(Humanizada porque son peces y ahí dice "manos" xD)

Extraña sensación

Una noche, Marlin y Dory acababan de recoger a Nemo en la casa de un amigo de su escuela, ya que tuvo que trabajar en equipo para un proyecto.

La distancia que había entre su hogar y la de ellos era sumamente larga y pues esto no le agradó del todo a Marlin, quien se quejaba de lo tarde que era y lo cansado que se encontraba; en cambio, Dory seguía con la misma sonrisa agradable en todo el trayecto, mientras platicaba con Nemo adelante de él.

El señor se preguntaba cómo era posible que su mejor amiga se comportara de esa manera casi todo el tiempo: Con energía, optimista y un poco insoportable. Por no decir mucho.

—¿Dory, podrían ir un poco más lento? —se quejó por enésima vez en ese día. Los mencionados sólo se limitaron a rodar los ojos y seguir hablando.

Lo mismo que las otras veces. Fue ignorado ¿Por qué le hacían eso? ¿Tan aguafiestas era? ¿Acaso su plática era muy interesante?

Totalmente harto de ese comportamiento, carraspeo su garganta, pero tuvo el mismo resultado.

Y eso no era todo, resulta que ellos comenzaron a caminar aún más rápido.

Ya enojado, Marlin intentó alcanzarlos de la misma manera pero era imposible, ya que aumentaban su velocidad cada vez más como si huyeran de él.

¿O eso era lo que hacían?

—¡Dory! ¡Nemo! —gritaba. Lo que al principio fue una caminata normal, se convirtió en una persecución llena de risas y gritos.

El peli-naranja alcanzó a ver que chocaban prácticamente con todos. Y como buen ciudadano que era, se disculpaba con todos los afectados al mismo tiempo que corría.

Hubo un momento en el que logró estar a centímetros del brazo de Dory. Sin dudarlo y como pudo, lo trató de agarrar.

¿Lo bueno? Lo consiguió. ¿Lo malo? Hizo que cayera al suelo, junto con él.

Un segundo después, todos se encontraban riendo, exhaustos.

Marlin fue el primero en levantarse y ayudó a Dory.

—¡Au! —se quejó y miró su mano. Ahora el problema era que por la caída, ella tenía un raspón. No era grave, pero igualmente el mayor se preocupó.

—No otra vez, déjame ver... —La peli-azul obedeció y se la dio. Entonces, ocurrió algo. Algo totalmente diferente y raro. Una extraña sensación nunca antes sentida. Pidió la otra y pasó lo mismo.

Marlin inmediatamente las soltó y retrocedió. Esa sensación recorrió todo su cuerpo, como si se tratara de electricidad.

—¿Qué pasa? —preguntó Dory extrañada por la reacción de su amigo que se encontraba al lado de ella.

—Nada. N-no ha pasado nada —mintió—. Ah, miren! Hemos llegado —dijo nervioso, señalando la casa. No se habían dado cuenta de que habían caído justo en frente de ella.

Los tres se dirigieron hacia la puerta y Nemo fue quien entró primero. Dory y Marlin se quedaron afuera. Al parecer a ella se le había olvidado lo ocurrido minutos atrás.

Él se despidió de ella aún confundido, deseándole buenas noches, para luego cerrar la puerta y suspirar.

Realmente quería saber porqué sintió esa extraña sensación