𝟎𝟕. A world full of questions.
Un mundo lleno de preguntas.
Chapter seven. ଓ The Lightning Thief.
Después de tantos problemas, por fin habían logrado llegar a su tren.
Los cuatro chicos estaban totalmente agotados gracias al día que tuvieron, por lo que no fue sorpresa que todos cayeran rendidos al pegar sus caras en sus respectivas almohadas.
Todos menos Percy y minutos después lo siguió Megara. El rubio sintió como la hija de Ares empezaba a moverse en su cama sin parar.
— Meg, ¿estás despierta? — preguntó con las manos entrelazadas en su pecho.
— No, estoy súper dormida. Te esta respondiendo un fantasma. — respondió con sueño.
— Que chistosa. — rodó los ojos con una pequeña sonrisa.
— ¿Qué pasa, Jackson? — indagó. — ¿No puedes dormir?
— No... — respondió brevemente. — ¿Cómo era tu sátiro protector? ¿Cass...? — no recordó el nombre.
— Cassius. — terminó por el, con una sonrisa en la cara. — Era y sigue siendo mi persona favorita en todo el mundo.
— ¿Lo conociste muy pequeña?
— Lo conozco desde que tengo memoria. El siempre estaba ahí.
— ¿Vivías con él?
— Ojalá. — resopló. — Vivía con Ledger, un supuesto amigo de mi padre. Aunque después de enterarme que mi padre era Ares, supe que Ledger solo era un viejo amigo de mi mamá.
— ¿Llegaste a conocer a tu madre? — siguió preguntando.
— No... nunca supe de ella. De hecho, el saber que tú y tu mamá tienen una linda relación me hace pensar cómo hubiera sido si yo tuviera una. Pero luego recuerdo que con Cassius era lo suficientemente feliz.
— Suena como alguien realmente agradable. — soltó palabras que era correctas.
— Lo es. Siempre se encargaba de verme con una sonrisa en la cara, de verme contenta y animada; siempre se aseguraba de que tuviera lo que necesitara y que Ledger fuera lo más tranquilo posible conmigo... lo que era bastante difícil.
— ¿Alguna vez has querido hablar con tu padre? ¿o tener algún tipo de contacto con él? — preguntó de nuevo.
Megara suspiró, pensando en la pregunta del chico. Quería creer... de hecho, deseaba jurar que no quería ningún tipo de contacto con él, pero en el fondo la idea de al menos saber qué tal era –con sus propios ojos– le intrigaba mucho.
— Estamos muy preguntones hoy, ¿no crees? — bromeó mientras se asomaba hacia abajo de su cama, consiguiendo a Percy.
— No puedo dormir y tengo muchas preguntas. — se encogió en sus hombros.
— Dispara lo que tengas.
— No tienen sentido muchas cosas...
— ¿Qué cosas, Jackson? — indagó.
— La manera en la que los dioses quieren que pensemos. Hay que quemar una ofrenda para lograr la atención de los padres. Tuve que derrotar a tu hermana para que mi padre admitiera que es mi padre. No debería de funcionar así. — Megara guardó silencio, sabiendo que eso es lo que él necesitaba. — Se supone que las personas cercanas no deberían tratarnos así.
— Sé a lo que te refieres, Perce. Y concuerdo mucho contigo. Pasé muchos años de mi vida pensando en lo mismo que tú y en lo injusto que era. Hasta que noté que no sólo los dioses piensan así... es la gran mayoría. Pero al menos con los dioses, conoces las reglas, por más injustas que sean. Demuéstrales respeto y estarán de tu lado, pase lo que pase.
— ¿Les gustaría hacer silencio? — pidió Annabeth tapándose con su manta hasta las orejas.
— ¿Están despiertos? — preguntó Percy.
— Bueno, ahora lo estoy. Gracias. — respondió Grover con molestia.
— ¿Estás bien?
— Se pone gruñón si no duerme bien.
— Si pini griñin si ni dirmi bin. — copió a la morena dándose la vuelta.
Annabeth, Percy y Megara soltaron risas para luego intentar volver a dormir, lográndolo al instante.
𖥸
— Dos días para llegar a Los Ángeles. Suficiente tiempo hasta la fecha límite para llegar al inframundo.
Los semidioses se quedaron callados mirando a diferentes lugares del tren.
— ¿Puedo hace una pegunta tonta? — preguntó Percy dirigiendo su mirada a Grover y Annabeth, que estaban frente a él.
— Es como si necesitaras que me burle de ti. — sentenció Annabeth rondando los ojos.
Para el parecer de Megara; Percy y Annabeth no habían logrado crear una mejor amistad como la de ella y el rubio. Trató de buscar la manera de que llegaran a interactuar más. Obviamente sin lograr nada.
Sin poder evitarlo, Megara soltó algunas risas no tan fuertes, recibiendo una mala mirada del rubio que tenía a su lado.
— Pregunta. — Grover dijo al ser el único que de verdad le tomó atención.
— Nunca antes había estado en Los Ángeles. Supongo que ustedes tampoco.
— Supones bien. — Megara tomó un poco de su agua.
— Entonces, ¿cómo sabemos hacia dónde estamos yendo?
Grover hizo un movimiento con las manos quitándole importancia. — Ni idea. Pero ese es como el paso 37 y aún estamos por el cuarto. Nos preocuparemos por eso al llegar
Percy miró con el ceño fruncido a Grover y Annabeth, para luego mirar a Megara con aún más confusión al verla con una sonrisa.
— ¿Qué? — cuestionó Jackson.
— Es muy chistosa tu cara de perro confundido.
— ¿Me estás diciendo animal? — aquellas palabras solo hicieron que Megara soltara más risas. — Otra pregunta estúpida.
— Amigo. — Annabeth rodó los ojos de nuevo.
— "Al final, no podrás salvar aquello que más te importa". En Jersey les conté que el Oráculo dijo que esta misión fracasaría.
Los pelos de Megara se pusieron de punta, a lo que rodó los ojos quitándole importancia a la palabras del Oráculo.
— Desde entonces nadie lo menciona. Me parece que hay algo que deberíamos tomarnos más en serio.
Las últimas palabras de Percy se entrecortaron un poco a causa de una sorpresa.
— Oigan. Miren eso.
— Centauros. — mencionó más que todo para ella misma, sin creerlo.
Tenía tiempo sin ver una gran cantidad de centauros unidos, aunque la verdad no fueran demasiados.
— Nadie sabe que están ahí.
— Había manadas de ellos en todas partes.
— ¿Qué les sucedió?
— Los humanos. Hace unos miles de años, el dios de la naturaleza, Pan, desapareció. Y, desde entonces, al no estar Pan para proteger la naturaleza, los humanos se han esforzado para destruirlo de a poco. — explicó Grover aquel tema que era algo doloroso para muchos.
— Los sátiros más valientes se ofrecieron para convertirse en buscadores para entonces a Pan. Ninguno ha regresado. — terminó Annabeth por el sátiro.
Percy frunció un poco más el ceño –si es que eso era posible– y miró a Megara. Sin preguntarle nada con palabras, por algún motivo, Redferne lo entendió por completo.
El chico quería saber si Cassius era uno de aquellos sátiros que se ofrecieron. A lo que Megara le respondió con un subir y bajar de hombros.
Redferne no sabía dónde podría encontrarse Cassius y aquel pensamiento la asustaba cada vez más. ¿Y si terminaba como el tío de Grover?
El rubio dirigió su mirada de nuevo a Grover. — Tú tío que hallamos en la casa de Medusa. Ferdinand... ¿el era un buscador?
Grover asintió con la cabeza sin dejar de ver hacia la ventana. Megara preocupada por su amigo, posó su mano en el brazo del sátiro y dejó un pequeño cariño. Él subió su cara e inmediatamente Megara le regalo una pequeña sonrisa mientras que Annabeth le hablaba a Percy.
— Disculpen. ¿Podría ver sus boletos, por favor? — llegó un señor, quien parecía de seguridad. Annabeth los entregó y luego este miro a los cuatro con seriedad. — ¿Están en la cabina 17B?
𖥸
El señor de seguridad caminaba por el tren siendo seguidos por los semidioses y el sátiro sin querer explicar por qué tanta molestia.
Llegaron a su cabina, consiguiéndola totalmente destrozada y desordenada. El vidrio estaba totalmente roto, los asientos desgarrados, al igual que sus anteriores camas.
— ¿Quieren explicar?
— ¿Honestamente crees que nosotros cuatro podríamos haber destruído todo esto? — preguntó Megara incrédula, subiendo una ceja.
— ¿Lo hicieron?
— Digo, ¿cómo? Y, ¿por qué?
— Señor, cuando fuimos a desayunar, todo estaba intacto. — explicó Grover. — No sabemos cómo ocurrió esto.
El hombre dio media vuelta. — Tenemos un testigo aquí. Dice que escucho una ventana rompiéndose y luego voces de niños.
Los cuatro dirigieron su mirada a una señor que no habían visto antes y luego miraron de nuevo al hombre. — ¡Vamos!
— ¿A qué hora se fueron de la cabina? — preguntó el adulto.
— ¿Estamos detenidos?
— ¡No puede culparnos por algo que no hicimos! — se defendió Megara con molestia.
— No creo que quieran hablarme con este tono, pequeñas. — se ofendió.
— ¿Estamos detenidos? — preguntaron ahora juntas Megara y Annabeth al mismo tiempo.
𖥸 Orita's note.
Definitivamente nunca me cansare de decir lo lindo que es como Percy se preocupa por Megara y como ella se preocupa por él <33
Discúlpenme la tardanza en actualizar, pero fue mi cumpleaños y aparte estuve a full con la escuela, teniendo cero chance de escribir algo. 50 votos para el siguiente capítulo <3
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