CAPÍTULO 10
Verónica/Agracia ya llevaba un buen rato tirada en la cama con la vista en el techo, todo era tan confuso para Verónica hace solo unos momentos estaba en el ajetreado siglo XXI no tenía una vida plena, pero al menos no era tan distinta y confusa, suspiró y pensó en su hermana, recordó sus últimas palabras "Sé feliz" ¿Cómo lo haría ahora? Ella se había metido en la vida de alguien más como una intrusa, claramente podía sentir la confusión de Agracia en ella, y era completamente justificada, de un día para otro se enfermó terriblemente y al despertar tenía a otra persona en su cabeza, robándole el control de su cuerpo, compartiendo sus privadas memorias con una desconocida y teniendo que soportar su forma de pensar; de vez en cuando podían comunicarse entre sí pero la mayoría de veces era como tener una pelea para ver quien toma el control.
Verónica de alguna forma supo cómo se sentía Agracia y se disculpó por ello "Lo lamento, no es como si yo lo habría pedido y para mí también es confuso"
Era una vaga excusa pero era como se sentía, Verónica pensó más en ello, era cierto ahora ella estaba allí y no había forma de cambiar las cosas, recordó sus últimos momentos mientras estaba viva, había caído por el acantilado y lo más probable era que su cuerpo sería una papilla de carne, sangre y huesos rotos, no quería pensar en eso, pero su mente seguía guiándola hacia esa imagen de sí misma "Es cierto, estoy muerta, no hay nada que hacer para arreglarlo" Vero miró sus manos, éstas eran delgadas y pálidas muy diferentes a las que tenía, volvió su vista hacia la esquina de la habitación donde se encontraba el espejo, sentía ganas de observarse una vez más para corroborar de nuevo su apariencia pero se sentía ansiosa pues pensaba que sería aterrador ver una imagen a la que no estaba acostumbrada, volvió su vista hacia la cama, se encogió en ella haciéndose un ovillo "Oh y ese es solo el inicio de los problemas"
También recordó su situación actual, estaba atrapada con una niña cuya vida se iba derechito al infierno y ella estaba de acuerdo con ello, era entendible algunas acciones de Agracia, pero Verónica no podía darle toda la razón, recordó sus memorias de niña, Agracia tuvo una infancia difícil, las personas fueron siempre hostiles con ella, así que ella había asumido que todo el mundo era así, era lógico pensar que la chica había perdido las esperanzas hace mucho
Incluso el novio en quien ella había confiado le dio la espalda, seguro pensaría que nada mejor le aguardaría en el futuro. Verónica estaba en una situación similar, cuando su hermana se fue, parte de su vida también se esfumó, con el paso del tiempo la situación empeoró y cuando finalmente se dio cuenta, no tenía nada por que vivir salvo la venganza contra Reddi, es por ello que realmente Verónica no sentía apego por su vida anterior, no había nada por lo que quisiera volver allí. Incluso Violette ahora estaría observándola desde algún lugar lejano, esperando por ella, debido a eso ahora tenía una nueva oportunidad, podía comenzar de nuevo y disfrutar su vida. Además, Violette contaba con ella para obtener su nuevo inicio, ella estaba preocupada por ella, si las cosas seguían así, ella no podría continuar, jamás sería esa mariposa de cristal o lo que fuera en lo que se convertiría... Con eso en mente se obligó a motivarse "No es hora de angustiarse... ¡El mundo gira y la vida sigue!"
Verónica se reincorporó rápidamente y salió de la cama con la energía desbordante, cerró los ojos, puso sus manos en la cadera y respiró profundamente para aclarar su mente y definir su situación.
"Veamos... definitivamente no estamos en el siglo XXI, entonces... ¿En qué año estamos? ¿1400? No, no creo es demasiado... ¿1500, 1600, 1700? Debe ser por ahí ¡Primera prioridad! Definir en qué año estamos, así evitamos las muertes en masa como cacería de brujas, el reinado del terror de Robes Pierre, la Primera Guerra Mundial o la Segunda dependiendo, Oh maldición no quiero morir de nuevo, presiento que esta vez sí será doloroso"
Verónica puso sus manos sobre las cienes y comenzó a masajearlas
"Vamos, vamos aún no terminamos, lo siguiente es... ¿Dónde estamos? Parece ambiente europeo, veamos... Inglaterra, España, Francia, Alemania, Rusia, y otros tantos países... Rayos esto va a ser difícil... si tan solo hubiera un..."
De pronto Verónica sintió un ligero dolor en la cabeza, abrió los ojos lentamente y recordó que Agracia escondía sus libros en alguna parte de la habitación, miró de derecha a izquierda, pero no vio ni uno solo apilado, camino hacia el ropero y lo abrió esperando a encontrar alguno, pero tampoco encontró nada, revolvió la poca ropa que había, pero nada, caminó por la habitación, en realidad no había mucho en ese cuarto, solo estaba la cama, un pequeño ropero, el espejo en la esquina y una mesa al lado de la cama que antes estaba frente a la ventana, Edelweiss lo había puesto allí para colocar una tina con agua para asistirla cuando estaba con fiebre.
Verónica estaba por rendirse cuando su cuerpo se movió por sí mismo y se dirigió al espejo, lo retiró un poco a la derecha y se agachó para buscar algo, no había nada salvo la madera del piso, pero sus manos la llevaron a una tablilla y la levantó con fuerza, un espacio oscuro y hueco se mostró a sus ojos, una de las tabillas estaba suelta y cuando la sacaba tenía un falso fondo en el piso, Verónica metió la mano con un poco de recelo, era un espacio amplio y el brazo entró hasta un poco más del codo, tanteó con la mano y encontró unos cuantos libros y unos papeles enrollados, sacó todo lo que encontró, eran alrededor de tres libros y hojas enrolladas de aspecto viejo, ésos últimos estaban arrugados como si hubieran sido leídos y releídos muchas veces.
Cuando terminó de sacar todo del agujero en el piso, una idea se atravesó por su mente, esos artículos estaban escondidos para que nadie los descubriera, no podía ser descuidada, se paró rápidamente y fue hacia la puerta, la cerró con el seguro pues recordó como Mathilde la había abierto sin ni siquiera tocar primero, tal vez eran los deseos inconscientes de Agracia que la hacían actuar así, ella había sido extremadamente cuidadosa por años.
Una vez cerrada la puerta, quitó la tina con agua que su nana había dejado en la mesa y puso los libros y papeles allí, según los recuerdos de Agracia, en ese escondite tenía guardado un libro con la geografía del Imperio, otro con el nombre de las familias nobles y su historia que ayudaron a fundarlo y las posteriores familias nobles que se unieron, también estaba un libro sobre botánica y por último los papeles enrollados; Verónica procedió a estirarlos con cuidado y descubrió que eran una especie de periódico
Verónica frunció el ceño al darse cuenta que la lengua en la que estaba escrito era incomprensible para ella, tenía muchos símbolos extraños, algunos se parecían a las letras del alfabeto que ella conocía, otros tenían similitudes con los caracteres asiáticos, algunas palabras se escribían corridas y otras estaban separadas, a la joven le pareció incomprensible aquel papel, pasó a la siguiente página y resultó lo mismo, más letras incomprensibles, Verónica abrió los libros que tenía en la mesa y encontró el mismo tipo de escritura.
La muchacha estaba aturdida, nunca en su vida había visto tal idioma, no significaba que ella supiera muchos idiomas, pero aun así no pensó que existiera un lenguaje muy complejo. Verónica trataba de encontrar una explicación, cuando le surgió otra pregunta "¿Cómo fue posible para ella hablar con Edelweiss, Mathilde, los Condes y Vincent si es que ella no conocía el idioma?" Cuando terminó de formularse esa pregunta, sintió un dolor en la cabeza mucho más intensó que los anteriores, fue tan fuerte que Verónica cayó de rodillas, agarrándose la cabeza que parecía que se abriría de dolor, mientras gemía de dolor y la vista se empañaba Verónica sintió algo caliente recorrer sus labios hasta llegar a su barbilla, después de unos minutos que parecieron eternos cuando el dolor de cabeza disminuyó, Verónica llevó su mano hasta sus labios y barbilla donde sentía humedad, la mano se le manchó de sangre, no era abundante pero parte del líquido escarlata manchó la parte delantera de su vestido y el piso.
Verónica se presionó el puente de la nariz para evitar que saliera más, afortunadamente tenía a la mano el pañuelo de Vincent en el que había envuelto el collar "Quién pensaría que me sería útil" Verónica se incorporó lentamente, aún tenía una mano en la nariz y la otra estaba apoyada en la mesa, lentamente sus ojos se enfocaron en los libros y el diario, pero ésta vez encontró una diferencia... Eran comprensibles, Vero tomo el diario con ambas manos, dejando caer el pañuelo a un lado ¡Podía leerlo! Las letras y los símbolos extraños seguían allí pero cuanto más los miraba éstos cambiaban de forma, se acomodaban y se volvía comprensible para ella "¿Cómo diablos pasó eso?" Nuevamente más preguntas se arremolinaron en su cabeza fue cuando el sonido de unos pasos en el pasillo se escuchó. El pañuelo seguía sobre la mesa, pero era lo de menos, inmediatamente recogió los libros y el periódico con rapidez y los devolvió al agujero en el piso, lo tapó con la tablilla y puso el espejo en su sitio, cuando acababa de ocultarlo unos golpes se escucharon en la puerta
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