
·• Kiheon •·
—Bueno, ¿en donde la primer ronda de esta noche? —Minhyuk, el rubio de cabello largo y ondulado, habló desde el sillón que se extendía en la sala, su tono de voz áspero y aburrido, mirando al resto de amigos.
A su lado, Mingyu rascó distraídamente su barbilla, pensando en algún buen lugar para pasar el rato, vistiendo ropas holgadas que resaltaban sus musculosos brazos y su cabello elegante tirado hacia atrás y con una raya de costado
—Mmmh, podría ser el nuevo pub que abrieron hace unas semanas... —dijo él.
—¡Oh!, he escuchado buenas criticas de ese lugar —Enfrente a los nombrados, sentado sobre sus piernas en otro sillón individual, Kihyun les miraba entusiasmado. El castaño llevaba su cabello tirado hacia atrás, mostrando su undercut, y vestía completamente de negro, con una chamarra de cuero sintético por encima de todo.
Jooheon suspiró solo al verlo, perdiéndose en esa bonita sonrisa que mostraba su mayor; gesto que, obviamente, Minhyuk no dejó pasar. El rubio sonrió de lado y, hundiéndose más contra el mullido material, le preguntó.
—Hey, volado... —Le llamó, teniendo la atención de todos los presentes—. ¿Alguna recomendación? —su voz fue burlesca y socarrona, logrando que el menor abriera los ojos bien grandes por la sorpresa de ser descubierto.
—Y-yo... Me gusta la opción de Mingyu —Acotó con simpleza el pelirrojo.
Un aplauso se escuchó en la sala y, con ello, Hoshi se puso de pie con una gran sonrisa que terminó escondiendo sus ojitos. —Genial, entonces deberíamos ir saliendo, ¿no les parece? —El joven de cabello cenizo que caía con gracia sobre sus pequeños ojos, tomó su chaqueta de Jean y se encaminó hacia la salida.
Uno a uno, el resto de colegas le siguieron, soltando algunas exclamaciones de alegría o expectativas por lo que esa noche de viernes le deparaba. Jooheon simplemente se irguió y puso sus manos en los bolsillos delanteros de su jean negro, la prenda se ajustaba a su fuertes piernas y su camisa blanca holgada, con una solapa metida dentro del pantalón, dejaban relucir la contextura simétrica del pelirrojo a la perfección.
Cuando dio unos pasos adelante, un brazo le rodeó los hombros y le retuvo un momento en el lugar, de mala gana Jooheon se giró a ver al mayor. Minhyuk sonrió de forma divertida mientras apretaba ligeramente la mejilla contraria del pelirrojo.
—Si no te vas a arriesgar con él, no seas tan obvio, tonto —Le murmuró, mirando hacia donde el resto de amigos, y especialmente Kihyun, habían desaparecido.
Jooheon bufó enojado y, con unos rápidos movimientos, se quitó de encima al molesto rubio. Escuchando su áspera risa de fondo, le miró de reojo antes de seguir el camino del resto. —Cállate Minhyuk, no me gusta o algo parecido —Murmuró antes de salir.
—Sí, claro, como digas —Agregó el mayor, siguiéndole y todavía sonriendo, pero la conversación terminó allí.
Al reagruparse con el resto, los cinco jóvenes emprendieron viaje al afamado club de esa noche, siendo guiados por Mingyu ya que era quien sabía cómo llegar, y las diversas conversaciones sobre temas casuales y vagos no tardaron en instalarse en el ambiente.
Sin embargo, el pelirrojo quedó un poco rezagado y siguió con sus manos en los bolsillos, pensativo. Era algo casi imposible de hacer para Jooheon, y también odiaba tener que esconder lo que verdaderamente sentía por uno de sus mejores amigos, pero se moriría de vergüenza si Kihyun supiera sus sentimientos por él, o peor... que no los correspondiera. "No seas tan exagerado, hombre..." La insidiosa voz de Minhyuk, su otro mejor amigo, resonó en su cabeza y el menor negó enérgicamente y luego chasqueó la lengua.
—Oye, ¿Me estás escuchando? —Una voz, con tinte de enojo, mío con el hilo de sus pensamientos y lo trajo otra vez a la realidad.
—Perdón, yo... —Jooheon miró sobre su hombro, disculpándose con la persona, pero al ver que se trataba de Kihyun, el castaño mirándolo con sus ojitos entrecerrados, su lengua se trabó y guardó silencio, sintiéndose repentinamente tímido.
—Ya me parecía, tonto... dime ¿qué tanto estabas pensando que no estabas prestando atención a mi recomendación? —El más bajito preguntó, cruzando sus brazos sobre su pecho y mirando en frente suyo, no a quien tenía a su lado. Por sus acciones, podía entenderse que estaba enojado, pero el tono de su voz siempre se suavizaba cuando de Jooheon se trataba.
Pero, obviamente, Jooheon no lo notó y simplemente negó con un sutil movimiento de su cabeza, para mirar al mayor y sonreírle gentilmente.
—Nada importante, ¿Qué me estabas diciendo?
Seguido de un corto y exagerado bufido, Kihyun retomó lo que anteriormente le había contado, esta vez prestando atención al pelirrojo que asentía y comentaba sobre la marcha. Sin darse cuenta, estaban sonriendo mientras conversaban.
—En fin, ¿qué te parece? —Kihyun intercambió una pequeña mirada con el más alto, pero este desvió la vista bajando un poco su rostro.
—Definitivamente, voy a darme una vuelta por ese lugar... suena interesante —Comentó el pelirrojo, elevando la vista con una pequeña sonrisa de hoyuelos.
—Por cierto... hoy te ves bien, Jooheon —El mayor le echó un rápido vistazo, seguro de lo que decía.
El corazón del menor dio un vuelco y casi sube hasta su garganta. —Gracias... tú también, Kihyunie —Respondió, con la voz temblorosa por los nervios.
—Por supuesto, siempre me veo bien —Se jactó el castaño, acomodando de un tirón su chamarra sobre los hombros.
—¡Kihyun, ven aquí y mira esto! —La voz de Mingyu los alertó a los dos, mirando hacia el frente enseguida, encontrándose con el pelinegro llamando al mayor y moviendo una de sus manos en el aire. Sin decir nada más, Kihyun se separó del pelirrojo y se adelantó.
Estando solo al final del grupo, Jooheon soltó un lento y pesado suspiro y admiró la menuda espalda de la persona que tantas emociones generaba en su interior, sintiendo sus mejillas hervir en la oscuridad de la noche.
[...]
La noche estaba terminando pero Kihyun sentía que podría seguir por unas cuantas horas mas, la estaba pasando increíble, rodeado de sus amigos y demás desconocidos que eran agradables, simplemente pasándola bien bailando, tomando y disfrutando la música.
Unas finas y delicada manos rodearon su cuello y una bonita morena se presentó frente a él, sonriendo y con intenciones de bailar juntos, no era la primer persona de la noche con la que bailaba, porque Kihyun no quería ser descortés, pero si fue la primera en besarle al cabo de unos minutos de estar juntos.
Sorprendido por el repentino movimiento, Kihyun se congeló en el lugar y, luego de una breve disculpa con la joven morena, se separó de ella y buscó con la mirada a sus amigos. Al primero que vio fue a Jooheon contra la barra, mirándole un poco irritado mientras terminaba de un trago lo que le quedaba de cerveza en su botella y a Minhyuk hablándole. también con un semblante tenso, a su lado.
—¿Estás borracho? —Preguntó al acercarse a sus amigos.
Minhyuk le miró con una ceja levantada y Jooheon evitó seguir viéndole. El rubio suspiró con enojo y puso las manos en jarra sobre sus caderas.
—Le dije que dejara de tomar hace una hora, el maldito no se puede mantener parado.
Kihyun río entretenido, porque Jooheon no solo que se tambaleaba de un lado a otro, sino que cuando se acercaba a verle, el menor lo evitaba con un puchero en los labios y tambaleaba para el otro lado, teniéndose de la barra de madera.
Minhyuk le dio un golpe en el hombro, manteniendo el ceño fruncido.
—Ya, no hagas eso o le vas a hacer vomitar... —le dijo y, como si se le hubiera ocurrido una brillante idea, abrió sus ojos y sonrió ampliamente—. ¿Por qué no lo te lo llevas a casa? dudo que resista mucho más...
—¿Por qué yo? —Se quejó el más bajo, mirándole.
Minhyuk solo se encogió de hombros y señaló por encima de su hombro.
—Porque yo lo digo y porque me están esperando, porque más...
Al mirar más allá del rubio, Kihyun se encontró con un joven de cabellos oscuros y largos, en suaves ondulaciones hasta casi sus hombros, muy alto y con ropas elegantes, tomar algo junto a unos cuantos chicos, Hyungwon también había venido al mismo lugar esa noche, ahora entendía...
Sin mucho más, Kihyun tomó el brazo del pelirrojo, que mostró alguna resistencia, y la pasó por encima de sus hombros, pero no cedió a su fuerza y terminó saliendo del lugar con Jooheon a las rastras.
[...]
—Vamos, Jooheonie —Se quejó el castaño con esfuerzo—. Ayúdame y mueve tus piernas, eres pesado.
Jooheon le miraba, a través de la nebulosa del alcohol, y no dejaba de pensar en el beso de él y la morocha, la furia y el dolor que se instalaron en su pecho, y lo bonito que era el maldito castaño a su lado. Se irguió un poco sobre sus torpes piernas y se acercó un poco a su rostro.
—¿Cómo es que te ves tan bien? —Murmuró con dificultad, su lengua parecía estar dormida por la bebida.
El más bajito le miró con expresión confundida, y luego río al aire, siguiendo con su caminar.
—Que cosas dices, borracho tonto.
Siguieron caminando por el vecindario en silencio por unos minutos, la noche estaba fresca pero estrellada, silenciosa y calma... "Excelente para hacer una confesión", pensó el pelirrojo.
—Kihyun... —Le llamó, casi perdiendo un paso y tropezando con el otro. El castaño lo sostuvo y, soltando el aire por el esfuerzo, lo mantuvo en pie, dándole una irritada mirada entonces—. ¿Por qué estás a mi lado?
—Porque estás borracho y no puedo dejarte solo así, tengo que llevarte a tu casa, maldita sea —Respondió con enfado, apretando su mano para acomodarla de mejor manera sobre sus hombros mientras continuaban caminando.
Jooheon le miró durante unos segundos en silencio, admirando sus rasgos a la luz de la luna, y se decidió, seguramente impulsado por el alcohol en su cuerpo.
—Tengo un secreto que decirte... —Murmuró bajito, cerca de su oído—. Sé que nadie te lo dijo, pero... ¿y si te dijera cuanto te necesito?
Cansado de su palabrerío sin sentido, Kihyun frenó sus pasos y le miró con claras intenciones de insultarle, pero al conectar con su mirada, el mayor entendió que no eran palabras vacías... Jooheon le miraba con intensidad y determinación brillando en sus oscuros ojos.
—¿Q-qué?
—¿Tú... me necesitas también? —Otra vez, Jooheon preguntó, decidido—. Me tienes mirándote como un tonto todo el día, y sé que me quieres también cuando me regresas la mirada pero quiero saberlo, sé que entiendes a qué me refiero...
El níveo rostro del más bajito se tornó en un rojizo fuerte tan repentinamente, que Jooheon se irguió sobre sus pies para verle mejor. Quedaron enfrentados, sus rostros sonrojados por la efusiva confesión tirada al aire y sus miradas incapaces de separarse...
Y, para sorpresa del menor, fue Kihyun quien se acercó primero, rodeando temerosamente su cuello con ambos brazos y rompiendo con la distancia de sus rostros, pero no le besó... Se detuvo a escasos milímetros y sus ojos se volvieron demasiado tímidos para mirarle. Ganando confianza, Jooheon rodeó su cintura con los brazos y, motivado por su cercanía, unió sus labios en un tierno y lento beso que les robó suspiros y mordidas en el proceso.
[...]
No supo qué pasó, si fue por el alcohol que ambos habían ingerido esa noche, o si verdaderamente fueron sus sentimientos acallados por tanto tiempo los que tomaron el control, pero a la mañana siguiente, lo primero que Jooheon vio al abrir los ojos fue a Kihyun sonriéndole del otro lado, con sus ojos somnolientos y felices.
Confundido, y sintiendo su corazón revolotear en su interior, Jooheon miró a su alrededor, notando que ya era de día y los haces de luz del sol invadían la habitación.
— Ya... ¿Por qué me miras a otro lado? Me tienes mirándote fijamente aquí —La ronca, y pesada, voz del mayor le dio escalofríos que corrieron por toda su espalda, Jooheon se giró a verle, todavía incrédulo.
—Sí... ¿Como podría mirar más allá de ti? —Respondió suavemente, sonriendo con total alegría antes de recibir entre sus brazos a un, por igual, sonriente Kihyun que le robaba uno de los besos más dulces que le habían dado en su vida.
Finalmente, sus ojos volvieron a conectarse, brillando suavemente por el sol mañanero que se metía por las cortinas y por la felicidad que sentían en sus corazones.
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