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Capitulo 2: Otro día de escuela

Seguimos la historia pasando a ser un viernes, el cual estaba cerca del día en el que los gemelos irían a tener un examen sorpresa en su escuela. De este modo, los gemelos, saliendo de la escuela el mediodía, estaban juntos en su habitación estudiando para estar listos para aquel día y cada quien estaba en su cama.

Posteriormente, Martha finalmente había terminado con hacer sus estudios, o al menos tomó un descanso, y se levanta de su cama rumbo a la cocina a ver qué había de beber puesto a que tenía antojo.

Martha: Bueno, al parecer yo ya terminé de estudiar -decia para después sentarse en su cama y se estiraba un poco-. Iré a ver a sastifarse mi antojo.

Mario: Agh, puta tarea...

Martha, por su parte, había salido del cuarto, bajando escaleras abajo y en eso se había dirigido a la cocina que tenía en su lado izquierdo (y a su derecha se encontraba la sala que era pequeñita, con dos sofás de color rojo uno grande y otro pequeño y un televisor).

Estando con el otro gemelo, pasó una media hora más y al parecer este también decidió poner fin a lo que estaba haciendo, pone su cuaderno sobre el buró que tenían ellos entre las dos camas junto con el lápiz y al final luego se acostó sobre su cama para bajar el dolor de su espalda, codos y manos.

Mario: Uff, como duele hacer tarea... En fin, el domingo quizás siga estudiando, acabo que falta una semana más.

Una semana después...

En fin, siendo jueves, después de haberse cumplido aquella semana para el examen, finalmente el día del examen había llegado. Por su parte, ambos gemelos se encontraban caminando por los pasillos de su escuela hasta llegar a su salón.

En fin, finalmente, la profesora gorda les entregó a cada uno sus exámenes y entonces la mayoría de ellos se pusieron a trabajar. Por su parte, Martha y su gemela pusieron mucho empeño para poder terminar con el examen.

Mario estaba bastante centrado con su examen, teniendo la mirada muy fija e incluso no sé dispuso a distraerse con lo que estuviera a su alrededor; utilizó el cerebro y los ojos hasta causar un inmenso dolor que era casi como un bloqueo emocional...

Pasó una hora de estar cumpliendo cada quien con su examen y, finalmente, entonces la maestra miró que era la hora del primer receso. Por lo tanto, ella dejó que todo mundo pudiera, por lo menos, tomarse un ligero descanso.

En fin, sea como sea, Mario y sus amigos estuvieron sentados en el patio de la escuela sobre las bancas de la cancha y es allí donde deciden ponerse a comer de su lunch.

Todo parecía ir bien en aquel momento, sin embargo, como el adversario siempre tiene que atacar al ser humano, vino aquel grupo de “vandalos”, quienes fueron los mismos que ahogaron a Mario en el escusado del baño.

Y bueno, a cada uno le podemos ir poniendo nombres: El primero se llamaba Daniel, un chico de tez blanca, cabezón, de ojos negros, y de cuerpo promedio (de eso que a lo mejor dan ganas de reventarles la cabeza :v); el segundo se llamaba Albin, el cual era el mismo chico pelirrojo y de ojos azules quien tenía el mismo cuerpo que el primero; y, finalmente, el tercero se llamaba Pablo, un gordo igual de cabezón y de rasgos completamente europeos, de esos que dan gracia...

En fin, estos hijos de puta decidieron volver a acosar a Mario, pues para ellos era bastante entretenido molestarlo porque veían que era un tipo algo débil, comparado con la altura "superior" (estatura) que ellos tenían: Ya que ellos medían mínimo unos 1.70, mientras que los gemelos medían unos 1.64.

Daniel: Vaya, vaya, mirad a quién tenemos aquí. ¡A nuestra víctima favorita!

Mario: ¿Qué coño queréis ahora?

Albín: Pues… tu sabes, joderte la vida.

Mario: Ya empezamos mal. Miren, mejor dejarme en paz, que ni nada os hago para me hagáis esto.

Pablo: Mmmm.... Nah, nosotros no vamos a hacer eso, idiota. ¿Qué traes ahí? -le quita la bolsa de lunch que tenía-

Mario: ¡Eh, dámelo, qué no es tuyo! -decía levantándose para tomar la bolsa-

Daniel: -le da una patada en los testículos-

Mario: Ouugh... -cae de rodilla al suelo sosteniendo su partes íntimas del dolor-

Peter: Eh, mejor dejarlo en paz. ¿Por qué lo tratáis así?

Daniel: Porque queremos, imbécil -le dice para después empezar a sacar la lengua-.

Jonás: Pero de veras que sois del demonio.

Albín: ¿Sabéis qué? Mejor vámonos con su almuerzo -dijo para después soltarle una patada fuerte en la cabeza a Aratz-.

Mario: .... -con las manos sujetas en la cabeza-

Jonás: Amigo ¿estás bien?

Mario: .... Duele...

José: Venga, vamos a la enfermería.

Mario: No, mejor dejadlo así.

Y see, a pesar de lo ocurrido, los gemelos siguieron sentados en la banca...

José: Qué mal que ellos sean tan malos.

Mario: Sí, es lo malo...

Jonás: Mmm... Si quieres te doy la mitad de mi Sandwich.

Mario: Vale. Gracias.

Pasó una hora de estar en el primer receso, y al ser las 11:30 todo el mundo se fue directamente hacia su salón; los gemelos estaban caminando por los pasillos hasta que se encuentran con un profesor muy buena onda, quien decidió abrazar a Mario; el cual era de tez trigueña, cabellos negros y de cuerpo promedio.

Mario, mientras lo abrazaba, le estaba viendo el pecho, notando que este profesor tenía pezones medianos y entonces, sin pensarla dos veces, decidió hacerlo: Al hacerlo, sintió que aquello que hizo fue genial puesto a que aquel tacto lo dejó algo asombrado...

Sintiendo eso, el profesor enseguida lo mira y se avergüenza un poco: Se incómodo bastante, ya que era la primera vez que sentía una mano sobre su pecho; así que este se detiene y le pega en la mano, quitándola de allí.

Y bueno, volvieron al salón ya sin el profesor con ellos y entonces se sentaron en sus mesas. De este modo, continuaron con lo del examen, intentando terminar con el examen con puño y mente que desde terminaría agotando a los gemelos.

Finalmente, pasando una media hora, Mario había terminado de hacer el examen teniendo el cerebro adolorido junto con los ojos y las manos...

Mario: ¡Listo! ¡He terminado!

Maestra: Muy bien, Mario, tráeme tu examen.

Mario: De acuerdo.

Mario se levantó desde su asiento que tenía hasta el fondo y se dirige hacia el escritorio de la maestra.

Mario: Tenga.

Maestra: Muy bien, puedes tienes tiempo libre. Ahora, vuelve a tu asiento.

Mario: Ok, gracias, maestra.

Por su parte, el prota de esta historia se devuelve a su lugar y entonces puso a disfrutar como pudo de su tiempo libre, a pesar de que antes no había Internet, ni celular, ni televisión... Empezó a seguir pensando en lo que hizo con aquel profesor y eso le pareció bastante genial.

Pasaron las horas y al fin se terminó el tiempo del examen, por lo que ella pasó a recoger todos los exámenes de los alumnos.

Skiptime...

Ahora sí, eventualmente había llegado la hora de salir del colegio y es entonces que todo el mundo se prepara para irse a la escuela.

Por lo tanto, ambos gemelos estaban caminando por los pasillos de la escuela rumbo a la salida y es en ese momento que otra vez Mario se encontró con aquel profesor trigueño. Como recordó aquel momento, entonces el prota se le acerca.

Mario: Hoolaaa, profe :D.

Profe: Emmm.... Hola, Mario. ¿Qué tal tu examen?

Mario: Pues muy bien la verdad, fue muy cansado pero valió la pena hacerlo.

Profe: ¿Y qué tal tu calificación?

Mario: Mmm... Aún no lo sé, tendré que esperar hasta mañana -le toca los pezones-.

Profe: -sonroja- Emm... Muy bien. Por cierto, déjame ahí -le quita las manos de encima-.

Mario: Jejeje vale, nos vemos.

Profe: Vale, adiós.

Y bueno, ahora sí ambos gemelos estaban caminando rumbo a su casa siendo un atardecer, mientras que Mario iba completamente por lo que había sentido con el profesor.

Martha: Uff, hacer el examen fue bastante pesado.

Mario: See, hasta duele bastante la espalda.

Martha: Pero está bien, valió la pena hacerlo.

Mario: Sí. Espero no salir reprobado.

Martha: Eso también espero...

Mario: Oye ¿y si vamos a la panadería de mamá?

Martha: Mmm... De acuerdo. ¿Por qué no?

Mario: Ah, pero primero hay que ducharnos y dejar nuestras cosas en casa.

Martha: Vale. ¿Tienes la llave, verdad?

Mario: Sip.

Siendo así, los gemelos se dirigieron rumbo a su casa, cambiaron por la ciudad hasta que llegan al campo en donde estaba completamente tranquilo, al parecer sin ningún ruido y el único ruido que habría es la de los pájaros cantar, el viento que regalaba frescura y el pasto que era pisado por sus pies.

En fin, al fin estos habían llegado a casa y entonces se pusieron a descansar un poco, ponen las cosas en su lugar y uno por uno se dispusieron a bañarse...

Una vez terminado de cambiarse, se pusieron la ropa tradicional cantábrica y ahora volvieron a salir de su hogar, cerrando la puerta con llave y ahora se dirigieron a la ciudad en donde estaba la panadería de su madre.


Y ahora sí, finalmente llegaron a la ciudad en donde estaba repleto de gente y de los carritos que se usaban antes, caminaron un buen tiempo por la enorme ciudad y al final se encontraron con la panadería de su madre que se llamaba "Panadería el Vasco Francés", que, por dentro, era algo así como esas panaderías que había en el siglo XIX o algo así.

Sin embargo, en cuanto a Mario, este se distrajo y se fue a apreciar el mar que estaba en frente de la panadería: Era bastante hermoso, hasta el sonido de las olas del mar era bastante relajante junto con las gaviotas cantar...

Por otro lado, su gemela estaba dentro de la panadería...

Mario quedó viendo el mar unos momentos mientras que dejaba que el viento relajara su cerebro de tanto trabajo escolar. Después de eso, se fastidia y entonces decide entrar a la panadería.

Para cuando se da la vuelta e intentó avanzar, este accidentalmente había chocado con un hombre: Era alto, fornido, barbados y completamente pelirrojo, quien también vestía el traje tradicional vasco.

???: Oh, lo siento, no me fijé. ¿Te lastimaste?

Mario: No, no, está bien. Fue un accidente y estoy bien jeje -decia mientras miraba a la cara al sujeto-.

???: Jeje bueno.

Estando en la panadería...

Señora: Y bueno, ¿cómo os fue en la escuela?

Martha: Ah, pues, no fue muy bien y terminamos el examen.

Señora: Vale. Eso está muy bien. ¿Qué calificación sacasteis?

Martha: Aún no sabemos, creo que mañana nos lo van a dar.

Señora: Vale.

Martha tomó de los panes que ella quería, sobre todo el pan integral y uno al que aquí en mi ciudad se le llama "Pan de mujer"... Mario apenas iba metiéndose a la panadería.

En fin, por lo tanto, el señor con el que se había topado Mario estaba frente del puerto en donde miraba fijamente el mar mientras que su cabello, que era largo, tal como los usaban en la Europa antigua, volaba por el viento que hacía...

Hasta aquí el capítulo. Nos leemos.

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