Las vacaciones en los Estados Unidos dejó a la familia rebosante de optimismo y porqué no decirlo de exuberantes ganancias,  la señora Erica compró un departamento en verde muy céntrico, consejo del padre de familia, que después de ganar el premio mayor cambió de ser un camionero a ser dueño de una empresa constructora y
Angélica la regalona de los niños siguió el ejemplo, comprándo un departamento y dejando el resto para comprar muebles y comenzar a estudiar una carrera, los cuatrocientos millones la hicieron pensar con mucho más regocijo.                                   

María Eugenia solo los guardo en su cuenta de ahorro.          

Francisco compró un departamento muy cerca de la universidad donde estudiaba, para ayudar a sus compañeros q venían de provincias, dejando para pagar los años que le quedan de carrera, quedándole dinero para comprar un vehículo de su agrado y taquillar con sus amigos, Matías por lo consiguiente pero en los confines de la tierra, ya que quedó en medicina pero en la ciudad de Punta Arenas, última ciudad de Chile y del fin del mundo.                   

Lucas  le  entregó todos sus millonarios ahorros a su madre.

Gonzalo muy  independiente  compró una caja fuerte para guardar todo su dinero, la instaló en una esquina de la avitación donde duerme, la compró usada siendo del porte de un refrigerador común para sacar cuando lo requiera y no tener que andar pidiendo
  
Por la mañana de un día muy asoleado el timbre no dejaba de sonar, Gonzalo habría, estando su abuela a su lado, la que se conmovió por un jovencito que acompañado de su hermanito con pocos años, pedían trabajo para cortar el césped.

_¡Déjalos que corten el pasto éstas criaturitas sin antes de darles un desayuno!_ Solo con una tijera de podar se dedicaban a realizar ese oficio.
  Les llegó el medio día para después del almuerzo pasaran al patio trasero, los niños le pidieron que les enseñaran para ayudarlos ya que a cada instante se secaba su transpiración.   

Luego de su labor terminado los invitaron a tirarse a la piscina, ellos sin vergüenza se sacaron sus pantalones quedando con slip los que se veían zurcidos y piquetes por ciertos lugares,  apiadándose Francisco les llevó unos trajes de baño.

_¡Tomen para que se les seque su ropa interior y no les queden sus pantalones mojados!_                

Los niños felices agradecidos recibieron las prendas de vestir mirándose y comentando lo bien que lucían.
  
Los momentos gratos transcurren pronto y la tarde ya se iba, Francisco invitó a sus hermanos a llevarlos a su casa. Sin antes de cancelar su labor. La abuela incito a Gonzalo a que les preguntara "porqué tan niños trabajan" contándoles que su padre trabaja en la construcción y teniendo un accidente debe permanecer en cama y para que su madre no salga a trabajar por el poco dinero ellos prefieren cortar el pasto y con eso tienen para comer diariamente, al subir a buscar el dinero para pagarles la abuela le pidió que le regalara unos fajos ya que no todo es recibir en la vida "debemos ser solidarios como lo es nuestro padre celestial" Gonzalo buscó algo en qué entregarles el dinero, encontrando su mochila y sin miramientos le introdujo unos cuantos fajos de dinero.

_¡Toma éste es tu pago por el trabajo_ El niño que no pasaba los trece años, abrió la mochila y sacó el dinero mostrándolo.

_¡Tanto!_ La familia reían muy entusiasmado.

_¡No te preocupes él tiene una máquina para hacer dinero y los hace esactos cómo son!_ Fue la respuesta de Matías.

Interrumpiendo Francisco les comunicó que Gonzalito se ganó un premio y juró regalar la mitad a una persona que lo necesite y el afortunado fue él, llevándolos a su casa le aconsejaron que hiciera buen uso de ese dinero.
  
Pasaron un par de días y el niño pasó a mostrarles su compra, una máquina que cortaba el césped con el operador sentado y mostrándoles cortó el césped dejando un corte parejo.

_¡Yo soy malo para los estudios y ésta máquina puede ser el sustento para mí vida, voy a ser independiente!_ los niños lo aconsejaban que debía exigirse en los estudios.