— ¡¡¡Joder!!! Santiago, mira cómo has quedado.— Me reprochaba Darío, uno de mis amigos, al observar un hematoma en mi pómulo izquierdo, yo solo me encogí de hombros.

— Si vieras cómo quedó el otro.— Le dije con una sonrisa cínica y este negó con la cabeza mientras en su rostro se hacía presente una leve sonrisa.

— ¿Y qué dirás mañana cuando te vean tus padres o los mismos profesores? Te recuerdo que te tienen en la mira.— Me dijo en un tono bastante serio, últimamente los profesores no me quitaban la vista de encima, no dejaban pasar ningún pequeño detalle, su plan era comentarle todo lo que hiciera mal, hablando moralmente, a mi padre para poder tener una buena imagen ante él, lo que no sabían es que mi padre no recordaba siquiera sus miseras existencias.

— Sabes que no es de mi importancia lo que puedan llegas a comentar los absurdos profesores de mí, solo quieren quedar bien con mi padre y la verdad me parece tan básico. — Le dije en un tono bastante desinteresado.— Más bien cuéntame ¿Cuándo tenemos otra carrera? — Le dije cambiando de tema, este era más jugoso.

— En tres días tenemos una y la paga será muy buena, ya estoy arreglando todo.— Me dijo e hizo con las manos un gesto como si estuviera lanzando dinero a montón y yo me reí, Darío era muy divertido.

— Ten las motos listas, mira que quiero ver la cara de Logan cuando le pateé el trasero frente a todos.— Dije sonriendo.

— Tu deja todo en mis manos, sabes que soy el mejor.— Me dijo.

— Por eso eres mi amigo.— Le dije y este me miró con cara de indignado.

— Solo por eso me rompes el corazón.— Me dijo dramáticamente, poniendo su mano en el centro de su pecho, como si le doliera el corazón y yo no pude evitar reír a carcajadas.

— Mejor me voy, mañana tengo clases, sí que adiós.— Me lo dijo en un tono que sonó bastante dolido para ser verdad, como si lo estuviera.

Yo seguí riendo y después me fui a la barra por un trago de whisky, estaba en mi departamento y ya era de noche, dentro de poco comenzaban las clases y tener que repetir el tercer año por no haber aprobado las materias, se me hacía muy fastidioso, pero también gustoso, ya que mi objetivo era molestar a mi padre, ¨ El señor perfecto ¨, Como lo detestaba y pensar que de niño lo veía como mi héroe — Negué con la cabeza y me dirigí hacia la pequeña terraza que daba una hermosa vista directamente hacia el lago. Tome un trago, este quemó mi garganta causándome una cara de incomodidad instantáneamente — Mañana comenzaba nuevamente mi martirio.

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Sofía:

— ¡Vale! Nos vemos.— Me despedí de Malena luego que me dijera donde era la oficina de la rectora e intercambiáramos números de teléfono, Ya a esas horas había estudiantes por todos lados, casi nadie me miró, seguro estaban metidos en sus cosas — Toqué la puerta con los nudillos, escuche un ¨ Entre ¨ y abrí la puerta — ¡Buenos días! Soy Sofía Valdez.— Me presenté.

— Entra querida y toma asiento.— Cerré la puerta atrás de mí y tomé asiento frente a su escritorio, está me sonrió sacando unas hojas
— Vienes por tus horarios y tus guías ¿Cierto?.— Me preguntó.

— Sí, he llegado un poco tarde.— Mire el reloj en mi muñeca.

— No te preocupes querida, como tal hoy está comenzando todo, te apuesto que no serás la única en llegar tarde.— Me dijo, para luego tenderme todos los documentos que necesitaba, no me preguntó que estudiaba porque de seguro la computadora le dijo lo necesario, ya que cuando dije mi nombre ella lo anotó y sacó todos los documentos que me acababa de tender.

— Bienvenida Sofía, espero la universidad sea de tu agrado y cumplas tu meta.— Me tendió la mano y yo se la estreché.

— ¡Gracias! Y así será.— Le sonreí para luego retirarme de su oficina, al salir choque con un chico que me miró por segundos y luego siguió de largo, cerrando la puerta de la oficina de la rectora casi en mi cara cuando le iba a decir que tuviera cuidado, lo único que logré ver fue la parte trasera de su chaqueta de cuero y su cabello cuando se giró — Pero qué idiota — No le di más importancia, tome el pequeño mapa que me dio la rectora y me guíe con él durante la mañana en las clases y a la hora del almuerzo recibí un texto de Malena que me invitaba a comer y estaba en el comedor.

— ¿Cómo te ha ido en tus clases?.— Me preguntó Malena cuando estaba sentada frente a ella en la mesa de la cafetería.

— Bien, un poco aburrida, más que todo se trató de presentarse, y mis compañeros han estado bien hasta el momento ¿Y tú?.— Le pregunté mientras me llevaba una papa frita a la boca, me había pedido de comida, papas fritas, ensalada cesar y pollo empanizado junto a un jugo de pera, pero Malena a comparación de mí, estaba comiendo una hamburguesa bastante grande.

— Muy bien, en realidad las clases han sido igual que las tuyas, tengo una materia con un chico muy apuesto y me ha pedido mi número telefónico.— Me dijo ruborizándose.

— Vaya, es tu primera semana y ya estás ligando.— Le dije en tono de burla.

— ¡No te burles!.— exclamó, tapándose la cara con ambas manos, mientras yo reía.

— Y dime ¿Se lo diste?.— Le pregunté y esta asistió con la cabeza.

— Es que si lo hubieras visto ¿Está para comérselo?.— Me dijo y yo me reía sin poder evitarlo.

— No me mires así, es que apenas lo viste y ya te parece que ¨ está para comérselo ¨.— Le dije.

— Lo sé, pero bueno, el caso es que espero que me envíe un texto por lo menos.— Me dijo y de repente se quedó mirando por encima de mi hombro, sus mejillas se pusieron coloradas y me comentó.

— Mira allí está, con aquellos chicos.— Me señaló a un grupo de chicos que tomaban asiento un poco lejos de nosotros, pero lo que si pude distinguir bien fue una chaqueta de cuero que estaba de espaldas hacia mí — El chico que tiene el gorro tejido.— Me señaló al único chico que llevaba gorro y este como por arte de magia, volteo hacia nosotras y saludo a Malena con la mano, está se ruborizó aún más, el chico que estaba de espaldas volteo sobre su hombro y nos miró por unos segundos, que no me ayudaron a distinguirlo bien, cuando lo estaba escaneando un jalón me devolvió a la realidad y miré a Malena con los ojos abiertos.

— ¿Qué pasó? Casi me sacas el brazo.— Me dijo sobando su brazo.

— Pensé que te ibas a comer a ese chico.— Dijo en un tono de burla y yo en ese momento tenía los ojos bastante abiertos de la sorpresa.

— ¿Por qué dices eso?.— Me hice la inocente.

— Te quedaste hipnotizada viéndole la espalda.— Me dijo en un tono bastante obvio.

— Pasa que ese chico me pareció familiar.— Dije restándole importancia.

— ¿Conoces a ese chico guapo que está con el mío? Yo creo que es el hijo de la rectora.— Me dijo con una sonrisa maliciosa.

— No sé en qué estás pensando, pero no es nada de eso ¿Y cómo sabes tú que es su hijo?.— Le pregunté.

— Yo lo vi donde la rectora, en una foto que tiene en su oficina y una chica de mi clase me lo dijo, él está en tercer año.— me dijo.

— Pero es un pesado — lo volví a mirar — pienso que es él, bueno esta mañana casi me...— Y le conté lo que pasó esa mañana en la oficina de la rectora.

La tarde se nos pasó volando, así que cogí mis cosas, para ir tomando rumbo a casa. Ya en la noche estaba acomodando las cosas para el día siguiente.