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Capitulo 6: Descubierto

Hagamos una pequeña escena: Eventualmente la noche había caído, la luz de la luna era la que iluminaba el cuarto a traves de la ventana que tenían en frente de ellos y los gemelos seguían durmiendo como bebés. Mientras dormían, Candamio hizo aparición físicamente estando cerca de frente de la cama de Mario a su izquierda.

Lo miraba dormían para luego soltar una ligera sonrisa, solo para después acariciarle un poco la cabeza y eso despertarlo. Una vez despierto, Mario empezó a girar a su derecha viendo que estaba su amigo junto a él.

Candamius: Oh, lo siento.

Mario: Shhh, no vayas a despertar a mi hermana.

Candamius: Vale -responde susurrando-. Sólo vine a ver como estabas.

Mario: Gracias.

Candamius: Dulces sueños...

Mario: Oye ¿no te quieres acostar junto conmigo?

Candamius: Mmm... -lo pensaba un poco- Si quieres.

Mario: Bueno, ya que estás aquí, hazlo.

Candamius: De acuerdo, a ver si quepo jejeje.

Mario le hizo un poco de espacio y luego este ser se acuesta junto con él. Candamius estaba acostado junto con el pibe, quien había utilizado su brazo izquierdo como almohada.

Candamius: Jeje nunca me había acostado en una cama en todos estos siglos. Se siente suave.

Mario: Je -c duerme-.

Candamius: Buenas noches.

Al día siguiente, al ser lunes, Mario había despertado siendo las 9:30 a.m, ya sin Candamius encima de la cama porque había desaparecido. Dejando de lado eso un poco, Mario se levanta de la cama sintiéndose algo desvelado, sale de su habitación, baja las escaleras y se había establecido en la cocina.

Comenzaron a desayunar hotcakes.

Señora: Vale ¿quién me ayuda a limpiar la casa?

Martha: ¡Yo quiero!

Mario: Agh .... Yo no.

Señora: Mmm.... Ya sé, el gemelo va limpiar la casa.

Mario: ¿Qué? Nah...

Señora: Anda, que tienes días sin ayudarme. Y te doy un premio.

Mario: ¿Cómo qué?

Señora: Si ayudas, te daré… -estaba pensando- un trozo de pie que compré anoche. ¿Vale?

Mario: Vale.

Señora: Tu me limpiaras tu cuarto.

Mario: Bien.

Señora: Bueno, iré a hacer un mandado. Ya vuelvo.

Martha: Y yo saldré afuera :v.

Como quería trozo de pie, una vez yéndose su madre y su hermana, se puso a trabajar manos a la obras: Del pateo trasero, toma un trapeador y una cubeta de madera que se encontraba a su izquierda que para nosotros sería derecha.

Ah, pero luego se le ocurrió barrer. Entonces dejó la cubeta y el trapeador, tomando de una escoba y un recogedor de manera: Localizado en su misma izquierda al fondo estaba una zonita en donde se encontraba el lavadero para lavar ropa. A su izquierda, nuevamente, estaba el recogedor y la escoba.

Ahora sí: A limpiarse a dicho. Empezó a barrer su cuarto. Bueno, estuvo a punto de hacerlo y en eso la presencia de Candamius nuevamente se manifestó quien estaba detrás de él.

Mario: -lo mira- Oh, Canda.... Otra vez tú. -en eso se le ocurre una idea- Oye ¿qué tal si me ayudas a limpiar mi habitación?

Candamius: Sería un placer.

Mario: -le da la escoba y el recogedor- Iré a por el trapeador.

Candamius: Vale.

Mario se fue rápido, corriendo hacia donde había dejado el trapeador y la cubeta. Una vez trayendo todo eso al cuarto...

Mario: Oye ¿qué prefieres? ¿Trapear o barrer?

Candamius: Ammm... Barrer.

Mario: Estupendo, así que yo trapeo.

Candamius: Okey.

Mario: ¿Sabes barrer, verdad?

Candamius: Obvio.

Por su parte, primeramente Candamius fue el primero que comenzó con la limpieza: Se puso a barrer todo el cuarto. Terminado de barrer, ahora el pibe se puso a trapear, trapeando todo su cuarto.

Definitivamente ellos terminaron de limpiar el cuarto, el cual quedó muy bien limpiecito. Después de volvieron los utensilios por donde fueron tomados y ahora resultó que su madre había vuelto del mandado, trayendo consigo compras, por lo cual Candamius tuvo que desaparecer...

Ahora bien, la madre de Mario había llegado a la casa y en eso se encontró con su hijo, quien estaba en frente de la puerta.

Mario: He terminado.

Señora: Oh, muy bien… iré a revisar.

Mario: Jijiji.

Una vez dejando las cosas, la señora subió hasta llegar al cuarto y miró que efectivamente su cuarto estaba limpio...

Señora: Bien, lo hizo.

Posteriormente, la señora bajó y en eso se acuerda de la sala.

Señora: ¿Y la sala...? ¿La limpiaste?

Mario: Emmm.... No.

Señora: Entonces limpialo.

Mario: Vale.

El pibe enseguida se puso a limpiar: Barreo y trapeo toda la sala entera. Finalmente había terminado de limpiar.

Mario: Listo.

Señora: Bueno, ahora puedes comer un trozo de pie.

Mario: Guay...

El pibe se fue al refrigerador, sacando de allí el pie de anoche y se empieza a servir un trozo. Después guarda el pie, cierra la puerta del refrigerador, tira el cuchillo en el lavatrastes para luego sentarse en la sala y comenzar a comer.

Luego la señora se había metido al baño en donde se toma un ligero baño, mientras que Martha había llegado de afuera. Por su parte, Mario había terminado de comerse su pie y fue a tirar el plato y la cuchara en el lavatrastes.

Martha: ¡He llegado!

Mario: Bien ¿qué has hecho?

Martha: Ammm.... No lo sé. Pero bueno, iré a por pie :v.

Mario: Pensándolo bien, creo que también iré a salir. Si pregunta mi madre por mí, dile que he salido a pasear.

Martha: Vale.

Mario salió de casa y él ahora era quien estaba afuera. ¿Qué más se podría hacer estando en el campo? Se puede decir que este se puso a caminar por todo el campo, alejándose un poco de casa. Al estar caminando se había encontrado con un arroyo, el cual se puso a observar de cerca, mirando como la corriente que iba pasando y escuchando el sonido que producía.

Como estaba a solas, Candamius volvió a manifestarsele físicamente y se puso de su lado izquierdo.

Mario: -lo mira-

Candamius: Jeje ¿qué haciendo?

Mario: He decidido dar un paseo.

Candamius: a.

En ese mismo momento, Mario miró a su derecha un puente de piedras sobre el arroyo que conectaban con el otro lado del río. Al ver eso, se aproximó hasta allá y entonces aquel hombre pelirojo se teletrasporto hacia allá también.

Estando frente a las rocas, este se puso a saltar encima para llegar al otro lado en forma de juego. Pasar a saltar y estar en la otra, perdiendo el equilibrio pero no cayó. Pasó a estar en la siguiente y no cayó, pasó a la siguiente y no cayó.... Sin embargo, al estar en la roca del medio sí cayó resbalandose: Se golpeó una parte del abdomen junto con la parte baja del pubis.

Ante ver aquello, entonces Candamius se le teletrasporto en frente suyo, levantándolo con tomarlo de los brazos.

Candamius: Te pegaste... -dijo para después teletrasporse junto con él hacia el otro lado-

Mario: En el abdomen....

Candamius: Ay, qué mal. Ya se te quitará -lo abraza en forma de consuelo- (😊).

Mario: Jeje gracias por el abrazo.

Candamius: De nada. Y bien ¿qué querías hacer aquí?

Mario: Ah, nada, solo estaba jugando a través el "puente" de las pierdas.

Candamius: Ah, bueno. No hay que alejarnos mucho, porque capaz que te pierdes y tu madre se preocupa por no hayarte.

Mario: Ok. ¿Qué te gustaría hacer?

Candamius: No lo sé. Juguemos a lanzar piedras en el río. Quién lo logre lanzar la pierda hasta más lejos, donde se supone que se va la corriente, gana.

Candamius: Vale. ¿Hasta que tan lejos tiene que ser?

Mario: Mmm... Mínimo unos 4 metros.

Candamius: Jeje vale.

Mario: Primero, hay que juntar piedras.

Mario y Candamio, entonces, se pusieron a buscar y recolectar las piedras que pudieran en contrar en el campo, tomaron mínimo unas 8 piedras y se pusieron de frente del río de una forma horizontal. De este modo, Mario fue el primero en tirar la piedra en donde la corriente iba fluyendo en ese momento, la tira y la piedra salió volando hasta 2 metros y cayó en el agua.

Ahora siguió el turno del dios pagano pelirrojo, quien se puso a girar su brazo izquierdo, en donde tenía la piedra en mano; preparándose para tirar... Después de unos segundos, lanza la pierda y este se fue bastante lejos: Rebasando así el límite de metros que el chico había propuesto, por lo cual casi ni se le vio caer, detener o aterrizar.

Mario: Eso se vio bien jeje.

En fin, y así mismo se la pasaron una media hora hasta que el pibe se aburre de jugar, más porque se le había cansado el abrazo de tanto tirar.

Mario: Ya me cansé de tirar...

Candamius: ¿Ya? Vale -decia mientras tira la piedra, justo del mismo modo ya mencionado-. Sí, le volví atinar.

Mario: Pero eso no me detiene que querer jugar a otra cosa.

Candamius: Ya... ¿A qué quieres jugar ahora?

Mario: Mmm... Ah, ya sé. Voy por algo a la casa, quédate aquí.

Candamius: Vale...

Mario se fue directamente corriendo a su casa, solo para después salir de casa con una pelota que sujetaba con sus manos.

Mario: ¡Juguemos a la pelota! 😁

Candamius: Dale.

Mario: ¿Sabes jugar a pelota, cierto?

Candamius: Bufff... Claro que sí sé, es lo más fácil del mundo.

Mario: Vale, juguemos -dijo lanzándole la pelota de una patada-.

Mario patea la pelota y el objeto golpea el estómago de Candamio. Sin embargo, a pesar de haberse sentido dolor, se puso a jugar con el pibe yéndoseles la noción del tiempo. Jugaron al fútbol....

Para cuando fue mediodía, mínimo las 2:30 p.m, habían terminado de jugar porque al parecer el pibe también se había agotado. Y terminaron todos sucios, ya que se caían, resbalaban y todo eso, estando llenos de suciedad.

De esta manera, llegaron a casa llenos de suciedad y al parecer nadie se encontraba en la casa. Dentro del hogar, caminaron hasta el pibe caminó subiendo las escaleras, y en eso en la cama matrimonial se había encontrado a su madre y hermana dormidas.

Mario cierra la puerta con cuidado y para cuando lo cerró se le apareció aquel hombre de cabellos pelirojos. Posteriormente, aquel pibe se había dirigido al baño y al estar en medio de la puerta, pensó que sería buena idea compartir el baño con su mejor amigo.

Mario: Oye ¿sabes qué? Creo que, si quieres, también puedes darte un baño o una ducha.

Candamius: ¿De verdad? Digo, ¿no crees que esto es algo indebido?

Mario: Mmm... La verdad sí, pero creo que como somos amigos puedes entrar.

Candamius: Ammm... ¿Bien? Entraré.

En fin, aunque quizás parezca algo anormal, Candamius entró con el pibe y ambos se encierran en el baño. Por su parte, de una manera inocente y confianza, Mario se quitó la ropa frente a él mientras tenía la regadera abierta.

Candamius quedó viendo un poco la regadera del baño, algo que se le hizo un poco nuevo para él ver algo así. Posteriormente, no lo piensa más y decide tener el valor de hacerlo: Se quita el quiton que tenía puesto, mostrando su zona íntima al descubierto el cual era de 18 cm y estaba lleno de pubis del mismo color que su cabello y barba.

Mario: Oh, se ve lindo... Jiji

Candamius: Jeje

En fin, ambos se metieron en la regadera y se empezaron a quitar toda la suciedad. ¿Qué se sintió Candamius al experimentar la regadera por primera vez? Literalmente se sintió encerrado y un poco incómodo, ya que en la antigüedad estaba acostumbrado a bañarse en los ríos y otros cuerpos de agua, a parte de que también estaba muy junto con el pibe.

Mario, por su parte, mientras se estaba bañando todo quedaba observando un poco las partes íntimas de aquel ser sobrenatural: Le pareció algo interesante.

Candamius: Me siento incómodo y encerrado.

Mario: Pues yo no.

Candamius: La verdad nunca he estado en una cosa como esta -decía mientras miraba el jabón-.

Mario: Eso sirve para enjabonarse y quitarse bacterias.

Candamius: Ya...

Finalmente, después de unos minutos, terminan de bañarse y ahora pasaron a sacarse: Primero Mario se empieza a secar todo el cuerpo y una vez que termina le siguió Candamio. Mientras este se secaba, Mario le miró un poco más el pito.

Al fin Mario termina de secarse.

Después de eso, el hombre nota que el pibe le estaba mirando sus partes. Mario, sin poder evitarlo más, su mano sobre su pene: Se lo tocó.

Por eso mismo, Candamius se empezó a incomodar otra vez, ya cuando estaba algo incómodo de lo normal. Sin embargo, se dejó tocar un poquito. Mario lo manoseó todo curioso, para después acariciarle la zona del pubis.

Mario: Es suave...

Candamius: Vale, vale, déjame ahí por un momento -decia estando un poquito sonrojado-.

En fin, ahora pasamos a estar en la habitación, en donde el pibe se había puesto otra ropa: una camisa blanca manga y unos jeans grises. Para cuando termina de cambiarse, al parecer el hombre tenía otro quiton que era de color morado (así como sale en Hércules de Disney).

Un momento después , había entrado la hermana gemela de Mario, Martha, quien había visto con sus propios ojos que había un sujeto dentro de la casa. Ante esto, ella se susto un poco y del miedo intentó llamar a su madre...

Martha: ¿Qué sucede aquí? -lo mira- ¡Mamá, hay un señor en la casa!

Ella intentó ir a donde estaba su madre; sin embargo, como era algo secreto entre ellos, Mario la jala un poco brusco de los cabellos y le tapa la boca con la mano.

Mario: SHHHH, CÁLLATE. No se lo digas a mamá.

Martha: -lo quita de ella- ¿Por qué este señor está aquí? ¿Quién es este tipo?

Mario: Ammm.... ¿Cómo te lo explico? Él no es malo, solo es un amigo y se llama Candamius.

Martha: Espera ¿qué? ¿Dijiste Candamius? Mmm.... -pensaba en algo y se acuerda- Aaahh, ya sé, ¿este señor no es el que sale en el libro que tengo? Tú sabes, el hombre que se enamoró de una princesa.

Mario: Pues… eso.

Martha: Aash, osea, esto debería de ser una broma. Si se supone que los dioses paganos no existen.

Mario: Pero este hombre es real, aunque antes era un dios.

Martha: Mmmm.... ¿Cómo se que estás diciendo la verdad?

Mario: Qué él te enseñe. -mira a Candamius- Candamius, muéstrale.

Candamius le concedió una prueba que él era Candamius: Utilizando sus poderes, lo que hizo fue azotar sus dedos contra la nada en dirección a la almohada de una de las camas de los gemelos. Y entonces levanta sus manos un poco hacia lo alto, haciendo que la almohada levitara hasta llegar al techo.

Martha: Ala.... ¿Esto es enserio?

Mario: Lo estás viendo con tus propios ojos.

Martha: ¡Mamá tiene que saber esto! :D

Mario: A ver, no tan rápido, señorita. No se lo vayas a contar a mamá ni nadie. ¿Entiendes? Nadie lo tiene tiene que saber; ahora es un secreto entre tú y yo.

Martha: ¿Por qué no?

Mario: Porque según él, no quiere tener problemas con nadie.

Martha: Aash, pero si mamá es buen rollo.

Mario: ¡A nadie! ¿Entendido?

Martha: Bien, bien, vale. No se lo diré a nadie. -le nota su cuerpo- Uuy, está muy fuerte.

Candamius: Jeje. ¿Cuál es tu nombre, señorita? (^^).

Martha: Mi nombre completo es Martha Lucía Sánchez Domínguez de la Vera Cruz Villavicencio, Marqueza del Jujuy y niña de la Victoria.

Candamius: .... Vaya, menudo nombre que tienes.

Martha: Nah, mentiras, no te creas. Es nombre que le puse a mi muñeca jajaja. Mi nombre completo es Martha Lucía Sánchez Domínguez, un gusto.

Candamius: Vale jejeje (^^). Entonces quiere decir que el nombre de tu hermano es Mario Sánchez Domínguez.

Martha: Exacto. Osea, Sánchez es de parte de mi padre, quien se llamaba José Antonio Sánchez, mientras que Domínguez es el de mi madre quien se llama Nora Gutiérrez Domínguez Espinoza.

Candamius: Entiendo. Ah, y ya veo vosotros sois gemelos.

Mario: Sí.

En fin, estando en el cuarto, al parecer ambos gemelos estuvieron muy entretenidos con aquel hombre que antes fue una divinidad, encima de que era sumamente atractivo. Estando con la piba, tanto Candamius como Martha se pusieron a dibujar sobre un libro: Se pusieron a recordar, colorear y recrear. Al parecer hicieron una especie de obra, el cual al abrir el libro se levantaría lo que son flores, árboles y animales de papel.

Por último, lo que pusieron era este hombre también como un recorte, es decir, dibujaron a Candamius y lo pegaron incluyéndolo en el cuaderno.

Al parecer, hicieron una especie de cuento y ella lo contó así:

“Erase una vez, había una niña de nombre Sara quien caminaba por el bosque tranquilamente. Ella caminaba cantando seguido de saltos, llevando consigo una canasta de comida comida consigo ya que iría a ver a su abuelita que estaba enferma. Durante el camino, ella se encontró con el lobo feroz, quien era lindo y no tan temible, pero eso no quería decir que era un lobo bueno.”

“Este miró a la niña y pensó que ya tenía un aperitivo delicioso, después de tanto años sin comer. En ese momento, la Caperucita que vestía de verde se había detenido y mira al lobo. Estando en frente de ella, este le preguntó: ¿Adónde vas?”

“La chica toda inocente le responde: Voy hacia la casa de mi abuela a visitarla, que está enferma.”

“Por su parte, ella continuo su camino mientras que al lobo feroz se le ocurrió una gran idea. Siendo así, él tomó un atajo rápido para llegar a la casa de su abuela y de este modo entra a la casa de esta como si fuese un asalto y deja en shock a la abuelita quien se desmayó. Posteriormente, la esconde en el armario y luego se viste de abuelita. De pronto, el lobo miró que Caperucita al fin había llegado, por lo que se fue a acostar a la cama.”

“La niña había entrado y había encontrado en su habitación a lo que se suponía que era su abuelita. Viéndola de cerca, notó algo muy extraño en ella y le dijo: Abuelita, que grandes ojos tienes.”

“Y el lobo le respondió: Son para verte mejor.”

“Luego la niña le dice: Abuelita, que gran nariz tienes. Y el lobo le responde: Es para olerte mejor, querida.”

“Finalmente, la chica le dijo: Abuelita, que grandes colmillos tienes.”

“Y entonces el lobo le respondió: Son para comerte mejor. Después de pronunciar estas palabras, el lobo se reveló tal cual es y la niña quedó totalmente horrorizada.  Por lo tanto, está salió corriendo por la ventana y se pone a correr siendo perseguida por el lobo.”

“Ella iba gritando: ¡Auxilio, auxilio! ¡Me come un lobo!”

“De pronto está miró a un gran hombre, quien era alto, fuerte y pelirrojo, en quien esta se refugió diciéndole que estaba en peligro de ser devorada por el lobo. Aquel hombre, entonces utilizó sus poderes y una vez recargado se pone a pelear con el lobo. Le lanzó poderes mágicos que lo derrumbaron por completo, para después agarrarlo a golpes...”

“Fue así como el poderoso hombre le había salvado la vida, siendo agradecido por esta. Después de derrotar al lobo, fueron de regreso a la casa y encontraron a la abuelita dentro del armario con vendas en la boca, pies y manos. Luego la sacaron de allí.”

“Desde aquel entonces, agradecieron al hombre quien las había salvado y, en honor, le dijeron que podrían ser buenos amigos y podía visitarlas las veces que quisiera. Fin.”

Martha: ¿Cómo te pareció el cuento?

Candamius: Monísimo (😊).

Martha: Lo tendré conmigo todos los días.

En ese momento, se escuchó que su madre había despertado, quien decidió bajar a la cocina para hacer de cenar ya que era de noche. Antes de bajar, la madre nota que sus niños estaban en juego y entonces entra al cuarto para ver. Para cuando mira, ya no estaba Candamius: Desapareció.

Señora: ¿Qué hacéis?

Martha: Nada, solo estábamos jugando mi hermano y yo.

Señora: Ah bueno...

Después la señora se fue en poco tiempo, bajando directamente a la cocina.

Hasta aquí el capítulo. Bye.

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