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Capitulo 13

Santiago.

—Puedes levantarte.—escuchaba decir a mi madre, pero yo solo pensé como carajos había entrado.

—No ves que estoy durmiendo.—respondí de mala gana.

—A las doce del medio días.—sonó irritada, yo no es que la odiara ni nada, pero me sacaba de onda que ella pasará de ser una madre increíble a una mandona como mi padre.

Parecía su clon, yo solo quería volver diez años atrás cuando todavía tenía su autoestima alta y no se dejaba pisotear por mi padre, a él si lo odiaba, no tan feo, pero me caiga gordo, con su aire de superioridad y con su imponencia sobre uno, con esos pensamientos salí de la cama y me fui al baño, mi madre me siguió con la vista.

—Voy a prepararte un café porque tienes una cara.—salió de la habitación y pense que eso fue lo mejor que habia dicho desde que llegó, así que me fui al baño a asearme.

—Puedo saber en qué pasos anda mi hijo.—puso una tasa de cafe caliente frente a mí, yo lo tome y sentí su olor darme vida.

—Como siempre.—me encogí de hombros, ella en un acto tomo mi mano libre y yo la mire, hacía tanto tiempo que no lo hacía.

—Sé que las cosas no han andado bien entre nosotros.—me dijo suave y yo entrecerré mis ojos.—Pero es que nosotros queremos lo mejor para ti hijo.— apenas dijo nosotros y le quite mi mano.

—¿Esto es obra de mi padre?, ¿Qué tú estés aquí?.—me sentí herido.

—Tu padre no es malo, solo es difícil hijo.—la sentía cansada.

—Pensé que eras aquella madre que perdí hace diez años.—me levanté y salí de allí, dejándola consternada, me dolía pero ella necesitaba que le dijeran la verdad.

—Hijo yo.—me siguió después que se recuperó.—Se que he sido dura contigo pero yo.—y se callo, yo la mire esperando que siguiera pero como siempre se quedaba callada.

—Sabes que, yo te puedo ayudar, no necesitas estar anclada a él, lo sabes.—le repetí esas palabras, que ya en otras ocasiones le había dicho, pero su respuesta fue la misma.

—Ya es tarde me tengo que ir.—y agarro su bolso y camino hacia la puerta de entrada pero antes de salir me miró.—Espero verte luego, tu padre se pasará por aquí después.

Dicho eso se fue, yo me sentía mal cada vez que veía como mi padre la movía a su antojo, porque no lo dejaba, ¿A qué le temía?.

Una hora después Darío ya estaba aquí.

—¿Estas listo para la noche?.—yo lo mire y asistí, estábamos sentados en la sala comiendo pizza y bebiendo cervezas.

—Si a las nueve estaremos allá, apuesta la misma cantidad y te quedas con el premio.—este sonrió, siempre se quedaba con el dinero, al fin y al cabo yo no lo necesitaba.

—Los chicos quieren que después vayamos a una fiestas en la afueras.—yo solo me encogí de hombros, quizás necesitaba enrollarme con una chica.

—Alistamos todo.—le sugerí y este asistió.

Sofia:

—Cuéntame todo me tienes ya sin uñas.—me decía Malena y yo sonreí ante sus ocurrencias.

—Pero solo paso eso cuando me dejo abajo, que por cierto gracias por dejarme sola.—la mire haciéndome la molesta.

—Sigue chica después me regañas.—me decía.

—Bueno pues que me dio un beso.—casi quedó sorda del gritó que pegon.

—Yo sabía que le gustabas por eso tan idiota el.—la corte.

—En la mejilla, alli fue el beso.—me miró con los ojos abiertos.

—¿Estás de coña cierto?.—yo negué con la cabeza.

—Si que es idiota, pero ya caerá que te lo digo yo.—sonrió.—Por cierto está noche Darío me ha invitado a una peleas ¿Te animas a ir?.—me preguntó metiendo unas papas a su boca, teníamos las camas llenas de golosinas.

—Paso, eso de ver gente peleando no es lo mío.—me puso cara de perrito.

—Santiago estará allí.— y cuando mencionó eso no sé porque carajos sonreí y mi pulso se aceleró y está aplaudió.—Te sonríes y todo - me lanzo una papa y yo la esquivo.

—Yo no sonreí.—pero claro que lo había hecho, pero primero muerta a decir que santiago me hacía sentir algo.

—Si claro está bien.—me dijo el tono fingido de que me creía.

—Vamos a ver una película mejor.—tome la laptop de Malena y buscamos una película romántica.

8:20pm.

—¿Segura no quieres ir?.—me decía Malena mientras se estaba terminando de maquillar.

—Si segura, no se, es que nunca he ido a esos lugares, me da panico ver como se lastiman.—me sincere.

—Anda chica no me hagas rogar.—me puso un puchero.

—Y yo como me iré, porque Darío viene por ti - me miró y negó.

—No puede me verá alla.—yo la mire.

—Ese te va a dejar llegar sola y montarte en un taxi así._la señale, iba vestida muy sexy diría yo, con una falta negra de cuero, una blusa púrpura un poco corta y unos botines a juego con la falta y unas mallas.

—Por eso ven conmigo._me rogó y no me quedó de otra, jamás la dejaría sola, a pesar de que apenas nos estamos conociendo le tome mucho cariño.

—Déjame ver qué me pongo.—y está dio bronquitis de emoción, yo opte por unos pantalones azul oscuro una camisa vinotinto y mis botines negros, me hice una coleta alta y me deje algunos mechones sueltos, me coloque rímel y brillo labial y bajamos juntas, llegaríamos tarde, pero llegaríamos.

Y volví a romper las reglas de mi madre, portarme bien si lo estaba haciendo, pero vivir también.

Santiago:

Ya iba a comenzar la pelea y yo estaba en mi esquina preparado, tenía unas cintas enrolladas en mis dedos para protegerme de los golpes y solo tenía puesto mis pantalones, en las peleas callejeras que hacíamos se valía todo, golpes, patadas, cabezazos y lo que te pudieras imaginar y solo se acababa la pelea cuando el otro quedará inconsciente.

Mi contrincante era más delgado que yo, pero igual no subestimaba nunca a los demás, uno no sabía que podía encontrarse, sonaron el silbato y comenzó todo.

Yo trote al rededor de mi contrincante y lo incitaba a que me golpeará pero estaba atento a mis movimientos, así que di un paso adelante y este se me vino encima dando golpes por todos lados, pero habia un problema yo era bueno en eso.

Así que esquive los golpes y le di unos cuantos a él haciendo que retrocediera y se pusiera en guardia otra vez, la gente gritaba y otro buchaban al chico que estaba frente a mí esperando para golpearme, Darío se estaba encargando de las apuestas en cambio Martín y Daniela me Animaban a seguir y eso fue lo que hice, me le fui de frente dándole unos puñetazos en los costados.

Sofia:

Entramos como en un almacén abandona que estaba casi a las afueras de la cuidad y se podía escuchar a la gente silbando y alientando a alguien a seguir peleando me imaginaba, nos abrimos paso entre la gente cuando distinguimos a Darío.

Este al verme junto a Malena se puso nervioso y llevo sus ojos al centro del rin improvisado y yo lo seguí igual y me quedé sin palabras a ver cómo Santiago le daba golpes a otro chico que se cubría como podía.

mis pasos me llevaron al frente de la pelea y Malena trato de detenerme pero no la dejé, ya al frente pude ver todo mejor, el con la cara roja de rabia, su mirada perdida y dando golpes certeros al chico que se veía muy mal ya, esos golpes en los costados lo dejaron tambaleando un poco y escuché que alguien le gritan cosas.

Este lo miro por fracciones de segundo y luego el chico como pudo le dio una bofetada y eso enfureció a Santiago que le saco el aire en un solo puñetazo al estomago y este se doblo y callo al suelo, yo pensé que se iba a detener pero solo se puso sobre el y le comenzó a dar puñetazos por toda la cara yo me asusté y nadien hacia nada.

Solo lo alentaban más, si no paraba iba a matar al chico, no sé qué me llevo a hacerlo pero lo hice, salí casi corriendo y salte sobre su espalda ya que el estaba arrodillados sobre el chico, lo abracé por la espalda y le decía que parara, lo iba a matar.

—Detente santiago lo vas a matar.—pero siguió dándole puños.—Detente por favor.—se me entrecorto la voz y me quite de encima de él.

Mire mis manos llenas de sangre que había salpicado sobre el y me horrorice, salí corriendo de allí y sentí que Malena gritaba mi nombre pero seguí de largo entre la gente que se había quedado callada y me miraba preguntando quién sería yo.

Al salir el aire me dio de lleno en la cara y un frio recorrió mi cuerpo, necesitaba respirar mis pulmones quemaban, escuché mi nombre a mis espaldas.

—Sofía.—me voltee a ver a Santiago que estaba parado frente a mí con su torso desnudo y lleno de sangre, tenía la respiración agitada, dio un paso hacia a mí y yo di uno atrás.

—No te acerques por favor.—y vi tristeza en sus ojos.

—No te haré daño.—intento dar otro paso a mí y no me moví así que dio otro y quedó frente a mí, yo tenía la vista clavada en el suelo y mi labio temblaba, el tomo mi quijada y me hizo mirarlo.—Mataré a Darío tu no deberías haber visto esto.—me dijo.

—El no tiene la culpa y estará bien.—me referí al chico.

—Gracias a ti vivirá.— me dijo en tono culpable.

—Perfecto.—respondí y me aleje de el, dejándolo consternado.—Dile a Malena que nos vemos en la residencia.— y me giré y salí de ese feo lugar dejándolo sorprendido por mi reacción.

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