
·• Kihyuk •·
"¿Que significa soñar siempre con una misma persona?"
Ya sé... suena loco, y hasta parece poco cuerdo, pero es la verdad. Siempre me encuentro con la misma persona en mis sueños, sin embargo... no le conozco de nada.
Llevo meses con esto, no sé como empezó, pero ya es parte de mi dia a dia, o más bien... de mis noches. Ni siquiera yo lo entiendo, solo sucede.
Me he hecho diversos estudios, he meditado y hasta he hecho sesiones con psicoanalistas... pero nada resulta para llegar al punto de comienzo, nada logra resolver mí incógnita.
Lo más increíble de todo, es que es un chico, y no, no me disgusta para nada eso, solo me sorprende... Él es más alto que yo, de piel con un tono a suave canela pero tersa y cálida, sus cabellos ondulados, de un caoba brillante, que caen tiernamente sobre dos pequeños ojos, oscuros y sinceros, con un parpadeo particular. Su nariz suave y respingona, y su sonrisa... su radiante sonrisa con pequeños dientes, y decorada con tres lindos hoyuelos.
No sabía nada de él, y sin embargo sentía qué sabía todo, física y emocionalmente. Así de fuerte era su conexión con ese bello y sonriente desconocido.
Pero lamentablemente, eso era para Kihyun, un desconocido, por más que se empecinara en buscarle por todas partes.
Su alarma sonó, y el menudo chico de cabellos cenizas despertó, suspirando nada más abrir sus ojos chocolate. Se removió entre las sábanas, alcanzando su celular para apagar el molesto sonido, y luego dejó caer su brazo por encima de su cabeza. Mirando el techo, recordó con pesar la última escena junto a su compañero onírico.
Estaban tumbados en una gran cama de sábanas blancas y suaves, Kihyun sentía dos brazos rodearle la cintura y unas leves caricias recorrer el largo de su desnuda espalda, mientras él se entretenía jugando con los oscuros mechones de cabello del mayor.
Ambos estaban sin ropa, sintiendo el calor de sus pieles al rozar y disfrutando de la dulzura que compartían sus besos, suaves y lentos pero con necesidad, devorándose entre mordidas y chupones.
Pero como siempre, terminaba despertando y alejándose de tan cómodos brazos, viendo por última vez esa cálida sonrisa en sus rojizos labios antes de que le susurrara "vuelve a mi luego" al oído.
Suspirando lentamente y sin ganas algunas, el cenizo se incorporó de la cama, dirigiéndose al baño para prepararse y empezar su día; "un día más en la monotonía de mi vida".
———
—Estás demente Kihyun, ya deja de mirar a todas partes... no vas a encontrar a tu otra mitad —Hyungwon, a su lado, hizo las comillas con sus finos y delgados dedos, burlándose de su mejor amigo por enésima vez en la semana.
El pelinegro y alto chico caminaba a su lado por el amplio pasillo de la universidad, en dirección al patio principal que compartían con otros edificios, cuando Kihyun recordó su sueño y le contó al menor.
El cenizo rodó sus ojos y solo chasqueó su lengua, no queriendo pelear con él, era obvio que no le entendería. A decir verdad había días donde él mismo no diferenciaba sus ensoñaciones de su realidad, debía hacer algo al respecto pronto, antes de volverse realmente loco...
Pero, ¿Acaso no lo estaba ya? ¿O esta conexión tan fuerte se debía a lo que llamaban "almas gemelas"? Había investigado hasta el hartazgo y terminó descubriendo sobre esto, sin embargo... todavía era escéptico a creer que sus pensamientos se conectaban de verdad con otra persona, de la cual desconocía completamente todo acerca de ella.
No queriendo pensar más sobre ello, negó sutilmente con la cabeza y cambió el tema de conversación hacía algo menos irreal.
—¿Qué has hecho con Hoseok el fin de semana? —Viendo al más alto de reojo, Kihyun logró percibir la tierna y enamorada sonrisa que decoró su rostro.
—Me llevó al parque de diversiones —Comentó, luchando por contener su risa—. Tendrías que haberle visto la cara cuando nos acercamos a la rueda de la fortuna —Dijo, ya dejando salir una corta risita—. Queríamos ver el atardecer pero ni siquiera llegamos a la mitad de la fila, sus manos temblaban demasiado y terminé arrastrándolo a un puesto donde vendían ramen.
Kihyun río, imaginando esa escena entre su mejor amigo y su actual pareja. Hoseok parecía intimidante, pero en realidad era dulce y encantador, miedoso y tímido también, y era exactamente esa personalidad tan tierna lo que enamoró al pelinegro, llevaban casi un año con su romance.
"A veces, me encantaría poder tener algo como eso... en la vida real", pensó el cenizo, con cierto sabor amargo en la boca.
———
Los días se le hacían interminables, Kihyun siempre regresaba a su hogar completamente exhausto. Entre sus clases, estudiar y las primeras prácticas que debía hacer para conseguir créditos, terminaba por tomar el último tren de la tarde y regresar a su... frío y solitario dormitorio.
Sin embargo, el menudo chico mantenía su vista atenta a su alrededor. Había creado ya una especie de rutina diaria, y bastante monótona, que consistía en despertar, prepararse e ir a cursar, estudiar, trabajar, comer y por último dormir, pero siempre mirando los rostros que rondaban a su alrededor. Él era parte de su vida diaria, por que Kihyun no se daba por vencido, debía encontrarle, saber que no era un producto de su imaginación...
Miró por el cristal de la ventana, sin ver nada en realidad, por que su mente divagó entre pensamientos y recuerdos hasta que sintió una cálida y amplia mano rodear la suya sobre el asiento vacante a su lado, y por el reflejo del cristal le vio, a él sonriéndole...
"Quizás, en algún otro mundo, estaremos juntos alguna vez", pensó, viendo desaparecer su propia ilusión, para luego suspirar con cansancio.
———
—¿Qué estás haciendo allí? —Su voz, su aspera y grave voz le hizo temblar el cuerpo.
Kihyun dejó de mover sus pies sobre el acantilado en donde estaba sentado, y miró por sobre su hombro al recién llegado. Él le sonrió y el cenizo sintió un pinchazo en su pecho.
—Admiraba el atardecer —Contestó, sonriendole también.
—¿Puedo mirarlo contigo? —El mayor se acercó y, aunque le preguntó, no esperó respuesta alguna, simplemente se sentó a su lado y entrelazó sus dedos con los del más bajo—. Es... realmente hermoso —Admiró, completamente absorto por los vivos colores que se extendían en el cielo.
Pero Kihyun no lo estaba viendo, en su lugar, había clavado sus ojos oscuros en el radiante rostro del contrario y, sin pensarlo siquiera, habló:— ¿Estamos hablando de ti? Por que estoy de acuerdo.
El repentino, y notorio, sonrojo que invadió el rostro del contrario hizo acelerar el corazón de Kihyun, sus ojos se encontraron y, unos segundos después, sus labios siguieron su camino, uniéndose en un hambriento y lento beso que les robó el aliento.
Kihyun se dejó caer hacía atrás, sintiendo los brazos del contrario rodearle, y entonces, el frío suelo de tierra se convirtió en suaves sábanas de seda. Los cálidos labios contrarios bajaron por su barbilla hasta llegar a su cuello, sintiendo allí mordidas y lametones.
—Debo irme pronto —Le susurró el mayor, cerca de su oído—. ¿Prometes seguir buscándome?
El cenizo solo logró asentir, dejando salir un gemido bajo cuando sintió una nueva mordida allí.
—Vuelve a mí... aquí, ¿Si?
Con un jadeo, Kihyun despertó en plena madrugada, sintiendo su respiración agitada y su rostro caliente. Llevó rápidamente una de sus manos a su cuello y se estremeció cuando las notó... las marcas, estaban allí, no era imaginación suya.
———
¿Sería posible...? ¿Quizás...? No, debe ser una jodida broma... Pero, ¿Y si ese artículo sobre almas gemelas que leyó, un tiempo atrás, tenía razón?
Otra vez, Kihyun sentía perderse entre sus pensamientos mientras se dirigía a sus prácticas, las cuales se llevaban a cabo en el centro de la gran ciudad. Se había mudado allí por su último año de universidad y las grandes oportunidades de trabajo, por lo que no era rara tanta cantidad de personas con las que se cruzaba allí, pero hoy... Kihyun juraría que escuchó su voz entre la multitud y, desesperado, giró y miró a todas direcciones, pero, de nuevo, nada...
Bajó en la parada que le correspondía, sintiéndose un completo lunático cuando notó algunas miradas hacía él mismo, y prácticamente se obligó a no pensar, solo ir a trabajar para poder terminar otro largo y pesado día.
Pero fue durante su tercer, y último, viaje en el día, cuando su corazón sintió un fuerte tirón que lo congeló en el lugar.
Seguido de eso, un escalofrío recorrió todo el largo de su espalda cuando lo sintió... su nombre en boca de él.
Con miedo a decepcionarse de nuevo, Kihyun giró lentamente sobre sus tobillos, y allí, entre medio de la multitud estaba... él.
———
Minhyuk había estado todo el día inquieto, su cuerpo temblaba y no lograba concentrarse para nada en los informes de la oficina. Agotado y frustrado, tras terminar su jornada laboral, se dirigió a la estación de metro para regresar a su hogar, pero entonces... su corazón tiró de él y le vio.
El jovencito que llevaba meses en su cabeza, y su corazón, por fin se posaba frente a él, o más bien unos cuantos metros más allá de él.
Superando el repentino congelamiento en el lugar donde estaba parado, Minhyuk se aferró a su maletín y corrió, bajando las escaleras y disculpándose con quienes empujaba, quitándolos del camino.
Era él, estaba seguro que era él, había visto ese cuello y cabello cenizo hasta el hartazgo en sus sueños, debía alcanzarlo o lo perdería para siempre.
—¡Kihyun! —Gritó, sin saber muy bien por qué, pero entonces lo supo, cuando ese mismo chico al que todas las noches besaba, se giró y sus ojos conectaron.
El mundo a su alrededor se detuvo, nada más importaba, solo ellos mirándose en pleno asombro e incredulidad. La conexión era real...
Minhyuk sonrió amplia y lentamente, sintiendo las lágrimas amontonarse en sus ojos, mientras el más bajo rompía su postura rígida para correr hasta él y tirarse en sus brazos con todas sus fuerzas.
Ese abrazo, a ojos normales, sería raro y exagerado, pero para ellos era inexplicable y necesario.
El mayor de los dos tomó con fuerza el lloroso rostro del contrario, admirando los mismos rasgos que veía cada noche. Recordaba esos ojos chocolate, esa nariz afilada y sus pómulos prominentes, sus bellos lunares y sus labios, rojizos y abultados, recordaba todo de él.
—Te he encontrado —Murmuró, todavía sin lograr creérselo.
Kihyun sonrió entre sus manos, aferrándose aún más a su cintura. —He vuelto a ti —Concluyó, acercando su rostro hasta el mayor y unir sus labios en un profundo beso.
Por fin, dos almas se habían encontrado y conectado entre sí...
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