Jungkook veía correr al camello delante de él, pero también le oía.

Su voz, la pasada noche.

—Toma, chico: con esto, Disneylandia.

—Prefiero algo un poco más emocionante.

—Lo que tú quieras, hombre. Todo está en tu mente. Disfruta.

—¿Por doce dólares?

—La llave del Paraíso no siempre tiene por qué costar demasiado.

La llave del Paraíso.

Cuando Yoongi hubiera conseguido aquella pastilla, ¡con qué gusto le rompería el alma a aquel hijo de mala madre!

Si lo atrapaban.

El camello daba la impresión de volar por entre los coches.