Dos
Entre las sombras apareció aquel demonio de la radio con una sonrisa tétrica aterrorizando algunos lugares del infierno, se les hacia raro verlo entre las calles paseando tan calmado, iba a ver aquella bonita mujer en el lado caníbal, si bien la leyenda decía que Alastor era el ser más temible de todo el infierno y que no tendría ningún interés amoroso porque nadie podía soportarlo, pero ese alguien llego, era la mujer más poderosa y la más querida de este lado del pentagrama, Rosie.
Si bien su relación era muy hermosa porque ella podía sobrellevar al demonio de la radio por su forma de ser, su carácter tan refinado y delicado la hacía ver la dama perfecta para aquel demonio, sin embargo no todo era color de rosas, claro que hay veces en la que Alastor la caga y por eso se distanciaban por el bien de Rosie.
- Quería, que bueno verte de nuevo - Dijo para acercarsele y dejar un beso en su frente, la cual Rosie lo miro con curiosidad. -
- Hola Alastor querido, ¿ Veniste para pedir perdón ? - Bromeaba la chica posando una mano en su cadera apoyando todo su peso en la pierna derecha. -
- ¿ Que ? - Confuso inclino su cabeza unos 90° a la derecha. - No, de hecho vine por otra cosa querida, vengo a decirte unas cosas... -
Rosie lo miro desinteresada para hacerle señas de que lo siguiera y que se sentara frente a ella para que le cuente eso tan interesante que le iba a contar su novio/exnovio, la verdad Rosie amaba a Alastor, solo que aveces sus decisiones lo hacían cuestionarlo de todo lo que hacía y no le parecía.
Por otro lado, aquel ángel estaba comiendo con su hija mientras ella le estaba contando todo su itinerario para redimir aquellas almas, sin embargo el ángel no le estaba poniendo atención, su voz se escuchaba muy lejos, era casi nula la voz de aquella fémina, se escucha un eco en su cabeza, dejo de comer por un rato y de la nada, ya no se sentía estar en el hotel, tenía un gran vacío en su pecho, como si algo le faltara, dirigió su mirada hacía abajo porque sentía una incomodidad en esa área la cual abrió un poco más sus ojos sorprendidos al ver aquel liquido amarillo esparcido en su ropa al momento de alzar su rostro se encontró con el rostro de su hermano el arcángel Michael o mejor conocido como Miguel...
"Fuego divino, ten piedad."
- ¡ Papá ! Por satán hasta que me escuchas, ¿ Que pasa ? Te veo un poco alterado... -
- Oh... No es nada manzanita, por cierto aquel anfitrión de la otra vez, lo veo muy des-obligado, desde que paso lo del exterminio dijo que iba a reclutar demonios y no he visto ninguno por aquí. -
- Papá, Alastor está haciendo todo lo posible y está haciendo un gran esfuerzo, compréndelo no es fácil atraer a los pecadores a redimir - La chica le dio una sonrisa sincera para abrazarlo fuertemente. - Le diré que lo estas buscando... Por cierto papá, ¡ Mira ! - Le muestra una radio chiquita - Esto te ayudara a dormir mejor, no hay nada que la música que no ayude. -
- Te lo agradezco princesa - La toma de la mano mostrandole una larga sonrisa pero no sincera. - Tengo unos asuntos pendientes por hacer... Tengo una reunión con el cielo. -
Se despidió de su hija, la verdad le mintió su reunión era dentro de 3 días y la verdad no tenía ganas de seguir hablando con su hija, se sentía muy extraño sentía lo que había pasado hace unos minutos fuera real, lo sentía, tal vez era un presentimiento si no mal se recuerda el arcángel Miguel quería matarlo, todo el cielo lo odiaba y los serafines no lo tomaban enserio, eso lo hacía sentirse triste, no se había imaginado todo ese dolor y sufrimiento por aquella manzana del conocimiento.
Era humillante
Se encerró en su nueva habitación dejando aquella radio en el buró al lado de su cama, se desvistió para ver su cuerpo, iba bajando de peso por su falta de desinterés en la comida la cual era muy notorio se le ven los huesos de la cadera y la clavícula muy marcada, se veía terrible en el estado que estaba.
La noche llegó y no salio de su habitación, el rey demonio se encontraba nuevamente sollozando, después de cinco minutos se exalto y por ende se despertó mirando a su alrededor con su respiración agitada, observo aquella radio que le había dado su princesa, se acerco y la encendió escuchando la melodía que estaba sonando...
...
"La boca del justo habla sabiduría"
...
Cerro sus ojos escuchando aquella melodía que se escuchaba en la radio, pero los abrió rápidamente al sentir una pesada presencia la cual no lo pensó y dejo salir sus alas y sus cuernos sacando fuego por la comisura de sus labios, no estaba seguro quien era pero ya no sabía si era real o su mente se la estaba jugando y bien sabroso porque esas alucinaciones si los que se drogan lo tienen.
- Tranquilo mi señor, dijo Charlie que quería hablar conmigo, por suerte tiene la dicha que no estoy ocupado para que pueda hablar conmigo -
- ¿ Que ? ¿Pero que mierda? En primera si quieres entrar debes tocar la puerta, puede que este desnudo y tu llegando de esa forma, no me quisiera arriesgar. -
- No se preocupe por eso, no me interesa en lo absoluto versela, sin embargo me comento de la informidad sobre mi trabajo. - Dijo con una gran sonrisa en su rostro inclinando su cabeza hacia la derecha. - Me interesara escuchar sus propuestas para reclutar a los demonios o si no tiene ninguna con todo respeto no se meta en mis asuntos, tómelo como una amenaza. -
- ¿Como te atreves a decirme eso? Conoce tu lugar pecador, o me veré obligado a matarte por tu imprudencia. -
- Como quiera, veo también que tiene una de mis radios, ¿Lo usa como una canción de cuna? Creo que esta lo suficiente mayor para eso, pero tómelo como un regalo de mi parte, ya que alguien tan importante se esta quedando aquí, lo cual tengo derecho de visitarlo cuando se me plazca. -
No dijo nada el ángel, solo lo veía con desprecio pero al final relajo su rostro, le hizo una seña que se acostara a su lado, lo normal eh, le hubiera pedido a Charlie pero era demasiado lidiar con todo el hotel y con sus problemas para dormir, así que ¿Porque no dejárselo a el? Alguien mayor y "maduro" para este tipo de situaciones.
- ... Entonces ven acompáñame a dormir hoy -
El demonio se le acercó con una gran sonrisa poniendo sus brazos detrás de su espalda para así sentarse en aquella cómoda cama, posicionó una de sus manos en aquella cama para acariciarla, era mucho más cómoda que la de el, que envidia tenía.
- Eso me suena como a un trato su majestad. -
- No, no me interesa tener un trato con un demonio de tu clase, pero eres el anfitrión y amigo de mi hija aparte que no creas que no vi esa cara cuando tocaste mi cama, así que relájate... -
Alastor le convenía tener al rey demonio de su lado, tal vez luego lo ocupe para hacerle un favor, así que lo único que tenía que hacer era caerle bien porque así eran todos los morningstar, se dejaban llevar muy rápido por sus emociones y eran demasiado sentimentales... Algo que debería aprovechar.
...
"Y su lengua proclama la justicia"
...
Pasaron las horas y el rey demonio no podía dormir nuevamente por aquellos sueños que lo atormentaban, giraba en la enorme cama golpeando de vez en cuando a Alastor, sollozos empezaron a escucharse en toda la habitación y el aire empezó a ponerse muy pesado a tal punto que hasta a Alastor le empezó a incomodar, el pelirrojo giro su cabeza para ver aquel pequeño ángel ya despierto que lo miraba fijamente, esos ojos rojizos tenían un gran vacío y dolor, tenía esos ojos...
Los mismos ojos de tristeza...
La historia relata que aquellos ojos pudieron representar la irá, decepción, tristeza o el remordimiento... Para lucifer fue tristeza, el que sus propios hermanos lo desterraran del cielo.
Alastor lo observó por unos minutos, esperando a que dijera alguna palabra pero no hubo nada, el ángel se volvió a acostar pero está vez más apegado del demonio con un ligero susurro.
- Abrázame ... Por favor. -
Se sentía solo, después de muchos años de que Lilith lo abandonó, y siglos por lo del destierro... Necesitaba sentir calor, y que Alastor estuviera aquí era un plus...
Algo que no duraría mucho tiempo...
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