Uno
Había pasado ya una semana después de la exterminación, el rey demonio estaba pensando claramente si quedarse con su hija en aquel hotel o estar en su gran reino solo... Tardó todo ese periodo de tiempo, dio una gran inhalada de aire para después expulsarlo por la boca para así tomar su teléfono con su mano derecha y marcar a su hija, tardo unos segundos para que la chica le contestara.
- ¡ Manzanita ! He estado pensando en tu propuesta... - Se mordió sus labios algo temeroso de su decisión - ¡ Claro que me quedare ! Así podremos pasar más tiempo juntos jeje. -
- ¡Es una maravillosa idea papá! Le diré a Niffty que limpie tu cuarto, y gracias por aceptar mi invitación papá -
Ambos colgaron, en cambio la habitación del rey demonio se sentía tan vacía, llena de melancolía y de patitos de goma, tal vez podría darse un tiempo en lo que sus ideas se acomodaban, guardo en una maleta que tenía algo de ropa para cuando se vaya a la habitación de aquel nuevo hotel que construyeron, tardo unos minutos viendo a la nada exactamente unos 30 minutos, su rostro estaba cansado y necesitaba dormir, sin embargo cada vez que lo hacía tenía pesadillas, sueños que lo atormentaban siglos.
Volteo su rostro unos 90° a la derecha viendo su reloj haciendo una cara de que había pasado mucho tiempo metido en sus pensamientos, se miro en el espejo viendo su rostro lleno de ojeras negras y ojos cansados, se dirigió a su mesa de maquillaje para cubrir aquellas ojeras que eran muy notorias por su tono de piel que era muy pálido, termino de cambiarse y se iba esfumando con dirección al hotel de su hija, al tocar la puerta la antes mencionada la abrió para recibirlo con un fuerte abrazo en donde lo dejo sin aliento.
- Estoy tan emocionada de verte aquí papá, tengo muchas cosas que contarte -
- Yo también, pero primero deja que desempaque mis cosas ¿Si? Estoy algo cansado por todo el estrés del infierno, ya sabes lo normal. -
- Oh, claro, siéntete cómodo en tu estadía entonces, luego iré a verte para llevarte la cena... Descansa papá -
Lucifer solamente hizo una seña de despedida y se retiro a su nueva habitación, tiro su maleta en el piso y se acostó boca abajo en la cama, para decir verdad estaba muy cómoda, demasiado a decir verdad, cerro sus ojos cansados por un momento, pero después los abrió, necesitaba ducharse antes de dormir, se retiro su ropa lentamente lo que es la parte de arriba, sus pantalones y su boxer quedando completamente desnudo, se miro en aquel espejo que habían dejado al lado de su cama, observo con detalles su cuerpo. Estaba horrible, Adán tenía razón el era el ser más odiado de toda la creación. Observo sus manos, veía que aquellas manchas negras cada vez subían más, hace un mes estaba abajo del codo, ahora estaba exactamente en el codo.
- Santa mierda, mis piernas están igual, mierda mierda. - Se maldecía varias veces, al ver su cuerpo así, quiso olvidar esto y se dirigió al cuarto de baño donde había una bañera, abrió el grifo para así poder llenar aquella bañera, tardo 5 minutos en llenarse y darse un baño de burbujas, claro, se metió con cuidado por sus pezuñas. - ¿ Que habría hecho Gabriel al respecto ? Tal vez me hubiera regañado por aquella falta que hice, pero no puedo lamentarme ya, paso muchos siglos desde mi destierro... -
Se acomodo para cerrar sus ojos unos minutos relajando su cuerpo, su rostro mirando hacía el techo mientras tarareaba una melodía que cantaba con Gabriel hace siglos, pero dejo de hacerlo porque no era correcto, seguir pensando en aquellos ángeles que solo querían que el muriera, y eso lo hacía sentir triste lo cual una pequeña lagrima salio de su ojo izquierdo rodando por su mejilla.
Al terminar de ducharse se seco el cabello y el cuerpo poniéndose una pijama para así finalmente irse a dormir, se acostó de lado mirando hacia la pared decidido a dormir, soltó un suspiro y cerro sus ojos acomodándose mejor lo cual después de media hora pudo dormir.
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- Luzbel, despierta es hora de desayunar -
Lucifer despertó después de varias veces que le habían insistido, muy extrañado por aquel nombre vio a la persona que le había dicho así... Sus ojos abrieron de par en par al ver a su hermano Miguel y su hermano Gabriel a su lado, era cierto, sus hermanos le decían Luzbel, ese era su nombre de ángel en ese tiempo, miró sus manos y eran completamente blancas la cual se asusto mucho.
- ¿ Q-que es esto ? ¿ Que hacen aquí ? - Comentó un poco alterado y era obvio, se les alejo un poco -
- ¿ Como que hacemos aquí ? Nuestro padre nos mando a levantarte y dice que tiene una misión especial para ti. -
- Si, lo más seguro es que te lo de a ti, vigilar su nueva adquisición que es la tierra... Si, lo más seguro - Se dijo así mismo aquel ángel con nombre de Miguel aprobando que su hermano Luzbel era el indicado, y por ser uno de los favoritos de su señor Dios. -
- ¿ Qué ? No... Se está volviendo a repetir... Ustedes no son reales... -
Asustado retrocedió unos pasos extendiendo sus alas angelicales dejando confundidos a sus hermanos por la actitud que tenía. De repente sus rostros se empezaron a distorsionar dejando anonadado al ángel.
- No... Esto es nuevo... Basta, por favor basta... Deja de atormentarme por favor... -
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En aquella habitación oscura se escuchaban los sollozos de aquel ángel por aquella pesadilla que estaba presentando ahora, se dice que no solo el destierro era el castigo del rey demonio, si no que cada maldita noche tenía que recordar ese día.
Se levantó con lágrimas en los ojos viendo a su alrededor que estaba destrozado su habitación, abrazó sus piernas envolviendo su cuerpo con sus alas sollozando, se sentía muy solo y su corazón sentía que dolía.
Pasaron las horas y Charlie estaba preparando la cena junto con su novia Vaggie, estaba muy emocionada de que su padre estaba hospedado en su hotel, tal vez así se olvide de todo su trabajo del infierno.
- ¡Vaggie esto es muy bueno! Estoy bastante segura de que le encantan son sus panqueques favoritos -
- Estoy segura de eso cariño, cuidado, se te pueden quemar - dijo sonriendo dándole un beso en su mejilla a su novia -
Entre las sombras había alguien escuchando la conversación y era muy desagradable escuchar que aquí estaba el rey del infierno, se desvaneció para ir a su estación de radio, era hora del show ...
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Caminos entrelazados
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