06 𝔖𝔢𝔡𝔫𝔞
ᣃ⚓Dylan ⚓ᣄ
Dejo caer sobre mi cama el bolso con la ropa y herramientas que llevo para las clases de tiro, lo que provoca un estrepitoso ruido, llamando la atención de mi padre que se encontraba hablando muy tranquilamente con la sirena apoyado en mi Jacuzzi ¿Cómo demonios consiguió entrar en mi habitación si siempre está cerrada?
Le dedico una mirada significativa mientras le paso a mi compañera de habitación una cajita feliz. Pasé por un McDonald's de camino y no pude evitar querer comprársela.
La sirena, ya entrenada en el arte de abrir cajas, saca los alimentos que contiene dejándolos en el borde mientras los mira, decidiendo qué comer primero. Claramente va por las patatas fritas, y es que ama la comida chatarra como nadie. En eso es muy parecida a Debbie.
Mi padre, haciéndose el listillo, le comenta algo en su lengua mientras me mira y ella asiente emocionada. Más emocionada por lo que sea que le dijo que por las papas que se come.
—¿Que le dijiste? —pregunto, un poco incomodo.
—Cálmate, toxico —se burla antes de regresar su atención hacia la pelirroja de ojos grandes.
¿Tóxico yo? ¿Y él ? Si es que es el "señor secretos".
La sirena le responde y luego me mira. Últimamente ella ocupa mis pensamientos, todos, y decidí no ir a clases con la excusa de que estaba con la gripe y una fiebre muy alta. Así me quito de encima la escuela y a Elizabeth de paso, aunque ella es demasiado inteligente a pesar de ser rubia y ya de seguro debe sospechar algo, por lo que no tardará en exigirme que la traiga a casa.
Debo aprender a mentir mejor, o de lo contrario, ella va a encontrar una pelirroja en mi habitación con mi camisa favorita de Game of Thrones cubriendo sus generosos pechos. Y para más ¡Con una cola de pescado colgando del borde del jacuzzi!
Me sorprendo al ver que Deborah también faltó y se encuentra leyendo sobre uno de mis sillones (ya sé quien dejó entrar al viejo) uno de los inmensos libros de mi padre. Está aprendiendo el lenguaje marino, y lo hace rápido, incluso no se le nota ninguna especie de acento o algo así. Es como si hubiese nacido para hablar ese idioma, puede que tan fluido como mi padre. Yo ni siquiera entiendo una palabra y soy quien más tiempo pasa con la chica mitad pez.
—Querida mejor amiga —le señalo la otra cajita feliz que traje— Si quieres comerte esto y que te perdone por abrir la puerta de mi habitación, dime qué es lo que dijo mi padre.
Ella mira de la cajita feliz al señor O'Conner. Es alguien fiel y con principios, pero la comida le puede más. Así que sin poder resistirse, suspira.
—Si mal no comprendí, creo que dijo que la ibas a nombrar —responde, poniéndose de pie con toda la gracia del mundo y quitándome la comida en el proceso.
—Ella no es ningún perro para que le estén poniendo nombre —la defiendo— Seguro en su idioma debe tener uno.
—Apuesto que decir... —Debbs articula un raro sonido, consiguiendo que la sirena mire hacia ella. Uno que jamás podría pronunciar yo— Sería algo muy raro.
—Además, ella está emocionada por tener un nombre humano. —explica mi padre— Y ella quiere que seas tú quién se lo ponga.
La miro y está sonriendo hacia mi. Ya quiero que le enseñen nuestra lengua para poder comunicarnos, me agrada más de lo que imaginaba la idea de tener una conversación con ella, poder expresarme y escucharla expresarse más allá de sus canciones. Me parece fantástica la idea de tener una simple conversación sin la intervención de un traductor.
—Vale, vamos a nombrarte.—camino hasta el borde del Jacuzzi y meto mis pies en el agua. Desde mi posición veo como Archie nada alrededor de la cola de la sirena—¿Cómo lo hacemos?
—Ella asentirá con el nombre que le guste. —explica mi padre y luego comparte unas palabras con la pelirroja— Comienza.
Me quedo simplemente mirando la profundidad de sus ojos, es tan hermosa que sinceramente no consigo pensar en un nombre que le quede perfecto. Siempre había escuchado que las sirenas eran hermosas criaturas que hacían a los marineros llevar sus barcos contra las rocas para morir, pensaba que eso era absurdo que ninguna mujer era capaz de hipnotizar por su belleza, pero ahora la veo, estoy tan cerca de ese perfecto rostro y lo quiero estar aún más. Sin duda hubiese sido uno de esos tontos marineros que moriría solo por querer ver de cerca tanta belleza.
—Dylan —La voz de mi amiga me trae de vuelta a la realidad— Acaba de ponerle un nombre.
—Emm... —veo su cabello rojo y ojos grandes y claros— ¿Ariel?
—¿Es en serio? —Deborah me da una mala mirada— Ponerle Ariel sería tan estúpido como ponerle Elizabeth.
La risa ahogada de mi padre delata cuan divertido le parece mi rostro en estos momentos, e imaginar la cara de mi novia asusta.
—¿Maddison?
—¿Cómo la de "Splash"? —ahora quién habla es mi padre—Mirala a los ojos y busca el nombre ideal, el nombre que es perfecto para ella, deja de buscar nombres de sirenas.
Me acerco aún más y ella se sujeta de mis muslos. Veo sus ojos, esta vez dejándome atrapar por ellos. Me siento asustado de la conexión que comienza a aparecer entre nosotros, es como si ella viese dentro de mi y yo dentro de ella, como una diosa.
Y simplemente lo sé.
El recuerdo de mí mismo leyendo una historia de una diosa Inuit me abarca, recuerdo mi primera impresión de ella y empiezo a formar la idea.
Recuerdo que leí sobre un espíritu marino que vive en una región llamada Adliden, en las profundidades marinas. Es la creadora de todos los seres marinos y suele ser hostil con los humanos, especialmente cuando actúan mal, y los castiga con mal tiempo, enfermedades y fracasos en la caza y pesca.
La recuerdo liberando a los peces y tratando de huir, y es que el nombre le queda. Porque es una diosa, es una deidad por la que no dudaría en arrodillarme para adorarla.
—Sedna —susurro, acariciando el nombre con mi lengua, y de repente, se siente perfecto para ella.
—Sedna —escucho por primera vez su melodiosa voz diciendo algo que entiendo, su primera palabras a mis oídos. — ¡Sedna!
—Parece que le gustó. —sonríe Deborah—Un gusto conocerte, Sedna .
—¿Sedna? —La voz de la señora Roggers me hace mirar hacia la puerta —Lindo nombre.
Todos asentimos y sus ojos van lo que come la recién bautizada.
—Quizás deberías darle menos carne roja, vaya a ser que un día se despierte con antojo de corazón.
—¿Qué?
Mi padre, como siempre, es el único que se ríe de la broma que nadie más entendió antes de murmurar:
—Ya sabrás de qué habla. No todo lo puedes conocer el primer día.
Yo simplemente lo miro ¡Sus secretos me tienen harto!
...
↫✹Betty✹↬
Llego a mi habitación, agotada luego de una molesta cena donde mi padre no paró de criticar la forma que tiene mi hermano de dirigir los negocios familiares y mi madre de pedirle que no se metiera, después de todo, esas empresas son herencia del difunto padre de Gustav.
Si bien es cierto que la plataforma de petróleo central lleva un tiempo inactiva, eso es asunto de mi hermano, y además, el dinero que no hace con petróleo lo hace con los diamantes que saca en sus minas en Sudamérica.
Acaricio el que me regaló en su última visita, un hermoso diamante azul como mi ojos. Verlo simplemente me hace suspirar.
Busco en mis cosas hasta dar con mi diario para desahogarme y escribir mis emociones del día de hoy.
Mi habitación está inundada por el sonido de She is Not Me de Zara Larson. Amo la voz de esa mujer.
Hoy no ví a mi novio, eso es una lástima, pasé todo el día con mis amigas en el colegio aburrida y esta noche iré con ellas al partido de soccer para entretener la vista con los guapos jugadores. Si Dylan se la pasa con sus amiguitos, yo tengo derecho al menos de ver chicos guapos sudando.
Veo el reloj en mi mesita de noche y sonrío, ya están por llegar a buscarme.
Reviso nuevamente mi maquillaje y peinado en el espejo. Mi cabello recién alizado suelto y mis ojos rodeados por un hermoso diseño hecho por mí en azul, con las sombras que combinan con mi vestido celeste.
Perfecta, como siempre.
Admito que preferiría haber ido con Dylan al partido para darnos el lote o algo al terminar en su jeep como siempre. Pero para mi mala suerte tiene gripe, y no quiero contagiarme la verdad. Ya lo veré cuando se le quite. Mientras tanto ¡A vivir la vida!
La puerta de mi habitación suena y dándole un ultimo vistazo a mi vestido celeste me pongo de pie y le doy paso a la criada que seguro vino a traerme algo.
La puerta se abre lentamente, dejando pasar a mi hermano mayor, Gustav. Él es hijo de mi madre solamente, y fue prácticamente criado por los abuelos, pero nunca ha sido un mal hermano conmigo. De hecho es bastante preocupado y atento, siempre llenándome de regalos y protegiéndome de que algún chico rompa mi corazón.
—Hola corazón —me envuelve entre sus grandes brazos—¿Me extrañaste?
—Un poco —sonrío. —¿Vas a volver a salir?
Odio que mi hermano pase tanto tiempo en alta mar, se podría decir que está algo obsesionado con la pesca.
Desde que el abuelo lo llevó a pescar por primera vez, jamás volvió a querer alejarse del mar. Por ese lado se parece a Dylan, aunque Dylan más bien está obsesionado con la protección de los arrecifes y cosas así.
—Tengo que ir a poner las redes, B —me da una sonrisa de disculpa—:Te prometo que cuando termine de pescar nos iremos de vacaciones solo tu y yo.
—¿Cuándo termines de pescar? —Levanto una ceja— Eso será cuando se acaben los peces en el mar.
—Puede ser. —ante su respuesta, ambos reímos—O ... tal vez te enseñe a pescar a ti, rubita.
Nunca he amado a nadie tanto como amo a mi hermano, siento que es la única persona en el mundo que nunca seré capaz de dejar de amar. Es como mi otra mitad. Los chicos vienen y van, las amigas también, los padres envejecen, los hijos se independizan. Un hermano, en cambio, es para siempre. Seguiría al mío hasta el mismo infierno si fuese necesario.
—¿Vas a salir con Dylan? —pregunta luego de ver cuan arreglada estoy.
—No. Tiene gripe, saldré con las chicas. —respondo, encogiéndome de hombros—Ayer salimos por la tarde.
—¿No lo has visto hoy? —pregunta, sentándose en mi cama con genuino interés.
—La verdad es que no. —me dejo caer a su lado— Solo he hablando con él esta mañana y por mensajes de texto.
—¿Él usualmente es así?
—Dylan siempre ha sido medio raro y cuando está con esa pareja de churropastrosos se olvida del mundo. Pero ayer lo noté algo distante —abro mucho los ojos dándome cuenta de algo — ¿Crees que me esté siendo infiel?
Mi hermano no me responde, parece pensativo mientras mantiene sus ojos azules mirando el techo lleno de estrellas de mi habitación. Estrellas que puso él mismo cuando yo era pequeña.
—No creo que te esté siendo infiel —habla al fin y todos los músculos de mi cuerpo se relajan—Creo que pasó algo el día que lo llevé a pescar —habla más para el que para mí— Y si es lo que me imagino... significa que Dylan no es digno de ti.
—¿De que hablas? —me reincorporo—¿Digno? Ni que esto fuera el siglo XVII, además es un buen chico.
—No uno valiente al parecer —responde—No tuvo los cojones de hacer lo que debía.
—No entiendo.
—No hay nada que entender —responde—Prométeme que cualquier cosa extraña que notes en él, me la dirás.
—Vale.
—Debes decirme todo y observarlo siempre. —está tan serio que asusta
—Esto no se no nos puede salir de las manos.
—Tranquilízate, Gustav. Lo haré —sujeto su mano con cariño— Espiaré a Dylan si es lo que quieres.
Hola!!! Aquí les dejo un nuevo capitulo. No es tan largo como los anteriores pero aún así está hecho con mucho amor.
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