"Obsequios en la víspera"
Todo estaba completamente listo; la fiesta que la familia Kim ofrecería al día siguiente era por mucho una de las más comentadas y asistidas.
Mañana por la noche se festejaría el cumpleaños número 30 del primogénito Kim HeeChul, un joven y extravagante diseñador, fotógrafo, columnista y por si fueran pocos aquellos títulos, el heredero principal de una gran fortuna.
Sin embargo sobre todo esto, él era la persona más codiciada en el mundo de los solteros, siempre había más de uno en la larga fila esperando por lo menos una oportunidad de poder acercarse lo suficiente como para poder intentar algo.
Pero la persona en cuestión no podía tener en mente más que a su familia y el trabajo que tanto disfrutaba, para él dedicarse por completo a aquellas dos cosas que amaba eran el sentido total de su vida. No necesitaba más, no soñaba con otra cosa, él no tenía anhelos ocultos.
A pesar de que para muchos era sin duda un solterón que no planeaba sentar cabeza jamás, realmente no le importaba, sí, amaba las fiestas, y nunca ha tomado en serio una relación. Incluso podría decirse que hasta la fecha no ha tenido una real. Solía reírse de los rumores absurdos que le inventaban, si bien en el pasado tuvo algunas propuestas serias y las rechazó, no era algo tan grave, su misma familia se había resignado a que él era un alma libre, un pajarillo que no podía vivir en una jaula, porque simplemente amaba sentir en viento entre sus alas al volar y no un simple suspiro.
Una de las cosas que más controversia causaba era el hecho de que su hermano menor Kim TaeMin estaba próximo a contraer nupcias. Todo el mundo habría esperado que él al ser el mayor tendría que hacerlo, él debía según los estándares sociales de "su clase".
Cosa a la que no le daba importancia. Él era dueño de su vida, no la gente ni los prejuicios.
El mundo entero pensó que algunos años después de ascender a editor en jefe de la revista familiar poco tiempo después de finalizar su carrera, sentaría cabeza, ya que Jung YunHo un abogado de renombre era su "novio" uno que muchas personas pensaban era el indicado.
La sorpresa para todos llegó cuando este no pidió su mano, sino la de su hermano menor JaeJoong, que en aquel tiempo regresaba de terminar sus estudios en el extranjero. Actualmente era un chef de renombre que manejaba grandes banquetes y claro un restaurante propio que no hacía más que agrandar en ego del mayor.
La sociedad se sorprendió cuando HeeChul mismo fue el encargado de arreglar todos los detalles con una alegría que no podía competir con el asombro de todas las personas que lo rodeaban. No hubo drama, ni historias extrañas que contar el día de la boda.
Hoy día era el tío más consentidor de todo el mundo, actualmente JiYol era la luz de sus ojos, la vestía como una muñeca, como la princesa que era. Diseñaba desde conjuntos de glamurosa ropa infantil, hasta los pequeños y lujosos accesorios que su adorada niña portaba con elgancia a pesar de su corta edad.
"La malcriaba como muchos solían decir de dientes para afuera" Pero a él no le importaba. él la mimaba y educaba justo como había hecho con sus hermanos, el resultado había sido bueno con ellos ¿Por qué no lo sería con su pequeña?
Para la familia Kim todo era eso, un lazo inquebrantable, algo que aquel renegado de las normas sociales estipuladas por su "clase" amaba de sobremanera porque lo amaba tanto como se amaba a sí mismo.
Y en esta noche previa, estaba más preocupado por los detalles de la boda de su "bebé" que del gran festejo de su cumpleaños. Ciertamente el sistema familiar que tenían era más bien extraño, ya que al poco tiempo de nacer TaeMin, su madre falleció, dando como resultado que a pesar del dolor de la pérdida la familia entera jamás se rindió.
El aprendió que el amor era algo en extremo bello y valioso, tanto así que su padre solo fue capaz de amar a su madre y a ellos. No hubo cabida para nadie más. Fue ahí donde supo que su vida estaría dedicada a su familia, a ayudar a su padre en la compañía, a educar a sus hermanos y aprender el mismo de lo que era la vida.
Tomó un pequeño lugar maternal que nadie esperó pero que todos agradecieron.
Se dedicaba en cuerpo y alma a atender las necesidades más próximas de las cinco personas que él amaba más en el mundo (serían seis dentro de poco si contaba al prometido enclenque de su hermanito) pero no le importaba, se sentía satisfecho de esa forma, no había una brecha muy grande de edades, sin embargo siempre le sintieron como la figura materna que a temprana edad se les negó.
Esa era una de las muchas razones por las que no necesitaba formar una familia propia ya que tenía según sus propias palabras más hijos de los que habría deseado alguna vez.
Simplemente era la vida que no planeó pero que adoraba con todo su ser.
Preocupado por el banquete de compromiso, no prestó atención cuando un intruso se coló entre sus sábanas formando un bulto en la gran cama.
-Tus pies están fríos, llevo toda una vida diciéndote que no andes sin calcetas por toda la casa cielo.
-Omma no deberías regañarme, yo sólo quería ser el primero en venir a felicitarte por que te has hecho más viejo... ¡Feliz cumpleaños!
El abrazo que el cuerpo del mayor recibía lo cubría como una enredadera demostrando así la veracidad de los sentimientos que el más pequeño se empeñaba en demostrar.
-Muchas gracias Tae, siempre eres el primero.
-Jamás podría olvidar algo así hyung.
-Pronto estarás lejos, en una casa ajena, y...
-Lo que cinderella trata de decir, es que está deprimido por dejar ir al niño mimado lejos de él.
Con paso lento JaeJoong, el hermano mediano se acercó a la cama; metiéndose en el lado opuesto a donde el menor de los tres se encontraba dejando en el centro al ahora festejado, pasando ambos brazos de su hermano-madre.
-No te preocupes Tae, pasó por la misma crisis existencial cuando yo me casé, supongo que con todas las madres es lo mismo, se van quedando sin hijos a los cuales torturar.
La risa floja de los tres inundó con eco alegre aquella habitación.
-Hey que ustedes son las "hermanas" locas de esta cinderella.
-Yo soy muy feliz con todas las torturas de celos y berrinches omma, y aunque me case dentro de poco, nunca jamás te dejaré. No le hagas caso a Jae-hyung ¿Nosotros te amamos verdad hyung?
El mayor se limitó a sonreír con verdadera contentura, esa era la familia que amaba; la que seguro su madre cuidaba desde algún lugar.
-Bueno pueden dejar de ser cursis ahora y entregarme mis regalos, que mis horas de sueños son muy valiosas.- HeeChul rió y picó los costados de sus hermanos con la punta de sus dedos.-
-Supongo que era de esperarse que la diva rompiera el momento.
Rápidamente JaeJoong se movió a un lado de la cama buscando algo bajo ella, y entre sus manos resaltaba una caja de terciopelo negro para sorpresa de ambos hermanos. Lentamente la colocó en las piernas del mayor, sonriendo con un ligero sonrojo en sus blancas mejillas.
HeeChul sonrío tomando la caja en sus manos, la abrió lentamente, encontrando en ella un par de anillos con algunos diamantes incrustados y en la tapa superior un sobre.
Dejó de lado las joyas prestando toda su atención al pequeño sobre que reposaba ahora en sus manos, lo abrió con sumo cuidado; encontrando en él lo que parecía una foto instantánea de lago que sabía reconocer a la perfección: Una ecografía.
-Desde cuando...
-Hace 2 semanas, eres, bueno son los primeros en enterarse.
El turno de abrazar le llegó rápido a HeeChul, que sin poder contenerse, y con algunas lágrimas de gusto, posó sus brazos sobre su hermano, tocando ligeramente el aún plano vientre.
-Sé lo mucho que te gustan los niños y cuánto amas que la familia crezca. Durante todos estos años te has esforzado por mantenernos unidos. No es un reproche, esta es la única forma que tengo de darte las gracias. De poder desearte que algún día no muy lejos de este, encuentres a la persona que pueda hacerte completamente feliz; una con la que puedas compartir todo y que también pueda entregarse de la misma forma en la que lo haces tú.
-Yo no necesito otra familia, ustedes, mis sobrinos papá y hasta los idiotas que tiene a su lado me bastan para llenar mi vida por completo, yo no...
-Sabemos que no lo necesitas Omma, pero a pesar de que estemos juntos como familia, llegará el momento en que quieras algo más. En que necesites amar y ser amado de una forma diferente.
Pronto TaeMin sacó del bolsillo de su bata un sobre con un extraño moño rojo que seguramente las torpes manos de TaeMin había anudado. Aquello hacía dudar a mayor sobre el contenido, quizá aún la costumbre del menor de hacerle dibujos con crayones o cualquier otra cosa no terminaba.
-Esto es de parte de MinHo y por supuesto mía; nosotros no podremos ir de luna de miel, tengo un gira programada con la compañía y algunas presentaciones que no puedo cancelar, MinHo tendrá prácticas importantes y preferimos que seas tú el que tome un descanso, nos has ayudado tanto que te lo mereces. Y no, antes de que te niegues, no aceptaremos un no por respuesta, te envidiamos mucho por poder ir de viaje, además ya está apagado no puedes rechazarlo.
-Umm si vas a envidiarme más vale que lo disfrute como nunca ¿No?- Sabía cuanto su hermanito y su futuro cuñado querían ir de luna de miel, y aunque tonto; aquella pulla era al única forma de vengarse de esos dos por correr en vez de caminar.-
-¡Diablos! No hagas que me arrepienta.
-Haré que valga la pena cariño, voy a divertirme más de lo que tú o tu deforme novio podrían.
Pronto las plumas de los cojines caían blancas por toda la habitación, una guerra infantil terminó enmarcando la velada. Ahora los tres se encontraban profundamente dormidos en la gran cama, abrazados como niños pequeños, suspirando tranquilidad en la burbuja de aquel cálido momento.
Los ojos sabios de Kim DongHyun brillaron ante aquella imagen, dando gracias al destino por tener a esos tres niños que eran la fuente de vida. Una palpitación en su pecho le indicó que pronto las cosas tomarían un rumbo diferente. Solo esperaba que su hijo mayor no se negara a la oportunidad de vivir...
De amar. De amar como él lo había hecho con la mujer de su vida, de amar como aún lo hacía.
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