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ᣃ⚓Dylan ⚓ᣄ

Paso con delicadeza el pincel sobre el lienzo, tratando de captar los colores del hermoso amanecer que se puede observar por el enorme ventanal de cristal templado de mi habitación frente al mar. Apenas pude dormir anoche, soñando con la época en que estaba completo y necesitaba dejar ir el estrés pintando, pues es lo único que me hace sentir que está cerca, que la tengo a mi lado.

Mientras uso pequeños toques de violeta en las nubes, imagino sus marrones ojos sobre la pintura mirando fascinada lo que hago, después de todo, la habilidad para el arte la heredé de ella, igual que sus ojos marrones, esos que jamás volveré a ver, acompañados de la amplia sonrisa que iluminaba esta gigantesca casa cada día.

Su pérdida fue la verdadera prueba de que el dinero no compra la salud.

Ahora estoy usando amarillo para detallar el sol cuando mi puerta suena. Me quedo en absoluto silencio, lo último que necesito es ver el rostro de mi padre en estos momentos.

-Dylan, es hora de ir al colegio.

Pongo los ojos en blanco, aún piensa que soy un niño. Tengo diecisiete años, pronto dieciocho, y podré al fin largarme de este estúpido pueblo. Largarme para nunca volver.

Veo el reloj de cristal en mi mesita de noche. Pronto serán las siete y eso solo significa una cosa.

Casi al instante mi móvil empieza a sonar y la pantalla se ilumina con la foto de mi mejor amigo. Debo pasar por él pronto, y siendo sincero, Tyler y Deborah son los únicos que me atan a este pueblo.

Tomo mi cazadora y me la coloco antes de tomar rápidamente el desayuno que preparó la señora Rogers, luego ir a por mi jeep, y seguidamente a casa de mi mejor amigo para ir al colegio. Normalmente buscaría a Debbie también, pero su papá es quien la va a llevar hoy, ya que según me contó mi mejor amiga, este tiene una reunión con el señor Johansson.

Mi casa queda en una playa privada al norte del pueblo <Pequeña Ciudad como Deborah suele llamarlo> de Ocean Harbor. Se podría decir que mi familia se encuentra bien posicionada debido a mi padre, el es biólogo marino y ha hecho un par de investigaciones provechosas para el gobierno por las que le han pagado una buena suma, o bueno, eso es lo que me cuenta. Además de que heredó de mis abuelos un centro de investigaciones submarina en otro estado y el acuario de aquí que también da buenos ingresos, sin contar que es dueño de dos barcos pesqueros.

Aquí quien no trabaja en el puerto trabaja en las plataformas de petróleo pertenecientes a las compañía de la familia de mi novia. Es un pueblo bastante vinculado al mar como se debe notar. Aunque existen otros negocios, pero estos son más pequeños, como el restaurante de comida china de la mamá de Tyler.

El clima es lo más cambiante que puede haber, y para un extranjero debe ser de lo más molesto que en un momento el cielo esté tan lleno de nubes de tormenta y al otro el sol brille tanto que da dolor de cabeza.

En estos momentos todo está húmedo y una llovizna constante es mi acompañante mientras conduzco. Mi casa está tan alejada del resto que si tuviera un accidente en la carretera pasarían horas antes de que alguien lo notara.

Cuando al fin me detengo, lo hago frente a la casa de mi amigo, quien se encuentra ya esperándome junto a la puerta. Desde mi posición puedo ver a su madre, una mujer relativamente joven observándome con desdén. Por alguna razón ella odia que su único hijo se relacione conmigo, además de tener un especial odio hacia Debbie. Sus ojos cafés se ponen en blanco cuando ve el cariñoso saludo de manos que hago con Tyler.

Mi amigo de casi dos metros de altura, jugador estrella, lo nota y simplemente suspira, imagino que debe ser difícil para él que su madre no soporte a sus amigos.

-Tío.-me saluda entrando en el Jeep y sus ojos miel inmediatamente van a la parte trasera, buscando a la tercera parte de nuestro grupo-¿Y la loca?

Tyler es el típico cliché de deportista estrella, super atractivo con sus ojos color miel y su piel toda bronceada, sin hablar de sus abdominales. Todas las chicas quieren con él, y de hecho, si me gustaran los chicos ¡hasta yo quisiera con él! Pero Tyler solo tiene ojos para una y ¡Sorpresa ! Es nuestra mejor amiga.

-Hoy la lleva su padre al colegio.-Informo con burla- Así que te tocará darme el besito a mi.

-Idiota.

...

En mis diecisiete años de vida he visto y dado muchos besos, sé que los hay de todo tipo: lujuria, amor, amistad y están los que yo llamo besos porno. Esos tienen de todos los anteriores, sumándole intensidad y mucha lengua, esos son únicos, y en estos momentos a plena luz del sol, en pleno entrenamiento de fútbol, estoy presenciando uno de ellos.

Mis mejores amigos se devoran en medio del campo, frente a todos, y lo más gracioso del caso es que cuando les preguntas qué son, ellos responden que simplemente amigos. Pero sudan pasión. No de una forma literal claro, la pasión no se suda. Son los típicos amantes que se desean, se quieren, se celan, pero no se atreven a dar el paso de formalizar una relación por tener miedo a dañar al otro. Un cliché puro. Solo espero que ellos saquen la cabeza de su culo antes de que sea demasiado tarde, porque claramente la vida no es un libro y esas cosas solo arruinan las relaciones.

-La va a dejar embarazada -escucho la azucarada voz de Betty y sonrío al sentir como soy abrazado desde atrás por sus delicadas manos- Que asco.

Volteo mi rostro para posar mis labios sobre los de mi novia.

Elizabeth es verdaderamente hermosa, su cabello rubio siempre está perfectamente peinado y sus divinos ojos grises destacan entre todo el maquillaje. Definitivamente las rubias son lo mío, no soy capaz de dejar de acariciar su cabello. Ella sonríe luego del beso y pasa sus brazos sobre mis hombros, la conozco tan bien que estoy seguro de que comenzará a disparar veneno sobre mis amigos en menos de nada.

-¿Acaso no saben lo que significa espacio personal?

-Déjalos -trato de defenderlos- Solo están emocionados, se extrañaban.

Ella hace una mueca que me molesta, está enfadada porque los defendí de sus palabras, y es que tengo un pequeño problema: Mi novia no soporta a mi grupo de amigos y mi grupo de amigos no soporta a mi novia. Y como no puedo dividirme en dos, tengo que planear un horario para que no hayan peleas y nadie se sienta desplazado, ya que es imposible estar todos juntos más de cinco minutos.

-Son unos vulgares-insite -Ni siquiera sé por qué andas con ellos.

-Elizabeth -la reprendo, no quiero que trate de separarme de ellos. Es hermosa y la pasamos genial juntos, pero nada ni nadie me va a alejar de ellos, son mi familia, lo único que tengo.

Ella vuelve a sonreír, una sonrisa más falsa que las intenciones de Deborah por aprender física, pero solo para complacerme suelta. -Deborah y Tyler son las mejores personas del mundo. ¿Contento?

Pongo los ojos en blanco antes de besarla por cuenta nueva, sinceramente, a veces callada es como mejor está.

-Te veo luego, ahora tengo que ir con ellos a terminar una tarea y dudo mucho que quieras pasar la tarde con Deborah en una habitación cerrada.

Ella me dedica otra de sus muecas, pero asiente, sabe que no puede molestarse, así que tras acomodarse un mechón dorado tras la oreja y tomar mi mano entre la suyas, espeta:

-Recuerda que mi hermano te llevará hoy de pesca -asiento ¿Cómo olvidarlo si cada día me lo está recordando?- Ahora tengo que ir a broncearme un poco antes de que el Sol desparezca.

-Tu piel está perfecta así. -su piel está perfectamente bronceada, pero ella está obsesionada con lucir más bonita. Por eso no toma mis palabras en cuenta, pero ya sabéis lo que dicen "Su cuerpo sus decisiones"- Nos vemos.

Le doy otro rápido beso antes de ir hacia donde se encuentran Tyler y Deborah, quienes parecen haber terminado de extraerse el alma y sonrío, porque casi todo el mundo ha dejado el campo. Después de todo nadie soporta mirar a esos dos besarse por más de cinco segundos.

-¿Ya se va la Barbie? -pregunta Debbie sin ocultar su alegría por perder de vista a Betty. Le dedico una mirada suplicante, necesito paz- Oh que lástima, y yo que quería ir a hacerme la manicura con ella y luego ir de compras...

-¿Tú hacerte la manicura? ¿De compras?-Se burla Tyler- Si ni siquiera te peinas.

Para comprobar sus palabras toma un mechón de su desordenado cabello marrón y tira de él.

-Pero así te mueres por acabar en mis bragas -Debbie, como toda chica ruda que es, le da una de sus clásicas respuestas antes de guiarle uno de sus ojos color chocolate.

-Ustedes y su tensión sexual no resuelta acabarán con mi paciencia, hace solo cinco minutos prácticamente estaban chupando sus almas en el campo -me quejo- Caerá un trozo de cielo el día en que haya paz en mi vida.

Tyler pasa su enorme brazo sobre mis hombros mientras ríe y yo lucho por quitármelo de encima. Él es el futbolista rudo y yo el ratón de biblioteca, otro cliché más, pero por lo menos no soy el típico "perdedor" y hasta novia tengo. Los nerds de las pelis deberían estar orgullosos de mí, aunque bueno, también soy parte del equipo de fútbol, pero siempre estoy en el banquillo

-Habrá paz cuando te deshagas de la muñeca inflable que tienes como novia.

-¿Qué mal le he hecho yo a este mundo para que mis amigos y mi novia sean como perros y gatos? -me quejo, abriendo la puerta de mi Jeep- Betty tiene otras cualidades, es amable, hermosa...

-Está loca -empieza Debbs- Es una psicópata, asesinó a un pollito...

-¡Tenía seis años y fue sin querer!

-Le falta un tornillo.

-Es una cosa indeseable.

-Es aburrida.

-No te ama, no la amas

-¡Ya basta! -suplico- Solo no la mencionemos mientras terminamos la tarea.

Veo como Tyler sube a mi lado en el Jeep, mientras que Deborah sube a la parte trasera, apartando mi equipo de buceo que siempre está allí. Llamenme loco, pero nunca se sabe cuando será una ocasión ideal para ir a bucear, por lo que siempre hay que estar preparado. Si en algo me parezco a mi padre es en el amor que ambos tenemos por el mar.

-Un día de estos encontraré un tiburón aquí atrás -se queja Deborah, apartando de malos modos el chaleco- Aunque no me quejaría si tiene un pie de la Barbie en la boca -Se ríe de su propia broma- O una de sus tetas de plástico.

-Deborah.

-Okey, me callo. -acomoda su mochila sobre su regazo y comienza a buscar algo dentro de ella- Como sea,cestoy lista para realizar el trabajo sobre los ecosistemas marinos, seguro que está muy fácil.

...

-Dios no entiendo nada -Deborah, que se encontraba en una posición muy rara sobre mi cama, se dejó caer deslizándose y llevándose sábanas y almohadas con ella al suelo, armando desorden como siempre- Menudo tema difícil. Nunca me graduaré.

Se queda callada cinco segundos mirando fijamente el jacuzzi junto al ventanal de cristal.

-Incluso desde esta posición tu habitación parece la típica habitación de chico millonario pervertido ¿Para qué un jacuzzi junto a la ventana si al otro lado está el mar? Deberías prestármela para divertirme.

-Primero... -cierro las cortinas para que deje de entretenerse con la vista y estudie de verdad- Llevas años viniendo aquí y siempre dices lo mismo, y segundo y por enésima vez, ni tú ni Tyler pondrán sus traseros desnudos en mi habitación. Bastante los dejo con besarse a escondidas cuando voy a buscaros comida.

-¿Oíste eso Ty? Es la Barbie que ya se comió su cerebro.

-Dramática -Tyler puso los ojos en blanco mientras anotaba datos en tu cuaderno- Sigo siendo fiel creyente de que debimos incluir a Marnie Gerard en el equipo.

-Ahí sí me mata Betty -observé las fotos que acababa de imprimir-Si a alguien odia mi novia es a ella.

-Elizabeth odia a cualquier ser humano que no la complazca en todo -escucho como masculla Deborah desde el suelo-Además de ti, claro está. Tú no eres de esa larga lista que solo vive para complacerla -Sé que está siendo sarcástica, pero no quiero discutir.

El odio de Deborah y Elizabeth viene mucho antes de cualquier tipo de celos por la parte de mi amiga o de mi novia. Lo de ellas es más antiguo, remontándonos a la dura etapa de kinder cuando según me contó el padre de Debbie, Betty, quien en aquella época era su mejor amiga, la obligó a ver La Sirenita Ariel y la dejó encerrada en la habitación con esa película puesta. Desgraciadamente Debbie tiene una especie de fobia por las sirenas, fobia que la persigue hasta el día de hoy, pues hablarle de ello es borrarle la sonrisa de un plumazo a la chica más feliz del mundo.

-No registres en los cajones de Dylan-Tyler se voltea para regañar a Deborah, quien con sus cabellos marrones revueltos, me dedica una sonrisa culpable mientras vuelve a su ataque.

-Tranquilo, prometo cerrar los ojos si veo fotos de chicas desnudas.

-Vamos a terminar el trabajo ¿si? -giro mi silla hasta mi amigo, que se encuentra dedicándole una mirada de molestia a la castaña y rápidamente todo el mundo toma sus libros. Esta tarea es muy importante para nuestra aplicación a la universidad.

No pasa mucho tiempo hasta que la escuchamos hablar nuevamente y ni siquiera nos sorprendemos, ella es una cacatúa.

-Tyler creo que la porno de Dylan son peces -tiene el suelo lleno de mis revistas de animales marinos-¿Eso te excita Dylan?

-Hoy estás siendo un grano en el culo Debbs-señalo-Luego tendrás que recoger todo sola.

-Si claro-comienza a ojear mi libreta de dibujo, deteniéndose en uno en especial, no tiene que decirme cuál es, lo sé por la expresión de sus ojos marrones al enfrentarse a los míos.

Se queda callada por un momento mientras traza con sus dedos sobre el carboncillo con el que había tratado de captar la esencia de su cabello negro, negro como el mío.

-La extraño tanto.

Es un dibujo de mi madre mirando el horizonte, llena de paz como siempre estuvo y como rezo cada noche para que siga siendo así. Mi madre era demasiado querida por todos, la vida de mi padre, el sol de mis días y la madre que Deborah nunca tuvo.

Hay un minuto de silencio, hasta que Tyler me dedica una mirada divertida. Sé que lo hace para disolver la tristeza que se apoderó del ambiente.

-¿Qué?

-¿Betty sabe que tu amas pintar rostros femeninos, pero no pintas el de ella?

No pasa ni un segundo para que Deborah rompa en risas y yo simplemente no puedo enojarme, son mis amigos, han estado siempre conmigo y los amo tal como son. Así que termino riendo con ellos mientras que en el suelo cae otro dibujo, uno también especial, el de una chica pelirroja con la que he soñado varias veces.

Si Betty llega a enterarse de eso, me mata.

...

Definitivamente mi cuñado está loco.

Gustav, el medio hermano por parte de madre de Betty y capitán del barco de pesca "Blue Hunter" decidió que sería buena idea mantenernos en mar abierto con la tormenta que se avecinaba, y ahora, las olas mueven el barco de lado a lado, de una manera bastante agresiva, al punto de que estoy sujeto con tanta fuerza a un mástil y puedo ver como mis nudillos están blancos por dicha fuerza.

No dudo que en cualquier momento nos volvamos náufragos, pero aún así me mantengo firme y frío, no demostraré miedo ante él aunque esté temblando. Es mi cuñado después de todo y estoy seguro de que este viaje es una manera de probarme.

-¡Este es el clima ideal! -grita sobre la lluvia.

¿Para morir? Estoy tentado a preguntar, pero mejor me callo. Mi intención es agradarle después de todo.

Poco a poco el mar comienza a calmarse, y la tormenta a alejarse, como ya es costumbre con un clima tan volátil.

Suspiro de alivio al ver las nubes desaparecer y todo alcanzar una calma maravillosa, ya tengo una nueva anécdota para contarle a mis amigos, pero apenas estoy cantando victoria cuando mi cuñado se acerca trayendo consigo un equipo de buceo que deja caer con cero delicadezas a mis pies.

-El mar aún está revuelto -es lo que digo, reconociendo sus intenciones.

-Por eso traje al mejor buceador conmigo-me guiña un ojo, pasándome mientras golpea mi pecho con las aletas- Bajo este barco hay redes ilegales -explica y abro mucho los ojos- Con la tormenta debieron haberse enredado varias tortugas y otros animales de buen precio.

No entiendo, él tiene el dinero necesario con lo de las plataformas petroleras y las minas de diamantes que tiene su familia en Brasil ¿Para que dedicarse a la pesca ilegal?

-¿Qué?

Señala el mar.

-De alguna forma hay que ganarse la vida, hijo -sus labios se curvan en una sonrisa impregnada de maldad- Piensa que lo que sea que veas allá abajo son solo animales que de alguna forma u otra serán devorados por otros.

-Puede haber tiburones -veo con terror el agua oscura. No le temo a los tiburones, temo a las atrocidades que estoy por cometer- Es muy tarde.

Estoy en medio una batalla moral. Me he criado amando la fauna marina, apreciándola, investigándola lado a lado con mis padres. Mi madre tenía una especial afición por la otra parte del mar, la que nadie conoce. Simplemente no me veo matando una tortuga.

Pero si no bajo yo, alguien más lo hará...

-Para eso tenemos un arpón de pesca submarina profesional -me lo muestra.-En cuanto veas una aleta, le disparas y ya.

Lo siento Betty, pero va a ser imposible una relación cordial entre tu hermano y yo.

Lo miro dudoso, no quiero acabar con la fauna marina, pero tampoco quiero que él acabe con ella, así que tomando lo que me ofrece trazo mi plan, no por gusto heredé las mañas que en tantos problemas han metido a mi padre y apostaría mi vida a que son las causantes de las cicatrices en sus brazos.

Destruir las redes, liberar los animales, hacerme el sorprendido.

Suena como un plan genial.

Odio la pesca ilegal.

Una vez con todo el equipo puesto me lanzo al mar y comienzo a nadar hasta las redes. No es difícil destruirlas con el cuchillo que llevo, libero cerca de cinco tortugas marinas, varios peces, e incluso un delfín. Consigo estar en paz conmigo mismo cada que corto el maldito cordel, cada que veo a algún animal alejarse a toda velocidad. Hay personas que no ven nada en los ojos de los animales, yo en cambio veo su alma y me encanta ver la esperanza volver a ellos cada que los libero.

Cuando estoy salvando otra tortuga, siento un movimiento tras de mí y me tenso.

¿Otro delfín quizás?

Nuevamente siento a ese algo en mi espalda. Se mueve con brusquedad y es imposible no notarlo.

Con el rabillo del ojo diviso escamas, verdes, es algo grande. Mi corazón late a toda velocidad, presa del miedo. Definitivamente no es un pez normal.

¿Un tiburón?

No lo pienso dos veces al darme la vuelta y, sin ni siquiera mirar, preso del pánico por lo desconocido, inconscientemente aprieto el gatillo.

No me doy cuenta que tengo los ojos cerrados hasta que escucho un grito. Un grito que nada tiene que ver con un tiburón, uno bastante humano, de dolor.

Abro los ojos y creo que mi corazón se detiene ante lo que estoy presenciando.

Una chica.

Una chica sin ningún equipo de buceo.

¿Qué hace aquí?

Su piel es sumamente pálida, luce como la más cara y antigua porcelana. Su cabello rojo se mueve con el mar, sus ojos azules con el iris alargado como los ojos de un gato, cristalizados por el dolor, me observan a la expectativa. Está asustada y por alguna razón yo también.

Mi mirada, como si tuviese vida propia y tratara de comprobar algo que ni por mi cabeza pasa, comienza a bajar. Pasando por unos tentadores labios teñidos de rojo, seguido por un esbelto cuello pálido con unas aperturas alargadas a sus costados, y es cuando diviso algunas escamas en su clavícula, que comienzo a pensar que estoy soñando.

Sus voluptuosos pechos se mueven a gran velocidad, cubiertos por dichas escamas de colores. Pareciera que su respiración está agitada.

Mi mirada sigue bajando hasta un abdomen, perfectamente plano que invita a seguir bajando. Y es cuando me topo con algo que no me esperaba.

Una cola de pez, una jodida cola de pez. Larga y llena de escamas brillantes.

No soy capaz de moverme hasta que noto sangre. Sangre que sale de su cola. Sangre provocada por el arpón.

Es cuando comienzo a moverme en automático hacia ella, necesito tocarla, comprobar que es real, pues se parece un montón a la chica de mis sueños.

Ella reacciona alejando mis manos de un manotazo, arañándome con sus garras en el proceso y quedando atrapada en una de las redes mientras intenta alejarse.

Reacciono.

Debo ayudarla. La red impide el movimiento de sus manos y mientras forcejeo con ella aprovecho para, con un corte lo más limpio posible, partir en dos el arpón que atraviesa su cola.

Afortunadamente, estos tienen un mecanismo especial que permite romperlo en dos en caso de accidentes. Saco las partes y escucho el fuerte alarido mientras la sangre no deja de salir.

No siento miedo de lo que pueda hacerme, creo que hasta ella está sorprendida de que la esté ayudando. Saco el cuchillo y veo el miedo en su mirada mientras aletea y trata de irse.

Su sangre sigue saliendo, pero no sé qué hacer.

Simplemente me dedico a liberarla de la red y luego de dedicarle una última mirada, me voy. Dejándola libre y sola, con la cabeza hecha un lío sin ser capaz de creer lo que ví, cobarde, asustado, y con un solo deseo en mente.

Que pueda sobrevivir a la herida del arpón.
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Hola gente hermosa por aquí les dejo el primer capitulo, espero que lo disfruten. Recuerden Déjame su opinión en los comentarios y su amor.

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