Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2

Escucho como un auto se aproxima a lo lejos, creo que nos estamos deteniendo.

— Dago llamó, mataron a uno de los pasajeros.

— ¿Qué? — Dice Leith molesto. — ¿Por qué? ¿Qué pasó?

— Intentó hacerse el héroe, tiró al suelo a Dago y le quitó su arma, Santiago le disparó, murió al instante.

— Asesinaron al tonto que no quería dejar ir a su novia ¿Cierto?

— Sí, al mismo.

— Diles que pongan orden, no quiero más contratiempos.

— Sí jefe.

— Una cosa más. — Dice Leith.

Aprovecho ese momento para escabullirme a la parte trasera del auto, me quito la bolsa de la cabeza para poder ver donde me encuentro, solo hay arboles aquí, kilómetros y kilómetros de árboles, estos ocultan el camino que estamos siguiendo. El baúl sigue abierto, podría salir de aquí, pero ¿A dónde iría? A demás, Sam sigue allí, no puedo dejarla, es mi mejor amiga y ahora sé que su prometido fue asesinado ¿Ella lo sabrá? ¿Lo habrá escuchado? Temo que sí, no puedo imaginar el dolor que debe estar sintiendo ahora.

El auto se pone en marcha, el otro secuestrador conduce frente a Leith, lo deduzco ya que no hay nadie detrás, no puedo ver lo que hay delante, solo puedo ver el camino que dejamos atrás, pero no hay nada que pueda ayudarme a ubicarme, un letrero, una señalización, nada. El auto continúa andando un par de kilómetros más hasta detenerse junto a lo que parece una montaña.

— Ya estamos aquí. — Dice Leith.

Creo que está hablando por teléfono, no entiendo por qué nos trajeron aquí, al medio de la nada, además ¿A dónde llegamos? En este lugar no hay nada.

El auto se pone en marcha una vez más, pero solo avanza unos cuantos metros, lo que parece ser una puerta se cierra detrás de nosotros, todo se oscurece, no puedo ver nada ahora. Escucho dos puertas de auto abrirse, así que me pego lo más que puedo al suelo de la camioneta.

— Bien chicas, todas abajo.

Espero que Leith no se dé cuenta de que no estoy allí, una tenue luz se enciende, puedo ver a las chicas saliendo del auto.

— Ya pueden quitarse las bolsas. Bienvenidas, este será el nuevo hogar de algunas de ustedes.

Escucho algunos silbidos y personas haciendo cumplidos un poco subidos de tono.

¿Cómo que el nuevo hogar? ¿A caso piensan dejarnos aquí para siempre? ¿Qué van a hacer con nosotras? y ¿Por qué dijo algunas? ¿Qué va a pasar con las demás?

— Vamos, síganme por aquí.

Levanto la cabeza para saber que está ocurriendo, están llevándose a las chicas por otra puerta, veo a mi alrededor, no queda nadie más, todos se han ido por esa misma puerta. Con mucho cuidado bajo de la camioneta, no hago ningún ruido, incluso dejo el baúl sin cerrar. Examino el lugar solamente con la vista para tomar una decisión, hay tres puertas ¿Por cuál debo ir? Finalmente elijo la que está a mi izquierda, entro allí y me encuentro un largo pasillo, hay un par de hombres con armas, están caminando en la dirección contraria a la que me encuentro, espero a que doblen la esquina antes de continuar, giro hacia la derecha, allí encuentro unas escaleras, verifico que no haya nadie antes de bajar, aquí encuentro muchas mesas, todas con cocaína, parece que aquí la empacan, hay muchos guantes con los dedos cortados, deben usarlos para el empaque, decido que no voy a tocar nada, así que salgo por la única puerta que encuentro, continuo caminando sigilosamente, aquí hay otro pasillo, al doblar a la izquierda choco contra alguien, al levantar la mirada noto que es Leith.

— Así que aquí te has metido. — Dice enfadado. — ¡Pensé que habíamos llegado a un acuerdo! — Me toma por el brazo. — ¿Como lograste escapar sin que te viera?

Me limito solo a mirarlo, estoy aterrada, temo que vaya a lastimarme.

— ¡¿Cómo?!

— Por el baúl. — Hago el mayor esfuerzo por no llorar, pero es inútil, una lagrima rueda por mi mejilla hasta llegar a mi barbilla, la limpio con mi otra mano antes de continuar hablando. — Antes de subir al auto abrí el baúl sin que te dieras cuenta, a mitad del camino me escabullí hacia atrás.

— Cuando Juan se acercó para hablar conmigo. — Frunce el ceño. — ¿Sabes que pudiste haberme metido en muchos problemas? Tienes suerte que Dago y Santiago acaben de llegar, tendré que decir que venías con ellos. Camina. — Ordena.

Él me lleva tomada por el brazo por el camino que tomé hasta llegar a donde los autos estaban estacionados, allí están los otros dos secuestradores.

— ¿Saben lo que tienen que decir verdad?

— Sí. — Dicen los dos al unísono.

— Vamos, nos están esperando.

Me llevan hacia la puerta donde todas las chicas entraron, luego por un pasillo hasta llegar a lo que parece ser un gran salón, en medio están todas mis amigas y las demás pasajeras, al rededor hay muchos hombres y algunas mujeres armadas, al verme entrar comienzan los silbidos nuevamente, como cuando las chicas se quitaron las bolsas de la cabeza.

— ¿Ella por qué aparece hasta ahora? — Pregunta una mujer muy seria.

— Santiago y Dago querían probar la mercancía. — Responde Leith.

— Bien, a la fila. — Me ordena.

Me pongo a la par de Sam, tomo su mano fuertemente, sus mejillas están mojadas por tanto llorar.

— Tranquila, todo estará bien.

— Mataron a Trent. — Dice en un tono muy bajo con una quebradiza voz.

— Lo sé, lo lamento mucho.

— Bienvenidas sean a nuestro humilde hogar, mi nombre es Bambi— Habla la misma mujer que anteriormente hablo con Leith. — Se que tienen muchas preguntas y están asustadas, voy a resumirles todo. Están aquí para ser parte de nosotros, han sido elegidas para 2 trabajos, distribución de drogas o prostitutas, según sus aptitudes se les asignarán sus tareas, por ahora estarán en un periodo de observación.

— Queremos probar la mercancía. — Grita alguien al fondo.

— Queremos probar sus aptitudes. — Apoya alguien más.

— Sí. — Gritan varios.

Todos empiezan a discutir, la mayoría pide a gritos que se les permita violarnos, porque eso es lo que van a hacer, violarnos a todas.

— Silencio. — Dice Bambi.

De inmediato todos guardan silencio en aquel lugar, Bambi nos ve y sonríe.

— Bien, traigan el cráneo del incentivo.

Un hombre saca de una bodega una carretilla, sobre ella hay un cráneo plástico que contiene muchos papeles, creo que harán un sorteo para seleccionar a los hombres que van a cometer tal aberración.

— Como siempre, los cuatro que completaron la operación con éxito van a escoger a su chica primero, luego iniciaremos con el sorteo, pueden salir cuando seleccionen a su chica. — Nos ve como si no fuéramos nada. — No quiero ni un solo rasguño en ninguna de ellas, no queremos mercancía dañada, si ocurre serán castigados, y saben cuál es el castigo. Leith, tu empiezas.

Leith le susurra algo a Dago, luego se acerca a nosotras, comienza a mirarnos una a una.

— La quiero a ella. — Me toma por el brazo.

— No. — Intento liberarme. — Suéltame.

Él me jala por el brazo, me lleva a la puerta, pero antes de salir veo que Dago toma a Sam por el brazo para llevarla con él.

Leith me lleva a una habitación, solamente enciende la luz en la mesa de noche, él se sienta en la cama, se quita su camiseta y la coloca sobre una silla, yo me quedo de pie en el rincón junto a la puerta.

— ¿Qué vas a hacer conmigo? — Pregunto con una débil voz.

— Relájate, no voy a hacerte nada.

— En ese caso debiste escoger a Sam, prometiste cuidarla.

— Tu prometiste que me ayudarías a calmar a todas y que no harías nada estúpido.

— Se que cometí una estupidez, pero no puedes culparme, estoy aterrada, solo quiero ir a casa. Ahora ve por Sam, haz el cambio con tu compañero.

— No puedo hacer eso, además, le dije que no le tocara ni un solo cabello, es mi amigo, no le hará nada, puedo asegurarlo.

— Gracias. — Digo aliviada. — Se que no estabas obligado a hacerlo. Gracias, de verdad, te debo una.

— Lo sé. — Se acomoda en su cama. — Quizás algún día te cobre el favor. Ahora, siéntate donde gustes.

Me siento allí mismo, en el suelo, desde aquí miro a Leith, él está como si nada estuviese pasando, recostado viendo el techo, toma una botella de whisky de la mesa junto a su cama, la bebe hasta dejarla a la mitad, en todo ese tiempo he estado en silencio, simplemente me limito a observarlo.

— ¿Quieres un poco? — Pregunta con algo de dificultad.

— No.

— ¿En qué estás pensando? Llevas un largo rato sin decir una palabra.

— ¿Por qué me estás protegiendo? — Esta vez mi voz es firme. — Digo, apenas si me conoces.

— Me recuerdas a alguien a quién perdí hace mucho tiempo.

— ¿Era tu novia?

— Mi prometida, te pareces mucho, su forma de ser es muy parecida, ambas toscas, inteligentes, decididas, risueñas, pero con los pies en la tierra. ¿Sabes? Lo que más me recuerda a ella son tus ojos.

— ¿Que le pasó?

— No pude cuidarla bien, murió por mi culpa, es lo único que te diré. — Dice algo molesto.

— ¿Qué va a pasar conmigo?

— Obviamente no te van a prostituir, diré que eres un asco para esa clase de cosas, te quedarás aquí para ser parte de nosotros, quizás trabajemos juntos.

— ¿Qué pasa si no quiero unirme a ustedes?

— Te asesinarán, luego dejarán tu cuerpo en algún lugar del bosque donde jamás podrán encontrarte.

— Bueno, creo que la elección será obvia.

— Eso pensé. — Destapa nuevamente la botella.

— ¿Y tú? ¿Cómo llegaste aquí? No pareces tan desalmado como todos ellos.

— Mi hermano se metió en este negocio desde los 20, un día lo seguí hasta aquí, tenía curiosidad, quería saber a dónde iba tan constantemente. Me descubrieron intentando entrar, iban a matarme, pero mi hermano los convenció de reclutarme, desde entonces estoy aquí, subiendo de nivel poco a poco, siguiendo todas las ordenes que se me dan, nunca los he defraudado, me gusta que las cosas se hagan bien o no se hacen.

— Está más que claro que no te satisface estar aquí. — Lo observo para ver su reacción. — Si tuvieses la oportunidad de irte ¿Lo harías?

— Claro, sin duda, pero no es fácil, la única forma de salir de aquí es muerto.

— No hay forma entonces ¿Cierto? — Suspiro decepcionada.

— No. — Dice fríamente.

— ¿Qué hicieron con el cuerpo de Trent? — Digo recordando la conversación que tuvo con Juan.

— Lo dejaron allí, en medio de la nada.

— Él era un buen hombre. — Digo con lágrimas en los ojos. — Nunca hubiese deseado alguien mejor para mi mejor amiga y ahora ya no está, es su culpa, tu culpa.

Leith deja la botella en la mesa, se pone de pie con dificultad, camina hasta mí, ofrece su mano para ayudarme a ponerme de pie. En ese momento de dolor y rabia comienzo a golpear su pecho, él simplemente se queda quieto, no hace nada para evitar que lo golpee, cuando dejo de golpearlo me abraza, al principio intento alejarme, pero luego incluso yo lo abrazo mientras lloro, necesitaba desahogarme para sacar el pesar de mi pecho.

Alguien toca la puerta repetidamente, Leith me aleja de allí antes de abrir la puerta, Dago está del otro lado muy alterado.

— Debes ayudarme con esa chica, está loca, ya le dije que no voy a hacerle nada y sigue lanzándome cosas.

— ¿Dónde está?

— En mi habitación.

— Déjenme hablar con ella, por favor. — Suplico.

— Está bien, tienes un minuto, sino le podré un sedante.

Dago y Leith hacen guardia mientras yo entro a la habitación de Dago para calmar a Sam.

— Sam, por favor, tranquilízate, él no va a dañarte, Leith me prometió que nadie nos dañará, confió en él.

— Él me tomo por el brazo, me dijo que me sentara.

— Solo está siendo amable, no te hará daño, ya deja de lanzarle cosas, debo irme, intenta dormir. — Le doy un fuerte abrazo antes de salir.

— Gracias por cuidarla. — Me dirijo a Dago.

El asiente, sin decir una sola palabra entra en su habitación.

Leith y yo volvemos a la suya, están justamente a la par, no entiendo como no escuchamos cuando Sam le estaba tirando cosas a Dago.

— ¿Cómo es que no se escucha nada entre habitaciones?

— Son a prueba de sonido, ningún sonido entra o sale de ningún lugar, lo construyeron así para guardar muy bien todos los secretos, pero no te confundas, las paredes tienen oídos, cuida todo lo que dices, alguien podría estar espiando.

— Entiendo, gracias por el consejo.

— Deberías dormir, mañana será un largo día, puedes dormir conmigo en la cama o en el sofá.

— Creo que antes voy a aceptar ese trago que me ofreciste.

— Claro. — Dice alcanzando la botella.

La destapo y la empino para dar el primer trago, luego doy otro trago aún más grande, después otro y otro más. Cuando devuelvo la botella me doy cuenta de que tomé la mitad de lo que Leith había dejado.

Pienso algunos instantes donde quiero dormir, ¿Sofá o cama? Si entro a la cama sé que Leith no me hará daño, ya lo habría hecho de haberlo querido, así que entro en la cama, me pego a la orilla y me acomodo de forma que le doy la espalda, él hace lo mismo, cuando apaga la luz no puedo evitar llorar, hago lo posible para no hacer ni un solo sonido, Trent está muerto repito una y otra vez en mi mente, desearía haber podido hacer algo para evitarlo, él era un buen hombre, en tan solo un par de meses desposaría a mi mejor amiga, ambos estaban destinados a ser felices juntos, si tan solo nunca hubiésemos planeado este viaje él estaría vivo, se siente como que es mi culpa, yo propuse el viaje, yo fui la que nos metió a todos en este espantoso lío y tengo que hacer lo que sea para poder sacarnos de él.





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro