09
—¡Estoy furioso, Nam Joon! —se escuchó a Jin gritar desde la cama, donde estaba sentado de piernas cruzadas.
Amy estaba en la habitación, arreglando su ropa para luego guardarla de nuevo en el armario. Había olvidado planchar algunas camisas de Nam Joon, a éstas las dejó apartadas a un lado para que cuando terminarse con lo suyo siguiera con lo otro. Su cara no se veía bien, en realidad hacía dos días que fingía sentirse bien. Le sonreía a Nam Joon cada vez que le preguntaba si estaba todo correcto, Jin sabía que no era así, había algo en ella que lo estaba poniendo realmente furioso. Sentía otra presencia allí entre ellos y eso no le gustaba.
—Amy, ¿prefieres que pida algo de comida? —preguntó Nam desde las escaleras en dirección a la cocina, con su teléfono en la mano.
—Sí, como gustes.
Jin la miró con el ceño fruncido, su enojo era tal que hizo que la ropa que acomodaba se desparramara cuando ella se dio la vuelta. Sus blusas y vestidos quedaron tirados en el suelo como si un remolino hubiese pasado por ahí. Cuando se dio cuenta de que sus prendas estaban a sus pies, miró asustada a su alrededor. Claro que ella sabía que podría haber alguna especie de espíritu en la casa, pero no era común que eso pasara. Decidió entonces ignorarlo, pero Jin persistió. Volvió a tirarle las cosas cuando las dobló.
—¡Nam! —lo llamó asustada, saliendo del cuarto a pasos lentos—Creo que hay algo en el cuarto.
—¿Algo? —el peligris soltó aire por su boca, ya sabiendo que se trataba de Jin. Subió las escaleras y le dijo a la chica que bajara a pedir la comida. Seguido entró al cuarto y miró al castaño —¿Qué estás haciendo? ¿Estás aburrido, Jin?
—¡Sí! —el ángel se puso de pie sobre la cama, cerró sus manos en un puño y empezó a abrir las puertas del los muebles, tirando todo lo que había dentro de éstos.
—¡Basta! ¿Por qué te comportas de ese modo?
—¡Todo está mal! ¿No te das cuenta?—volvió a gritar, para finalmente salir por la ventana.
Jin se largó, su aleteo rápido dejó en el camino varias plumas cayendo. No quería estar allí por mucho más tiempo. Prefería irse con Lu Han o con Ji Min, aunque con éste último sabía que no podía hablar de forma directa porque era imposible que lo viera y, en esos momentos, necesitaba expresar su odio, su malestar. Jin no podía seguir sintiendo eso en su cuerpo, esa sensación irritante de que algo más estaba a su alrededor.
Cuando se marchó sin ninguna dirección en particular, Nam Joon se quedó mirando por la ventana del cuarto cómo se alejó. Le resultaba extraño ese comportamiento sabiendo que Amy estuvo viviendo con él varios años, y por tal motivo, debía de estar ya acostumbrado. No le gustaba para nada que hiciera cosas así, parecía un niño encaprichado al que no le prestaban atención. No le dio importancia, pensando en que más tarde volvería a casa y se puso a ordenar todo el desastre.
﹏†﹏
Ji Min no podía centrarse en su estudio. Historia del arte se le hizo la asignatura más pesada en esa noche. Después de haber cenado apenas unos fideos con algo de caldo, subió a su cuarto para dedicarse de lleno a la lectura, el repaso y a escribir resúmenes. Pero era imposible, cada vez que leía dos o tres párrafos seguidos, su cabeza sólo imaginaba a Yoon Gi con esa expresión perdida y asustada que tenía cuando le decía que oía voces.
Temía que las cosas volvieran a ser como antes, temía que Amón hubiera encontrado la forma de regresar a sus vidas simplemente para vengarse. Ji Min no sabía nada de demonios, de rituales, ni de todas esas cosas de las que Lu Han y Nam Joon poseían conocimiento. Él también quería involucrarse sólo para poder entender un poco más la situación de Yoon Gi, para poder ayudarlo y no tener que depender de nadie más. A veces se sentía tan inútil y responsable por no saber esas cosas...
Su estudio quedó rápidamente de lado, apartó sus libros del escritorio y tomó su ordenador portátil; lo encendió, esperó impaciente que iniciara la sesión y, cuando cargó el escritorio, hizo doble click sobre el ícono redondo para buscar en internet.
—Bien... ¿Ahora qué? —se preguntó a sí mismo, apoyando su mentón sobre la mano mientras que con la otra movía la flecha del mouse para todos lados.
Efectivamente, no era tan fácil como pensó. Una vez que se puso a buscar y a leer no supo realmente si creer. Había sitios que decían cosas contradictorias y que no terminaban por convencerlo. Quizás sería más fácil preguntarle a Lu Han, pero si hacía eso no se sentiría nada útil. Buscar por su cuenta le daría un impulso de confianza y le podría demostrar a Yoon Gi que estaba preocupado y quería ayudarlo.
Después de pasar por varias páginas, comenzó a sentirse derrotado. Largó un suspiro por sus labios y dejó caer su cabeza sobre la mesa, golpeándose la frente al chocar con la madera.
—Auch... —se quejó sin aliento.
—¿Tú también estás de mal humor?
Jin apareció de la nada en el cuarto, había abierto la ventana sin que se diera cuenta. Se sentó al borde de la cama de Ji Min y lo miró de brazos cruzados; deseaba tanto poder hablar con él, al igual que con Yoon Gi, el que no pudieran escucharlo era una pequeña tortura. Y aun así seguía quejándose siempre en voz alta. Ji Min a veces no solía darse cuenta de que Jin trataba de comunicarse con él y eso desesperaba un poco al ángel. Jin empezó a hablar y fue acercándose hacia el menor, quien seguía con la cabeza apoyada sobre el escritorio. Se fijó en la pantalla del ordenador y todas las cosas que ponía.
—¿Qué estás tramando? —frunció sus cejas—"¿Cómo invocar demonios? "—leyó en la pantalla—¡Estás loco, Ji Min!
La pantalla del ordenador de repente se apagó, quedó totalmente negra. Ji Min levantó la cabeza rápidamente al sentir un pequeño ruido, vio frente a él como su búsqueda se había esfumado sin saber el motivo. Pensó que quizás tenía tan poca batería que terminó por apagarse sola, pero el causante de eso fue Jin.
—Joder—maldijo y se agachó a comprobar si el cable seguía allí enchufado.
El enojo del ángel era tal que cerró la tapa de la laptop bruscamente, haciendo que Ji Min saltara del asiento asustado. El joven miró hacia todas partes, imaginándose que debido a sus búsquedas algún ente oscuro había sido invocado por medio de la lectura.
—¿Quién anda ahí? —preguntó, con la clara intención de alejarse del escritorio hacia la puerta.
Jin rodó los ojos, comenzó a escribir en un papel que encontró en blanco y pensó en asustar al chico para que dejara que buscar en internet ese tipo de cosas. No entendía qué intenciones tenía, pero no dejaría que siguiera explorando sin tener idea en lo que podía meterse.
Ji Min vio las letras que se formaban en ese fondo blanco y leyó en voz alta.
—"Deja de mirar esas cosas o lo vas a lamentar. Jin"— el menor suspiró aliviado de saber que ningún ser oscuro hizo presencia en su cuarto—.Jin, no me des esos sustos. No es lo que crees, no quiero invocar ningún demonio. Sólo quiero saber si es posible que... Ya sabes, que él haya vuelto.
—¡No digas tonterías, Ji Min! Amón nunca más podrá volver.
Le volvió a escribir en el papel para que supiera lo que dijo. Ji Min leyó y asintió con la cabeza, dándole a entender que comprendía; sólo estaba asustado y preocupado por lo que le pasaba a Yoon Gi. No quería verlo así otra vez.
—Tienes razón, lo enviaste de vuelta a donde tenía que estar. Quizás me estoy preocupando de más, pero amo tanto a Yoon Gi que no puedo imaginarlo sufriendo como hace un año.
Jin se quedó en silencio por un momento, luego sonrió levemente. Ji Min era perfecto para Yoon Gi, y viceversa, eso nadie podía negarlo. Ambos se complementaban tan bien, a veces sentía envidia.
—Es hermoso el sentimiento que transmites cuando hablas de él. Me gustaría tanto que la relacionadas entre Nam y yo volviera a ser como antes... —mordió su labio, mirando hacia la nada. Aquello no se lo hizo saber, prefirió guardárselo para sí. Sin embargo volvió a advertirle, escribiendo por última vez.
"Todo estará bien, Ji Min. No te preocupes"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro