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Capitulo 4: Amigos y revelación

Seguimos la historia con el vato españolete estando en la regadera: Estaba Mario en el baño con la regadera totalmente abierta, que soltaba muchísima agua y luego se miraba que la cierra para después seguir enjabonadose el cabello con un shampoo...

Al día siguiente...

Al día siguiente, ahora vemos que nuevamente Mario había salido a la calle y estaba caminando por el centro hasta que llega a dar a un puesto de dulces. Como sabía que trajo consigo dinero, entonces lo que hizo fue comprar lo que aquella anciana vendía.

El puesto de dulces era algo así como una mesita pequeña, en donde se tenía unos dulces como bolsas de bombones de chocolate, galletas en bolsa de plástico, mazapanes, gomitas, gomitas de gusanito, paletas, etc.

Al ver el puesto, el pibe no lo pensó dos veces y se puso a comprar... Lo único que se pudo comprar en ese momento era una bolsa de plástico que contenía bombones de chocolate, que eran 7 en cada bolsa.

Terminado de comprar, este pibe seguía caminando por la ciudad o el pueblo hasta que llega a donde estaba fuente.

Ahí mismo se había sentado en donde estaba una banca, empezando a comerse los bombones tranquilamente...

Sin embargo, en ese momento mismo, aquellos perros que le hacían bullying en la escuela se lo encontraron a lo lejos y entonces, sin que el prota se diera cuenta, se le fueron acercando.

Daniel: Hola, sopenco.

Mario: Mmm... Vosotros...

Albín: Que casualidad que te hayamos encontrado jeje.

Pablo: Mmm... ¿Qué tienes ahí? -le pregunta arrebatándole la bolsa de chocolate-

Mario: Agh... Ya vais a empezar... Dame eso.

Y bueno, Mario intentó recuperar su bolsa de bombones, a lo que Pablo tenía su brazo izquierdo alzado, levantado hacia el cielo, y este comenzó a girar en modo de burla y Mario intentaba alcanzar la bolsa siguiéndole la "gira". En el momento siguiente, Pablo se detuvo y, al momento de que Mario estuvo a punto de detenerse también, le puso el pie...

Como le había puesto el pie, sin que tuviera el tiempo de fijarse, Mario choca uno de sus pies con el otro pie y así logra perder el equilibrio, cayendo al suelo de una forma insoportable. El suelo obviamente era de cemento, por lo que al caer se dio un golpe tremendo que estaba tan adolorido de la cadera, brazos, hombros, rodillas, codos, costillas... Sintió como si se hubiera hecho un raspón.

Por lo tanto, ante tanto dolor, Mario quedó tirado en el suelo, mientras que aquellos perros estaban riéndose por eso.

Sin embargo, había alguien que lo estaba viendo todo: Dante, aquel hombre guapo y pelirojo que vestía un traje vasco. Al ver aquello, él no lo dudo más y fue ayudar a Mario.

Dan: ¡Eh, dejad en paz al niño! -dijo mientras se les apareció detrás de ellos con una mirada amenazante- Mmm... ¿Conque os gusta maltratar a los demás, eh? Qué cobarde de vuestra parte...

Daniel: Ehhh... 5mentarios...

Después de eso, aquel hombre pelirrojo toma la mano de Pablo, quitándole la bolsa de dulces con su mano izquierda mientras que con la mano derecha le empezó a apretar la mano de una forma muy dolorosa e insoportable. Siendo así, el sistema nervioso respondió a ese dolor y detectó que era bastante doloroso, aunque no era un dolor como el que provocan los seres humanos: Sino que era un dolor mucho mayor y distinto.

En fin, ahora el hombre pasó torcersele la mano de un lado izquierdo y eso le provocó muchísimo más dolor...

Pablo: ¡Aaahh! ¡Vale, me rindo!

Dan: Os largais de aquí antes de que me conozcáis... -dijo amenazante-

Daniel: Vale, nos vamos.

Los primeros en irse fueron Daniel y Albín, después de que se fueran el hombre soltó y tumbo contra el suelo a Pablo de la misma forma que le hicieron a Mario. Después de unos segundos más, Pablo también se retira...

Después de que se fueran, el que se hacía llamar Dan levanta al chico del suelo y le da la bolsa de bombones.

Mario: Anda, otra vez usted. Gracias por volverme a salvar -decía para después abrazarlo-.

Dan: Jeje de nada -corresponde al abrazo casi lentamente-.

Mario: Mmm... Creo que ahora puede ser mi amigo, si quiere.

Dan: Mmm... ¿Amigo? Pues con mucho gusto jeje.

Mario: ¿De verdad? :D

Dan: Sip.

Mario: ¡Yey! ¡Tengo un amigo sexy! Jejeje

Dan: Jeje.

Mario: Oiga ¿y qué se se supone que hace hoy?

Dan: Mmm... Pues pasear, aprovechando que estamos de vacaciones.

Mario: Ah, vale. Yyy.... ¿No le gustaría dar un paseo conmigo? La verdad es un hermoso día de vacaciones, así que puede ser buena idea hacer algo entre amigos.

Dan: Mmm... Vale. ¿Como que?

Mario: Mmm... Podemos jugar a algo. Por cierto ¿quiere un bombón?

Dan: No, gracias.

Mario: Jijijiji.

En fin, Mario finalmente se había hecho amigo de aquel hombre y estaba algo fascinado, encima de que era un hombre muy hermoso... Bueno, ambos estuvieron en la misma plaza, sentados justamente sobre la banca mientras que Mario estaba hablando con el sujeto.

Mario: Mmmm.... Cuénteme algo sobre usted.

Dan: Mmmm... La verdad me sé unos cuantos idiomas, como el euskera, el latín, el italiano, el idioma hindú, los idiomas nórdicos, alemán, catalán, e incluso el idioma griego.

Mario: Vaya, eso es genial. Mmm... -mirando su sexy cuerpo- Lindo cuerpo tiene usted.

Dan: ¿Enserio? Gracias jeje -le contesta mientras mueve dos segundos sus pectorales-.

Mario: Vaya, los puede mover.

Dan: Sí.

Mario: ¿Y como hace eso?

Dan: Tengo mucha fuerza.

Mario: Jeje ¿y usted tiene pareja o algo así?

Dan: Mmm... No, aún no.

Mario: ¿Cuantos años tiene?

Dan: 30.

Mario: Aún está joven.

Dan: Sí.

Mario: ¿Y en qué trabaja?

Dan: Ammm.... Soy de trabajar en el campo. Más bien, en una tienda a las afueras de la ciudad.

Mario: ¿Y de que es esa tienda?

Dan: Al parecer es de comida.

Mario: Entiendo.

Ellos duraron un buen rato platicando todo el día y entonces para cuando se fatigan de platicar de lo mismo, ya eran la 1:30 p.m, es decir, era mediodía.

Dan: Vaya, si que eres algo bastante platicador jeje.

Mario: See, aunque la verdad es algo que nunca he hecho en mi vida. Mmm.... Oye, amigo, aprovechando que aún es un hermoso día, ¿qué le gustaría hacer hoy?

Dan: Mmm... No lo sé.

Mario: ¡Ya sé! Juguemos a las pilladas. ¿Sabe cómo se juega, verdad?

Dan: Claro.

Mario: Vale -le toca el hombro derecho con su mano izquierda- ¡Te he pillado! Te las quedas -dijo después empezar a correr-. JAJAJAJA

Dan: Jeje voy.

Mario había empezado a correr, poniéndose en el medio de la plaza, estando parado a ver si el hombre se levantaba a por él. Por su parte, aquel hombre luego sonrió de una manera compasiva y luego se levanta, empezando a jugar con el pibe.

Jugaron todo el día hasta hasta el oscurecer... Corrieron por toda la plaza. Dan atrapó a Mario, y empezó a correr como si fuera un niño pequeño; corre y ahora Mario empieza a perseguir a Dante. Mario atrapa a Dante, y Dante va por Mario y así fue todo sucesivamente. Jugaron entre risas y adrenalina hasta que caen las 6:30 p.m y ahora sí terminan de jugar.

Estando otra vez en la zona de la estatua...

Mario: Fue divertido jugar con usted. Y creo que llegó la hora de volver a casa antes de que se haga más tarde, aunque si quiere puede acompañarme.

Dan: Mmm... Creo que sí, supongo que debería ser algo peligroso para un niño como tú ir de la ciudad al campo.

Mario: Vaya, supongo que debes de ser un buen amigo (uwu).

En fin, Dan como un buen amigo se dispuso a acompañar a Mario a su casa, el cual, como todos deberían de saber, estaba en el campo. A medio camino, Mario se puso a platicar con su nuevo amigo.

Mario: ¿Sabe una cosa? Creo que usted ya me agradó.

Dan: ¿Enserio? Jeje

Mario: Por supuesto y ojalá otro día nos podamos volver a ver.

Dan: Mmm... Eso también espero, amigo.

Mario: También fue divertido jugar con usted.

Dan: Sí, lo mismo digo. Nunca en mi vida he jugado con alguien como tú.

Finalmente, habían llegado a casa y entonces Mario se despidió de su nuevo amigo.

Mario: Vale, nos vemos, supongo.

Dan: Adiós. Fue un placer estar contigo.

Mario se había metido a su hogar todo sudado y entonces se había dirigido a darse un baño otra vez. Se encierra en el baño, luego se empieza a quitar toda la ropa que tenía puesta y al final se pone a abrir la llave de la regadera el cual soltó agua helada.

Y sí, se puso agua helada porque veía caliente después de mucho jugar.

Luego se mete y cierra la cortina que era de color color blanco, solo para después dejar que el agua helada mojara todo su ser. Al ser agua helada, al parecer el calor se le fue quitando.

Mario: Aahh~

De este modo, se empezó a quitar todo sudor, mal olor y posible suciedad que tuvo al jugar. Estuvo en el baño por unos minutos totalmente relajado.

Pasado el tiempo de los minutos, al fin este cierra la llave. Ya se enjabono, se puso shampoo y se limpio demasiado (?). Ahora pasó a salir de la regadera, sale y luego se empieza a secar con una toalla de color blanco. Terminado de secarse, se fue del baño y pasó a estar en su habitación donde ahí mismo se puso su pijama de rayas.

Una vez terminado de cambiarse, pasó a estar en la cocina donde se buscó más antojo, sin darse cuenta al principio que, desde la ventana de la zona, justo donde estaba el lava trastes, aquel mismo hombre lo estaba observando.

Quizás a muchos les dé miedo...

¿Y qué estaba haciendo ahí? Pues al que se hacía llamar Dan le agradó mucho el pibe, más bien le llamó algo la atención. Era como si hubiera encariñado con él.

En ese momento, para cuando Mario saca de ahí la mermelada, el pibe se había percatado del hombre en la ventana y reconoció de quien se trataba, puesto que el hombre se paralizó un poco al verse descubierto.

Sin embargo, el pibe se alegró un poco y entonces se le acercó a la ventana, por lo que inútilmente el hombre se ocultó sentándose y recargandose sobre la pared...

Mario: Vaya, estás aquí. No temas, mejor amigo, de todos modos ya te vi jeje.

Dan: -suspira- Vale, me has pillado -decia mientras se levantaba-...

Mario: Jeje si quieres puedes pasar.

Dan: ¿Seguro? ¿No crees que sea algo indebido, siendo que apenas te conozco?

Mario: Pues creo que nos tenemos viendo desde hace ya tres días. No creo que sea malo; bueno, si demuestras que no eres una mala persona. Pasa.

Dan: Bueno, si te soy sincero, no soy malo la verdad.

El hombre, por su parte, se puso a la puerta de la casa y Mario le abre confiadamente. El hombre entra sintiéndose un poco incómodo y luego se sienta en el sofá.

Mario: Vale, si quieres, te puedo ofrecer galletas y un té.

Dan: Si quieres...

Mario: Vale, iré a por ello :v.

Completamente feliz, el pibe se fue a la cocina y saca de allí unas galletas parecidas las galletas María, para después volver hacia donde estaba el sujeto y se las da en un recipiente.

Mario: Aquí tienes, mejor amigo jeje.

Dan: Jeje muchas gracias -toma unas dos y empieza a comer-.

Mario: Jeje bueno ¿y qué cuentas amigo?

Dan: Pues nada, estaba con la idea de irme a mi casa, pero por curiosidad te vi...

Mario: Bueno jeje. ¿No te gustaría chatear de algo? O bueno, si quieres te puedo mostrar mi casa jijiji.

Dan: Vale.

Skiptime...

Mario y Dan llegaron a la habitación en donde dormía junto con su gemela.

Mario: Este es my room....

Dan: Oh... se ve limpio y seguro.

Mario: Jeje es algo cómoda -decía mientras estaba parado sobre su cama saltando un poco-.

Dan: Sí, se nota un montón. Mmm....

En ese momento, aquel hombre vio un libro que estaba sobre el buró, lo toma para checarlo así nomás y miró el título que le llamó la atención: "La princesa que se enamoró de Candamius". Aquella palabra «Candamius» fue como si hubiera sentido identificado.

Mario: Oh... ese es el libro de mi hermana, que de por sí está genial. Mi personaje favorito es la deidad que sale en el libro. Es todo un hombre.

Dan: Ya veo... Jeje pensé que lo tenían en el olvido.

Mario: Mmm... Pues a lo mejor sí porque nunca he escuchado hablar sobre ese dios.

Dan: Oye ¿te digo un secreto y juras no decírselo a nadie?

Mario: Claro, amigo, puedes confiar en mi en todo lo que quieras.

Dan: Bien, realmente Cadamius es mi verdadero nombre.

Mario: ¿Lo dices enserio?

Candamius: Claro; bueno, sé que a lo mejor te dije que mi nombre era Dan, pero realmente mi verdadero nombre es Candamius o Candamio.

Mario: ¿Qué estás tratando de decir?

Candamius: Pues... ese hombre del libro, soy yo.

Mario: (7n7) ... Debes de ser una broma.

Candamius: Ah ¿no crees? Bueno... -dice para después chasquear los dedos-.

En el momento en el que chasqueó los dedos con su mano izquierda, provocando así que un brillo apareciera en todo su ser... fue un brillo que nunca, jamás en la vida, nadie ha podido ver. Luego de unos minutos más, entonces aquel brillo se fue y el ropaje de aquel cambió.

Ya no vestía de una manera tradicional cantábrica, sino que su ropaje fue sustituida por un quitón: Una tela blanca muy larga que le llegaba hasta una gran mitad de las piernas, casi llegándole al retopie; tal como se utilizaba en el la Antigua Grecia y eso hizo le dejara ver lo musculoso que era. Además de eso, tenía en sus muñecas un tipo de pulseras o brazaletes, cuyo color era completamente oro.

Mario: Wow... Increíble. Es más, eso fue muy sobrenatural. Debe ser una ilusión o algo así. ¿Qué es lo que acabo de ver?

Candamius: ¿Sorprendido... eh?

Mario: Mmm... Sí, la verdad sí. Mola... ¿Entonces... -miraba la portada del libro- soy el amigo de un dios? Jajajaja :D.

Candamius: Pues sí. Bueno, era un dios ahora ya no soy.

Mario: ¡Esto es lo mejor que me ha pasado en la vida! -lo abraza-

Candamius: Ahh~ hace mucho que no usaba mis poderes desde el año 380 -dijo sintiéndose un poco más libre, mientras correspondía al abrazo-. Y bueno, este es solo un secreto entre tú y yo, nadie más lo tiene que saber.

Mario: ¡Trato hecho! Pero... ¿por qué nadie quiere lo sepa?

Candamius: Porque no quiero causar revuelo o causar problemas.

Mario: Mmm... De acuerdo jeje.

En ese mismo instante, Martha y su madre había regresado de la panadería, ya que la madre quiso seguir con su trabajo un poco.

Martha: ¡Llegamos!

Señora: Sí.

Martha: Jajaja.

Señora: A lavarse las manos.

Martha: ¿Qué cenaremos hoy?

Señora: Mmm.... Ya veré.

Martha: Vale.

Hasta aquí el capítulo. Nos leemos (?).

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