Pesadilla entre risas
Si pudiera describir como me sentía en una palabra, diría aterrado.
¿Como el tiempo había pasado tan rápido? Aun recuerdo el sabor del chocolate caliente que tomaba acompañado de mi hermanita mientras mirabamos una pelicula y nevaba afuera, y sin darme cuenta los dias, semanas y meses pasaron volando, encontrandome donde estoy ahora.
En mi cuarto teniendo una crisis mental buscando en páginas, tiendas o algún contacto que pueda ayudarme a buscar un disfraz para hallowen.
Porque si, la gran temporada de sustos había llegado en un abrir y cerrar de ojos, la mayoria de casas estaban decoradas con la temática de terror, las personas preparando los dulces para recibir aquellos que van de puerta en puerta a pedirlos con la típica frase "Dulce o truco", otros preparando sus disfraces para salir y tocar puertas para ir a pedir golosinas o para hacer travesuras.
Y por otro lado estaba yo, que por su memoria de pez dorado dejó todo a última hora y no sabe como lidiar con el pequeño problema en el que yo sólito me meti.
Tenia que encontrar un disfraz si o si, el año pasado le había prometido a Támara que juntos iríamos a pedir dulces, no podia defraudarla.
¿Quien podría saber donde podía encontrar un disfraz en tan pocas horas? La hora de ir a pedir dulces se acercaba cada vez más y yo, no tenía preparado nada de nada.
Si no fuera por Samanta, seguramente mi casa fuera la única en el vecindario que no estaría decorada para la fecha, y los vecinos dirian que no tengo tiempo para pasar con mi hermana y decorar la casa, (lo cual ultimamente es algo cierto porque los examenes habian dado inicio y habia estado mas ocupado de lo usual).
Y si bien hay quienes no decorar sus casas, ni festejan la fecha por su religión, mis vecinos están bien enterados cuanto adoro esta fecha y decorar mi hogar, siempre lo hacia junto a mi abuela, aun recuerdo la primera vez que salí a pedir dulces, tenía 9 años, iba de la mano de mi abuelo disfrazado de príncipe miéntras que ella llevaba puesto un disfraz de caballero.
Ese dia le habia preguntado porque nos habíamos disfrazado así y ella simplemente resapondio.
"Porque tu eres un hermoso príncipe mientras que yo soy tu caballero fiel que siempre te protegera".
Era un recuerdo lindo y melancólico para mi,mi abuela había sido mi figura materna, mi apoyo moral, la mujer que me educo y enseñó que tan cruel podía ser la vida, pero que también recompensaba tarde o temprano.
Cuanto desearía que estuviera otra vez conmigo, ella amaría a Támara tanto como yo, al igual a Samanta que se comporta tan dulce, amable y amorosa con nosotros, en especial con mi hermana.
Ella también se ganó mi corazón y la podría considerar también como una madre, aunque mi abuela siempre sería mi madre preferida .
Mi abuela, mi hermana y mi madrastra son las mujeres más importante de mi vida, no se que seria de mi si ellas no hubieran estado en mi vida y si no vivieran en mis recuerdos.
-Liam- La voz de mi madrastra me saco de mis pensamientos, ¿en que momento había entrado a mi cuarto que ni la escuche? - ¿que haces?.
-Le había prometido a Tamara que la llevaría a comprar dulces hoy y-
-No compraste ningún disfraz cierto?
-Jeje, puede que no.
-Sabia que esto pasaría, así que me adelante y compre un disfraz para los cuatro, así vamos todos a pedir dulces-
-¿Encerio?- Ella simplemente asintió, logrando que me sintiera más aliviado y que fuera directo a abrazarla- ¿Te he dicho que eres la mejor madrastra del mundo Samanta?
-No necesito que me lo digas para saberlo, se que lo soy- Dijo con aires de grandeza que me hicieron rodar los ojos y provocar una risa en ella, y luego, caí en cuenta de algo- Espera, ¿Como que cuatro?
-¿Tu crees que te dejaría andar con un pretendiente sin que lo conozcamos?, pues no jovencito, tu hermana y yo nos tomamos la molestia de conocerlo en persona y se ve que es un buen chico, así que le pedí su número y lo invite para ir a pedir dulces.
-¿Qué hiciste que? ¿Desde cuando? ¿Como? ¿Lo conocen? ¿Tu y Támara? ¿Lo invitaste a pedir dulces? ¿Y tienes su número?- No puede ser, Samanta, tiene el número de Alex, y yo, que ya llevo casi dos años de conocerlo; si es que más,puedo decir que lo conozco porque antes nuestra relación consistía en que el club, trataba de llamar mi atención desde la barra todos los días, y estos últimos meses si nos hemos ido conociendo un poco más, pero el punto aquí es ¿como mi madrastra consiguió el número de Alex antes que yo?
-Sip, y no me vallas a salir con que es peligroso andar con alguien desconocido porque de desconocido no tiene casi nada contigo, si ya hasta te regala rosas, además Richard también me dice que siempre ve las miradas entre ustedes- Como que a mis conocidos les gusta avergonzarme, porque de nuevo, siento mi rostro arder, en algún punto me acostumbrare y oficialmente seré familia de una manzana o algún tomate.
-¿Q-que miradas? Estas alucinando Samata, ¡entre Alex y yo no hay nada más que amistad!
-Lo mismo decía yo con tu padre y miranos ahora, casados y yo teniendo una estupenda relación con mis dos pequeños-
-Y-yo -No sabia que responder ni como sentirme, por un lado me sentía avergonzado y quería negarlo todo, pero por otro, ella llamándome a mi hermana a mi como sus pequeños, y imaginar que talves pueda haber algo más con Alex, me hacia sentir.... Feliz.
-Deja de sobre pensar las cosas, deje tu disfraz en el armario, pontelo y procura estar listo para las 6 en punto, que a esa hora viene Alex-
¿Como? ¿El va a venir?- No recibí respuesta, ella solo salió de la habitación silbando dejándome a mi hecho un manojo de nervios y sin saber que hacer.
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