#15
Espero que les guste~
Era una criatura, tenía una forma vaga de araña debido a su gran cuerpo y largas patas con las que avanzaba, pequeños destellos de verde en la parte superior y soltando un extraño gruñido profundo, abriendo lo que parecía ser su boca para dejar caer un buen montón de liquido negro al suelo, de donde empezaron a salir lentamente seres más pequeños y de ojos verdes que soltaban chillidos más agudos.
-Los que nos faltaba- gruño Oswald con los dientes apretados, rebuscando en el bolsillo de sus pantalones azules para sacar su fiel control remoto, apretando apenas el botón y creando chispas que mostraban su ira de cierta manera.
-Que bueno que es una araña y no una cucaracha. Que bueno que es una araña y no una cucaracha- Ink sollozo internamente, aun así algo aterrada porque no era muy fan de los insectos en términos generales pero podía soportarlos, mientras no fuera lo otro.
-¿Qué hacemos?- Félix ajusto la corre de su bolso, sabiendo que estaban en problemas, pero también ya pensando en lo que podía hacer. Podía lavar toda esa tinta del suelo con mucha agua, quizás para evitar que más criaturas puedan emerger, su bolso mágico se podría transformar en un camión de bomberos con buena presión de agua. Las maravillas de la magia.
-¡Gus!- el rey llamo y al instante, justo a su lado, el Gremlin apareció con un ligero destello rojizo. Parece preocupado, angustiado y se estaba retorciendo en su lugar pero mantuvo la boca cerrada de momento, en espera de ordenes al parecer. -Bendy- miro al mencionado, quien se enderezo con un pequeño sobresalto, luciendo ansioso. -Tienes que ir a tu mundo a buscar ese disolvente- el demonio trago en seco, sin querer ir a donde eso estaba guardado, pero termino por asentir con cierta rigidez. -Gus. Necesito que conectes y reactives el portal al mundo de Bendy para que puedan entrar a su mundo-
-¡A las ordenes!- el Gremlin decidió seguir las ordenes de su rey, ya luego podría conseguir una explicación más extensa o algo así. -Lo voy a organizar todo aquí en la sala- informo antes de desaparecer, dispuesto a hacer eso mismo.
-El resto, tenemos que encárganos de esas cosas antes de que llegan más lejos y causen demasiado daño- se adelanto, apretando el botón de su control, creando una corriente eléctrico que llego a las criaturas que se habían acercado demasiado a ellos. Se estremecieron y reventaron con un quejido que apenas se escucho, aunque solo parecían ser seres de tinta de momento, sin disolvente como la enorme araña.
-Yo lavare la tinta antes de que puedan salir más- el gato señalo hacia una especie de hidrante que había allí, alejándose con pasos rápidos mientras tomaba su bolso entre sus manos y parecía moldearlo a otra forma, casi luciendo como si fuera plastilina.
-Tengo que deshacerme de esa cosa- el ratón saco el pincel de su bolsillo, decidido y dispuesto, sin siquiera importarle el hecho de tener que usar una gran cantidad de disolvente ante una criatura tan grande. Tenía que evitar que eso llegara más lejos y llegara al castillo donde estaba Hortensia con los niños.
-Eso si que no- la coneja se movió para estar en su camino, impidiéndole avanzar demasiado, con las manos en la cintura y el ceño fruncido, luciendo algo frustrada al decir verdad. -¿Estás completamente loco o te faltan caramelos en el frasco?- bufo, logrando que el otro se encogiera apenas en su lugar, abrazando el objeto mágico contra su pecho. -Sabes lo que sucederá si haces lo que todos sabemos que quieres hacer- lo señalo de manera acusadora. -Y para colmo de males, de ofreciste a usar un disolvente el doble de poderoso, sin siquiera analizarlo por un segundo- él desvía apenas la mirada, ambos ignorantes de los ojos fijos en ellos, curiosos e intentando entender de que hablaban.
-Solo quiero ayudar- se sentía como un niño regañado, incluso sabiendo que él era mayor que ella. Alzo la vista, notando a lo lejos que su hermano estaba luchando contra las pequeñas criaturas que no dejaban de salir y Félix usaba una manguera de bombero con el patrón de su bolso en un intento de limpiar la tinta que la gran araña dejaba caer pero esa cosa no se detenía. -Ink, el monstruo- señalo, removiéndose en su lugar, ansioso y algo impaciente, queriendo ayudar. Nunca le gusto quedarse de brazos cruzados, no estaba en su carácter, una maldición y una bendición según sus propios amigos.
-Te dejare a los pequeños, el daño no será demasiado, pero la araña es mía- chasqueo los dedos, haciendo aparecer su martillo, dispuesta a desahogar un poco de frustración en aquella cosa grande que los estaba molestando. -Necesitare algo de disolvente- hizo un gesto ligero hacia la cabeza de su arma, bufando apenas al verlo parpadear con confusión.
-Pero...- levanto un dedo, queriendo decir que él podía encargarse con total facilidad pero ella de repente llevo las manos y su arma tras de si antes de inclinarse, el ratón tensándose cuando su espacio personal fue invadida de repente, con una sonrisa dulce y algo brillando en sus ojos.
-Hazlo o te acusare con tu hermano- lo dijo con expresión inocente y Mickey se sobresalto ante eso, en pánico, teniendo la sensación de que ella cumpliría con su palabra sin siquiera dudar. Se sentía algo chantajeado o quizás manipulado, no lo tenía muy en claro, pero también cálido y un poco feliz, porque sabía que ella actuaba por pura preocupación. Era una sensación extraña, aunque de buena manera.
-Bien, tu ganas. No me meteré con esa cosa- suspiro con resignación cariñosa, bufando con diversión ligera al verla enderezarse con una sonrisa victoriosa en su rostro.
-Genial~- sujeto su martillo con fuerza, ansiosa y algo nerviosa al decir verdad a pesar de que no lo estaba demostrando abiertamente. En su cabeza, había una pequeña versión de si misma que se estaba arrodillando y rezando porque su loca idea funcionara, suplicando a quien pudiera escucharla que ser un conejo viniera con algo de suerte. -¿Podrías?- Mickey suspiro y alzo su pincel, la punta volviéndose verde antes de dejar una generosa cantidad de disolvente sobre la cabeza del martillo, empapándolo por completo. Algo de eso estaba goteando en el suelo y si la gravedad funcionaba como en el mundo real, en el momento en el que lo levantara, algo de eso llegaría a ella pero era inmune, incluso si se sentía como una quemazón. -Gracias~- se volteo a ver a la araña gigante que se había estado acercando al castillo, ignorando como su cola esponjada se estremecía a favor de hacer un gesto, el mango de su martillo alargándose y con la cabeza pareciendo ser más grande, algo que sobresalto a los presentes. -¡Muérete, porquería!- corrió para tener un impulso al saltar y levanto su enorme martillo por encima de su cabeza, bajándolo con fuerza, aplastando a la araña con un sonido húmedos que logro llamar la atención de todos. -¿Te moriste?- levanto apenas su arma en cuanto aterrizo en el suelo, mirando el montón de tinta apenas reconocible pero pudiendo notar que las patas largas aun se movían, incluso un poco. -Parece que no- bufo. -Muere, muere, muere- lo siguió aplastando unas cuantas veces, contenta de ver que el disolvente que antes empapaba su arma estaba derritiendo las partes de aquella cosa.
Los demás la observaron por unos segundos, algo incrédulos, antes de que el rey y el gato volvían a lo que estaban haciendo, mientras el ratón reía sin poder evitarlo ante la imaginación de la coneja.
-Ella esta loca- señalo Cup con los ojos bien abiertos, entre incrédulo y algo aterrado si tenía que ser del todo sincero, en especial recordando que ella lo había amenazado con aplastarlo con ese mismo martillo. Siente escalofríos de solo recordarlo, eso podría dolerle y mucho.
-Ella es genial~- rio Mug con diversión y encanto, aplaudiendo la locura ajena en medio de una mala situación.
-¡El proyector esta listo y funcionando!- Gus apareció por la puerta, haciendo un ligero gesto hacia el demonio, quien se tenso y trago en seco, incomodo pero asintiendo antes sus palabras, siguiéndolo con pasos rápidos hacia el interior del castillo.
-Iremos con él- Cup ni siquiera dudo ante aquello. Incluso si aun desconfiaba un poco, no podía ignorar del todo el mal presentimiento que revolvía su estomago y oprimía un poco su pecho, sabiendo que había algo más tras la historia ajena y su falta de hablar. Esperaba que ir a ese estudio suyo le diera algunas respuestas, una señal quizás si Bendy era de confiar del todo o era tan malo como el mismísimo Devil. -Vamos- y camino con pasos firmes, siguiendo al demonio.
-Me encargare de que nada suceda- Mug miro al ratón, dispuesto a mantener a raya la mala actitud de su hermano pero preguntándose que estaba pasando por su cabeza para tomar esa repentina decisión. -Mucha suerte- fue rápido en seguir a los otros, no confiando del todo en dejar al otro a solas con el demonio, no aun al menos.
-¡Cuídense!- Mickey cerro la puerta antes de correr hacia donde estaba su hermano, con pincel en mano y mandando grandes chorros de disolvente para derretir a las pequeñas criaturas, mientras el gato se encargaba de lavar toda la tinta que manchaba el suelo y la coneja terminaba con la araña antes de ayudar a los demás.
Bendy se detuvo frente a la pantalla medio pegada a la pared, centrado en ese extraño portal que el proyector creaba, retorciendo sus dedos con ansiedad y sacudiendo bruscamente la cola, rápido en mirar por encima de su hombro al escuchar pasos acercarse, apretando los labios temblorosos al notar que los hermanos con cabeza de taza se estaba acercando pero no hizo gesto de estar por quejarse, prefiriendo tener compañía, incluso si uno de ellos parecía odiarlo.
-Te acompañaremos- Mug decidió ser directo con eso para que no hubiera dudas o malentendidos, sonriendo con nerviosismo pero agradecido de que su hermano mantuviera la boca cerrada de momento. El demonio parecía estar en conflicto, entre estar agradecido y no muy cómodo con eso, pero aun así, asintió, dándoles la espalda para saltar dentro del portal. El de azul se movió para pararse frente al otro antes de que pudiera siquiera intentar avanzar, con una mirada de muerte que hizo que el mayor se sintiera como un niño al decir verdad. -Más te vale que te comportes o te juro que meteré el jabón del inodoro de casa dentro de esa cabeza tuya, ¿entendido?- era una amenaza que tenía toda la intención de cumplir si el mayor hacia alguna tonteria contra el demonio. No necesitaban eso, no cuando estaban en problemas y todos tenían que trabajar juntos, además de que el pobre Bendy no se merecía un trato injusto como ese.
-Esta bien, esta bien- levanto las manos en un gesto de inocencia, asqueado ante la sola idea de que eso sucediera. Las pastillas del inodoro eran de esas que iban en la mochila, tardaban unos días en disolverse por completo, eso sería una tortura y toda su cabeza se volvería azul, eso sería horrible. -Por todos los cielos, te volviste pesado- bufo, aunque no podía culpar al menor, sabiendo que había actuado como un completo tonto.
-Se llama ser maduro y como tu no lo eres, tengo que ser yo- esta aliviado de que el otro se tranquilizara pero a pesar de que lo adora, aun no confía que esa desconfianza y molestia hacia el demonio hubiera desaparecido así nada más. -Ahora, entra- ordeno y el de rojo rodo los ojos con burla, murmurando algo entre dientes, pero obedeció, saltando dentro del portal y el de azul no tardo mucho en seguirlos.
Ninguno de los hermanos había estado en el mundo de Bendy, así que los tomo por sorpresa un poco el ambiente que encontraron. Estaba bajo techo, una especie de estudio si mal no recuerdan haber escuchado de alguno de los demás, uno de aspecto algo lúgubre y abandonado, con colores oscuros, muy diferente a su propio hogar.
-Bien- Cup se cruzo de brazos, incomodo, sin poder ignorar que ese lugar era algo aterrador y extraño, con un aire raro flotando a su alrededor, también triste y bastante descuidado. Nada de eso era una buena señal y su estomago se retorció un poco más. -¿A dónde?- el demonio lo mira por unos segundos, con los ojos bien abiertos, sorprendido por la falta de enojo y brusquedad pero fue rápido en desviar la mirada, temeroso de que la actitud tosca del otro volviera con venganza.
Avanzo, contento de que hubieran aparecido cerca de uno de esos grandes mapas dibujados en la pared para las supuestas visitas que nunca llegaron, analizando aquello con atención. No tardo mucho en encontrar lo que buscaba, señalando justo donde decía "Oficina de Joey Drew", algo alejado de donde estaban al decir verdad.
-Este lugar es enorme- Mug hizo una mueca, ansioso. Estaban encerrados, reducidos a tener que recorrer pasillos y habitaciones para llegar a su objetivo, era un poco frustrante sentirse encerrado, en especial para alguien que estaba acostumbrado a un campo más abierto y colorido.
-Y parece un maldito laberinto- el de rojo señalaba una realidad que el mismo mapa mostraba. Había muchos pasillos, muchos caminos y habitaciones, iban a tardar mucho en llegar hasta donde necesitaban. -¿No hay un atajo, una puerta secreta, o algo por el estilo que nos ayude a movernos más rápido?- Bendy lo pensó por unos segundos antes de asentir con entusiasmo y apartándose un poco de la pared, agitando la cola y chasqueando los dedos, un charco negro formándose bajo sus pies. A pesar de que no quería ir allí, de que cada parte de su cuerpo le gritaba y le suplicaba por huir lo más lejos posible, termino por extender las manos para agarrar la muñeca de cada hermano.
-¿Eh?- ambos lo miraron con confusión pero el demonio les mostro una pequeña sonrisa llena de disculpas antes de dejarse caer de espaldas, arrastrando a los hermanos con él pero en vez de caer al suelo como ellos esperaron, se hundieron en la oscuridad con un grito poco digno, pudiendo oler y saborear la tinta pura por unos segundos antes de que todo se iluminara una vez más.
-Eso...fue horrible...- el de rojo noto que estaban en otra parte del estudio, al final de un pasilla al parecer, justo enfrente de una gran puerta con tablas clavadas para mantenerla cerrada de seguro y una placa medio caída en la pared que decía "Estudio de Joey Drew. NO ENTRAR". -...pero...genial al mismo tiempo- el demonio parecía poder moverse a través de la tinta, casi como una teletransportación o algo así, era en serio algo genial y no podía negarlo.
-¡Fue super genial!- el de azul sonrío, aunque termino por toser, haciendo una ligera mueca de asco. -Pero aun puedo saborear la tinta, que horror- Bendy se permitió sonreír un poco, divertido por la reacción pero eso desapareció en el momento en el que sus ojos se fijaron en la puerta, apretando los puños con fuerza.
Odia ese lugar, él se había asegurado de esconderse en lo profundo del estudio y lo más lejos posible de esa excusa de oficina, pero sabía que lo que necesitaban estaba allí. Aun así no quería entrar.
-Oye- Cuphead podía ser mucho más observador de lo que cualquiera que lo viera pudiera decir, porque más allá de su locura y terquedad que lo metían en problemas, era un hermano mayor, estaba acostumbrado a ver a su hermano menor y analizar cada pequeño gesto por seguridad, así que incluso con su molestia personal con respecto a los demonios y todo ello, no podía ignorar lo que sucedía. Bendy estaba tieso, rígido, con la cola sacudiéndose bruscamente, una de sus mano tirando del borde de su chaleco y el otro aferrándose a la tela a la altura del pecho, con los labios apretados y tembloroso, los ojos bien abiertos, lleno de horror y terror puro.
Algo había pasado allí, algo que la coneja había decidido no mencionar.
-¿Bendy?- Mug lo miro con preocupación, el mencionado soltando su ropa a favor de cubrir su boca con las manos, sus dedos tembloroso pareciendo clavarse en su rostro con fuerza. El demonio lucia descompuesto, como si estuviera a punto de derrotar, y para el horror de los hermanos, sus cuernos se empezaron a deforma, igual que su frente, pareciendo qué se estaba derritiendo casi. -¡Bendy!- esta angustiado, preocupado y un poco en pánico ante el estado ajeno, sin poder entender exactamente lo que sucedía pero extendiendo las manos con toda la intención de intentar lo que sea que pudiera, aunque su hermano se adelantó.
-¡Oye!- acorto la distancia, apoyando sus manos en los hombros ajenos, frunciendo el ceño cuando lágrimas empezaron a salir de los ojos del demonio. Eran claras pero se oscurecían cuando se vieron mezcladas con la tinta que goteaba, lleno de angustia y miedo pero aun así, los ojos negros parpadearon, luchando por enfocarse en el rostro frente a él. Cuphead, no por primera vez en su vida, se arrepiente de muchas de sus acciones. -Tu creador, ese loco que menciono la coneja- puede sentirlo estremecerse bajo su agarre, con fuerza, y el de rojo aprieta los dientes con ira apenas contenida. -Ese maldito, hizo mucho más que crear la maquina y el disolvente ese, ¿no es así?- y eso rompe algo en el interior del ser de tinta.
Bendy aparta las manos y solloza libremente, aunque ningún sonido sale de él desde hace años, haciendo gestos con sus manos con pánico y miedo. Cup no puede entenderlo, sus movimiento son rápidos y bruscos, pero cree que no necesita un contexto completo para saber que algo horrible había pasado allí y todos los seres creados por aquella loca maquina sufrieron el precio de la locura de su creador, en especial el demonio frente suyo.
-Oh...- y Mug parece haber llegado a la misma conclusión de alguna manera, su expresión llenándose de horror y asco, mirando de reojo la puerta.
-Tranquilo- Cup es un desastre cuando se trata de consuelo y esas cosas, así que se siente torpe y fuera de lugar mientras toma las manos ajenas para detener lo que sea que estuviera intentando expresar, dándoles un apretón ligero. -Respira profundo- Bendy lo intenta, aferrándose al otro en un intento de anclarse, luchando por enterrar su pánico como puede y centrarse. Aun tienen una misión, no deberían distraerse.
-Esta...no es solo su oficina, ¿verdad?- el de azul se anima a preguntar, tragando en seco con una mueca cuando el demonio asiente, y no puede evitar alejarse uno cuantos pasos, temeroso de lo que podrían encontrar del otro lado. -No quiero entrar allí- sollozos de manera dramática.
-Y yo menos pero necesitamos esa cosa- Cup sintiendo una punzada al ver como Bendy se obligaba a asentir y se enderezo con un suspiro ligero, frunciendo el ceño al mirar a la puerta, sintiendo que eso en su interior se retorcía y ardía como una llama recién encendida. -Yo me encargo- le dio un apretón a las manos ajenas antes de soltarlo y hacer un gesto ligero, medio empujando al demonio hacia su hermano. Ellos se alejaron un poco, confundidos y curiosos, lo suficiente como para que él lo considerará seguro. -Bien- gruño con los dientes apretados, lleno de ira profundo en contra de un creador que podría quemar vivo si es que llegaba a conocerlo, lleno de molestia porque su hermano había tenido razón y no se permitió ver más allá de los cuernos.
-¿Cup?- Mug llamó, algo aprensivo y preocupado, cerrando la boca con un chasquido de dientes al notar que los puños ajenos eran rodeados por llamas azuladas que le resultaron muy familiares. Retrocedió un par de pasos por seguridad, colocando sus manos en los hombros del confundió y asombrado demonio para hacer que se alejara también.
Cuphead uso el disparo más grande que tenían en su arsenal contra una puerta con una explosión sonora que resonó a su alrededor, una buena manera de abrirla y de desquitarse un poco al mismo tiempo.
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