#23
Espero que les guste~
Nota: Voy a aclarar una cosa antes que nada. En mi versión, las consecuencias del uso del disolvente están destinadas a ser dolorosas pero no mortales, las marcas en Mickey nunca deberían pasar más allá del hombro del brazo que usa para empuñar el pincel. En este caso, las marcas cubren el cuerpo de Mickey por completo porque no es el mismo disolvente, es algo mucho más fuerte, y por ende, no es tan inofensivo como habría sido usando el otro
Mickey dejo escapar un lento y muy ligero suspiro, arrepintiéndose al quedarse sin aliento y luchando por recuperarlo, agradecido por la nueva postura que le permitía respirar un poco mejor pero se algo tenso, restringido de cierta manera, como si algo presionara su pecho. Sabe que no es nada físico, es más el miedo que tiene y lo abruma pero que apenas puede mostrar, porque puede ver el pánico en los ojos de su hermano, brillantes con lagrimas que amenaza con dejar caer en cualquier momento y la angustia profunda en la expresión del conejo, algo que rompe algo en su interior.
Su miedo crece cuando el dolor empieza a alejarse, dándole paso a un entumecimiento que su conciencia le grita que no es una buena señal pero que tampoco puede hacer mucho contra eso. Esta luchando por mantenerse despierto, sin querer cerrar los ojos por temor a no abrirlos otra vez, y se esfuerza por moverse, logrando disfrutar la calidez del conejo por encima de todo.
-Lo siento mucho, Ozzy- le debe tantas disculpas a su hermano. Parpadea, lento y pausado, sin notar como los ojos de Oswald se abren con sorpresa, luciendo tenso, apretando los labios con fuerza. -Lo siento, tanto- es difícil no sentir el genuino arrepentimiento en su tono de voz, es algo que ninguno puede ignorar, pero que solo aprieta un poco el pecho de todos los presentes, en especial del pobre conejo, cuya propia culpa empieza a crecer y amenaza con ahogarlo. -Nunca debí meterme con las cosas de Yen Sin pero...el lugar que hizo se veía tan bonito y yo solo...quería crear algo así también- lo recuerda. Había querido aprender magia en esa época pero todos se lo negaron, sin importar cuanto suplicara o negociara, todos le dijeron que no y se negaron a cambiar de opinión por años. Eso fue doloroso. -Pero cometí un error y...no supe que hacer, así que solo me fui- se queja, notando de manera tardía que hay lagrimas saliendo de sus ojos y corriendo por sus mejillas. Siente que arde, como si tuviera una fiebre muy alta, y las lagrimas estás tan frescas que es un alivio momentáneo.
-Ah, debí imaginarlo- Oswald no puede apretar los puños con fuerza, lleno de algo que no puede explicar del todo, molestia y frustración que parece mezclarse con miedo y angustia. -Alguien tan bueno como tu nunca le haría daño a alguien a propósito- y lo peor de todo es que fue algo que muy en lo profundo de si sabía, por culpa de todos esos programas y entrevistas que sus hijos lo habían obligado a ver a lo largo de los años, pero decidió ignorar, aferrándose a su ira y resentimiento. Todas las acciones del ratón gritaban que no tenía ni una pizca de malas intenciones en ese sentido, rayos, Gus se lo repitió muchas veces en la cara e intento que comprendiera la situación pero estaba cegado por su propio dolor como para ver más allá de eso. -Yo...- duda, moviendo la mano con la que no lo sostiene para poder ponerla sobre la ajena, cuidadoso y suave, preocupado ante la falta de quejas al decir verdad. -Debí haber intentado escucharte- su garganta se cierra y ahogan su voz justo cuando intenta disculparse, haciendo que apretara los dientes con frustración.
-Esta bien, tenías derecho a estar molesto- quiere abrazar a su hermano, en serio que quiere, pero no siente que sea capaz de moverse, así que se contenta con aferrarse a la mano ajena con toda la fuerza que le queda, sonriendo apenas al sentir que el otro le devuelve el gesto. -Yo...te robe...- jadeo y el conejo fue rápido en negar.
-Ni siquiera sabias que existía, ¿no?- enarco una ceja, recibiendo un tarareo ligero como respuesta. -Entonces, no me robaste nada. Fue...todo un desastre- y la culpa lo golpea porque ya no puede negar que realmente, Mickey no tuvo la culpa de lo que sucedió. La verdad es que el ratón en serio no sabía de su existencia, se dio cuenta de ello la primera vez que ambos se vieron de frente y noto la genuina confusión en los ojos ajenos. Él fue creado sin más opción que cumplir con su trabajo, como el propio conejo lo fue en su época, sin siquiera saber si hubo alguien antes y esta más que seguro de que Walt ni siquiera se molesto en hablar de ello, algo que solo fue barrido bajo la alfombra hasta el momento.
Es como un golpe a la cara darse cuenta de que todo lo que le sucedió fue culpa de los humanos a su alrededor, de aquellos que se negaron a dejarlo ir y de aquello que decidieron ocultarle la verdad a su hermano pero él había decidido que Mickey fue el responsable de su olvido y todo lo demás, solo porque necesitaba desquitarse con alguien y el rostro del ratón era aquel que siempre se veía en la tele.
-Lo fue, ¿no?- Mickey tarareo para si mismo, sus dedos débiles apretando lo mejor que podían la mano ajena, el entumecimiento mezclándose con una repentina somnolencia que amenaza con hundirlo en la oscuridad y él no quería eso. -Todo fue un gran desastre- parpadeo, luchando por mantener los ojos abiertos, moviéndose apenas solo para poder acurrucarse un poco más en su lugar. Le gustan los abrazos y su único arrepentimiento del momento es no haber podido abrazar más a su hermano, aunque espera tener la oportunidad de hacerlo después de eso. -Aun así...lo siento- Oswald lo miro, triste, tragando en seco. Ninguno de los demás presentes decía nada, solo estaban allí, una compañía silenciosa que estaban dispuesto a consolar cuando lo necesitaran pero que al mismo tiempo, algunos de ellos se estaban desmoronando. Bendy lloraba con angustia y amargura, odiando ese tono de rojo que manchaba el cuerpo del ratón. Félix apretó los dientes con fuerza para no sollozar, permitiendo que las lagrimas fluyeran sin mucho problema, dolido por el estado actual de su amigo y el extraño ambiente que se sentía como una despedida final. Ink solo se aferraba a Mug, acurrucándose contra su costado, con lagrimas mojando sus mejillas pero negándose a hacer algún sonido por miedo a romper el momento, temerosa porque la lógica de ese lugar le fallara al otro en un momento tan critico. Cup y Mug aun se estaban controlando, aunque había mucha tristeza en sus expresiones, sin tener muy en claro que podría suceder o si podían ayudar de alguna manera. -Todos...te amarían si te conociera- hay un pensamiento vago y lejano que cruza por la mente algo flotante por el cansancio del ratón ¿Su corazón esta dañado o su hermano podría usarlo para llegar al otro lado del espejo? Esperaba que pudiera usarlo, sentir la calidez del amor de la gente una vez más y pudiera ser el centro de atención una vez más.
-Seguro- bufo con burla ligera y poco entusiasta, sin querer pensar mucho en ello, más centrado en su hermano. Su mente esta corriendo, lleno de confusión y frustración, sin tener muy en cuenta que sucedía y como podía solucionarlo, incluso si había una molesta y pesimista voz en el fondo de su cabeza que susurraba que ese era el final. -¿Qué es todo esto?- al fin se anima a preguntar, mirando de reojo las líneas rojas que marcan el cuerpo ajeno, pudiendo notar que su tono ya no es tan brillante pero no parecen que fueran a retroceder pronto. -¿Mickey?- miro el rostro del ratón ante su falta de respuesta rápida, sintiendo el pánico ahogarlo por unos segundos al notar que los ojos del otro se estaban cerrado. -¡O-Oye, no te duermas ahora!- lo sacudió. Fue brusco y algo bruto, quizás demasiado para alguien que obviamente estaba herido, pero logro lo que quería.
-E-Estoy...despierto- arrastro un poco las palabras, obligándose a abrir los ojos, tarareando para si mismo. -¿Q-Qué paso?- parpadeo para aclarar todo lo posible su vista, luchando un poco en enforcarse en el rostro, identificando el miedo y la preocupación en los ojos ajenos. Sonrío, esperando poder tranquilizarlo, pero solo logro que el conejo se estremeciera y se aferrara con un poco más de fuerza, luciendo desesperado.
-¿Qué te sucede y cómo puedo ayudar?- quiere respuestas, quiere tener algo para hacer en vez de sentarse allí y escuchar al ratón divagar en lo que parecía ser casi un horrible momento dramático que que sentía que iba a terminar con algo en lo que no quería pensar. Quería conocer a su hermano, quería ser un buen hermano, y esperaba no haber perdido esa oportunidad por culpa de...todo.
-La magia de Disney...no esta hecha para lastimar a nadie...solo al que...hace daño- Mickey tenía que ser sincero y decir que empezaba a sentirse un poco flotando o mejor dicho, aturdido. Se sintió así una vez, cuando casi se ahoga para una escena de una pelicular que salió mal en su primera toma, aunque esa vez se sintió asfixiado y agotado, ahora solo se siente adormilado y muy cansado. -Son...consecuencias- pero a pesar de eso, pone todo de si para responderle a su hermano. Cree que es lo menos que puede hacer en este punto, en especial cuando lo esta lastimando al parecer.
-¿Consecuencias de la magia?- el conejo frunció el ceño, confundido por unos segundos, abriendo los ojos con horror cuando su cerebro logro unir los puntos con lo que sabía. -¿Es el pincel?- mira de reojo el objeto tirado en el suelo, no muy lejos de ellos, sintiendo que algo en su interior se retorcía. -Cuando usas el disolvente contra las criaturas, ¿te lastima?- su ceño fruncido se hace más profundo, recibiendo un tarareo ligero y vago, el ratón siendo incapaz de constestar directamente pero el conejo cree que no lo necesita. -¿Por qué rayos hace eso?- no tiene mucha experiencia con la magia, no estuvo realmente en su época, y no lo entiende. Mickey murmuro algo, sus palabras sonando inentendibles y arrastradas, luciendo cada vez más cerca de dormirse.
Y eso los alarmo a todos, porque no creían que eso fuera una buena señal.
-¡Mickey!- Félix se mueve, cayendo de rodillas en el suelo, detestando no tener idea de como ayudar y tragando su frustración de momento. -No puedes dormir todavía- duda, aprensivo, pero termina por extender su mano y darle ligeros golpes en la mejilla ajena, logrando que el otro abriera un poco más los ojos, murmurando algo para si mismo al parecer.
-¡Oye!- Cup se sobresalta y se queja al sentir que el demonio a su lado esta tironeando de su remera, insistente. -¿Qué rayos...?- lo miro con el ceño fruncido y es cuando Bendy hace señas, frunciendo el ceño y con las mejillas húmedas, junto con manchas negras, algo desesperado por hacerse entender. Señala al ratón y luego a si mismo, extendiendo las manos como si ofreciera algo, sus movimientos un poco más bruscos entre más lo repite hasta que el de rojo entiende. -Oh, cierto- se siente como todo un tonto de repente, una sensación que se mezcla con vergüenza. -¿Hay algo que podamos hacer?- esa era una pregunta obvia por hacer en este punto.
-Yo...no lo sé- y Oswald quiere tirar de sus orejas o patear el suelo en un intento de desestresarse pero no tiene la oportunidad, solo puede aferrarse a su hermano, y suplicar en silencio.
-Él dijo que eso retrocede por si mismo- Ink al fin hablo, bajando las orejas, y acariciando una con ansiedad ligera cuando todos allí la miran, apenas controlando su fuerza al apretar la mano de Mug que aun se niega a soltar. -Uso tinta la última vez pero no tengo muy en claro si eso va a funcionar. Antes, fue solo su mano, pero ahora...- hace un gesto ligero, tragando en seco. Se remueve, nerviosa, sintiendo que había una especie de reclamo silencioso de parte del rey que la estaba apuñalando. -¡Prometí no decir nada!- no tardo mucho en rendirse ante la presión. Era débil para ciertas cosas. -Las consecuencias del uso indebido de la magia no es algo que te enseñen en la escuela, ni algo que Disney quisiera divulgar me imagino, pero vi a Mickey usar algo de disolvente y vi lo que le hacia. Fue horrible- esta hablando muy rápido y sin pausas, sintiendo que se queda sin aliento. -Me suplico que no te dijera nada porque ya estabas bajo mucho estrés y tenías muchas preocupaciones de las que ocuparte, algo en lo que tenía razón, pero sabía que las cosas se irían al diablo en cuanto Mickey enfrentara a La Mancha y no tenía idea de que hacer teníamos un limite de tiempo, y yo...-
-¡Respira!- Mug es quien la interrumpe, un poco en pánico, tomando ambas manos de la coneja y obligándola a verlo. -Respira, Ink- es una orden suave que ella obedece de manera automática, abriendo la boca para dejar entrar una gran bocanada de aire, sintiendo sus mejillas arder de vergüenza.
-Lo siento mucho- ella mira de reojo al rey, llena de arrepentimiento genuino, esperando no haberlo molestado demasiado pero se endereza un poco en su lugar al verlo negar con la cabeza.
-No era tu secreto para contar- le mostro una pequeña y ligera sonrisa, en señal de que no tenía nada en contra de ella por todo aquello, pudiendo notar como la coneja se relajaba en su lugar con alivio notable. -Somos un desastre, ratón- bajo la mirada para ver a su hermano, sintiendo que algo en su interior se retorcía mientras el menor parpadeaba lento y pausado, amenazando con dormirse. -Aunque...no es del todo tu culpa- Oswald tiene que admitir que no había sido el más abierto y amable la primera vez que se vieron, se negó a escuchar lo que sea que el ratón quisiera decir pero tampoco esta del todo sorprendido. Aun se estaban conociendo y aun así, el conejo estaba seguro de que su hermano haría lo que fuera para ayudar, evitando hablar sobre cualquier cosa que pudiera pasarle. -Tenemos que aprender a comunicarnos, ¿no?-
-Yo...eso me gustaría- Mickey añora eso. Poder hablar con su hermano, conocerse, llevarse bien y poder ser familia. Es lo que quiere, aunque no tiene muy en claro si podrá tenerlo, no en estado actual. Todo su cuerpo esta entumecido, se siente flotando y al borde de hundirse en la oscuridad, sin saber si podría reaparecer como antes o si ese era su final. En caso de eso, aun quiere hacer algo, dejarle un regalo a su hermano. Es lo mejor que puede hacer, ¿no? -Ozzy- llama, aferrándose a como puede a la conciencia pero siente que esta se le esta resbalando y la oscuridad amenaza con engullirlo. Es una sensación extraña y algo desesperante. -Te quiero mucho, ¿sabes?- porque lo hace. No se conocen de mucho, Mickey apenas se entero hace poco que tiene un hermano, pero no duda que lo quiere, lo adora, incluso si no tiene muy en claro la razón pero es su hermano y cree que esos es suficiente. -Te quiero...tanto- la expresión del rey se desmorona y por primera vez desde que todo ese desastre empezó, en realidad permite que las lagrimas fluyan sin vergüenza alguna. Esta sollozando, feo y desordenado de seguro, sintiendo que la desesperación pura araña su pecho, porque todo eso se siente muy mal. -Y estoy seguro...de que todos...te amaran también- mueve la mano del conejo a la que se aferra, empujándola contra su propio pecho, sin saber que este se ilumina suavemente de rojo pero sintiendo la calidez de su corazón que se extiende por todo su cuerpo, terminando por adormecerlo.
Mickey Mouse se hunde en la oscuridad de la inconsciencia, apenas siendo capaz de ver el horror puro que se dibuja en el rostro de Oswald pero ignorante del pánico que se desata en el pequeño grupo de toons reunidos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro