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Boda de conejitos

(Foto de arriba hecha por MalejaGuti-chan)

Ya era de mañana en casa de los conejitos. El sol había salido, estando en su punto más alto. Los ojos rojizos del conejito morado empezaron a asomar de entre las sábanas. Soltó un pequeño bostezo mientras se llevaba una de sus manos hacia su ojito derecho para frotarlo con cuidado. Adormilado, se apoyó sobre sus codos, y entonces decidió girar su cabeza, encontrándose una mata de cabellos turquesas que le sacó una radiante sonrisa.

Ahí a su lado se encontraba su hermoso novio peliazul, el cual dormía muy profundamente. Tenía los cabellos desordenados, como en la noche anterior, y su brazo derecho tapaba su boca, de modo que desde el punto de vista del pelimorado solo se le vieran los ojos cerrados, las cejas relajadas y el tranquilizante sonido de la respiración calmada del moreno de piel, a pesar de sus ligeros ronquidos.

El de piel blanca no evitó sonrojarse levemente, y quiso sentarse un momento para poder besarle la mejilla, pero entonces, una descarga de dolor le recorrió desde las caderas hasta las piernas, haciendo que soltara un leve quejido y se llevó una se sus manos a su boca y la otra a su cadera.

-¡A-au!- se quejó en voz baja-. C-creo... que lo de anoche fue algo... intenso...

En eso escuchó cómo el peliazul iba a despertar, pero no fue así, siguió durmiendo. Bonnie soltó un suspiro, aliviado de no haber despertado al peliazul.

- Bueno... al menos, estoy feliz de haber pasado el mejor momento de mi vida contigo...- se tumbó con cuidado en la almohada, de forma que quedara un poco más arriba de la cabeza del moreno de piel.

Pasó una de sus manos por los finos y cortos cabellos turquesas de su novio, hundiendo su nariz en estos, dejándose embriagar por tan dulce aroma proveniente de estos. Su otra mano recorrió con delicadeza su mejilla, llegando hasta sus labios, los cuales acarició con su dedo índice. Eran suaves. Y seguramente sabrosos. Vio como estos se movían ligeramente para formar una sonrisa muy tierna, debida a las caricias que el pelimorado le brindaba en sus cabellos. Rió bajito el de ojos rojos, para luego notar un pequeño agarre en su cintura por los fuertes y protectores brazos morenos del mayor en altura. Aquella cálida sensación le produjo un cosquilleo en el pecho a Bonnie, y no tardó en sonreír más ampliamente y seguidamente besar la frente de su fiel amado. Entonces se dio cuenta de lo que acababa de pasar... había perdido su virginidad con su novio y... le había... pedido matrimonio... ¿Seguro que no fue un sueño? Miró su mano derecha para verificarlo, y vio claramente aquel anillo dorado en su dedo anular, aclarándole todas las dudas. Una gran sonrisa de felicidad apareció en su sonrojado rostro. Volvió a acariciar los cabellos del más alto, y con la otra mano acarició lentamente su morena espalda, notando algunas cicatrices en ella.

- Vaya, creo que yo también me pasé un poco...- susurró con una gotita en la cabeza.

Notó cómo la cabeza de su prometido se restregaba sobre su cuello, produciéndole ligeras cosquillas, y luego escuchó aquella voz que hacía que su corazón latiera loco de amor.

- Sí, te pasaste un poco, jeje- al fin el peliazul despertó, sonrojando de más al mayor en edad-, pero aún así me encantó...- se aferró más contra el cuello de su amado-... Buenos días, conejito.

- Jeje, buenos días, maestro- le abrazó con cuidado-. ¿Qué tal has dormido?

- Pues la verdad es que ha sido una de las noches que mejor he dormido... ¿Y tú?

- Pues también muy bien... hasta que el dolor se ha apoderado de mis caderas- dijo Bonnie un poco irritado.

- ¡Oh, l-lo siento mucho, conejito!- Bon se sobresaltó por el estado de su prometido, así que se levantó rápidamente de la cama, terminando de cara en el suelo.

- ¡M-Maestro!- el pelimorado trató de sentarse en su sitio para ver al menor en edad, pero el dolor volvió a atacar sus caderas- ¡Ay!

- N-no te muevas, amor...- a paso lento, se volvió a subir a la cama, acercándose con cuidado a su pelimorado- ... ¿T-Te duele mucho? Creo... que fui muy brusco anoche...

- N-No te preocupes, cielo- le sonrió tiernamente-. Estoy bien, sólo me duelen un poco las caderas... pero no me arrepiento de nada...

- Aún así fui demasiado duro... prometo que me controlaré más la próxima vez- le tomó las manos y lo miró fijamente a los ojos.

- Jejeje...- rió enternecido el de piel clara- ... Eres tan tierno, Bon... Te amo mucho- le regaló un pequeño beso en la mejilla.

- Yo también te quiero, mi amor- lo tomó en brazos-, y me parece que tendré que llevarte cargado durante unas horas, jeje.

- Mmm...- se sonrojó fuertemente el pelimorado, escondiendo su rostro enrojecido en el cuello moreno del otro- ... Bueno, no me molesta... así puedo estar más cerca de ti- le tomó de los cabellos suavemente y lo atrajo a él para besarle en los labios.

Bon se sonrojó notablemente, pero eso no impidió que siguiera con aquel tierno beso. Los labios de su conejito eran muy suaves, al igual que su linda y pálida piel. Se separaron un poco para luego sonreírse entre sí y juntar sus frentes. A paso lento y cuidadoso, llevó en brazos a Bonnie hasta la cocina, lo sentó en una silla y le empezó a preparar el desayuno, a pesar de las constantes súplicas del mayor en edad para que le dejase cocinar con él. Sin duda un muy bonita mañana para los conejitos.

(...)

-¡¡Kyaa!! ¡Dios mío, qué suerte, Bonnie! ¡Felicidades!- Chica abrazaba muy feliz a su amigo, pues este ya les había hablado sobre su compromiso con su novio.

- Jeje, g-gracias, Chica... -decía como podía el pelimorado.

- Wow, Bon, no nos enseñaste este pedrusco- Irene veía con detenimiento la joya preciosa del anillo del chico-. Debió de costarte un pastizal...

- O un riñón por lo menos- bromeó Meg.

-No seáis exageradas, no costó tanto... tan solo unos 1.400€- contestó tranquilo el peliazul, pues no parecía tanto dinero como el que ganaba como ayudante de médico en un hospital muy conocido de la zona... llegaban a pagar 10.000€ al mes... poca broma.

- ¡¿QUÉ?!- todas empezaron a gritar como locas, pues les parecía demasiado dinero como para un simple anillo... claro, con un diamante incrustado en él- ¡E-Eso es demasiado!

- Bon, te has pasado, 1.400€ son demasiados para un anillo con tan poco diamante, y el oro no llega a ser tan caro aquí...- la peliblanca le reprochaba.

- A mí me da igual lo que haya costado... a mí lo que me importa es saber que mi maestro ha sacrificado tanto solo por mí... y el hecho de querer pasar toda su vida conmigo a su lado me llena de total felicidad- sonrió muy feliz el pelimorado, pero en eso cambió su semblante contento por uno más serio-. Pero... eso no quita que tendremos que hablar sobre gastarse el dinero familiar sin consultar al otro- agarró por la corbata al peliazul y lo miró con cara asesina, haciendo temblar al menor en edad-, ¿okey, maestro?

- S-Sí, mi conejito- dijo con bastante miedo el mas alto, de no saber que es un chico, juraría que es una mujer en sus días.

- Jaja, tío, ya te han pisoteado los planes para tu Play Station 5- le codeó el pelirrojo, carcajeándose de la risa.

- No me lo recuerdes...- gruñó el peliazul tras soltarse del agarre de su prometido.

- Bueno, bueno, ¿sigue en pie lo de la despedida de soltero?- lo abrazó por los hombros el rubio brillante, o séase Golden.

- ¿Despedida de soltero?- repitió confuso el moreno de piel.

- Ya sabes... fiesta con los amigos... olvidarse de la pareja por una noche... ser libre por última vez antes de ser preso de las esposas del matrimonio- le dijo muy seguro Fred, controlando el cuerpo de Freddy en ese momento.

- Oh, no, eso sí que no- la rubia de pelo largo le tomó de la oreja-. No me voy a arriesgar que contrates una stripper y hagas de las tuyas.

- Au, au, vamos, amor~ Sabes que no soy así~ ¡Ay!- se quejó el de pelo azabache.

- Mmm... no suena mal... pero conociendoos no creo que llegue a ser buena idea...- dijo Bon con una gotita de sudor en su cabeza.

- Aguafiestas...- susurró el pelirrojo, asegurándose de que su novia no estuviera cerca.

- No... creo que no voy a celebrar una despedida de soltero...- tomó las manos de su prometido, sorprendiéndolo y sonrojándolo- ... No creo que pueda haber una noche más especial...

- No, Bon, no lo digas...- le susurró muy rojo el pelimorado

- Como la que pasé anoche con mi querido conejito- dijo muy orgulloso el peliazul, para luego taparse la boca por lo que había dicho-. Ay, wey...

- ¡Te dije que no lo dijeras en frente de ellos!- le golpeó el brazo el de rojizos ojos- Idiota...

Sus amigos los miraban estupefactos. Hasta que todas las chicas empezaron a fangirlear, algunas con derrame nasal, otras imaginando todas las posibles posiciones en las que pudieron estar, y otras ya preguntando quien fue el pasivo y quien el activo, además de pedir toda la historia con detalles, y los chicos... tan solo les tenían miedo a las chicas, pero bueno, así eran sus amigos.

(...)

2 meses de puro trabajo por fin habían dado resultado. Era el gran día de la boda de los conejitos. Ambos estaban muy nerviosos, sobre todo el peliazul, quien daba vueltas por toda su habitación, jugando nervioso con su corbata con miles de preguntas rondando por su cabezota.

"¿Y si algo sale mal?"

"¿Y si alguien se opone?"

"¿Y si me deja plantado frente al altar?"

"¡¿Y si me dice que no?!"

Estaba perdiendo el control de la situación, de no ser por su amiga rubia quien lo trataba de calmar.

- Bon, por lo que más quieras, cálmate- Joy empezaba a perder la paciencia con su amigo-. No va a pasar nada, ya verás que todo saldrá bien...

- Pero...- hizo un pequeño puchero el moreno-... ¿qué pasará si...?

Meg no lo dejó terminar ya que le dio una bofetada en toda la mejilla, haciendo que se callara.

- Como vuelvas a decir una premonición absurda sobre tu boda perfecta, no llegas a casarte.

- P-Perdón, pero es que estoy muy nervioso...- dijo sobando su mejilla con pequeñas lagrimitas en sus ojitos llorosos.

- Ya, ya, tranquilo- la rubia de ojos celestes lo abrazó con cariño-. Sólo queremos que estés calmado para que no cometas una estupidez a la hora de decir el "Sí quiero".

- Exacto, chico torpe- Meg también lo abrazó, solo que sin tanto afecto-. No quiero tener que estar a tu lado luego de que hagas alguna babosada y todo se eche a perder.

- Eh... gracias... supongo- dijo Bon con una gotita en la cabeza.

~Mientras con Bonnie~

- Wow, me sorprende lo tranquilo que estás, Bonnie- dijo sorprendida su amiga de ojos violetas al ver que el "novio" no mostraba signos de estrés o inquietud, mientras le arreglaba los últimos detalles de su traje blanco.

- No hay razón para ponerse nervioso- le sonrió despreocupado-. Todo lo que habéis hecho por nosotros ha sido perfecto, y sé que nada va a poder arruinarlo.

- Me alegra que estés confiado- le animó la castaña, ajustando sus gafas-. Estoy muy orgullosa de que por fin vayáis a dar el gran paso.

- Sí... Aún no me creo que esté a punto de casarme con el amor de mi vida- suspiró muy enamorado.

- Jeje, eres muy afortunado de tener a Bon como novio... y pronto como marido- le sonrió muy feliz Chica.

Bonnie no pudo reprimir una pequeña sonrisa. Estaba nervioso en realidad, pero no dejaba demostrarlo. Además, el sólo pensar que por fin estaría unido en matrimonio con su alma gemela le quitaba todos sus malos presentimientos. Chica le ajustó la pequeña corona de flores que descansaba en su cabeza, con un corto velo blanco con poca opacidad por su parte delantera, tapándole la un poco la cara y parte del cuello, y por su parte trasera, dándole un toque elegante, un poco femenino, pero al pelimorado no parecía desagradarle. El reloj de muñeca de Irene soltó un pitido. Dos pitidos. Tres pitidos. La hora había llegado.

~En la iglesia~

Ya todo estaba listo. Los invitados se saludaban entre sí y ya escogían sus sitios en los bancos para presenciar la tan esperada boda. Los amigos de los novios estaban en las primeras filas, esperando que llegaran ya. En la entrada del altar, caminaban Bon y Joy, la cual tomaba el brazo del nervioso novio, dándole confianza para que no se pusiera más nervioso de lo que ya estaba.

- Gracias por todo, Joy- le agradecía tomándole las manos a su amiga.

- Estoy muy orgullosa de ti, Bon- le decía muy contenta la rubia, arreglándole un poco más su cabello cuidadosamente desordenado-. Ya verás que todo saldrá bien.

Lo dejó en el altar mientras se iba a sentar junto a su novio Freddy, levantando sus pulgares en forma de aprobación, sacando una espléndida sonrisa en el moreno.

- Bon- una cálida voz hizo que el peliazul se girara sobre sí, reconocería esa voz en cualquier parte.

- Mamá...- murmuró al borde de la felicidad el muchacho-... No me lo puedo creer, ¡has venido!- se lanzó a abrazar a aquella mujer que lo había cuidado y criado con tanto amor y cariño, siendo correspondido por ella.

- Por nada del mundo me perdería la boda de mi hijo favorito- le acarició la espalda de forma maternal, como siempre.

- Pero si soy tu único hijo- dijo riendo el moreno, separándose del cálido abrazo.

- Jejeje- rió su madre también para luego observarle bien y pellizcar su mejilla con delicadeza-. Vaya... aún me parece que fue ayer cuando aún te cambiaba el pañal y te daba el biberón... ¡y dentro de nada te vas a casar!- se llevó sus manos a las mejillas, sonriendo al recordar a su hijo con tan solo unos añitos de vida.

- ¡M-Mamá!- reprochó muy avergonzado y rojo el chico, recibiendo risas por parte de sus queridos amigos- ¡Dejad de reíros!

- Cálmate, Bon, sólo era una bromita- lo calmó su madre, su hijo suspiró.

- Lo siento, mamá... es que estoy algo nervioso...- se rascó la nuca el peliazul.

- Pues no deberías estarlo, hijo- una voz algo grave lo sorprendió-. No creí seguir vivo para presenciar este día.

- P-Papá...- se giró el chico para ver a su padre en frente de él, sonriéndole como el día en el que le contó su relación con Bonnie.

- Normalmente te diría que estás loco de remate por querer casarte con alguien de tu mismo género- Bon tragó saliva-. Pero... he visto que de verdad amas de corazón a ese chico y sé que no será igual ese amor hacia ninguna otra chica con la que te quiera emparejar... así que prefiero a que seas feliz con él a su lado.

- Muchas gracias, papá- le abrazó feliz el peliazul, siendo correspondido por su padre y por su madre-. Os agradezco que de verdad estéis aquí...

- ¡Ya llega el novio!- gritó una chica de los bancos de atrás, viendo que se aproximaba el pelimorado hacia allí.

- Buena suerte, hijito- lo animó su madre, besándole la frente y sentándose con su padre en uno de los primeros bancos para ver bien, mientras que el novio se enderezaba en su sitio y mantenía normal su respiración.

Las campanas empezaron a sonar con alegría.

La música inundaba por doquier aquella gran sala.

Allí estaba él.

Por la puerta aparecieron Chica e Irene repartiendo pétalos de flores por el camino por donde pasaría el novio. Detrás de ellas apareció un pelimorado muy bien vestido, con un elegante traje blanco, con chaqueta blanca con cola dividida en dos, pantalones, guantes y zapatos blancos, una bonita pajarita blanca alrededor de su cuello, un ramo con flores blancas, su pelo perfectamente peinado y cuidado recogido en una pequeña coleta y sobre su cabeza traía una preciosa coronilla de flores moradas y turquesas de la cual colgaba el fino velo que le tapaba la cara. Levantó la mirada del suelo hacia el altar, donde se encontraba un muy sorprendido y sonrojado Bon, el cual admirada la radiante belleza que portaba su querido amado. Siempre era hermoso, pero en esa ocasión se había superado con creces. Una hermosa sonrisa apareció en ambos rostros sonrojados de los enamorados, el peliazul extendió su mano hacia el novio de blanco, el cual gustoso tomó dicha mano. Ya estaban ambos en el altar, admirando su mutua apariencia hermosa para ambos, sonrojándose hasta los topes. Normalmente en las iglesias sagradas no se permitía el matrimonio homosexual, pero esta iglesia era especial. En ella se habían llevado a cabo a lo largo de los tiempos a cualquier pareja destinada a ser unida de por vida, ya fuera hetero u homosexual. El cura que casaba dichas parejas tenía un gran poder entre ellos, la palabra de ese cura era tan sagrada que ninguna fuerza podía ponerla en duda. Aquel sabio anciano admiraba con cautela a la feliz pareja, y algo en él le decía que tenían algo tan peculiar que jamás había visto antes, pues aquellos chicos estaban destinados a juntarse en todas las épocas, en todas las dimensiones existentes... en todo periodo histórico y temporal. Sonrió complacido y dio comienzo a la ceremonia.

- Queridos hermanos... Nos hemos reunido hoy aquí para unir a estas dos almas puras en sagrado matrimonio. Sé que estas ceremonias suelen hacerse pesadas, así que pasaremos a la parte importante- se escuchó un suspiro aliviado colectivo-. Bien... Bon James, ¿aceptas a Bonnie Thompson como legítimo esposo... para amarlo y respetarlo... en las buenas y en las malas... en la salud y en la enfermedad... hasta que la muerte os separe?- se dirigió hacia el joven peliazul, quien feliz tomó las manos del pelimorado.

- Acepto- dijo muy seguro por una vez en su vida, besando sus manos con delicadeza, sonrojando al mayor en edad.

- Y tú, Bonnie Thompson, ¿aceptas a Bon James como legítimo esposo... para amarlo y respetarlo... en las buenas y en las malas... en la salud y en la enfermedad... hasta que la muerte os separe?

Bonnie se tomó su tiempo para pensarlo. Miró sus manos entrelazadas con las del moreno, las cuales temblaban ligeramente, y luego llevó su mirada rojiza hacia aquella mirada ajena que lo observaba atentamente a través de su velo. Aquellas hermosas piedras preciosas con un color verde esmeralda esperanza que enamoraban a su corazón cada vez que los veía. No evitó reprimir una notoria sonrisa hermosa para el mayor en altura.

- Sí quiero- dijo al fin, escuchando un ligero suspiro por parte del otro, lo que le causó algo de gracia a este.

- Si hay alguien que se oponga a esta unión, que hable ahora o que calle para siempre.

- Ooh...- Irene se levantó de su sitio-... Si alguien se opone a esta maravillosa unión que llevamos la mayoría esperando por años- sacó una metralleta de debajo de su asiento y la cargó-, no volverá a ver la luz del día jamás.

Todo el mundo se quedó mudo, a lo que el cura tomó como señal para seguir con el resto.

- Ejem, entonces, yo los declaro... marido y esposo... los anillos, por favor- se dirigió hacia la joven rubia que portaba ambos anillos.

Joy se acercó muy feliz hacia la pareja, entregando los anillos de oro sobre una almohadilla roja de terciopelo. Bon le agradeció en un susurro, tomó el anillo que correspondía a Bonnie, agarró la mano de este, quitándole con delicadeza su guante blanco, apreciando su pálida piel y le puso el anillo en su dedo anular con cautela, para luego besarle la mano. El pelimorado también le colocó el anillo, un poco sonrojado por el anterior acto del peliazul, solo que un poco más deprisa, pues no quería apartar la mirada de aquellos hipnotizantes ojos verde manzana que lo volvían loco.

- Bien, ya puedes besar al novio- sentenció el anciano dirigiéndose al mayor en altura.

Bon no espero mucho, tomó despacio la cintura de su, ahora, esposo, juntándolo a su cuerpo y con la otra mano le levantó el velo que no le dejaba apreciar del todo su belleza, para luego tomar su mentón, observando bien su rostro que reflejaba la mismísima alegría en persona.

- No sabes cuanto esperé para que este momento llegara, conejito~- le dijo en voz baja el moreno, a lo que el contrario rió bajito, apoyando su mano libre en su mejilla y la otra rodeando su cuello, con el ramo aún en mano.

- Jeje, pues creo que el sentimiento es mutuo, maestro~- le siguió el juego, juntando cada vez más sus rostros, hasta que por fin sus labios se encontraron, sellando así su promesa de fidelidad y amor mutuo para toda la eternidad.

(...)

- ¡¡Vivan los novios!!- gritaron todos a coro hacia la pareja recién casada en el gran salón donde ya se serviría el típico banquete de boda- ¡¡Vivan!!

Bon y Bonnie no podían estar más felices y sonrojados con todo aquel apoyo que les brindaban todos sus amigos, además de todas las chicas, invitadas y no, que lloraban a mares por ver por fin a su OTP junta y casada.

- ¡Felicidades, chicos!- Chica se acercó a la pareja para darles un muy fuerte abrazó a ambos, quiénes casi mueren asfixiados por semejante muestra de cariño.

- G-Gracias, Chica- dijo con dificultad el pelimorado.

- Enhorabuena, rarito- Foxy le golpeó amistosamente el brazo.

- Jeje, gracias, poste telefónico- rió el más bajo.

- Mas te vale que lo cuides bien- miró desafiante al peliazul, el cual mantenía una sonrisa socarrona en su rostro-. Como me entere de que lo lastimas o siquiera haces que se sienta mal, te juro que te muelo a palos y tiro tus restos al río.

- ¿Me vas a decir lo mismo que cuando dijimos que empezamos a salir?- rió el moreno de piel-. Tranquilo, zorro, te prometo que lo cuidaré con mi vida.

- Eso espero- sonrió finalmente para dar palmadas en su hombro como signo de amistad.

- ¡Chicos, os esperan para cortar la tarta nupcial!- agregó una muy alegre Joy, avisando a los recién casados para que pudieran probar aquel delicioso postre que les aguardaba.

Ambos chicos sonrieron y se dirigieron hacia el lugar, donde en una de las grandes mesas reposaba una inmensa tarta de, al menos, 6 o 7 pisos, combinándose en colores turquesas y violetas, adornados con bonitas coronillas de nata en los bordes. Encima del último piso habían sido colocadas dos figuritas blancas, donde se distinguían perfectamente que eran figuras con la forma de los novios, los cuales estaban realmente estupefactos. Bonnie aprovechó eso y, sin parar de tirar de la manga de su marido, le pidió que le dejara a él cortar la tarta primero, a lo que el otro le dijo que sí, por obvias razones, aunque tenía otro plan en mente.

- Aquí tenéis- la rubia le dio el cuchillo para cortar el pastel al pelimorado, cual, con entusiasmo, se acercó peligrosamente al postre, dispuesto a clavarlo en la mitad como si fuera a asesinar a alguien, pero el peliazul lo paró a tiempo.

- Hey, ¿qué haces, conejito?- le dijo conteniendo la risa el peliazul al ver la cara de desconcierto de su esposo.

- Eeh... cortar la tarta, ¿no es obvio?- le preguntó inocentemente el contrario, notando cómo el otro tomaba el cuchillo de sus manos, envolvía su cintura con sus fuertes brazos por la espalda y sostenía en frente de este el cuchillo con ambas manos.

- Te voy a mostrar una forma más fácil de cortar una tarta. Toma el cuchillo- el pelimorado, sonrojado, atinó a hacer lo susodicho-. Ahora tan solo haz presión contra la tarta.

- Maestro, no soy un niño, esto ya lo sabía hacer yo solo- hizo un puchero el más bajo, con su mirada clavada en el cuchillo contra el pastel, pero rápidamente la volteó al sentir cómo el otro le llamaba directamente al oído.

- Bonnie... Mírame...- le susurró delicadamente con voz dulce, viendo cómo el otro ya le mostraba su hermosa y rojiza mirada-... ¿Te he dicho ya lo mucho que te amo?- el otro asintió tímidamente-. Pues que sepas que nunca me cansaré de decírtelo... Te amo con todo mi corazón...- le besó la mejilla blanca y sonrojada a la vez, mientras hacia presión con el cuchillo que sostenía con las manos ajenas envolviendo las suyas, cortando el dichoso postre.

- ¡¡Vivan los novios!!- se oyó una voz desde el fondo del salón, pero el resto de los invitados le siguieron en el coro- ¡¡VIVAN!!

Y así pudieron repartir la tarta a todos, mientras que los novios se daban de comer entre sí con su porción de pastel, compartiendo risas y algún que otro beso.

(...)

- Conejito, ¿me concederías el honor de bailar conmigo esta pieza?- el moreno hizo un pequeña reverencia mostrando su mano hacia el pelimorado, quien lo miraba con una sonrisa.

- Será un placer, maestro- se inclinó igualmente el más bajo riendo, tomando la mano contraria, dejándose guiar hasta la pista de baile.

Era el turno de la pareja de bailar el típico baile lento nupcial. Todos los invitados estaban alrededor, algunos con cámaras para no olvidar el momento y otros sólo porque eran dos chicos los que bailarían aquel baile lento, bien juntitos. ¿Se me olvidó mencionar que se habían colado fujoshis y fudanshis en la boda? Pues pasó.

La dulce música empezó a sonar por todo el salón. Bon seguía tomando la mano de su amado. La besó con delicadeza inclinándose un poco, con su otra mano en su espalda, como si estuviera saludando a una hermosa princesa de alto clase social, aunque tan sólo estuviera sacando una sonrisa boba en el enrojecido rostro de su esposo. Llevó la mano del de pálida piel hasta su hombro, con su otra mano agarró la contraria y con cuidado agarró a Bonnie de la cintura, empezando a mover sus pies para comenzar a bailar. Sus miradas no dejaban de estar conectadas. Esmeralda contra rubí. El peliazul se empezó a mover un poco más rápido, siendo seguido por el contrario, que no dejaba de verle. Se estaban dejando llevar. Por acto reflejo, el moreno había atraído la cintura del pelimorado contra su cuerpo, de manera que quedaran más cerca sus cuerpos. Bonnie por su parte soltó la mano de su pareja y subió sus manos hacia el cuello del más alto y reposó su cabeza en el hombro de este. El peliazul rodeó la cintura del menor en altura con sus manos, estaba un poco sonrojado, pero se dejó llevar junto a su pareja. Aminoraron la velocidad de sus pasos. Bon respiraba tranquilo el pelo de su marido, incrustando su nariz en aquellos suaves cabellos morados con embriagante y adicto olor a moritas, mientras que Bonnie cerraba sus ojos, sosteniéndose en el cuello del moreno, sin evitar acariciar su nuca con sus dedos, enredándolos con algunos cabellos sueltos en este.

- Te amo...- susurró cerca de su oído moreno, dándole seguidamente un tierno beso en su mejilla teñida de rojo.

- Yo más...- le contestó el contrario, abrazando más su cintura, notando su corazón chocar con el pecho del contrario, una sensación que le resultaba muy agradable.

A veces las palabras les faltaban para expresar sus sentimientos, por lo que se separaron un poco, el más bajo elevó su mano hacia la morena mejilla de su pareja, viendo como el otro cerraba sus ojos y sonreía, llevando su mano hacia la suya igualmente, acariciándola suavemente, reposando el peso de su cabeza en ella. Se acercaron lentamente, Bon bajó su mano derecha de la mano de su esposo hacia el mentón opuesto, levantando la cabeza del pelimorado, mientras que su otra mano residía en su cintura, mientras que Bonnie, acariciaba con su dedo pulgar la mejilla del peliazul, apartándole algunos mechones de su flequillo turquesa detrás de su oreja, la cual acarició igualmente con sus dedos, con su otra mano en su hombro izquierdo y poniéndose finalmente de puntillas para poder alcanzar aquellos labios que lo llamaban como un canto de sirena. Juntaron ambos labios, degustando los sabores contrarios, aunque les parecían iguales, pero diferentes a la vez. Movían sus labios casi al unísono, demostrando así todo lo que no podían expresar con palabras a la hora de decir los mucho que se amaban. Ambos corazón latían igual de frenéticos, como si fueran uno solo, mientras ambos rostros mantenían una sincera y alegre sonrisa entre aquel beso lleno de ternura, cariño y rebosante de amor mutuo.

(...)

- Cariño, estoy cansado...- el pelimorado paraba su risa al igual que a su marido quien le daba vueltas en el cielo mientras lo cargaba de la cintura-... ¿Podrías traerme un poco de ponche, por favor?- le puso una carita tierna, a lo que el menor en edad no puso resistencia, ni siquiera a su sonrojo.

- Claro, todo por ti, mi conejito- le besó la mejilla y se fue hacia la mesa de aperitivos.

Una vez que el mayor vio que su pareja estaba lo suficientemente lejos, se fue hacia donde estaba su amigo pelirrojo, el cual le daba cariñitos a su novia rubia.

- Ah, Bonnie, necesito hablar contigo. Amor, ¿nos puedes dejar a solas un momento?- le acarició la mejilla a la chica, la cual le dio un piquito en la boca.

- ¿Se lo vas a dar ya?- su novio asintió con una sonrisa-. Okey, zorrito, te espero en la pista de baile- se despidió de su amigo pelimorado guiñándole un ojo y se fue con sus amigas a bailar un rato.

- Bueno, ¿para qué querías hablar conmigo... a solas?- se extrañó el de pálida piel, para luego escuchar una ligera risa de parte de su mejor amigo.

- Bonnie, te voy a ser sincero. Aunque no lo haya mostrado antes, estoy muy feliz de que te hayas casado, con un bobo, pero te has casado- colocó su mano en el hombro de su amigo-. Sé que estarás en buena manos estando a su lado... y como veo que salió bien el plan para tu cumpleaños- el pelimorado se sonrojó al recordarlo-, Chica y yo queríamos darte tu regalo de bodas- le dio una pequeña caja envuelta en papel de regalo-. Puede que te sirva para tu Luna de miel- le susurró al oído con una mano a un costado de su boca, mirando en dirección contraria del pelimorado, como si alguien los estuviera espiando.

Bonnie, aún más confundido y algo sonrojado, se dispuso a abrir la caja para ver su contenido, pero a la nada que se dio cuenta de lo que era, el rojo inundó su cara y tapó rápidamente la caja de vuelta.

- Eres un pervertido...- dijo entredientes el pelimorado, haciendo reír a carcajadas al pelirrojo.

- ¡Jajaja, deberías ver tu cara, jajaja!- se tomaba el estómago adolorido de tanto reír-. P-Pero ahora en serio... Sé que a veces eres muy tímido para estos temas tan... delicados- el menor infló sus mejillas rojas mirando asesinamente al pelirrojo-. Por eso creímos que te vendría bien un pequeño empujoncito para cuando llegue vuestra Luna de miel- lo abrazó por encima de los hombros, notando como el chico lo pensaba.

- T-Tal vez tengas razón, Fox...- se sonrojó más- ... Pero no puedo dejar que Bon lo vea...

- ¿El qué?- justamente apareció el peliazul detrás de ellos con dos copas de ponche en sus manos.

- Y hablando del rey de Roma, por la puerta asoma- susurró el pelirrojo, mientras que el pelimorado se ponía totalmente rojo de vergüenza.

- ¿Qué no puedo ver, Bonnie?- el moreno veía extrañado a su pareja, el cual dio un pequeño respingo.

- Eh... yo... etto...- tragó en seco-... ¿G-Guitarra?

Bon tenía una gota en su cabeza. ¿Estaba usando su típica excusa contra él? Aquí pasaba algo raro, y justo se dio cuenta de que el menor, al girar a verlo, escondía algo detrás de él, haciendo que el mayor en altura frunciera el ceño.

- ¿Qué me ocultas, conejito?- se acercó a su rostro algo intimidante, poniendo muy nervioso al contrario, el cual sentía su corazón salírsele del pecho.

- Aish, bien, nos pillaste, azulito- Fox tomó la caja de entre las manos de Bonnie y se acercó al mencionado-. Tan solo me estaba sosteniendo esto. Verás, es que le he comprado unos chocolates a Chica y le había pedido a Bonnie que los probara, pero les ha parecido tan buenos que no quería que te los llevaras tú, porque dice que eres muy glotón- le explicó tranquilo el zorro, haciendo que Bonnie se pusiera pálido ante tal mentira.

- Ajá... ya veo...- miró de reojo con una sonrisilla al pelimorado, el cual recuperaba su color junto con un poco de rojo en su rostro.

- Bueno, dejo que habléis entre vosotros, chau- se despidió el pelirrojo dejando a ambos novios solos.

- Con que... soy muy glotón, ¿eh?- dejó una de las copas de ponche en una de las mesillas, tomando la cintura del contrario.

- Y-Yo...- Bonnie sentía su rostro derretir, desvió la mirada de aquellas esmeraldas que lo tenían cautivo.

Bon rió bajito y besó los labios de su esposo, notando cómo se le erizaba la piel al más bajo.

- Por esta ve lo dejaré pasar, pero no me guardes más secretos, ¿okey, conejito?- le susurró con voz grave en el oído, escuchando un suspiro entrecortado de su parte.

- S-Sí... lo siento, maestro- lo abrazó por el cuello el menor en altura.

- No pasa nada. Ten- le entregó su copa de ponche, tomó la suya y las golpeó ligeramente-. Por nosotros- dijo en forma de brindis.

- Por nosotros- sonrió igualmente el pelimorado, más calmado, bebiendo aquella dulce bebida junto al mayor en altura.

(...)

- ¡Chicas, hora del ramo!- gritó entusiasmada la rubia de cabello largo, haciendo que todas las chicas se juntaran detrás de donde estaba el pelimorado, quien estaba encima de una mesa, al lado de Bon, quien estaba en el suelo sujetando la mesa para que su pareja estuviera más "segura".

- ¿Listas?- preguntó Bonnie, recibiendo un sí colectivo- ¡Ahí va!- y lanzó el ramo hacia sus espaldas, dejando que las chicas lo cogieran.

- ¡¿Es en serio?!- y justo tuvo que tocarle a la única chica que no tenía siquiera pareja... síp, hablo de una castaña con gafas- ¡Si ni siquiera tengo pareja, ¿cómo seré la siguiente en casarse?

- ¡De eso me encargo yo!- otra castaña de ojos azules fue hacia ella corriendo con una carretilla en la que estaba un chico peliblanco-negro en ella atado con cuerdas y un trapo en la boca- ¡Te traje a tu príncipe azul!

- ¡Aaah! ¡Paola, te dije que no!- tomó los volantes de su vestido y salió corriendo tratando de esquivar a su amiga loca que la perseguía con aquel chico que ya tenía hasta pareja.

- ¡Irene, acéptalo, la OTP será real!- le replicó la castaña.

- ¡Rebote del ramo!- la chica tiró de nuevo el ramo hacia el resto de chicas.

- ¡Yujú, me tocó!- dijo la rubia de mechas verdes tomando el ramo- ¡Foxy~ ve comprando las telas, tengo un vestido que hacer!

- Ay wey...- dijo el pelirrojo al verse relleno de telas de todos los tipos y siendo modelo para su vestido... y su traje.

-Jejeje, ¡felicidades, Chica!- le animó el pelimorado, pero en eso notó la mesa tambalearse- ¡A-Ah, me caigo!

Y sí, se resbaló de la mesa, mas no recibió ningún golpe, sino unos reconfortando brazos que lo sostenían. Abrió los ojos encontrándose con la pacífica cara de su marido, quien lo sostenía firme con sus brazos.

- No mientras yo esté aquí- le sonreía mientras lo seguía cargando como una princesa.

- Jeje, gracias, Boh- le dijo feliz el pelimorado, abrazando su cuello para luego tomar su rostro y besar sus labios.

(...)

- Bon, Bonnie, ¿puedo hablar con vosotros un momento?- Irene se acercó hacia la pareja, la cual se giró para verla.

- Claro- contestó el peliazul, tomando la mano de su conejito, siguiendo a la chica que buscaba un sitio algo apartado para poder hablar de un tema algo... importante.

Una vez alejados del resto, la joven se ajustó las gafas y respiró hondo, ya que lo que tenía que decirles a sus amigos era un tema... algo delicado.

- Bien... Chicos, si bien os he pedido hablar con vosotros es porque he estado un poco preocupada por vosotros... desde tu cumpleaños, Bonnie...- miró al mencionado.

- ¿Por qué?- dijo este algo asustado.

- Bueno... En tu cumple, Bon nos fue a pedir ayuda a mí y a Joy y Mangle para saber qué regalarte... y entonces le dije que se entregara a ti por primera vez- notó cómo ambos se sonrojaba, al igual que ella por pensar en esas cosas-. Y... cometí un pequeño error... Sé que ambos sois hombres y que ninguno de vosotros se puede quedar embarazado- tragó saliva-, pero, por vuestro bien, lo mejor es que uséis protección de ahora en adelante.

- ¿Por qué? No pasó nada la primera vez...- dijo serio Bon.

- Sí, lo sé, pero no es por eso... ¿Nunca habíais oído sobre las ETS?

- ¿ETS?- preguntó Bonnie confundido.

- Sí, ETS o mejor conocido como Enfermedades de Transmisión Sexual, ¿ya?- a ambos se le empalideció la piel, para algo sirven las clases de sexualidad en el insti.

- ¿Q-Qué pasa con eso? ¿Insinúas que tenemos una de ellas?- dijo temblando el de pálida piel agarrando con fuerza la mano del moreno.

- Por suerte no, con las muestras de sangre que os hice un mes después de que tuvierais relaciones sexuales comprobé que no estáis en contacto con dichas enfermedades.

- Por eso nos pinchaste sin preguntar cuando nos citaste en tu laboratorio- recordó Bon.

- Sí, porque estaba preocupada- suspiró-. Aunque seáis hombres no quita el hecho de que podáis pillar alguna de estas enfermedades, sobre todo el SIDA. Aún no se ha encontrado la cura para ella y es mortal. Así que, por favor os lo pido, usad de ahora en adelante preservativos y protección, ¿vale?

- Okey, lo haremos- le dijo el pelimorado abrazándola-. Gracias por preocuparte por nosotros.

- Claro que me preocupo por vosotros, sois mis mejores amigos y no dejaría que nada os pasara- le correspondió el abrazo-. ¡Ah! Por cierto- buscó en su pequeño bolso-, os quería dar mi regalo de bodas por adelantado- le mostró el pequeño regalo a la pareja.

- Oh, vaya, ¡gracias!- agradeció el moreno tomando la cajita para luego abrirla- ¿Eh? ¿Esto... no es...?

- Ajá, es el sistema de anti-sonidos que utilicé para vuestra primera vez, solo que este es en tamaño portátil, por así decirlo, jeje.

- Ahora entiendo por qué los vecinos no nos dijeron nada del ruido- miró con cara pícara al moreno, quien solo sonreía nervioso.

- Jeje, sí, ese aparato hizo una barrera anti-sonidos por toda la casa, pero este tiene menos potencia, por lo que solo alcanza para cubrir una sola habitación, os será útil para el hotel en la Luna de miel.

- ¿Pero sigue activado el de nuestra casa?- preguntó el moreno.

- Creo que sí... pero no os preocupéis, lo oculté bien para que nadie lo notara- sacó de su bolso un mando a distancia-. Cada vez que lo queráis desactivar o activar, pulsad los botones correspondientes- señaló los botones de "ON" y "OFF"-. Tiene un sensor de larga distancia, por lo que podréis dar la señal dentro o fuera de casa.

- Wow... lo tienes todo pensado, ¿no?- rió Bonnie.

- Sip, soy precavida... en algunos casos- todos rieron.- Y... ¿Ya habéis pensado a dónde iréis para celebrar vuestra primera noche de recién casados?- preguntó entusiasmada la fémina.

- Pues todavía no, pero no creo que importe, todos los lugares serán especiales mientras Bonnie esté a mi lado- sonrió cálidamente el peliazul abrazando por la espalda al pelimorado.

- Bon...- el pelimorado sonrió igualmente, acarició las manos morenas de su pareja en su abdomen con una mano mientras la otra iba a su mejilla su la acariciaba lentamente con sus dedos.

Irene volvía a reprimir gritillos de felicidad al ver a sus amigos tan amorosos, no evitó sacar el móvil y hacerles fotos... y creo que le dio un pequeño derrame nasal al verles besarse. Eran demasiado dulces y empalagosos, y ella amaba lo dulce y empalagoso.

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Palabras: 6817

Antes que nada, ¡¡GRACIAS POR LOS 2K SEGUIDORES DE WATTPAD!! No creí que llegáramos tan lejos, pero estoy muy feliz de que haya tanto apoyo y cariño para estas historias.

¿Qué?

¿Que falta algo?

¿Qué falta?

Aaaah~ ya sé... ¿falta Toddy arruinando el momento? -le pegan- ¡Ay! Ya, ya sé que falta el lemmon de la Luna de miel, sólo los trolleaba un poco, no os enfadéis. Y tengo una buena y una mala noticia. La buena es que ya tengo el lemmon hecho... la mala, para vosotros, es que no saldrá a la luz... ¡HASTA QUE NO ALCANCEMOS LOS 2.5K SEGUIDORES >:3! Jaja, soy mala, lo sé.

¡Disfruten!

- Irene

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