Capitulo 5: Dentro de casa
Martha había llegado directamente al baño y se empieza a lavar las manos. Terminando de lavarse las manos, esta pasó a estar en su habitación, encontrándose a su hermano acostado en su cama.
Martha: Hola. Creo que al fin llegaste.
Mario: Sí, lo mismo digo de vosotras. ¿Adónde fuisteis?
Martha: Ah, pues, estuvimos en la panadería todo el tiempo.
Mario: Ah, vale.
Martha: ¿Y tu?
Mario: Estaba fuera todo el día jugando con mis amigos y comiendo dulces.
Martha: Vale.
Martha se había sentado en su cama y en eso mira el libro que estaba en el buró, así que se le ocurrió la idea de leerlo un poco encima de que recordó lo asombroso que era ese libro. Ella empieza leerlo todo, aunque a lo mejor estuviera algo cansada de hacerlo por estar todo el día en la panadería.
Por otro lado, Mario estaba pensando en la suerte que tenía por el hecho de que se había hecho amigo del que antes era un dios pagano.
En la hora de la cena, mientras comía filete de carne con arroz blanco, Mario aún seguía pensando del mismo tema: Ser el amigo de un dios pagano fuerte, antiguo, de gran poder y gran belleza. ¿Qué es lo que acababa de pasar?, Eso mismo se preguntó él y parecía que todo era un sueño o una alucinación.
Aún no podía creer que todo eso era cierto.
Martha: Está muy rica la cena, mamá.
Señora: Gracias. Oye niño ¿qué hiciste mientras estabas fuera en este día?
Mario: Pues estaba caminando por la ciudad y luego me puse a jugar con mis amigos a la pelota.
Señora: Vale, eso es bueno.
Al día siguiente...
Nuevamente, como aún eran vacaciones, a nuestro querido protagonista había salido a dar un paseo por sí solo. De este modo, el pibe se había ido al espacio pastoso que estaba a dos metros de distancia y justo ahí, a otros dos metros más de distancia, también se encontraban árboles.
Al estar gozando del aire libre, en ese momento, entre los arbustos y árboles que estaba a sus dos metros de distancia, se apareció nuevamente Candamio quien nuevamente vestía la misma vestimenta.
A partir de "salir" desde los árboles y arbustos, Mario se había percatado de su presencia. Al verle, el pibe lo reconoce inmediatamente y entonces se dirige hacia él.
Mario: Eh, amigo, ¿qué tal estás?
Candamius: Ah, pues, estoy muy bien jeje.
Mario: Qué bien, fortachon... Qué alegría volverte a ver.
Candamius: See.
Mario: Mmm.... ¿Te gustaría jugar conmigo a algo?
Candamius: Ehh... Claro ¿por qué no? Jeje.
Mario: ¿Te gustaría volver a jugar a las pilladas?
Candamius: ¡Claro que sí, amigo!
Mario: Como se supone que tienes poderes, no los uses haciendo trampa ¿vale?
Candamius: Vale.
Mario: Te las quedas -dice tocándole el estómago-.
Mario sale corriendo en medio del campo y luego Candamius, sin usar sus poderes tal como prometió, fue corriendo detrás de él para atraparlo. Corrieron y corrieron, alejándose de la vivienda del pibe, hasta que después de unos minutos Candamius finalmente lo atrapa.
Ahora Mario fue tras Candamius para atraparlo. Corrieron y corrieron, alejándose aún más de la vivienda. Pasa una media hora y, finalmente, Mario había atrapado su amigo.
Mario: JAJA ¡TE HE PILLADO!
Candamius: Je, suertudo...
Mario: Si, definitivamente te las quedas ahora.
Candamius: Vale...
Y bue, se la pasaron todo el día jugando y se detuvieron de jugar al ser las 11:30 a.m.
Una vez detenidos estos se dieron el lujo de reposar, solo para después darse cuenta ahora se encontraban algo lejos de la vivienda, mínimo a 11 metros de distancia.
Mario: Uff, yo ya me cansé.
Candamius: ¿Te divertiste, no es así?
Mario: Obvio. Y creo que ya estoy algo sudado; creo que me iré a casa a dar una ducha.
Candamius: Vale.
En fin, Mario había llegado a su casa todo sudado y ahora se volvió a aproximar al baño. ¿Se baña todos los días? Sí, porque no soporta estar mucho tiempo ensuciado o en pestes, ya que para él es insoportable estar todo el día. ¿A quien no le agradaría?
Se mete a dar un baño por unos 5 minutos, obviamente con agua helada para quitarse el calor que tenía ya que en España hace un calor inmenso.
Mientras eso sucedía, su madre y su gemela habían decidido ir de comprar y de eso lo habían planeado mucho después de que Mario estuviera mucho tiempo fuera de la casa.
Señora: Venga, nos vamos de compras ahora sí.
Martha: Vale.
Señora: Mario, ya nos vamos. Te cuidas, eh.
Mario: VALE.
Aclarando esto, su madre y su gemela se fueron yendo tranquilamente de compras. Salen de casa, se meten al carro y la arrancan. El carro avanzó y se fue directamente a la ciudad...
Al ver que ellas se fueron, entonces Candamius se había materializado físicamente dentro de la casa, estando sentado en el medio de la sala; el cual ahora tenía puesto su quiton junto con sus pulseras de oro.
Por otro lado, Mario había salido del baño mientras se iba secando, dirigiéndose hacia su habitación. Dentro de la habitación, lo que hizo fue cambiarse de ropa.
Al salir del baño, Candamius lo había visto pasar desde las escaleras, estando este curoseando por la casa. Como lo había visto pasar en toalla, no lo pensó más y, sin utilizar sus poderes, fue subiendo las escaleras casi lentamente. Después de subir por las escaleras, se encuentra con el pasillo, por lo que empieza caminar hasta allí hasta toparse con una puerta que estaba a la izquierda y semiabierta de forma pareja.
Estando de frente con la puerta, la abre lentamente haciendo un pequeño ruidito y para cuando mira por completo el cuarto mira al pibe que se había quitado la toalla frente a su cama en donde tenía ropa limpia por allí.
Segundos después, Mario nota que allí estaba su ahora mejor amigo, así que se avergüenza y se cubre con las manos estando sonrojado.
Mario: ¡Eh, todavía no mires y entres!
Candamius: Oh, perdona -dice cerrando la puerta de golpe-.
Sin embargo, unos segundos más, ahora sí ya el pibe estaba cambiadito, avisándole a Candamius que ya podía pasar.
Mario: Ahora sí, ya pasa.
Candamius pasa a la habitación de Mario, quien estaba parado justo en el medio de la habitación.
Mario: Anda, estás aquí...
Candamius: Je.
Mario: -sentandose en la cama a su lado derecho- Qué bueno que otra vez me vienes a visitar. ¿Qué te atrae por aquí?
Candamius: Pues nada, solo vine a verte por mi libre albedrío.
Mario: Vale. Entonces siéntate como en casa, o como si fuera tu casa.
En fin, cerrando la puerta, estos se pusieron a platicar entre ellos dos estando sentados cada quien en las dos camas blancas...
Mmm... Oye, y cuéntame algo de ti.
Candamius: ¿Qué quieres que te cuente?
Mario: Mmmm.... ¿Qué se siente ser un dios?
Candamius: Se siente algo genial, ya que todo el mundo te tiene respeto, hacen todo para ti e incluso los seres humanos te sirven todo lo que quieras. Hasta con los poderes se pueden hacer cosas asombrosas, incluso puedes atraer algo que no tienes y te da flojera ir por ella jeje.
Mario: Oh, eso suena super. ¿Y a qué país perteneces tú? Ah, ya, ¿conque eres un dios español, no?
Candamius: Pues la verdad pertenezco en unos cuantos países de Europa, como Italia, Grecia, los países nórdicos, Alemania, aquí España, y así.
Mario: Vaya, es increíble.
Candamius: Si.
Mario: ¿Qué tipo de dios eres? Digo, en lugar existen dioses de la belleza, dioses de la agricultura, dioses del amor, cosas así por el estilo.
Candamius: Ah... era el dios del rayo, la tempestad, la lluvia y las montañas. Debido a este rol como divinidad, todas estas cosas de la naturaleza estaban bajo mi potestad. Aunque bueno, también tenía distintos roles en distintos países, como por ejemplo en Roma era el dios protector de la Ciudad, y de mí emanaban la autoridad, las leyes y el orden social. Entre los etruscos, llamado Tinia, era la divinidad de los rayos, las lanzas y los cetros.
Mario: Oh... Interesante.
Candamius: Bueno, siendo sincero, realmente soy el hijo de la deidad romana llamada Juppiter pero también comparto los mismos atributos aunque nunca fui igual a mi padre que anduvo follándose al mundo entero.
Mario: Vaya...
Candamius: Más, ahora, lo único que soy es un simple espíritu. Tengo poder, pero luego, con la llegada del cristianismo, mi estatus de deidad se me quitó. Ya no soy ningún dios, solo un espíritu que busca qué hacer en este mundo.
Mario: Entiendo jeje -decia casi tocando sus pectorales, pero luego decidió no hacerlo-.
Candamius: -Lo nota- JEJE.
Mario: Ammm... Creo que aún sigues conservando tus músculos.
Candamius: Pues la verdad sí, ya que así siempre fui desde mi juventud hasta ser un dios. Encima de que me siento bien así (😁).
Mario: -miraba un poco sus pezones- Ya...
Candamius: Mmm... -miraba un poco la zona donde le miraba- ¿Te gustan, no es así?
Mario: Emm... Molan muchísimo.
Candamius: Ah, vale... Y supongo que quiste hacer esto... -le dice para después tomar sus manos y luego las pone sobre sus dos pectorales grandes-.
Mario: Ala... -dice sorprendido para después empezar a manosear sus pectorales-. ¿Esto es enserio?
Candamius: Jeje pues no hace falta que te lo diga.
Mario: Se sienten grandísimos... Lo bueno es que tú no te enojaste.
Candamius: Mmm... ¿Por qué debería de hacerlo?
Mario: Es que conozco a una personas que se enojan si se lo hago. Son muy delicados, creo.
Candamius: Ya... En mi caso, a mí no me molesta jeje.
Mario: Genial jijijiji.
Por su parte, Mario siguió tocándole un poco más y en el transcurso estaba sintiendo una emoción muy grandísima: Era como una emoción de cómo cuando sabes que iría a visitarte la chica (o chico) que te gusta, pero la emoción del pibe era mucho más del doble, a tal punto de ya no tener las fuerzas de seguir hablando.
Candamius: Jeje~ bueno que andas emcionado.
Mario: S-sí... Es mucho mejor que la de los profesores.
Para finalizar, Mario le acaricia con sus dedos las mamilas de los pezones en medio de 5 segundos. Pasado esos segundos, termina de tocarlo.
Mario: Estuvo genial; está como para hacerlo todo el día.
Candamius: Jeje si quieres puedes hacerlo las veces que quieras ;).
Mario: .... ¡Fantástico! :0. En fin ¿gustas hacer algo, otra vez?
Candamius: ¿Otra vez...? ¿Como que?
Mario: ¿Qué tal si jugamos a los enemigos?
Candamius: Mmm... vale.
Mario: Vale, tú eres un valiente cazador el cual se había enamorado de una linda princesa. Un cierto día, algo terrible había pasado, puesto a que vino al reino un tipo de hombre que se transformaba en un hombre lobo. Y ese hombre lobo tuvo la facilidad de secuestrar a la princesa, en quien había fijado su interés. Él la secuestra, llevándosela hacia donde estaba una guarida muy escondida en lo más espeso del bosque y la transforma en su sirvienta. Tú, que eres un cazador, decidiste por ti mismo rescatar a la princesa, así que, con espada en mano, lo fuiste siguiendo hasta llegar a su guarida que era una cueva y en esa cueva se encontraba un hoyo. Entraste por el hoyo, cayendo desde 7 metros de altura, encontrandote con que allí estaba algo así como el lugar de una cabaña por dentro, donde estaba un sofá grande, una mesita y cosas así por el estilo. Caminaste por un pasillo muy profundo y, a tu izquierda, miraste que apenas aquel monstruo estaba encadenando a esa mujer. Por su parte, el lobo nota tu presencia y te empieza a ruñir de una manera amenazante. Tú no tenías miedo, porque eras muy valiente y tenías un arma en la mano. Os empezasteis a pelear, tu arma fue la espada mientras que el arma del lobo eran sus garras y su boca. Hicisteis una gran batalla, esto a pesar de lo ancho del sitio; se lanzaban cosas y al parecer se lastimabais haciéndose heridas. Finalmente, tu fuiste el que ganaste la batalla y, por consistente, lograste salvar a la princesa con quién te casaste un año después.
Candamius: Jeje mola. Qué imaginación tienes.
Mario: Venga, a jugar.
Candamius: Vale.
En fin, los dos, niño y ser sobrenatural, se pusieron a jugar lo que el pibe había propuesto dentro de su hogar. Como era un ser muy abierto, empezaron a jugar desde la sala, aprovechando que aún su madre y su gemela no llegaban.
Estamos en la escena en donde, al parecer, Candamius había visto que secuestraban a la princesa: Candamius estaba caminando por donde estaba la sala, imaginando que eso era la cabaña. Ahora, al llegar a las escaleras, después de volverlas a subir, imaginó que era el pasillo llegando hacia donde estaba el cuarto.
Abre la puerta, mirando al pibe, quien tomó el papel de villano, y este había colgado a una muñeca de felpa tipo rubia sobre una cortina tras hacerle un nudo.
Cuando había abierto la puerta, el pibe mira al "cazador" y le empieza a gruñir imitando el sonido de un gruñido de animal. Por su parte, Candamius tenía al parecer un palo de madera, el cual era mediano y no tan grande. Tiempo después, hicieron como si se estuvieran peleando tal como el pibe había indicado anteriormente.
Y bueno, estuvieron a la mitad de haber ganado la pelea, cuando de repente escucha la voz de su madre quien la avisó que habían llegado.
Señora: Hemos llegado.
Martha: Sí, y trajimos una pie de limón jejeje.
Posteriormente, Martha había subido escaleras arriba y se metió dentro del cuarto...
Al abrir la puesta, se encontró con Mario ya estando solo quien aparentemente se estaba leyendo el libro de Martha, sentado en su cama.
Martha: Hola, hermanito. ¿Cómo has estado?
Mario: Pues muy bien jeje.
Martha: Ya... Adivina qué... Hemos comprado pie de limón.
Mario: ¿Pie de limón? Rico.
Martha: Sí. Jejeje ¿y qué lees?
Mario: Un cuento.
Martha: Ok.
Después Martha había decidido salir del cuarto y se dedica a lavarse las manos en el baño, mientras que aún Mario aparentaba leer el libro...
Hasta aquí el capítulo. Bye.
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