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08

❝Dulce no tan dulce❞

La comida ya se había terminado, y por poco las botellas de agua también. El tipo del mostrador los estaba mirando nuevamente con curiosidad, pero ninguno se percató de ello al estar concentrado en la persona que tenía al frente. Sohyun sacó su celular con rapidez, teniendo una interesante idea en mente, aunque se vio un poco perturbada en cuanto la alarma que había puesto para estudiar empezó a sonar como loca.

Finalmente, cuando las cosas se habían equilibrado un poco, sucedía aquello. Obviamente podía ignorarla, pero el deber era el deber. Y aunque volver a casa para encerrarse a leer no era su pasatiempo favorito si es que podía hacer algo más, no podía descuidar sus estudios por un capricho de ese estilo. Al menos eso pasó por su cabeza mientras observó a Taehyung, quien la miraba con curiosidad por mucho que lo intentara disimular.

—Esa fue mi alarma de estudio —le explicó, por mucho que dar una explicación no fuera una obligación—. Justo se me había ocurrido algo que podíamos hacer, pero... Puede quedar para otro día. El deber llama, así que solo me quedaré cinco minutos más para explicarte y luego me tendré que ir a casa.

—Vale, comprendo —no había nada más que hacer si la chica se tenía que marchar. Ya había sido un logro bastante considerable el haber comido algo en compañía del otro— ¿Pero a qué te refieres? ¿Qué cosa podemos hacer entre tú y... yo?

—Un juego —aclaró. Taehyung elevó sus cejas ante sus palabras—. Como las cosas no han sido precisamente muy cómodas entre nosotros, pensé en que regresar un poco a los viejos tiempos no vendría nada mal, por lo menos durante un plazo de tiempo.

—¿Cuánto tiempo?

—Humm... ¿Un mes? No es mucho, pero tampoco es poco.

El chico del mostrador estaba atento a su charla aunque no pudiera escuchar nada debido a la distancia que había entre ellos, además la suave melodía que ambientaba el lugar tampoco ayudaba en mucho. Pero se notaba que estaba sucediendo algo interesante, pues llevaban sentados bastante rato y no podía imaginar que nada interesante hubiera sucedido en todo ese tiempo.

Era un chismoso, muy probablemente. No obstante, el turno estaba aburrido y habían aparecido esos dos chicos que lo estaban entreteniendo por mucho que no se dieran cuenta de ello. El trabajo de cajero sin duda era el de ver a la gente que iba a comprar, el decirles el monto a pagar solo era un agregado.

Regresando a Taehyung y Sohyun, ambos seguían con su charla.

—Me parece bien —tomó un sorbo del agua que iba quedando en su botella. Al parecer él era el que había bebido más, pues la botella de Sohyun se notaba más llena. No mucho, pero lo suficiente para que se notara—. ¿Y de qué va ese juego que dices? No creo que trate de esconderles los cascos a los señores del hipódromo o darle comida a los caballos cuando nadie ve. Mucho menos asustar a nuestros padres, como esa vez que jugamos a escondernos sin avisarle a nadie y nos vinieron a encontrar con linternas entre los fardos de heno cuando ya se había hecho de noche.

Sohyun soltó una suave risa. Un recuerdo del que no era consciente había sido desbloqueado. No era la primera vez que salía a la luz, clara, pero sí era la primera vez en donde estaba presente la otra persona que había estado involucrada en esa travesura que, viéndola bien, nada tenía de travesura.

En ese momento todos los adultos tenían que haberse vuelto locos con dos niños desaparecidos. Y aunque Taehyung era demasiado travieso, también era un niño sensible que lloraba casi por todo. Por lo mismo su padre siempre se la pasaba consolándolo.

—Ay, no. Me hiciste recordar la horrible alergia que nos dio. Después de ello estuvimos como dos meses sin poder estar cerca de los establos porque el simple polvillo en el aire nos hacía llorar como bebés. Yo tenía un bolsito de conejo lleno de pañuelos y tú te los acababas tan rápido que tu papá te terminó por dar un bolsito de tigre muy parecido.

—¿En serio lo recuerdas? Pensé que sería el único —una genuina risa surgió desde su garganta sin que se diera cuenta. El recuerdo de su padre le llenaba el corazón—. Mi abuela cada vez que puede me cuenta esa historia para que tenga cuidado en el trabajo. Parece que todavía cree que tengo cinco años y que tendré esa horrible picazón hasta en lugares innombrables.

Flashbacks de sus papás regañándolo por ser tan inquieto vinieron a su mente. Era difícil que permaneciera tranquilo en un lugar y mucho menos si tenía una picazón que le hacía rascarse como un monito de la selva. El pequeño Taehyung era realmente todo un niño hiperactivo si miraba hacia atrás, pero era lindo y eso nadie lo podía negar.

—Dios, mi papá es igual. Solo que en su caso, saca el tema en cada reunión familiar. Mis familiares deben estar aburridos de esa historia. Tantas veces la ha contado que ya todos se deben saber tu nombre de memoria, hasta mis primos que con suerte veo una vez al año.

—Wow, me sorprende saber que, además de mi abuela, alguien más es consciente de esa historia. No es por ser malo, pero fuimos unos mocosos muy odiosos.

Detrás de ese recuerdo, había un montón más en dónde le habían provocado bajadas de presión a quienes los rodeaban. Desde un susto a un abuelo, hasta un tío que pensaba que ya iba a quedar fuera de la familia por no cuidar bien a los niños mientras jugaban. En esos momentos había sido terrible, pero ya podían reírse un poco de todo eso que había sucedido.

Al final, las travesuras de pequeños podían ser recordadas como algo lindo. Por lo menos en general, pues tampoco se podía negar que algunas habían sido di niveles para paros cardíacos.

—Demasiado. Hicimos muchas travesuras, tú más que yo, pero igual te apoyé en tus jugarretas. Cosa que nos lleva de regreso al juego que te quiero plantear.

—Cierto. Prosigue con tu explicación, por favor.

Sohyun se acomodó en su lugar en una postura más seria, como si en vez de haber estado planteando un juego hubiera estado cerrando un negocio muy importante con un inversionista. Y Taehyung la copió. Sus reflejos se pusieron en modo espejo. Al parecer estaba muy atento a lo que hacía la chica que tenía frente a él.

—Bien, no es algo difícil en verdad. Se llama "sesenta preguntas" y consiste en dos preguntas diarias, una de tu parte y otra de mi parte. No es como si hubiese unas reglas establecidas porque el juego es muy fácil, pero debes tener en cuenta que la pregunta que me hagas, también la debes responder de vuelta.

—Y sobre los temas, ¿hay un tope? Ya sabes, hasta donde se puede indagar...

—No lo sé bien —confesó—. Supongo que mientras ninguna pregunta llegue a algo morboso o que no se pueda aplicar, todo estará bien. Si queremos que la confianza surja, nada tiene que ver si te pregunto cuántos centímetros son necesarios para tocar tu próstata. Primero, porque sería algo raro y segundo, porque yo ni siquiera tengo una como para responder de vuelta.

Taehyung se sintió algo shockeado por la descripción tan... gráfica. Sin embargo, estaba claro que no podía hacer preguntas incómodas. Era algo que ya había pensado, pero con las palabras de Sohyun definitivamente le había quedado clarísimo.

En todo caso, pensó en que no era un pervertido, por lo que ese tipo de preguntas nunca iban a salir en voz alta. Tal vez en pensamientos, de eso no se podía hacer cargo... Pero era lo suficiente decente para no decirlo.

—Muy cierto. ¿Desde cuándo empezamos?

—Tomando en cuenta que ya estoy por irme. Iniciemos ahora con algo fácil: pregunta de opción múltiple.

—Está bien. ¿Comienzas tú o yo? —se había emocionado. Era un hecho.

Su postura se relajó un poco y sus piernas se abrieron al inclinarse ligeramente hacia delante. Era una lástima que se tuviera que ir, pero jugar ese pequeño juego sonaba como algo entretenido.

—Si no te molesta, quiero empezar yo —Taehyung asintió, dándole así la palabra—. ¿Prefieres elegancia o comodidad?

—Comodidad —respondió sin pensarlo mucho—. Si también es elegante no estaría mal, pero creo que la prioridad es sentirse cómodo.

Lo primero que vino a su cabeza fue que se trataba de ropa, y por lo mismo fue que su respuesta se enfocó en ello. Sohyun no pareció extrañada y se quedó tranquilo al pensar en que no había dicho una bobería.

—Interesante respuesta. Yo también prefiero la comodidad, así que no te sorprendas si alguna vez me ves con algún outfit medio extraño —revisó la hora de reojo, viendo que había pasado más tiempo del estimado—. Tu turno de preguntar.

—Muy bien, veamos... —la chica ya se iba a ir. Las cosas tenían que terminar bien sin importar qué. Lo único que tenía que preguntar debía ser fácil, pero tampoco tanto. También quería conocer un poco de ella, aunque no sabía por dónde empezar. Dio un par de vueltas hasta que sus pensamientos pararon al ver uno de los dedos de Sohyun decorado con un lindo anillo—. ¿Prefieres las joyas o los tatuajes?

Sohyun pensó que era un muy buena pregunta y su vista fue a parar a su manos en dónde estaba el 💍 que Taehyung había visto.

—Ambos me parecen atractivos, pero me inclino más por las joyas. Si tuviese la oportunidad me haría un tatuaje, pero debo confesar que soy una miedosa y voy a parecer un poquito como una señora conservadora, pero no creo que a nadie le gustaría ser atendido por un médico con tatuajes, así que encontrar trabajo debe ser difícil —las cuentas no se pagaban solas, y en el futuro quería tener para comer—. Las joyas las puedo cambiar, pero un tatuaje es un tema más serio. Si mi piel queda marcada no es tan fácil como sacar este anillo —y para que quedara más claro, sé lo sacó y lo dejó a un lado—. Si me llegara a hacer un tatuaje, me gustaría que fuese por algo muy, pero muy importante. De esa forma me daría lo mismo lo que piense el resto.

A Taehyung se le elevaron levemente las comisuras por oír toda la explicación de Sohyun. Le había parecido algo tan simple de preguntar, sin embargo, la chica había profundizado un poco en algo que podía llegar a parecer superficial. Cuando fue su turno de responder, no pudo evitar llevar su mano un poco más abajo de su nuca, lugar que constantemente era tapado por ropa y donde descansaba uno de los nombres más importantes de toda su vida: el de su padre.

No era un tatuaje muy grande, tampoco el más llamativo, pero si no lo cubría, fácilmente se podía ver. Y ahí llevaba a su padre, tal vez de forma simbólica, pero lo tenía junto a él en cada momento. Sin embargo, no era algo que podía decir tan a la ligera. El tatuaje era tan especial que parecía que solo lo quería guardar para él mismo.

—Por mi parte, me gusta que las joyas se puedan cambiar todos los días, pero me gusta todavía más la idea de tener marcado en mi piel algún tramo de tinta con un significado especial —recuerdos de cuando se habían hecho el tatuaje vinieron a su cabeza— Incluso si no lo pudiera ver a cada momento, saber que está ahí y que va a seguir incluso si lo intento borrar, debe ser una sensación genial. Claro que siempre y cuando lo haya decidido y no me arrepienta, porque en ese caso tiene que ser una situación muy mala...

Tal vez se había pasado al hablar con tanta ilusión sobre ello, pero había valido cada palabra. Por el momento no le diría que tenía uno, pero si ganaban más confianza, no dudaría en contarle. Y si las cosa iban todavía mejor, pensó en que también podía mostrarle cómo se veía.

Pero eso ya se vería en el futuro. El Taehyung del presente no deseaba indagar demasiado.

—Wow, si lo dices de esa forma hasta me dan ganas de hacerme uno.

Jugueteó con su anillo, pensando en dónde se podía hacer un tatuaje en caso de que la locura se apoderara de ella. Y pareció que Taehyung le estaba leyendo la mente, pues al escuchar su voz sus ojos fueron a parar hasta él.

—En todo caso, siempre hay lugares en donde no son muy visibles. Jimin, por ejemplo, tiene uno en el costado derecho de sus costillas y no se ve a menos que esté sin camiseta. Además, hay tanto maquillaje que deben sobrar opciones para taparlos. No debería ser una obligación cubrirlos, pero si la situación lo amerita... Opciones no faltan.

Nuevamente la alarma hizo su aparición, indicando que ya habían pasado quince minutos, diez más de lo esperado. Sohyun le sonrió un poco tímida, sintiendo que la conexión entre ellos iba surgiendo de a poco. No había sido algo instantáneo, pero los recuerdos del pasado habían logrado hacer que bajara un poco su guardia.

Se levantó y se despidió amablemente de Tae, a quien aún le faltaba un poco por comer, pero que desistió y dejó lo poco que le quedaba. Ya se había enfriado y tenía ganas de calentar la porción que quedaba. Se quedó viendo como Sohyun se marchó por las puertas del lugar para luego quedarse parada viendo por un momento un cartel de algún idol de moda. Su pausa no duró mucho, y en seguida la perdió de vista cuando al final se fue del todo.

Ordenó un poco dónde se habían sentado y se deshizo de las sobras. Al acercarse al mostrador para comprar goma de mascar, el encargado le dedicó una sonrisa sutil. Le extrañó un poco la acción que pareció ir más allá de lo sutil, pero no pasó mucho para que más dudas se crearan, ya que el tipo abrió la boca para decirle algo más que el precio.

—¿Quieres un dulce para pasar el mal momento? Por lo que pude ver, aparentemente la chica te terminó y eso me hace sentir bastante mal. Espero que arreglen sus problemas y todo esté bien.

—No, no es...

Taehyung ni siquiera supo qué decir al instante. Sus palabras lo tomaron por sorpresa. ¿Acaso los había estado viendo? ¿Lo había visto en su momento de debilidad? Quiso que se transformara en caja de autoservicio para evitar la charla innecesaria, pero fue imposible por más que lo pensó.

—Hey, no te avergüences —le entregó de vuelta la goma de mascar tras ingresar el precio—. Las chicas de ahora ya no le temen a alzar la voz y ser empoderadas, cosa que está realmente bien. Debo admitir que cuando te vi llorar quise ir a intervenir, pero meterse en problemas de parejas ajenas no es lo mejor y también tenía que esperar para ver qué hacías —Taehyung no lo interrumpió solo porque no sabía qué decir. Estaba completamente estupefacto—. Una vez ya intenté intervenir en una situación similar y solo recibí a cambio un puñetazo en el ojo izquierdo. Gracias a eso estuve bastante tiempo con un ojo morado.

—Oye, que mal...

Quería irse para evitar el momento incómodo, pero el chico tras el mostrador parecía querer seguir con su discurso de buen ciudadano.

—Sí. ¿Sabes? Toma el dulce tranquilo y vete. Corre por mi cuenta, todo sea porque hacer a un compañero un poco feliz. Quienes tenemos un rostro bonito a veces pasamos por estás cosas, pero nunca olvides que la personalidad es muy importante.

—No es necesario —le pasó el dinero—. Todo está bien, puedo pagar. Y muchas gracias, pero en serio estoy bien.

Aclarar las cosas significaba seguir más tiempo hablando, así que con el dulce ya pagado, se dio la vuelta para salir de la tienda de una vez. Le pareció ver qué no había nadie más en los pasillos y deseó que así fuera. Había pasado una gran vergüenza que prefería que quedara entre dos.

—Eres fuerte, amigo. Ojalá te vaya muy bien en el amor. ¡Y no olvides la personalidad! ¡Si ella realmente te amó por como eres, volverá a ti. No importa qué! Quienes están destinados a estar juntos se van a topar aquí y en...

Ni siquiera fue capaz de escuchar el final. Salió de la tienda lo más rápido que pudo, sin llegar a correr solo porque no quería llamar la atención.

Solo porque su chaqueta no tenía capucha no se cubrió la cabeza ni el rostro, el cual le hervía producto de la vergüenza. Menos mal Sohyun se había ido, porque pasar una situación así juntos seguramente hubiese arruinado todo lo que habían avanzado en ser amigos en tan poco tiempo. Comenzó a caminar, también deteniéndose por un momento en el cartel del idol. Buscó su nombre en para dejarlo guardado en su historial, luego buscaría alguna canción. Si a Sohyun le gustaba, podía hacer un esfuerzo para tener más temas de los que hablar.

Cuando llegó a su hogar hubiese deseado que Jimin estuviera para contarle todo lo que había pasado en su día, y el avance que había tenido con Sohyun, pero solo se encontró con todas las habitaciones a oscuras. Siendo lo único que pudo hacer, llamó a su abuela para hablar un rato con ella y solo contarle un poquitín sobre cómo iban las cosas con la chica que había sido su amiga en la infancia.

Tener amigos podía ser importante, pero era mejor tener a alguien a quien contarle las cosas sin importar lo que fueran. Su abuela era su mayor confidente y la persona en la que confiaba más en el mundo, pero no le gustaba llenarla de problemas de joven de veinte años cuando la pobre ya había pasado por eso hace muchísimo tiempo.

Encendió la televisión encontrándose con una escena de una pareja poniéndole fin a su relación y sus pensamientos lo llevaron al incómodo momento en la tienda. Definitivamente el chico del mostrador tenía que ver series como las que estaba viendo en la pantalla. Nunca había visto a alguien tan dramático y esperaba nunca más toparse con alguien así otra vez en su vida

Jimin podía ser parecido, pero al menos era su amigo y en público nunca había actuado de esa forma.

Los extraños podían ser muy raros.

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Publicación: 10/10/2020

Iba a publicar ayer, pero no se pudo, por lo que lo hago hoy uwu

¡Muchas gracias por leer! Espero que les esté gustando la historia. Cuiden su salud y sean felices <3

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Fecha de publicación tras edición: 25/07/21

Otro capítulo de mi agrado que no sufrió muchos cambios. Me di cuenta de que la historia no avanza muy rápido, pero me gusta que su paso sea más "realista" idk

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