sobre la cara (justo en donde estaba la herida). La baja del lavamanos y Martha, en agradecimiento, lo abraza.

Martha: Muchas gracias, eres un buen amigo -decia mientras le olfateaba un poco el medio del brazo izquierdo-.

Candamius: Jeje pues de nada.

Martha: En fin, ya me dio hambre.

Candamius: Vale, acabo que sé cocinar jeje.

Candamius se fue a la cocina y luego se puso a cocinar, haciendo el platillo más típico de España: Paella. En esta paella, le echó pollo y camarones. Terminando de cocinar, lo sirve en la mesa. En tanto, Martha se puso a comer...

Candamius: ¿Qué tal está?

Martha: Mmm... -saboreando- Rico :).

Candamius: ¿Enserio?

Martha: Sí.

Candamius: Qué bueno que te gustó.

Mario: -con ellos- ¿También puedo probar?

Candamius: Adelante.

Mario se sienta y luego Candamius le sirve. Ahora lo que hizo fue comer.

Mario: Está delicioso.

Candamius: Qué bueno que os guste jeje.

Los gemelos terminaron de comer y los dos pusieron a reposar estando dentro de la casa, yéndose a habitación. Por su parte, Candamius lo que hizo fue ponerse a lavar los platos de una forma muy alegre. Finaliza de limpiar y ahora se toma un ligero descanso, sentándose en el sofá.

Al poco se empezaron a escuchar desde lo lejos los gritos de los gemelos: Hubo un ligero incidente en el cual, por accidente, Mario había chocado de frente con la espalda. Del susto, empuja de una manera un poco brusca a Martha quien reacción de una manera indebida y lo empuja hasta hacerlo caer al suelo.

Martha: ¿Por qué me empujas?

Mario: Perdón, fue un accidente.

Martha: Sí, claro, un accidente.

Candamius: ¿Qué pasó? -pregunta desde abajo gritando levemente-

Mario: Nada, solo fue un pequeño accidente...

Curioso, Candamio se teletrasporta hacia el dormitorio de ellos, mirando a estos sentados cada quien en sus respectivas camas.

Candamius: Ok, no estéis peleando.

Martha: Él empezó.

Candamius: Sí, sí, calmados...

Mario: Pero si fue accidente...

Candamius: Sí, ya sé.

Hasta aquí el capítulo. Bye.

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