Negras: torre x f3
Yoongi ya había visto el taxi, primero porque su velocidad decrecía, después por el intermitente indicando que se detenía, y, finalmente, porque sentados detrás contó tres cuerpos. Cuando el vehículo se detuvo, abrió la puerta. Jungkook fue el primero en bajar, seguido de Taehyung que iba en medio. Hoseok estaba pagando el viaje.
—¡Mierda, amigo!— expresó su liberación de tensión Jungkook. —¿Cómo lo has logrado?
—Por Taekwang.
—¿Has localizado a Taekwang?— abrió los ojos Taehyung.
—Primero he estado en casa de Seung y Hana, y después lo he encontrado a él. Le hubiera traído conmigo de no haber estado completamente ido.
—Lo suyo es demasiado— reconoció Jungkook.
Hoseok ya estaba fuera. El taxista les dirigió una última mirada, sobre todo a Taehyung, y luego arrancó alejándose de allí.
Se quedaron solos.
—¿Dónde está?— quiso saber Jungkook.
—En una discoteca llamada Popes, aquí cerca.
—No la conozco— plegó los labios Hoseok.
—Es de barrio, quinceañeros y gente así— le informó Yoongi.
—¿Seguro?
—Taekwang me ha dicho que sí, que a esta hora y en sábado suele estar siempre ahí.
—¿Y de veras crees que saber lo que hay en una pastilla de esas puede ayudar a Jimin? —repitió Taehyung la misma duda que aquella mañana.
—El médico lo dijo, ¿no? ¿Se les ocurre algo mejor para ayudarlo?
Ninguno tenía una respuesta válida. Eso zanjó el tema. Quedaba, tan sólo, dar el primer paso.
—¿Qué hacemos?
Se miraron los cuatro. Las diferencias de la mañana habían desaparecido. Eran cuatro amigos unidos por las circunstancias, pero también por algo surgido más allá de ellas. Algo que sólo conocían ellos mismos, igual que lo conocían todos los que compartían un mismo sentimiento común en la adolescencia.
Por lo general, ese sentimiento se desvanecía después.
Aunque eso aún no lo sabían, lo intuían por la vida de sus padres.
—Vamos ya, ¿no?
—Espera— le detuvo Taehyung.
Yoongi sintió la presión de la mano de su amigo en el brazo. Se detuvo y lo miró a los ojos. Los tenía enrojecidos, y no era necesario preguntar por qué.
—Tranquilo— musitó comprendiendo el tono de su inquietud. —Lo primero es Jimin.
Entonces Taehyung lo abrazó.
Un abrazo cálido, de corazón, repleto de emociones sin medida. Y él le correspondió con la misma intensidad.
Fue lo último antes de que los cuatro empezaran a andar calle arriba.
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