Blancas: torre h4
Han Youngsoo estaba en la cafetería del hospital, tomando su segundo café del día, cuando apareció Jihyun, cabizbajo, con las muestras de la preocupación atentando su serena belleza adolescente. El muchacho parecía buscar algo, tal vez una máquina en vez de la barra del bar.
Para el periodista, era la oportunidad que esperaba, la que buscaba desde que una enfermera se lo señaló a lo lejos. Se acercó a él.
—Tú eres Park Jihyun, ¿verdad? El hermano de Jimin.
Lo miró sin sospechar nada.
—Sí.
—¿Cómo se encuentra?
—Igual. ¿Usted es...?
—¡Oh, perdona! Me llamo Youngsoo. Soy de la Asociación Coreana de Ayuda a Drogadependientes.
—Mi hermano no es un drogadicto— lo defendió espontáneamente.
—Claro, claro —lo tranquilizó él. —no se trata de eso. Lo que pasa es que este caso va a dar mucho que hablar, ¿entiendes?
—¿Por qué?
—Tu hermano es un chico joven y sano, había salido para pasarlo bien, bailar, y, sin embargo, ahora puede morir. Como comprenderás... Esa porquería que se tomó... éxtasis, ¿verdad?
—El médico dice que no es éxtasis, sino eva.
—Bueno, es el mismo perro con distinto collar. ¿Qué edad tiene tu hermano?
—Casi dieciocho.
—¿Estudia o trabaja?
—Aún estudia, pero lo suyo es el ajedrez.
—¿Ah, sí? Interesante. ¿Es bueno?
—Mucho. Ha ganado varios campeonatos escolares, aunque él no acaba de creérselo. Supongo que para sobresalir en eso hay que practicar mucho, y él aún no lo tiene claro.
—¿Dónde sucedió todo? Quiero decir lo de tomarse esa cosa.
—En un club llamado Pandora's.
—¿Estaba solo?
—No, con sus amigos. Ayer era viernes por la noche.
—Sí, claro, es lógico. ¿Tiene novio o novia?
Por primera vez, Jihyun se percató de que sin darse cuenta estaba respondiendo a las preguntas del desconocido que tenía delante. Aunque no parecía mal tipo.
Él también percibió su instintiva reacción.
—¿Tomas algo? —le propuso antes de que él siguiera hablando o dejara de hacerlo.
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