Blancas: dama e2
Jungkook tampoco podía dormir.
La pelea entre sus padres a causa de él había cesado hacía rato, y ahora la casa estaba en silencio, pero su mente era un hervidero. Creía que un descanso, atemperar los nervios, le vendría bien, y descubría que no, que la soledad era peor. El silencio se convertía en un caos.
Taehyung y Hoseok estaban juntos, pero él no tenía a nadie.
Nunca había tenido a nadie.
El loco de Jungkook.
Loco o no, ahora no podía eludir su responsabilidad. Yoongi tenía razón. La culpa era suya, no toda, pero sí gran parte. Fue él quien llevó las malditas pastillas a Jimin, Taehyung y Hoseok. Él y, por supuesto, Taekwang.
Aún más condenadamente loco.
—¡Vamos, amigo, si compramos un varias nos las rebaja!
—¿Pegan bien?
—¿Qué dices? Te estoy hablando de éxtasis, no de ninguna mierda de esas de colores para chiquillos con acné.
—Que ya lo sé, hombre, ¿qué te crees? Pero no sé si ellos...
—¿Jimin y Tae? ¿Qué son, bebés?
Entonces había aparecido él.
El camello.
Tal y como se lo describió al inspector.
—Recién llegadas. ¿No son bonitas? ¿Ven? Una luna. Doce cada una si compran media docena. Precio de amigo.
—De amigo sería a diez.
—Sí, hombre, si quieres te las regalo.
—¡Bien!
Se conocían. Taekwang y el camello se conocían.
Entonces fueron con Taehyung, Hoseok y Jimin. Seung y Hana también estaban allí. Siete pastillas. Taekwang ya llevaba algo encima, porque no paraba de moverse, de reír, de gritar, con los ojos iluminados.
Taekwang era de los que aguantaban todo el fin de semana, de viernes a lunes prácticamente. Cuatro días de descanso y al siguiente viernes, vuelta a empezar. Era su vida.
La música y el movimiento continuo. Y en un momento determinado, todos formando una cadena, el camello, Taekwang, él, y, finalmente, Jimin.
Una cadena que se rompía por el eslabón más pequeño y más débil.
Aparte de Seokjin, el único chico que le había importado, y que ya no era más que una sombra de sí mismo por culpa de la maldita bulimia.
¿Por qué se destruían a sí mismos?
Suspiró con fuerza, para sentirse vivo, pero sólo consiguió recordar que Jimin ya no podía hacerlo. El dolor se le hizo entonces insoportable.
Y no tenía ni idea de cómo arrancárselo.
Si Jimin moría... Si permanecía en coma durante meses, o años...
Jungkook se levantó de un salto. Estaba temblando.
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