-______, despierta por favor - Podía reconocer aquella voz, era el tono de voz, era el tono de voz de preocupación de mí madre.

Adolorida, miro a su lado, con la vista borrosa.
Era un hombre alto, delgado y pelo rizado.

Al poder aclarar bien mi vista, me fijo en sus labios rojos y deseosos.

- Err..r..re..ss.. - Tartamude sin control, tratando de preguntar como era posible que Michael estuviera en frente mío, con preocupación en su rostro.

- ¿M..iicha...el? - Seguí tartamudeando por los nervios.

- Sí ______, es él - Me responde mí madre, dibujandose una sonrisa en su rostro.

No dice nada pero no me deja de mirarme, es emocionante y cohive al mismo tiempo.

Pero que importa... ¡ES MICHAEL JACKSON, EN FRENTE MIO.... Y ADEMÁS PREOCUPANDOSE POR MÍ!

- Nos permite un minuto a solas - Le solicita a mí madre con respeto y sencillez.

¡Claro! - Mañana vendré a verte hija - Me beso la mano y salió de la habitación, dejándome a solas con Michael.

Hooo por Dios... ¿Que hago? - Me preguntaba repentinamente en mi cabeza.
Al instante rompe el silencio y se acerca a mí.

- ¡Hola! - Aquella palabra salió dulcemente de sus labios.

- Me preocupastes.... ¿Como te sientes? - Hoo Dios, era tan tiempo y guapo.

- Me duele un poco la cabeza, pero sobre todo eso bien, gracias - Fue lo único que se me vino a la mente.

- Perdón, no me he presentado... Soy Michael Jackson, y tu eres....? - Me preguntó dando un paso hacia mí.

Aquello me puso más nerviosa de lo común.

- Soy ______, y vengo de Chicago, a ver su concierto.

- No me trates de usted, no me gusta - Soltó unas risas - Solo tengo 31 años.
- ¿Y tú, que edad tienes?

Preguntó de repente, era un hombre9 tan adorable y accesible para hablar.

- 25 años - Contesté.

- ¿Ves? No es tanta diferencia - Dijo sonriente.

- Bueno descansa, mañana te vendré a visitar, cuidate y hablamos luego - Se acerco suavemente a mí y me beso la frente, me ruborizo, al instante de separar sus labios de mí frente, miro a sus ojos.
Eran hermosos llenos de sinceridad y amor, ese color marrón oscuros me insentibaba a no dejar de mirarlo.

Se desplaza hasta la salida y se despide con su mano y sonriente.

- ¿Que haré? - Pensaba sin tener respuesta alguna.

- Es increíble, definitivamente mañana será un gran día y podré verlo una vez más.

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Adioooos, besitos.